Mostrando entradas con la etiqueta Lugares. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lugares. Mostrar todas las entradas

Del río Arío a Playa Cuchillo pasando por el Nokia 8 y la bajada del Euro


Hasta ahora para llegar al río Arío, siempre me habían hablado de hacerlo pasando por una pequeña población llamada Río Negro, pero salíamos del súper, cuando Vanessa me dice de llegarnos al mismo.
No es hora, le digo.
Estamos allí en un momento
No me cuadraba, pero cuando veo que seguimos por el ambulatorio en vez del camino de Malpaís, comprendo que hay otro camino para llegar a él.


Efectivamente no es mucho lo que tardamos, y me llevo una desilusión al verlo, no por el río en si, sino porque yo me esperaba unos bosques en los que pasear por sus riberas. Lo veo desde un puente e imposible hacer el recorrido que tenia en mi mente. Volvemos y comemos en Cóbano en una soda que antes nunca había visto.
La verdad es que tenia ganas de seguir experimentando con mi nueva máquina, o dicho de otra forma con mi nuevo smartphone (creo se escribe así). Mi cámara había fenecido, la de Vanessa esta en las ultimas, y no me veía sin una, así que después de mucho estudiarlo, me compré una cámara a un celular pegado. O eso creía yo, porque o hacen otra interfaz de usuario, o hay que estudiar medicina cada vez que quiero sacar una foto.
Aunque ya casi me he dado por vencido en encontrar mas playas en el trayecto de Cóbano a Paquera, y no porque no las haya, sino por falta de acceso a las mismas, miro en las fotos de satélite y veo lo que creo seria uno. Esta vez nos acompañan Cinia y Carlos. Teníamos que echar combustible y nos pasamos del supuesto camino. Una vez allí, Carlos dice de ir a ver Punta Cuchillo. Decidimos ir.



Hermosas vistas las que desde allí se ven, de isla Jesucita y de la de Cedros.





Bajamos y llegamos a una pequeña playa, también sin acceso, pero pasamos a través de la escuela.

Y ya que estoy con los accesos, el por qué no hablar de leyes. Por estos parajes se comenta bastante de una que acaba de en Costa Rica, mas que otra cosa por las consecuencias económicas que pueden reportar a los dueños de los terrenos cercanos al mar. Me la he sacado de internet, y con esta son tres, lo que nunca hice con las españolas. Estas son algunas cosas que se pueden leer en la misma:
Artículo 20.- Salvo las excepciones establecidas por la ley, la zona pública no puede ser objeto de ocupación bajo ningún título ni en ningún caso. Nadie podrá alegar derecho alguno sobre ella. Estará dedicada al uso público y en especial al libre tránsito de las personas. Las entidades y autoridades que indica el artículo 18 deberán dictar y hacer cumplir las disposiciones necesarias para garantizar el libre y seguro tránsito de las personas y el uso público de esta zona.
Artículo 23.- El Estado o las Municipalidades deberán construir vías, para garantizar el acceso a la zona pública.
Se declara de interés público toda vía de acceso existente o que se origine en el planeamiento del desarrollo de la zona pública y procederá su expropiación.
Pero si se trata de inmuebles que estuvieren con restricciones específicas para vías públicas a favor del Estado o sin inscribir en el Registro Público, bastarán que sean declarados de libre tránsito mediante decreto ejecutivo.

Creo haber leído: Se declara de interés público toda vía de acceso existente. Son varias las que conozco, con su buen portón, cerrado por una hermosa cadena y su buen candado. También, las Municipalidades deberán construir vías, para garantizar el acceso a la zona pública.
En algún otro lugar dice: Para esos efectos, así como para el cumplimiento de las disposiciones de esta ley, nombrarán los inspectores necesarios, quienes, en el desempeño de sus funciones, estarán investidos de plena autoridad.
Me pregunto: ¿Para que se hacen las leyes si no se cumplen?

Mi pobre computadora, con su historia, ya va por el segundo disco duro. Estoy escribiendo desde la de Vanessa. Cada vez que leo Made in China, me pongo nervioso. Y pensar que ha sido por igualar los sueldos del resto del mundo con los de este país, que han decidido, los iluminatis o los Bill Gates, provocar esta crisis.
Cuando llegué a este país, el cambio del Euro era de 800 Colones, Ayer, intentando recuperar datos perdidos en el disco duro jodido, me encuentro con la sorpresa de que ahora me dan 596,52. Hasta aquí me han llevado los cabrones mercados. Hijos de la gran puta.

He mezclado el tocino con el chocolate, pero la verdad es que los cabreos que cojo cada vez que recibo noticias del primer mundo, no son normales. Ni pensar quiero en como se encontrara todo aquel/lla, que lo/a hayan mandado al puto paro.



Continúo. A la vuelta, después de una parada en una soda en una playa cercana al atracadero del ferry, volvemos a buscar el camino origen de este viaje.


Existir existía, pero para pasar un riachuelo, el único puente que había era el que se ve en la imagen.


Algunos lo cruzamos y le preguntamos a un matrimonio joven que a machetazos, estaban abriendo cocos. Les preguntamos y nos dicen que andando queda un buen trecho, por lo que decidimos volvernos.


Bromeo un poco con el crío, y fin del viaje.

Búsqueda en Google de:

Los pioneros de estos territorios


Me quejo del estado de las carreteras de esta zona, pero hablando con los viejos del lugar me doy cuenta de que demasiado a prisa ha ido el desarrollo y a la vez el deterioro de la misma, en especial a lo que a deforestación se refiere.
Los primeros días de mi estancia en Tambor, mi reloj biológico, no fácil de cambiar, me tenia descontrolado el sueño, y durante mis vigilias, una señal horaria que no me fallaba era la del paso de Lorenzo subido en su caballo camino del potrero en que pastaba su ganado. Paso lento el del animal, pero el ruido de sus cascos sobre el asfalto eran de una cadencia agradable. Prisas, ninguna. Asomaban las primeras luces del día.
Lorenzo todas las tardes va a dar su paseo a la playa, pero es raro que se acerque por la mesa de mi tertulia. No le debo de aportar mucha confianza, al fin y al cabo no dejo de ser un extranjero y no es extraño que me asocie con los que se han apoderado de estas tierras cambiándole el trayecto lógico a la naturaleza, y a ellos sus usos y costumbres. Poco a poco lo va haciendo y con la complicidad de German, le vamos sacando como era Tambor hasta lo que el conoce.


¿Carreteras?, los únicos caminos eran los del ganado y el transporte, al que el sigue fiel, el del caballo. No concibe que para desplazarse cien metros, la gente use el carro; ellos caminaban días enteros. No olvidemos la carreta.


La única comunicación con la civilización, era una lancha que no me queda claro, si primero atracaba en el estero de Pochote y posterior fue el muelle de Tambor. La lancha de la imagen debió de ser posterior o había de varias clases, porque no me imagino a los chanchos en esta, en la descripción que el me hizo de cómo los subían a ella. Tampoco a las vacas que tenían que cruzar el rio Pánica, para hacerlo desde un embarcadero en Pochote y del que aun quedan restos.


Curiosamente en Tambor había banco (aún se conserva el edificio). No pretendo hacer historia, pero estoy convencido de que este pueblo era el centro neurálgico del sur de la Península de Nicoya.
El gerente del banco era Eduardo. Nada que ver con Lorenzo. Habla de aquellos tiempos atropelladamente y mezclando los temas, por lo que es complicado hacer que concrete cosas. También es verdad que es difícil que aparezca por la playa. De cómo el banco tenía que marcar las reses, aparte de la marca del ganadero, de cómo con un soplete intentaron forzar la caja fuerte, los caminos que tenían que recorrer para llegar a sus clientes atravesando ríos por encima de un palo, son algunas de las cosas que anoté. Ha prometido enseñarme fotos, pero eso de que me las traiga para escanearlas, parece que no lo ve tan claro. Otros me han dicho que llevaba un fajo de billetes en el bolsillo y en el bar hacia las transacciones a sus clientes.


¿Alumbrado eléctrico? Si lo había. Había tres generadores, uno en el banco, otro en la pulpería y el tercero no recuerdo. A las diez de la noche los apagaban.


Ambos coinciden en haber visto aterrizar avionetas en la playa.
Nada que ver con el Tambor actual, pero también es verdad que si lo comparamos con otros lugares de Costa Rica en los que el turismo salvaje hizo verdaderos destrozos, estoy en un lugar privilegiado. Mucho se han endurecido las leyes últimamente, pero hay daños irreparables.

Búsqueda en Google de:

A la búsqueda de Playa Murciélagos. El estero de Pochote


Todo viene de hace años. Vuelvo a Giovanni, cuando me decía que vivía en Playa Ventanas sin electricidad, sin TV, frigo ni demás cosas que hoy en día se da por supuesto que nos hace la viada más feliz. Doy por hecho que más cómoda si que la hace. Le pregunté la forma de llegar allí y me dijo que lo mejor era en panga, pero que él llegaba caminando desde la carretera hasta Playa Murciélagos, y en marea baja, caminando por la arena/rocas, hasta su casa. Algún día intentaré ir, me dije.
Nadie me daba señales de cómo hacerlo, así que recurrí a esta maquina y con Google Earth, tracé el supuesto camino.
Carro y camino que te crió.
Después de la entrada de Pochote, el siguiente camino. Yo esperaba que estuviera a unos cien metros mas allá o como mucho a un kilometro, pero… ¡joder!, a poco mas llegamos a Paquera.



Primer contratiempo, llegamos a un redondel, especie de plaza de toros, y hay una bifurcación de caminos. Le hago caso a mi acompañante, aun no viéndolo nada claro, y decidimos coger el de la derecha.


El bosque se va cerrando y pronto veo que nos hemos equivocado.


A la derecha el manglar como nunca lo había visto, pero sigo sin ver a los dichosos cocodrilos.
El camino se va haciendo intransitable debido al barro. Vanessa le pone la doble tracción al carro, pero le advierto que de poco va servir. Paramos y decido seguir andando. Veo agua y no dudo que es del estero, por lo que ya tengo la completa seguridad de que estamos frente a Pochote.


Para nada me arrepiento de habernos equivocado. Hasta ahora nunca había visto el bosque tan cerrado y las vistas de la bahía desde este lugar son preciosas.
Dos casas, que serian ideales para vivir debido a su situación y que seguro pertenecieron a los gringos, pero las comunicaciones con el exterior en especial en época de lluvias, no son precisamente las mejores.
Camino de vuelta, vemos a una pareja con la cual hablamos. Tampoco sabe como llegar a Playa Murciélagos, pero si nos dice que la cancela (portón por aquí) que estaba junto a nosotros, es la de Hard. Cuando se me ocurra hablaré sobre este personaje.


A la vuelta comemos en Pochote.

Búsqueda en Google de:

Tambor de Puntarenas


Al final encontraras entradas que tienen relación con Tambor.

Antes de describir Tambor, voy a hacer una pequeña introducción del por qué me encuentro aquí:
La depresión es algo que no se la deseo ni a mi peor enemigo. No la “depre” como suelen decir de cachondeo cuando te ves con algún problema, sino la que se escribe con mayúsculas.
No voy a contar aquí como salí de ella y bastante menos como lo pasé, pero lo cierto es que desperté en otro mundo, mundo que vi que no era el mío y decidí abandonarlo.
También seria largo explicar el por qué me decidí por Costa Rica.
Me hice de varios contactos a los que les pedí consejo sobre donde asentarme. Solo les decía que deseaba que estuviera en la costa y que no fuera un lugar de turismo a lo que me respondieron que no existía y en caso de que yo lo descubriera lo pusiera en su conocimiento.
Llegue acompañado por mi hijo, alquilamos un carro y durante quince días nos dedicamos a buscar el paraíso perdido. Nos dirigíamos a uno de los lugares que me habían recomendado y se nos hizo noche en Tambor donde pernoctamos. Es poco lo que vi de noche del mismo, pero cuando volvíamos, dije de parar de nuevo y decidí quedarme.
Dos años pasé en el hasta que por problemas burocráticos, volví a España, tiempo que pasé allí que deseo que el borrar de mi mente.
Viendo que me hundía y temiendo volver a la depresión, hecho una piltrafa decidí regresar y aquí me encuentro.
Ni en este blog ni a persona alguna con la que estuviera en contacto, les decía en el lugar que me encontraba y una de las razones era que no quería fuera descubierto por el turismo. He cambiado de opinión. Entre la crisis mundial, aquí también ha llegado, y mientras esto ocurra probablemente yo ya este convertido en neutrinos y puede que a la gente de este lugar en lo que se refiere a su bienestar les venga bien. Personalmente creo que les iría mejor volviendo a sus raíces, pero el mundo se “globaliza” y no podrán escapar de él.
Estoy procurando no solo dar a conocer el pueblo, sino sus alrededores. Que los dioses me perdonen si con esto les estoy haciendo daño.


No sabría describir Tambor sin antes hablar de su bahía, Bahía Ballena, situada al sur de la Península de Nicoya, que a su vez esta dentro del golfo del mismo nombre, por lo que está protegida de posibles temporales. De hecho es un excelente puerto natural en el que en un tiempo no lejano se construirá un puerto y no precisamente comercial, por tener entre ella y la capital el citado golfo, sino que será un excelente puerto deportivo.
La parte oeste es una playa de unos cinco kilómetros y medio, en la que en ambos extremos, se encuentran los pueblos de Pochote y Tambor al sur. La playa está dividida por la desembocadura del Rio Pánica. En la parte opuesta se encuentran Playa de los Muertos y Playa El Coco.
Hubo un tiempo en que Tambor fue el centro neurálgico del sur de la península, hasta el punto que el único muelle que en ella existe esta aquí, por el que se sacaban los productos agrícolas y ganaderos que por esta zona se producían. Otro dato, también estuvo el primer banco.
Seguir describiendo Tambor, no tendría sentido. Tambor es su mar, su clima, sus bosques su biodiversidad y al menos yo, difícilmente se describir tanta excelencia.
He intentado hacer una pequeña descripción en el video que encabeza este escrito, pero por mucho que me he esmerado nada que ver con la realidad. Una cosa es verlo y otra sentirlo.
Hace tiempo cuando les dije a los habitantes de este pueblo, en especial a los que podían tenerlas, que me dieran las fotos que pudiesen del Tambor antiguo, escanearlas y hacer una especie de historia del mismo. No se si no las había o que no quisieron desprenderse de las mismas. Me hablaban de cuando no había carretera y era una lancha la que llegaba al muelle y a través de ella se comunicaban con el mundo exterior, de los vehículos de aquella época que eran carretas de bueyes etc.
Busque en la web y termine encontrando algunas, precisamente de la embarcación, y de la carreta. Lo que sí es cierto es que desde aquel entonces fui tomando fotos de todas las viviendas. No soy ningún especialista y nunca me ha gustado el video, prefiero las instantáneas aunque sean de una mala cámara, pero he procurando hacerlo lo mejor posible.

Hundimiento del yate de Tabo
Gallinazos floreciendo en el lagarto de Tambor y temblor
Nochevieja y primero de año en Tambor de Puntarenas
Historia de dos días. Nochebuena en Tambor
Personajes que han desaparecido de Tammaster2645bor de Puntarenas
Torneo de voleibol playa en Tambor de Puntarenas y van…
Semiasfaltando la carretera de Paquera a Cóbano
Exhibición aérea en Tambor de Puntarenasmaster2645
Campeonato futbol playa en Tambor de Puntarenas
Cuando el río Pánica se pone bravo
Fiesta de los faroles en Tambor y de la independencia en Cóbano
III Torneo de voleibol playa en Tambor de Puntarenas o de cómo llegar tarde
Otra de voleibol en Tambor de Puntarenas. Torneo abierto
Playas entre Tambor de Puntarenas y la de Quizales
Cabalgata en Tambor de Puntarenas
Las iguanas y su trampa mortal, la carretera
Desove de una tortuga verde en Playa Quizales
Entre la pesca del dorado y las lluvias de Octubre
Playa Cocalito de Tambor de Puntarenas Costa rica
Tarde de pesca en Bahía Ballena de Costa Rica
Playa de los Muertos en Bahía Ballena de Costa Rica
Lapas en el malinche que nos cobija en nuestras tertulias
El arbolito de Tambor de Puntarenas
Bahía Ballena


Búsqueda en Google de:

Mi viaje a San José


En mi anterior escrito, he hablado de las putadas que me hicieron en la embajada española, putadas que fueron el avance de otra serie de ellas en la administración costarricense, pero todo en esta vida tiene su lado positivo, así que el por qué no hablar de él en mi viaje a San José.
La noche anterior a mi salida, tenía la intención de acostarme temprano, pero mi tertulia en la playa se animó con Rolo, “capitán” de panga de excursiones marítimas para guiris, a diferentes islas, y como no de mi amigo Javier, así que lo hice sobre las once.
Despertador a las tres de la mañana, a las y media llamo por teléfono a Javier, el cual al enterarse de que iba a San José, dice que me acompaña porque él tiene que comprar allí ocarinas para su negocio. A las cuatro llega el autobús y rumbo a Paquera; embarque en el ferry y a atravesar el Golfo de Nicoya. Sobre él me cogió el amanecer. Probablemente no sea el mas bonito que haya visto, pero fue precioso a pesar de estar seminublado.
En el atraque del Ferry, veo un pelicano, tan acostumbrado a convivir con los humanos que a poco más lo toco con las manos.
Taxi y autobús a San José. Tanto en de Paquera como en este así como en el ferry, a pesar de un cartel bastante explícito de prohibido dormir en los asientos, la mayor parte de la gente iba soñando con los angelitos.
Todo el día ocupado con el papeleo de mi dichosa residencia, y mejor olvidarlo. Ni siquiera comí, pero llegada la noche mi amigo Javier me lleva a conocer la ciudad. Es curioso que ya había estado antes aquí, y desconocía la zona más céntrica de la misma.
Avenida principal, calle peatonal muy concurrida, zona de comercio y entre esta y la avenida numero dos (o algo similar), monumentos como el teatro de la opera y otros dignos de ver.
Aprovecho mi estancia para comprar dos libros, tan difíciles de conseguir por la zona donde me ubico, Historia de Costa Rica y La década decisiva. Me gradúo la vista y me compro unas gafas, porque de la pareja que me traje, a una de ellas le rompí un cristal en uno de mis paseos (me las quito porque aunque parezca increíble con ellas puestas, se difumina la gama de verdes aquí existentes).
Hora de cenar y entro en un restaurante más que otra cosa para que coma Javier, puesto que a mí, mis avatares burocráticos me habían cerrado el estómago. Envidia me daba verlo comerse un hermoso plato de pollo guatemalteco. Me acompaña al Hotel Talamanca, donde no quiere quedarse, se va a dormir a Atenas donde viven los padres.
Despierto al día siguiente y ni sabía la hora (ya hace más de un año que no utilizo reloj), pongo la televisión y ya sé por dónde ando. Ducha y ahora viene lo bueno, porque supuestamente solo iba a estar una mañana, así que no traje ni cepillo de dientes ni peine ni nada, así que a peinarme y a cepillarme con los dedos.
Llega Javier, vamos a la embajada española a hacer una última consulta y él dice de quedarse a recoger sus ocarinas y a recogerme los documentos que habíamos tramitado.
Vuelta a Puntarenas, me llego por Migración y ya en el ferry veo a mi amigo Edward, otro “capitán” de panga con el que hago el trayecto.
¡Por fin en mi pueblo! Me pego un baño y me voy a la playa a respirar la marina.En mi anterior escrito, he hablado de las putadas que me hicieron en la embajada española, putadas que fueron el avance de otra serie de ellas en la administración costarricense, pero todo en esta vida tiene su lado positivo, así que el por qué no hablar de él en mi viaje a San José.
La noche anterior a mi salida, tenía la intención de acostarme temprano, pero mi tertulia en la playa se animó con Rolo, “capitán” de panga de excursiones marítimas para guiris, a diferentes islas, y como no de mi amigo Javier, así que lo hice sobre las once.
Despertador a las tres de la mañana, a las y media llamo por teléfono a Javier, el cual al enterarse de que iba a San José, dice que me acompaña porque él tiene que comprar allí ocarinas para su negocio. A las cuatro llega el autobús y rumbo a Paquera; embarque en el ferry y a atravesar el Golfo de Nicoya. Sobre él me cogió el amanecer. Probablemente no sea el mas bonito que haya visto, pero fue precioso a pesar de estar seminublado.
En el atraque del Ferry, veo un pelicano, tan acostumbrado a convivir con los humanos que a poco más lo toco con las manos.
Taxi y autobús a San José. Tanto en de Paquera como en este así como en el ferry, a pesar de un cartel bastante explícito de prohibido dormir en los asientos, la mayor parte de la gente iba soñando con los angelitos.
Todo el día ocupado con el papeleo de mi dichosa residencia, y mejor olvidarlo. Ni siquiera comí, pero llegada la noche mi amigo Javier me lleva a conocer la ciudad. Es curioso que ya había estado antes aquí, y desconocía la zona más céntrica de la misma.
Avenida principal, calle peatonal muy concurrida, zona de comercio y entre esta y la avenida numero dos (o algo similar), monumentos como el teatro de la opera y otros dignos de ver.
Aprovecho mi estancia para comprar dos libros, tan difíciles de conseguir por la zona donde me ubico, Historia de Costa Rica y La década decisiva. Me gradúo la vista y me compro unas gafas, porque de la pareja que me traje, a una de ellas le rompí un cristal en uno de mis paseos (me las quito porque aunque parezca increíble con ellas puestas, se difumina la gama de verdes aquí existentes).
Hora de cenar y entro en un restaurante más que otra cosa para que coma Javier, puesto que a mí, mis avatares burocráticos me habían cerrado el estómago. Envidia me daba verlo comerse un hermoso plato de pollo guatemalteco. Me acompaña al Hotel Talamanca, donde no quiere quedarse, se va a dormir a Atenas donde viven los padres.
Despierto al día siguiente y ni sabía la hora (ya hace más de un año que no utilizo reloj), pongo la televisión y ya sé por dónde ando. Ducha y ahora viene lo bueno, porque supuestamente solo iba a estar una mañana, así que no traje ni cepillo de dientes ni peine ni nada, así que a peinarme y a cepillarme con los dedos.
Llega Javier, vamos a la embajada española a hacer una última consulta y él dice de quedarse a recoger sus ocarinas y a recogerme los documentos que habíamos tramitado.
Vuelta a Puntarenas, me llego por Migración y ya en el ferry veo a mi amigo Edward, otro “capitán” de panga con el que hago el trayecto.
¡Por fin en mi pueblo! Me pego un baño y me voy a la playa a respirar la marina.
En mi anterior escrito, he hablado de las putadas que me hicieron en la embajada española, putadas que fueron el avance de otra serie de ellas en la administración costarricense, pero todo en esta vida tiene su lado positivo, así que el por qué no hablar de él en mi viaje a San José.
La noche anterior a mi salida, tenía la intención de acostarme temprano, pero mi tertulia en la playa se animó con Rolo, “capitán” de panga de excursiones marítimas para guiris, a diferentes islas, y como no de mi amigo Javier, así que lo hice sobre las once.
Despertador a las tres de la mañana, a las y media llamo por teléfono a Javier, el cual al enterarse de que iba a San José, dice que me acompaña porque él tiene que comprar allí ocarinas para su negocio. A las cuatro llega el autobús y rumbo a Paquera; embarque en el ferry y a atravesar el Golfo de Nicoya. Sobre él me cogió el amanecer. Probablemente no sea el mas bonito que haya visto, pero fue precioso a pesar de estar seminublado.
En el atraque del Ferry, veo un pelicano, tan acostumbrado a convivir con los humanos que a poco más lo toco con las manos.
Taxi y autobús a San José. Tanto en de Paquera como en este así como en el ferry, a pesar de un cartel bastante explícito de prohibido dormir en los asientos, la mayor parte de la gente iba soñando con los angelitos.
Todo el día ocupado con el papeleo de mi dichosa residencia, y mejor olvidarlo. Ni siquiera comí, pero llegada la noche mi amigo Javier me lleva a conocer la ciudad. Es curioso que ya había estado antes aquí, y desconocía la zona más céntrica de la misma.
Avenida principal, calle peatonal muy concurrida, zona de comercio y entre esta y la avenida numero dos (o algo similar), monumentos como el teatro de la opera y otros dignos de ver.
Aprovecho mi estancia para comprar dos libros, tan difíciles de conseguir por la zona donde me ubico, Historia de Costa Rica y La década decisiva. Me gradúo la vista y me compro unas gafas, porque de la pareja que me traje, a una de ellas le rompí un cristal en uno de mis paseos (me las quito porque aunque parezca increíble con ellas puestas, se difumina la gama de verdes aquí existentes).
Hora de cenar y entro en un restaurante más que otra cosa para que coma Javier, puesto que a mí, mis avatares burocráticos me habían cerrado el estómago. Envidia me daba verlo comerse un hermoso plato de pollo guatemalteco. Me acompaña al Hotel Talamanca, donde no quiere quedarse, se va a dormir a Atenas donde viven los padres.
Despierto al día siguiente y ni sabía la hora (ya hace más de un año que no utilizo reloj), pongo la televisión y ya sé por dónde ando. Ducha y ahora viene lo bueno, porque supuestamente solo iba a estar una mañana, así que no traje ni cepillo de dientes ni peine ni nada, así que a peinarme y a cepillarme con los dedos.
Llega Javier, vamos a la embajada española a hacer una última consulta y él dice de quedarse a recoger sus ocarinas y a recogerme los documentos que habíamos tramitado.
Vuelta a Puntarenas, me llego por Migración y ya en el ferry veo a mi amigo Edward, otro “capitán” de panga con el que hago el trayecto.
¡Por fin en mi pueblo! Me pego un baño y me voy a la playa a respirar la marina.









Posterior a este viaje hice  del que disfrute y bastante.
Búsqueda en Google de: 


Pueblo en el que me asenté. Tambor de Puntarenas


Ya he dicho que la primera vez que lo vi quede extasiado en especial por su bahía
Como pueblos, los ticos, poco tienen que describir; la gran mayoría, son una continuación de casas bajas a lo largo de la carretera, cuya arquitectura es muy similar al resto de Latinoamérica, lo mas feo, es que los techos son de zinc, y preguntado el por qué, me dicen que fabrican tejas, pero sus economías no les permite ese derroche. Su escuela y su pequeña iglesia, que en realidad son dos juntas, la vieja y una de reciente construcción, similar a la primera. La playa a cincuenta metros de la carretera y centro neurálgico, puesto que en ella se encuentra el súper, tienda de comestibles y de otros muchos productos, y la ferretería donde venden el resto de lo que le hace falta a los habitantes del mismo, bar/karaoke y sigo con la playa: No distinguía, si lo que veía frente a mi era una isla, pero observando, veo que no, que es una bahía tan cerrada, que mas que tal, es un magnifico puerto natural, mas resguardado contra los temporales que lo pueda estar cualquier puerto artificial; ni que decir tiene que la vegetación no solo llega hasta las casas, sino hasta la misma orilla del agua. Al parecer en la misma, desembocan dos ríos, pero en mis paseos solo he llegado hasta la desembocadura de uno de ellos, con sus aguas turbias consecuencia de que estamos en la época de lluvias y desde que hemos llegado no solo no han faltado sino que a veces son intensas y algunas acompañadas de fuerte aparato eléctrico.
Una vez asentado, he ido descubriendo nuevas cosas. Tiene su farmacia, su tienda de souvenir que a la vez es local de Internet, pero veo una construcción de arquitectura más moderna, y por supuesto con todos los letreros en ingles; pregunto, y son las oficinas de una compañía de aviación. Aunque parezca increíble, relativamente cerca hay un campo de aviación, en el que aterrizan bimotores de pasajeros par traer turistas a un emporio hotelero por más señas español; afortunadamente sus ocupantes no salen del mismo.
He ido descubriendo, alquiler de qad, rentacar, e incluso inmobiliarias, pero vuelvo a repetir, esta todo tan disperso que pasas en vehiculo por la carretera y difícilmente te imaginas el pueblo.
Todos los terrenos colindantes son propiedad de yanquis aunque anteriormente lo habían sido del propietario de la cadena de hoteles, lo que me hace suponer que el destino final será verse invadido por el turismo, pero con la crisis de las subprime de Estados Unidos, los propietarios de hoteles y demás recintos relacionados con el turismo, lo están pasando tan mal que incluso no les pagan a sus trabajadores o los despiden y son muchos los que los tienen en venta.
Me decía un bloguero tico, Labriego sencillo si mal no recuerdo, que las tierras que habían sido de sus padres, que a su vez las habían heredado de sus abuelos y así hasta perderse en los tiempos, la gente las vendían por cuatro dólares, los cuales ni siquiera sabían invertir por lo que al final se encontraban sin tierras y sin dinero. Creo que llevaba mucha razón.
Me contaba un vecino, que un gringo loco quería comprar un terreno y el dueño del mismo, tiro hacia arriba todo lo que en su imaginación cabía y quedo estupefacto cuando le dijo que le pagaba sobre la marcha, lo que trajo como consecuencia que todos los propietarios crean que sus terrenos mas que tierra lo que tienen es oro, y hay que reconocer que son tercos, porque nadie se apea del burro, hasta el punto de que uno de ellos urbanizó un terreno, con todas las infraestructuras de agua y demás servicios, para vender por lotes y no vende ni uno, se va deteriorando todo hasta el extremo que el asfalto de lo que seria la calle principal, en el que tampoco se arruino mucho, puesto que tiene menos de un centímetro de espesor, ya apenas existe. Para mi no entienden lo que es la ley de la oferta y la demanda. Aunque sea en plan egoísta, ojala sigan pensando en que sus terrenos tienen un altísimo valor, y que continué la crisis de los yanquis, puesto que mas tiempo esta parte de la costa conservara su virginidad.











Búsqueda en Google de: