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Ponerle proa al temporal


Sigo sin dormir, el cansancio cada vez es mayor, nada se me apetece, síntomas claros de que estoy entrando en la gran depresión. Ella me lo había dicho muchas veces, aunque no utilizó la palabra muerte, que le prometiera que no sufriría por ella.
Salí de una depresión, pero no sé si saldría de otra. De la depresión sale uno, pero reconozco que una ayuda no viene nada mal, así que decido ir a ver a mi antiguo brujo (psiquiatra).
Lo primero de lo que se extraña, cuando con el hablo, es de que alguien pueda morir en un quirófano. Es médico y está en un hospital. Cuando le digo que nadie se lo cree, me dice que no piense mas en ello y a continuación me pregunta si había visto la película Lawrence de Arabia, cuando le digo que sí, me dice si recordaba un pasaje de la misma en el que tenían que atravesar un desierto, y en el camino desaparece un amigo suyo. Cuando pregunta por él, le contestan que Alá así lo había querido (lo daban por muerto). El no se resigna y vuelve a buscarlo consiguiendo salvarlo. Cambia de escena y ve que iban a matar al que salvó. Había cometido un delito. Yo lo salvé y soy yo el que lo ejecuta. Cuando lo hace, le recuerdan: Ya te advertí que Alá así lo quería.
Creo en el destino. Finaliza.
Cuando le cuento que vi una película de todo el tiempo que viví con María, en el momento que nos comunicaron su muerte, en primer lugar me dijo que a eso le llaman el árbol de la vida [he buscado y no he encontrado nada que se relacione (la verdad es que tampoco estoy para romperme mucho la cabeza)], y que se debe a un estrés extremo, en este caso la noticia de la muerte de un ser querido, y que he tenido mucha suerte, porque normalmente viene acompañado de un infarto (¡Y va de infartos!).
Reconozco su habilidad. Cada vez que se me hacia un nudo en la garganta, me hacía reír.
Anoche me tomé una de las drogas que me recetó, y he dormido (Y María no se me va de la cabeza. Recuerdo la cara de asco que ponía cuando se tomaba una pastilla). Al menos estoy intentando capear el temporal. No sé el por qué recuerdo algo que en mi anterior blog.

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Después de la muerte de mi ser querido


Dicen que en la cultura occidental, no aceptamos la muerte y de ahí el dolor que se siente cuando se va alguien querido. Creo van mal encaminados. Al menos para mí.
En momentos de mi vida, no solo la he aceptado sino que la he deseado, y en el momento actual, no solo sigo aceptándola, sino que hubiera intercambiado la mía por la de la persona que se me fue.
A pesar de mi ateísmo, creo en el alma, o al menos en algo exterior a ti, que duele, y en este momento el dolor es terrible, porque sé que una parte, se ha desgarrado, y se ha ido con ella y que jamás la recuperaré. Se perfectamente que ya no seré el mismo que era.
En esa cultura, creen en la vida después de la muerte y en otras en la reencarnación. También me gustaría creer en ellas, pero para mi desgracia, no lo creo. Sé que María, va a ser parte de un granaillo, de un geranio, del que le encantaba el color de sus flores, y de unos olivos. También será parte de ese mar del que no podía vivir sin él. Viajará por el espacio infinito, y pasados muchos años (millones, billones, ¿qué más da?) se unirán. Es demasiado tiempo.
¿Qué es la muerte? Aún no se sabe en su conjunto. Desde el punto de vista termodinámico y neurológico existen discrepancias científicas al respecto. Yo tengo la certeza que mientras los demás te daban por muerta (estabas muy guapa e irradiabas paz) recibiste con agrado los besos de despedida que te di, aunque también te cabreaste porque lloraba y no soportabas que nadie sufriera por ti, hasta el punto que te escondiste cuando te dio tu primera (quizás ni siquiera fuera la primera) angina de pecho, y cuando te pasó apareciste bromeando como si nada hubiera ocurrido.
Fuiste/fuimos felices el tiempo que hemos estado juntos. El más feliz de tu vida, pero tan corto espacio de tiempo que es una de las cosas que más me desespera. ¿Por qué coño te tuvo que tocar ese fatídico tres por ciento? Es curioso que cuando el cirujano nos dio la noticia, pasó por mi mente todo el tiempo que hemos estado juntos (no vi un momento malo), ahora trato de repetirlo, la mente se me obnubila, y todo se reduce a uno: que no estás.
Esa fuerza y energía que ella tenía debes seguir viva en ti, ahora debes pensar que son uno solo, ella seguirá contigo más cerca que nunca, así que demuéstrale que estas con ella, y seguirás vivo por ella, me dice Vanessa. No, nunca tuve ni tendré esa fuerza (no se dé donde la sacaba), y puede, o estoy seguro, que aquí entra mi parte egoísta: ¿Quién se preocupará por traerme el libro que me gustaba? ¿Quién ese mechero con linterna? ¿Quién me llevará al médico cuando lo necesite? Estaba tan atenta a mí, que me cuidaba más que si fuera un niño.
No puedo seguir, María. Lo siento. Fuiste una mujer maravillosa.

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Nos queríamos por igual, estoy convencido


Eras un desastre ordenando cosas. Intento unir todas las tuyas y voy a dejarlo por ahora. Por más que intento dominarme no puedo. Cualquier cosa que veo me lleva a ti.
¿Te acuerdas de tu granaillo?
Siempre que ibas al pueblo me traías alguna sorpresa. Esta en especial me llegó al alma.
Dijimos de poner en una balanza para ver quien quería más a quien. Al menos en este momento creo que yo hubiera ganado.
Aunque sé que es imposible, créeme que sigo queriéndote más que nunca.
No te gustaría verme como estoy. Lo siento, no puedo remediarlo.
Yo que me creía que sabía todo sobre el dolor.

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Mi María se me fue


Tenía necesidad de decirte algo, pero es tanto lo que me viene a la cabeza que sería interminable. También me gustaría pensar que estas en algún lugar, y si así fuera se que seguirías mi blog, así que aquí te pongo lo que escribí anteayer y ayer en mi diario.
Sabes muy bien que no se decir frases bonitas como los ticos.
Adiós.



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Daños colaterales de la medicina


Llevo dos operaciones de vejiga (a la espera de la tercera) y la verdad es que no tengo ninguna queja de los profesionales de la medicina, más bien todo lo contrario.
Entre otras pruebas, , fue sometida a un cateterismo, justo donde le detectaron una de las arterias coronarias completamente obstruida y otras dos a punto de estarlo.
El cateterismo se lleva a cabo con anestesia local, y el catéter se introduce a través de una pequeña incisión en la piel de la ingle (acceso femoral) o del brazo (acceso humeral); mayoritariamente, ésta se realiza a nivel del antebrazo.
Pues bien, el primer intento fue a través del brazo, pero algo falló y definitivamente se lo hicieron por la ingle. He escuchado varias versiones del por qué falló el primer intento, pero ninguna me ha sido muy creíble y tampoco viene al caso.
El brazo se va amoratando y va apareciendo un dolor cada vez menos soportable.
Pasan los días.
Ha habido empatía entre la cardióloga y la enferma y hace varias llamadas buscando al un especialista que le solucione el problema y a las tres de la mañana vienen tres personas del Hospital Traumatológico, me imagino que al menos uno de ellos es Traumatólogo, y lo único que hacen es dar orden para que al día siguiente le hagan un escáner. ¿Qué pintaba un Traumatólogo en este caso? Me pregunto.
Hecho el escáner, me dan otras explicaciones peregrinas: Lio de arterias, arteria doblada, y alguna más.
El hematoma sigue extendiéndose y el dolor va en aumento. Ya han pasado trece días desde que le hicieron el cateterismo. Me voy a hablar con la Cardióloga de guardia y me dice que está buscando a un Cardiovascular, pero que no lo localiza. Cuando vuelvo a la habitación, me encuentro a alguien allí que resulta que es él. Como vería la cosa que me dice que se la lleva directamente al quirófano. Antes la pasa y le hace una ecografía, cuando sale, veo que ha pintado sobre el brazo dos hermosas líneas, una de ellas con un pequeño trazo perpendicular, justo en el lugar que pincharon por el cateterismo. Me dice: por este trazo (el más cercano a la mano), coseré la rotura de la arteria e intentaré sacar la sangre acumulada, si no puedo, tendré que cortar por el segundo. Tuvo que cortar y dejar un drenaje.
Termino diciendo que la Dra. de guardia me había dicho también que el Cardiovascular, lo traían de otro Hospital, cuando en este hay una planta completa dedicada a esta especialidad.
O tantos días de Hospital me están liando las neuronas o algo ha fallado en este caso.
Mantengo que sobran protocolos y que falta ojo clínico.


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Desde angina de pecho e infarto de miocardio, pasando por edema agudo de pulmón. La mujer más valiente del mundo


No pretendo hacer un detallado informe de su historial clínico (Rotura de pelvis por traumatismo al caerse desde una terraza, los dedos de ambas manos se los tuvieron que despegar al quedar unidos por una quemadura, la tensión por las nubes, etc.), pero sí que se creía por encima del bien y del mal. Sin ir más lejos, la medicación para estabilizarle la tensión arterial, se la tomaba cuando se acordaba (que nunca lo hacía). Ella siempre la había tenido alta y ahora no le iba a pasar nada por tenerla así.
También es verdad, que hacia quizás años que la estaban viendo en cardiología de su hospital y una internista, haciéndoles un seguimiento de corazón y de tensión. Sin ir más lejos, hace unas dos semanas le hicieron una radiografía del pecho y según los entendidos se observa . Si a esto le sumamos que hace mucho tiempo que se agotaba al andar, la verdad es como para pensar que los que le han estado haciendo el seguimiento, son unos inútiles.
Llevaba unos días en que le dolía el pecho, pero recurrimos a nuestros conocimientos de medicina y vamos buscándole explicaciones: Gases, nervios, y no sé cuantas tonterías mas.
Aumenta el dolor y va al médico de cabecera: Cuando te duela te tomas un Trankimazin y esta píldora para el dolor. ¡Muy listo el hombre!
Ese mismo día, estábamos para acostarnos, cuando le da y fuerte. Apoyó el brazo derecho sobre la pared y rabiaba. La metemos en el coche y para Urgencias del hospital. Al igual que al que le duele una muela y va al dentista, a ella se le iba pasando el dolor y ya no quería ir. Como mucho decía que la acercáramos al Ambulatorio del pueblo más cercano. Ni puñetero caso y seguimos para el hospital.
Silla de ruedas, entramos en admisión, pequeña investigación y nos dicen que por un dolor de pecho no será mucho lo que tarden en verla. Al menos a mí el tiempo se me hizo eterno.
No sé qué especialidad tenía el médico que la ve, pero ya le hace un interrogatorio más en serio. Ella sigue valiente y le dice que ya se encuentra bien y que quería irse para su casa, a lo que le contesta que ni loca, que se vaya haciendo a la idea que esta noche seguro que la pasa allí. A mí a solas me dice que tienen que descartar si ha sido una o un .
A las tres de la mañana, la ingresan en la Sala de emergencias y críticos .
Habla con nosotros la radióloga de urgencias que es la que le hace la primera visita y no nos da buenas esperanzas.
Me hizo prometerle que no llamaría a sus hijos. Veo que no pintan bastos y los llamo esta mañana. No nos dejan entrar a verla hasta las doce. Junto a ella habían metido a un drogadicto de la cárcel con una sobredosis de Metadona. Otra vez habla la Cardióloga conmigo y me dicen que le van a hacer un . Me deja acompañarla. Espero fuera y al salir, mientras la transportaban en la cama, Erika [la cardióloga (muchacha muy joven y amable)], me va explicando que de tres , las que riegan el , una la tiene ciega y las otras dos con circulación casi nula, cuando por el recorrido por los pasillos le vuelve a dar otro dolor de pecho y fuerte. A Erika, la veo asustada, pero reacciona rápido llama por su móvil y dice que tengan urgencias preparada que lleva un posible infarto.
No me dejan entrar en urgencias.
Ya habían llegado la hija y los hermanos. Ven en vivo y en directo que no los había llamado en broma. La verdad es que yo también me asusté y me afloraron las lagrimas no sé si de cabreo por haber llegado a estos extremos, o por miedo a que la cosa fuera a peor. Quizás dije alguna estupidez delante de hija y demás.
La recuperan y la llevan a la . Allí no dejan entrar a nadie hasta las horas de visita, que son tres al día, la ultima a las ocho de la noche, solo dejan entrar a dos familiares, y el tiempo de estancia un cuarto de hora aproximadamente. Lo primero que me dicen al entrar es que es una paciente difícil. No quiere estar allí y no quiere la máscara de oxigeno.
El hijo llega de Madrid sobre las diez de la noche y nos la apañamos para entrar a verla.
No voy a explicar la forma de ver el mundo los familiares, desde los que se quedan en el hospital durmiendo en una silla, los que vuelven a su ciudad, o los que dormimos en una cama. Creo que en estos casos hay que estar con la mente muy despierta y descansar en una cama aunque sea un par de horas es fundamental.
Segundo día en la UCI. Voy viendo que va tomando otro color y está más tranquila, aunque lo de quitarse la mascarilla de oxigeno es su obsesión.
Tercer día de UCI. Me llaman del Hospital diciéndome que la pasan a hacerle un . Me encuentro con María Isabel, nos dirigimos a Medicina Nuclear que es donde me habían dicho, allí no estaba, por fin damos con el sitio y ya se lo estaban haciendo. María Isabel, había llamado al hijo y allí estábamos los tres cuando la sacan. A continuación sale el médico y nos explica: Una arteria coronaria completamente obstruida y otras dos a punto de estarlo. Lo extraño después de esto es que el Miocardio y el corazón en general parece que están bastante bien. Nos sigue explicando que es una situación extraña y que el miércoles se reúnen con los cirujanos y decidirán los pasos a seguir. La acompañamos hasta la UCI y el médico de guardia dice que cuando vea la película y tenga más datos, nos informara mejor, cosa que hace a las doce.
Hay dos soluciones: En las arterias que tiene semiobstruidas, colocarle unos que hacen que aumente la circulación pero con el inconveniente que se hace dependiente del Hospital de por vida puesto que cada equis tiempo hay que revisárselos y/o cambiárselos, u operarla a y hacerle un en cada una de las arterias. Para mí no hay duda, si mi caso fuera, elegiría la segunda, pero escucho opiniones para todos los gustos. También que hay que llevársela al hospital de su ciudad, cosa que también me parece una equivocación garrafal, porque aquí tienen todos los datos paso a paso incluido un infarto en directo, caso que se ha extendido por el hospital, como un capítulo de una serie televisiva de hospitales (Mas de un médico y alguna enfermera, le han dicho: ¡Ah!, ¿tú eres la de Hospital Central?).
Al tercer día de UCI, nos dicen que la pasan a planta, pero no es hasta bien entrada la noche cuando lo hacen.
Día siguiente, para ver el encharcamiento de pulmones, que también lo ha tenido.
La decisión final ha sido bypasear las arterias dañadas.
Charlas con la doctora que la atiende desde el principio. Me dice que la operara dentro de dos semanas y que será el Jefe de Cardiología quien lo haga. No termino de comprender que tenga que pasar tanto tiempo y la explicación que me da, es que tienen que anular los efectos del .
Puede que sea porque últimamente he pasado dos veces por el quirófano, pero tengo verdadera confianza en los profesionales de la medicina y sé que todo va a salir bien.
Aunque sé que de todo esto hemos hablado, quiero que lo leas. Puede que alguien piense que es demasiado crudo y que al enfermo no hay que darle tantos datos, pero he estado entrando en la página web de un hospital de Texas, exclusivo de temas del corazón, y lo primero que advierten es que tanto al enfermo como a los familiares se le debe informar lo mejor posible de los pasos a seguir.
Créeme si te digo que me cambiaba por ti. Tu dentro de un mes serás una mujer nueva (físicamente, claro, porque lo que es el desastre que eres, lo serás mientras vivas), mientras que yo aparte de una operación segura, puedo estar enganchado otros cuatro años a estos dichosos tumores. Si, lo sé, soy un egoísta.
¡Ánimo! Ya te falta poco aunque sé que a ti también se te hará eterno.

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La pequeña aventura de un paseo en Jeep


Los niños se habían ido con Sole a putear al guarrillo vietnamita. Pasado un tiempo, Sole viene a buscarnos a María y a mí, diciéndonos que Pedro había decidido darnos un paseo en el Jeep que le había dejado el hermano. María se apunta pero mis neuronas, lo que es a mi, aun no me permiten semejante experiencias. Sabía que Pedro campo a través haría demostraciones intentando hacer ver que si no va al Dakar, no es por falta de pericia, sino por falta de medios.
Pasa un tiempo y llamada a través del móvil. Estaban atascados y nos dan las señas de donde. Tanto mi hijo como yo conocíamos bastante bien los terrenos por los que andaban. En mis tiempos de motero los había recorrido muchísimas veces.
Vamos a buscarlos en mi coche y mi hijo echa todos los artilugios necesarios para intentar sacarlo de la trampa.
Pedro sabiendo que María, siempre había deseado tener un todo terreno (más bien un Land Rover) en un determinado momento dejó que condujera ella. Llegan a un lugar del camino que atravesaba un riachuelo y que con el paso de la maquinaria agrícola, había un par de hermosas y profundas rodadas. María para y dice: Por ahí no pasamos.
Sigue, que este vehículo pasa por eso y por más, le dice Pedro.
Pues bien, de eso nada. Se asentó el fondo del Jeep sobre el saliente entre las dos rodadas y perdió la tracción a las cuatro ruedas. Todos los intentos posibles para sacarlo y al final piden ayuda (gran invento el del móvil para estos casos siempre que tengas cobertura).
Muy cerca de donde estaban atascados una inmensa huerta de placas solares. Entre estas y los molinillos de producir electricidad, el campo ya no es lo que era.
Varios intentos de arrastrarlo con mi coche pero el todoterreno estaba bien clavado.
Ya era noche cerrada.
Vuelven con el Passat a llevar a los niños y a María y a intentar traerse un Land Rober para tirar de él. Nos quedamos Sole y yo. Las nubes impedían que la luna nos alumbrara con sus rayos así que nos quedamos en completa oscuridad, aunque la vista se va adaptando y si no ves al menos te imaginas el camino. Con la llegada de la noche el frio aumenta y le digo a Sole de pasear hasta lo alto de un cerro desde el que veríamos las luces del vehículo cuando volvieran. El tiempo se hace eterno.
Volvemos al lugar del incidente y por fin vuelven. La verdad es que no hay muchos problemas para arrastrar de él.
Yo vuelvo en el Jeep y lo que me faltaba. Paso más frio que si estuviera en el polo norte.
No es la primera vez que acudo en auxilio de un todoterreno que queda atascado. La gente se empeña en hacer barbaridades y más si van acompañados y pueden demostrar lo buenos que son en cosas que no tienen ni puta idea.


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La mujer con más redaños. Vivir y dejar vivir

La inexorable cuenta atrás

Cuando me propuse presentarle cara a mi depresión, empezaba el día bañándome en la piscina con temperatura ambiente que rondaba los cero grados. Me creía la persona con más fuerza de voluntad para conseguir algo, pero he descubierto aquello de Y cuando el rostro volvió, halló la respuesta, viendo que iba otro sabio cogiendo las hojas que él arrojó. Los hay con más.
Llevo unos escritos que no hago más que quejarme de la mala racha psíquica que estoy pasando. Quizá lo más desesperante es no poderle poner nombre ni los galenos que me han visto sepan ponérselo, pero puede que lo peor de todo es que estando convencido de que el cuerpo es una maquina, que aunque no perfecta, tiene los suficientes recursos para su propia curación, no hago nada por buscarlos y mucho menos activarlos (como hacía en el agua helada de la piscina), me he ido a la ley del mínimo esfuerzo diciéndome: Ya se activarán ellos solos (los recursos).
Pues bien, el otro sabio en este caso es María. Estoy convencido que desde muy joven, hizo su propia religión: el dar todo por los suyos, sin pensar lo más mínimo en ella. Han pasado los años y su cuerpo y su mente lo han pagado, pero al igual que hay judíos ortodoxos o islamistas mártires, es muy difícil sacarla de lo que para ella ha sido el fin último de su vida.
Si yo estoy convencido de que el cuerpo es una maquina cuasi perfecta que tiene los suficientes recursos para su propia curación, María lo lleva al extremo. Yo recurro a las drogas (medicinas) para intentar salir de mis achaques, pero ella ni eso. No cree en absoluto en ellas y su defensa es tirar hacia adelante, un tirar hacia adelante que le puede jugar una mala pasada.
La he visto agotada, y no sé de qué parte de su cuerpo saca fuerzas para continuar.
Debía ser ley de vida que ahora sean los demás los que le devuelvan parte de lo que ella ha dado por los otros, pero no, está convencida de que mientras le quede un halito de vida, es misión suya cuidar de los demás.
La verdad sea dicha, que son muchas las veces que le tengo envidia en ese tirar hacia adelante, pero rápidamente me sale mi yo egoísta y pienso que no, que estoy en el declive de mi vida, y si no pienso en que los demás hagan algo por mí, al menos que me dejen acabar mis días sin más problemas que los que los que me surjan a mí, que curiosamente en esta última época no son pocos. No todo lo que hemos hecho hasta ahora habrá sido bueno, pero estoy persuadido que en esta cuenta atrás, si no ser felices, al menos tenemos la obligación de intentarlo.
Hay veces que pienso que María se está acercando a mi mundo, pero en su cerebro tiene bien arraigado lo que para ella es todo lo contrario del egoísmo y cuando menos me lo espero, se me escapa igual que ave que tiene abrigar a sus polluelos.
Se perfectamente que ambos nos necesitamos (al menos yo a ella). También tengo la impresión de que ella junto a mi está viviendo una experiencia muy bonita y que desea que continúe, pero por otra parte, temo que ese no saber cortar el cordón umbilical que le une a su mundo anterior tenga un desenlace que nos pueda perjudicar y bastante.
Cuando hablamos de volver a Costa Rica, veo claramente sus dos yos. Uno lo ansía, pero el otro se ve a diez o doce mil kilómetros de sus polluelos, y que pasaría si uno de ellos tiene algún problema y ella no está cerca para arroparlo.
En esta mala racha que estoy pasando, se que desearía absorber mis males, ante la seguridad de que con su fortaleza, ella los soportaría y disfrutaría viéndome a mi feliz.
Estoy seguro de no haberte transmitido lo que siento por ti, pero me conformaría que entendieras, que los dos, solos, sin que ello implique que nos olvidemos de los demás, haríamos una piña perfecta.
Piensa que incluso se puede dar el caso que esas personas a las que tú tanto quieres cuidar, estén perfectamente capacitados para volar solos (si nosotros fuimos capaces, ¿ellos por qué no?), que quieran vivir su propia vida y que tú seas un incordio para que lo consigan.
¡Por favor! Piensa más en ti. En nosotros.

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De cómo me dieron por el… meato. Hematuria por tumor en la vejiga

La verdad es que hay veces que me paso. Al menos desde el mes de febrero orino sangre, pero hace bastante tiempo que soy partidario de la teoría hipocrática de dejar al cuerpo que actúe. La cosa era intermitente, echaba un grumo y se me cortaba. Ya en España, no recuerdo bien cuando me volvió la hemorragia, y los grumos que expulsaba pasaban de castaño oscuro, sin que se me cortara.
Alguien había estado en mi médico de cabecera porque mi tarjeta sanitaria había dejado de darles órdenes a las computadoras farmacéuticas de las medicinas que me correspondían, y al ver este el tiempo que hacía que no había estado sin reclamar los servicios de la Seguridad Social, me imagino que aparte de pensar que con elementos así su trabajo peligraría (cosa normal a estas alturas) por una vez aplicaría la medicina preventiva así que dijo que como mínimo fuera a hacerme unos análisis y que después pidiera cita para verlo.
Así hice por aquello de una vez al año no hace daño.
Lee delante de mí los resultados de los análisis de sangre y no de orina (nadie me dijo que tenía que hacérmelos), y cuando pone el papel sobre la mesa aprovecho para contarle mis cuatro achaques. Cuando en tercer o cuarto lugar le cuento lo de la sangre en la orina, cambia la expresión de su cara y me dice: Ahora comprendo lo de la anemia que aparece en los análisis.
Mira, te podía dar cita para el urólogo, pero mi consejo es que te vayas a urgencias.
Dicho y hecho (no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy), cojo un taxi y al hospital me dirijo.
Me atienden bien, no veo las aglomeraciones que en otros casos habia visto, las instalaciones me parecen buenas y no es mucho el tiempo que tardan en atenderme (no todo va a ir mal en este país). La doctora que me ve, me dice que me harán análisis de orina y sangre, y que cuando estuvieran los resultados me volverían a ver. Paso directamente a la consulta de enfermería, pinchazo en la vena y meada en el bote en el que suelto un hermoso grumo.
¡Bueno, bueno! Me dice cuando me vuelve a ver, tienes bajo el hierro, yo te aconsejo que comas higaditos. Te vas a tomar estos antibióticos que te receto, cuando los acabes vuelves a tu ambulatorio que te hagan los análisis que te pongo en el informe y con ellos vas a ver a tu médico de cabecera. ¡Ahhh! bebe mucha agua.
Menos en lo de los higaditos cumplo a rajatabla lo de los antibióticos y lo de beber mucha agua.
Aproximadamente una semana de unas hermosas píldoras, una por la mañana y una por la noche, pero en el transcurso de la misma observo que la sangre aumenta, los grumos son cada vez son más dolorosos de expulsar, y que la debilidad se va apoderando de mi cuerpo. María insistía que fuéramos a urgencias, pero yo total enemigo de los protocolos, quería seguirlo.
Día D, me despierto a las siete de la mañana, me ducho, me visto y cuando entro en el baño para peinarme, noto que las piernas no aguantan el peso de mi cuerpo y caigo como si de un trapo se tratara. Voy recobrando la conciencia y veo que mi hijo trataba de incorporarme a la cama, a María la escucho por teléfono pedir una ambulancia. Cuando me doy cuenta estoy acostado dentro de la misma camino del hospital.
A la llegada, un poco de espera, se acerca una camilla y me llevan directamente a la enfermería. Toma de sangre y ya me dejan la "guia" fija y me advierten que me van a colocar una sonda y que me dolerá. Hasta aquí estaba convencido que no temía a nada y soporto muy bien la introducción de semejante cuerpo extraño. Unos cincuenta centímetros de larga, y uno en la parte ancha de su sección oval. Paso en camilla a algo así como una sala vigilada de emergencias. Se interesan por mi estado varias enfermeras, pero pasa el tiempo, y por la experiencia anterior supongo esperan los resultados de los análisis.
Muy tranquilo; quizás demasiado tranquilo. Camillas solo estaba la mía, pero había muchas sillas de ruedas con gente sobre ellas. Me dedico a observar a uno/a por uno/a y lo que más me llama la atención era la cara de miedo (en algún caso quizás de terror). No me entraba en la cabeza. ¿Miedo a qué? Después lo pagué.
Veo por allí a la doctora que me atendió la primera vez y no tuvo el detalle de hablar conmigo. Sé que lo hizo con María lo que me hace pensar que tenía mala conciencia. Con lo de los higaditos, se pasó.
Una de las enfermeras se me acerca y me dice que pronto vendrá a verme un médico. No tarda mucho en hacerlo y me comunica que me van a pasar a planta. Llega el celador y viaje en camilla por pasillos, ascensores hasta llegar a la que va a ser mi habitación durante no sé cuántos días [he perdido el sentido del tiempo (he tenido que preguntar en qué fecha me ingresaron)].
Habitación doble y con las dos camas vacías. Me ponen junto a la ventana, lo que después comprobé me vino muy bien. Me conectan una gran bolsa de agua a la sonda y otra bolsa de suero a la guia. No es mucho lo que tardaron en sustituir esta última por una de sangre. También desde la sonda otro tubo hasta otra gran bolsa situada en el suelo.

Traen de quirófano a alguien que acababan de operar del tímpano. Iban a acometer reformas en la otra ala de la planta dedicada a otorrinolaringología, y mezclaban enfermos. Ese mismo día le dieron de alta y volví a quedarme solo.
¿Pero y de mi sonda? La verdad es que ni con mucho esperaba lo mal que lo iba a pasar con el dichoso invento. El que la sonda tuviera sección ovalada tenía su explicación: En realidad es un doble tubo uno conectado a la bolsa de agua alta y otro a la baja; por gravedad, el agua pasaba de una a otra y a su paso por la vejiga la iba limpiando de coágulos (así los llamaban ellos). El flujo se regulaba en el gotero. Todo hubiera ido bien si los coágulos hubieran sido de menor diámetro que el interior del conducto de salida, pero no, los míos debían de ser enormes y la atascaban y cuando esto ocurría puedo asegurar que el dolor era horrible. La única solución para que no rabiara era desobstruirla cosa que hacia la enfermera metiendo agua con una jeringa en sentido inverso. Ya aprovechaba para hacer unas extracciones en las que sacaba cantidad de grumos (alguien insinuó que aquello parecía asadura). A todo esto, intentando buscar la mayor concentración de grumos, sacaban y metían la sonda para que fuera recorriendo las diferentes partes de la vejiga. También al hacer la extracción se atascaba la jeringa (o la sonda) y me hacía un vacío que me causaba un buen dolor. Todos estos dolores que me causaban con las extracciones no eran nada comparados con el que me producía la obstrucción de la sonda.





Las obstrucciones, y por tanto los dolores para rabiar, iban en aumento, así que la enfermera pensó que aquello se escapaba de sus posibilidades y aviso al urólogo de guardia el cual vino acompañado de un MIR. Recibidas las explicaciones de la enfermera, lo primero que le dice es que se traiga una sonda del veintidós (¿o ciento veintidós?), que la que tengo es demasiado pequeña (¡Dios!.. a mí me parecía enorme).
Esta vez lo voy a hacer yo, dice dirigiéndose al MIR, así que fíjate para la próxima vez que seras tú el que lo haga.
Sin contemplaciones tira de la que tenía y me introduce la nueva. Jeringazos van y jeringazos vienen. Impulsa agua y extrae coágulos, mueve la sonda buscando los posibles nichos donde se acumulan. Después de más de media hora, acaba. No sé cómo se quedaran las mujeres después de parir, pero yo sentí una gran sensación de alivio, a pasar de la extracción de la sonda y de la introducción de la nueva y de los movimientos de esta última.
Desde que llego noté su acento latinoamericano, así que al acabar le pregunto qué de qué país era. Venezolano, me contesta, o de lo que queda de ella. No debe ser muy partidario de Hugo Chaves.
No es por nada, le digo, pero ¿cuándo me vais a operar?
Vamos a ver, me dice, para operarte primero hay que diagnosticar lo que tienes, cosa que aún no se ha hecho. Tu estas en esta cama no para opérate, sino porque has entrado con una hematuria bien jodida, cuando debías tener un valor de trece de hemoglobina, estas en cinco y lo extraño es que no te haya dado un infarto al no llegarte oxígeno al corazón.
Ni con mucho, fue el último espasmo, obstrucción de la sonda o como coño se llame, que tuve, así que no sé exactamente cuántos días pase rabiando. En especial recuerdo uno a las cuatro de la mañana, en el que no se el por qué me imagine con la cintura rodeada de unos cartuchos de dinamita y no encontraba el botón para hacerlos estallar. Lo hubiera hecho con sumo placer.
¿Alguna mujer pariendo habrá sentido esa necesidad? Sé que las comparaciones son odiosas, pero lo cierto es que una mujer pare y se acabó; yo en estos días he parido multitud de veces, o al menos eso me ha parecido.
Un día en el hospital al menos para los/as trabajadores/as del mismo es pura rutina: se llevan líquidos, curas (inyección en la barriga y otras), cambio de sabanas, aseo del enfermo, desayuno, cambio de sueros y demás goteos (cosa de la que están pendientes los familiares), toma de temperatura y de tensión arterial y cuando todo esto se ha llevado a cabo, revisión médica. No sé por qué pensé: Estos me curan la hemorragia y me mandan para mi casa, y yo que quería acabar de una puta vez así que cada vez que aparecía el medico en su visita rutinaria, le pegaba la paliza insinuándole que sin operarme de allí no me iba.
Para poder operarte, se tiene que alinear los planetas con el sol: Que por la tarde que son las operaciones de urgencias, haya un hueco, que el anestesista este de acuerdo, que no fallen los materiales, etc., etc., etc.
Algo debí influir sobre él, porque para pasar por la mesa de operaciones, hacen falta unas pruebas preliminares y una mañana sin previo aviso, arrastran de mi cama, conmigo encima por supuesto, pasillos y ascensores nuevamente y a la sección de Rayos. Ecografía y el radiólogo, me dice que tengo un tumor en la vejiga y que la tengo llena de coágulos (que me lo digan a mí, me dije). Lo del tumor dicho en un hospital y siendo tú el portador, suena fuerte, pero me daba igual, lo importante es que lo quitaran.
Nuevo paseo en cama esta vez a rayos. Radiografías en dos poses distintas del pecho.
Ya daba por hecho que operarme me operaban, pero hacía falta que el hueco en urgencias.


Era por la mañana cuando veo aparecer a tres urólogos (los conocía) y me dicen que si no falla nada esta tarde me operan. El dios de alegría que di yo creo se escuchó en la luna. Se extrañan de semejante euforia, y me hacen firmar un par de papeles. Me imagino que lo que firmo es para librarles de responsabilidad en caso de que me quede frito en la mesa de operaciones, pero me da igual, lo importante es que me liberen de mis dolores.

Tarde larguísima. Las personas que tengo a mi alrededor me van avisando: ya han salido las limpiadoras del quirófano, ya han metido a uno, ya ha salido el médico y está informando a los familiares, otro más. Pasa el tiempo y ya dudo de que entre, pero por fin llega mi turno. Fui el último del día que operaron.

Reconozco que una operación no es moco de pavo, además de los tres urólogos, había bastantes más anestesistas, enfermeros, camilleros, y no sé cuántos más. Me queda claro que los que manda en la sala de operaciones son los anestesistas. Uno de ellos me hace firmar nuevos papeles y otro me hace una indagación a fondo sobre mi estado físico, posibles riesgos de la anestesia, y que intentaran dormirme solo de cintura para abajo, pero que no sería de extrañar que en un momento determinado recurrieran a la anestesia total. También que la parte de arriba me la anestesiarían un poco, para que no estuviera pendiente de la operación a lo que le dije que todo lo contrario, que quería no solo estar pendiente, sino no perderme detalle. Accedió a no adormilarme y a los urólogos les dije que si podían poner la pantalla de forma que yo viera lo que ellos; me dijo que no iba a ver nada pero que lo intentarían cosa que al final no pudo ser: O veía él, o yo.


La operación a través del conducto urinario (así lo tengo). Final de la operación y el urólogo me dice que me han quitado un tumor de unos cuatro centímetros y otros dos del tamaño de una lenteja.
He de decir que con todos los que hable antes, durante y después de la operación se extrañaron de lo contento que estaba. Pregunte como solía llegar el personal a la sala de operaciones y me vinieron a decir que acojonados. No habrán tenido los dolores que he tenido yo, me dije.
Nuevo recorrido en cama hasta la sala de recuperación. Era el único que había. Varias horas allí. Notaba que iba recuperando la movilidad, pero no la sensibilidad. Creo que esta no la recupere hasta el día siguiente.
Traslado a mi habitación y cuando me las prometía felices, nueva obstrucción de la sonda. Enfermera limpiándome a base de jeringazos y no se las piensa mucho, me pone una inyección de morfina y caigo como un chorlito. Por supuesto es la noche que mejor dormí.
A partir de aquí, vigilancia del agua que salía por la sonda para ver si sangraba, espasmos, aproximadamente uno cada hora fuera día o noche. Y a no parar de darle la lata al médico que hacia el recorrido diario preguntándole cuando me iban a echar. Le saco que el viernes si todo iba bien posiblemente me darían el alta.
Aunque también se me hizo eterno, llego el viernes.


El medico solía pasar sobre las once y ese día paso a cerca de las dos. Me da el informe médico y una vez que me saquen la sonda (hacia un par de días que me habían quitado la bolsa que me suministraba el agua), carretera y manta.
Respira hondo, me dice la enfermera, tirón y allá sale. Tengo que decir que la sonda la meten con un lubrificante, pero este se solidifica y lo que en principio era una cosa lisa por el exterior, acaba siendo una cosa rugosa.
Camino de mi casa la sensación que tengo es que pasaba del infierno a la gloria, aunque también aquí me equivoque. Lo que llaman postoperatorio, tiene migas: espasmos en los que aguantas el dolor hasta llegar a un sitio donde mear, o no lo aguantas y te meas encima (diez o doce veces me dan por la noche, así que hay que imaginarse lo que duermo), no puedo tragar por el dolor de garganta (supongo que cuando tenía esos dolores horribles, o chillaba y me escuchaban en Latinoamérica, o intentaba amortiguar los gritos, cosa que hacía con la garganta, diarrea vete tú a saber de qué y paro.
Hay cosas que no entiendo: No entiendo que la industria farmacéutica no tenga un disolvente de coágulos, o puede que lo tengan y sea demasiado caro por lo que la Seguridad Social, se diga: te jodes y los hechas a pulmón.
La otra es el tabaquismo. En los hospitales, está totalmente prohibido fumar, y por otra parte saben, me lo confirmo el urólogo que pasaba revisión a diario, que el mono del tabaco es peor que el de la heroína. ¿Cómo coño no dan un tratamiento a los pacientes que son adictos o los dejan fumar?
Durante los tres o cuatro primeros días, el dolor ocultaba el mono del tabaco [es curioso como la mente establece las urgencias (primero sal de este dolor y después tendrás el mono)], pero pasado este tiempo, acudió y fumas por cojones. Yo lo hacía en la ventana, con la puerta de la habitación cerrada y un vigilante en la misma, el aire caliente en la habitación hace que a través de la ventana se establezca el efecto chimenea y el humo va hacia afuera. Esto gracias a que mi vecino de habitación, a pesar de no ser fumador, no solo me animaba a hacerlo, sino que me servía de vigilante. En los primeros con tres caladas me mareaba.

Una vez m me quitaron la bolsa de agua de suministro a la vejiga, la de salida de la misma la metía en una bolsa, como si fueras de compras, y dándome unos paseos siempre encontraba donde fumar. Es curioso que en la misma puerta del hospital, se ven enfermos entubados hasta los ojos y fumando. Es mejor ignorar la evidencia que ponerle remedio. O tratan a los adictos al tabaco a pasar el mono, o les permiten fumar; no hay otra.

No puedo dejar de citar aquí a Eduardo el compañero de habitación casi todo el tiempo de estancia. Casualidades de la vida, estuvimos diez años juntos en la Azucarera de la Vega. Cerraron y desde entonces no nos veíamos. Lo conocí solo ingresar, aunque él a mí no. Me daba ánimos y con las conversaciones que manteníamos, no solo recordando tiempos pasados, el tiempo en hospital se hizo más llevadero. Gracias también a Elia, su mujer.

Y qué decir de los familiares de los enfermos; los que los acompañan día y noche. Me dieron de comer (las manos las tienes inutilizadas con tantos tubos conectados a ellas), me dieron agua cuando tenía sed, avisaban a la enfermera cuando llegaban los dolores, te estiraban las sabanas cuando las arrugas se te clavaban hasta los huesos y un sinfín de detalles que hacen que dentro de estar hecho un bodrio, la cosa te sea más liviana. En mi caso le ha tocado a María. Podía haber sido sustituida alguna noche por alguna otra persona, pero ella no lo permitió. Cuando me despertaba por la noche y la veía acurrucada en aquella silla, me remordía la conciencia.
Dejar constancia que en La Seguridad Social me han tratado muy bien.
No hay mal que por bien no venga. Gracias a esta experiencia, he vuelto a ver a personas muy queridas que por circunstancias que no vienen al caso hacía mucho tiempo no tenía contacto con ellas. Espero fervientemente esta relación continúe.
Sigo con mis espasmos, sigo hecho una caca, no sé cómo coño he llegado a escribir esto, pero mi respeto por el castellano aquí se va a ir al carajo, no pienso enmendar en lo que lo maltrate. Quizás alguien a la que conozco se digne mandármelo corregido.

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Una de perros

A raíz de esta foto.

Hoy no le toca a lo divino ni a lo humano. Quizás esté harto del mundanal ruido, en especial de la crisis económica y de la roja (¿podrían ofenderse en algunas nacionalidades si se dice selección española o simplemente España?) en los mundiales de futbol, así que por qué no hablar de mis perros.
Si, ellos también tienen su historia, aunque su especie, dentro de este planeta, no sea tan egocéntrica coma la nuestra y no pierden el tiempo de su existencia en leer o en manejar una computadora y mucho menos en escribir hazañas que a nadie le interesan.
Desde que llegue de Costa Rica han sido bastantes días los que he estado solo en mi casa del campo, y esta, a un monasterio, nada tiene que envidiar, así que he tenido bastante tiempo para observarlos.
¿Son felices? La verdad es que no lo sé. Si puedo asegurar que su vida de animales domésticos es bastante rutinaria, estoy convencido lo serian mas si vivieran libres, pero hay unos humanos dedicados a cazarlos en tal estado, a meterlos en unas cárceles y pasados un tiempo si nadie los “adopta”/reclama, inyección letal al canto y paso a mejor vida. También es verdad que existen lo que llaman refugios, en donde se libran de la citada inyección en la espera de su adopción, pero son tantos los que recogen que ya no tienen cabida para más.
Bueno, iba de historias perrunas, y empezaré por orden de llegada a esta casa.

Penca: En mis malos momentos, de retiro por mi depresión y por otras causas, a alguien se le ocurrió que uno de estos bichejos, con su compañía, me haría bien. No lo dude y nos llegamos a la perrera (lugar en el que los sacrifican); una vez elegido uno, pensaba llevármelo sobre la marcha, pero hacía falta la firma del veterinario el cual no aparecería en unos días. Mi acompañante dijo de llegarnos a un refugio de un pueblo cercano, cosa que hicimos. Posiblemente por no esperar condené a muerte al de la perrera. Puñetera burocracia.
¿Qué me llamo la atención de Penca (allí la llamaban Gaia)? Su tesón. Mientras limpiaban con una manguera un recinto, esta se empeñaba en morder el chorro de agua, cosa que como es lógico no conseguía, eso si, bien lavada, acababa.
Hicimos buenas migas, pero mi estado de ánimo no estaba como para jugar mucho con ella. Había momentos en la que la veía triste. Echará de menos a sus compañeros/as de refugio, me dije, por lo que decidí traerle un compañero. Fue Chumbo (llamado Dante allí), pero la historia de Chumbo es otro cantar.

Fideo: Es el perro feo de la manada. Había tomado la determinación de salir de la depresión y probaba cosas que me ayudaran, y entre ellas, decidí dar un paseo diario, cosa que abandoné al poco tiempo puesto que mas que pasear, arrastraba las piernas y era tal el agotamiento con el que llegaba que pensé me perjudicaba en vez de ayudarme, pero mientras lo hice, me acompañaban mis dos perros. No sé si fue el primer día, se nos unió un perro callejero que vagaba por estos pagos. Otro día e igual. Pero ahí no acaba la cosa, el muy perro sabia a la hora que salía y ya me esperaba en la cancela donde me hacia grandes fiestas. No quería darle de comer por aquello de “quien echa pan a perro ajeno, pierde pan y pierde perro”, pero al final caí y decidí que se quedara con los otros dos. No es así de fácil, puesto que tuve que vacunarlo, ponerle el microchip, collar antiparasitos y hacerle la vasectomía; vamos, que me costó un huevo.
Cuando me di cuenta mis allegados le llamaban Fideo y no es de extrañar porque las costillas las tenía más marcadas que esas cosas transversales que ponen en las calles para que por narices disminuyas la velocidad.
En mis paseos, incluso antes que decidiera quedármelo, tuve problemas con él. Moto que pasaba, moto que era su objeto de cacería, y alguno se paro y se me enfrento con nada de buenos modales diciéndome que como coño no lo llevaba amarrado, a lo que le contestaba que buscara al dueño y le dijera lo mismo que me había dicho a mí; ponían cara de no saber que les estaba diciendo, pero seguían camino.
Fue el causante de que me . Al aun no haberle hecho la vasectomía, olía a una perra caliente a kilómetros de distancia, y a pesar de haberle hecho un muro y haberle puesto una cerca eléctrica para impedir sus escapadas, lo hacía por la noche y el Chumbo le acompañaba, hasta que una mañana, este último, no apareció.

Kiko: Mientras andaba por Costa Rica, no sé exactamente la causa por la que a alguien se le ocurrió traerlo. Tampoco se el por qué le pusieron ese nombre. Lo trajeron como perro galgo. La madre lo es, pero se ve que al padre se le adelanto, vete tú a saber que chucho, y los genes de este ultimo han predominado.
La Penca es perra vieja. Desde que se quedo sin el Chumbo, se erigió en matriarca de la manada y ejerce bien su cargo. No es amiga de hacerle fiestas a nadie.
El Fideo es el patito feo. En sus tiempos de vagabundeo debió recibir más de una patada, porque escucha una voz alta y sin que sea dirigida a él, se retira con el rabo entre las patas. Conserva sus manías persecutorias, pero al parecer ya no solo contra las motos, sino con los que se dedican a hacer footing.

La vida nocturna de estos tres elementos no la conozco bien, si se que la Penca cuando abro la puerta antes de acostarme, ya tarde, está echada delante de la misma en pose vigilante. Al amanecer se dedican a jugar, me imagino que con la idea de hacer ejercicio. Cuando abro la puerta, entran a saludarme y a continuación se tumban a dormir, cada uno en sitio diferente, lo que me hace suponer que están activos por la noche. Es curioso, que duermen un rato a la sombra y después se pasan a seguir durmiendo a pleno sol, y vuelta a cambiar.
Les echo de comer bien entrada la tarde y cada uno respeta su comedero. Les traen los sobrantes de la carne que los humanos de estas latitudes desechan, y que en África serian muchas las personas que darían botes por ellos, se les cuece y les echo su ración. Cosa curiosa cada uno conoce su comedero y respeta el de los demás. A mitad de la semana se acaba lo para ellos debe ser un manjar, y les doy pienso. Me miran con cara de mala hostia y me imagino que pensando que me lo coma yo, aunque al otro día aparece, si no comido, al menos casi.
Ya anocheciendo repiten los juegos, pero en especial están atentos a vehículo o persona/as que pasen por la calle y el ladrerío que le arman no es normal.
Se perfectamente que no tienen problemas con Hacienda, que tampoco los tienen para encontrar trabajo, que la crisis se las trae al pairo, que pasan de políticos, que no se preocupan por la ropa o calzado de marca, y también sé que muchos humanos darían algo por estar como ellos.

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Más de un mes en España

Más de un mes en España y la sensación que tengo es que he perdido un tiempo precioso. Estoy tocando con la punta de los dedos cosas que me trajeron por estas tierras, pero, y sigo con las sensaciones, creo que en vez de solucionarlas las estoy empeorando. Tampoco esperaba encontrarme a personas tan cerriles (tercas, obstinadas, obcecadas, cabezotas, contumaces, groseras, bastas, ordinarias, rústicas, toscas, zafias, brutas o ignorantes).
En una de ellas que no estaba nada clara, después de hablar con abogadas/os, pensaba que podía, al menos, salir del estancamiento en que se encontraba, pero hete aquí que tropiezo con un marmolillo (Persona torpe o poco inteligente) y lo que podía tardar un mes, o como mucho dos, se puede prolongar años si entramos por la vía judicial. El citado tarugo no ve ni por asomo que está beneficiando a las personas que quiere fastidiar y jodiendo a las que nada tenemos que ver en sus delirios. Veo mi panga peligrar. También lo sentiría por otras personas a las que pensaba hacer beneficiarias y que no les vendría nada mal.
La segunda, que podía estar resuelta hace años, y de la que no pienso obtener ningún beneficio pero si clarificaría mi situación dentro del sistema (es una utopía, pero soñar no es malo), en teoría a mediados de este mes, empezaban los movimientos judiciales, pero por razones que no vienen al caso, se ha postergado, por lo que temo que llegue el mes de Julio y Agosto, en el que este país se paraliza con las vacaciones, y la cosa vaya para largo. Me queda el consuelo de los tontos: Ya empezó a moverse.
La tercera ni he querido menealla hasta ver un poco de luz en las dos primeras. Mis nervios/ansiedad no están para estos trotes después de dos años de paz.
Telefónica de España, sigue sin ponerme el teléfono después de tenerlo solicitado hace más de dos meses. Esta multinacional de mierda merece escrito aparte.
Como consecuencia de lo anterior, sigo sin internet. Bueno, la verdad sea dicha, gracias a Fernando que me dejó un modem inalámbrico, que aunque más lento que una tortuga, me permitía saber algo del exterior, hasta que un día dijo hasta aquí he llegado. Me ha traído otro, y aunque más rápido, pierde la conexión cuando le sale de las pelotas (si el estrés no lo tengo a tope es porque los ticos me han enseñado mucho a este respecto).
En un documento de Hacienda, resulta que soy propietario de más bienes inmuebles de los que existen en el pueblo en que vivía en Costa Rica. Lo puñetero del caso es que algo de razón llevan, pero hasta que no se desfaga el entuerto de los dos primeros puntos, estaré dentro de la vorágine en que estoy metido y que para nada deseo ni he buscado.
Fui a Endesa, para protestar por el robo descarado a que he sido sometido en la facturación en lo que va de año. La persona que me atiende me dice que tiene toda la pinta de ser una avería del reloj de discriminación horaria. Casualidad es que todo el consumo eléctrico se vaya a la tarifa más cara y no a la más barata. Me refacturarían, me dijo, pero ha pasado casi un mes y no veo que me devuelvan nada.
La persona que me acompaña en esta especie de destierro (para mí lo es), también tiene que resolver problemas y está más tiempo dedicada a ellos que junto a mí y la verdad es que la soledad que tanto me sirvió para salir de mi depresión, ahora no la soporto. No comprendo cómo pude estar tres años de mi existencia aislado en este desierto. Claro que me acerco por el pueblo, pero ¿con quién hablo? ¿Con el tendero? ¿Con el que me vende las revistas? No, por aquí la gente va a su rollo y eso de entablar conversación es sumamente difícil. Como me acuerdo del pura vida que los ticos usan como saludo y aquellas parrafadas que mi amigo Javier le echaba a quien se cruzara con él.
Con esto del internet por entregas, se me quitan las ganas de escribir en este rincón y ni siquiera he contestado a comentarios que me han hecho, cosa que me fastidia y bastante (me parece una falta de respeto). Espero se solucione y los contestaré.
He visto más televisión que en los dos años anteriores, y ¡vaya lo que se ve! Las noticias acerca de la economía auguran verdaderas catástrofes en Europa y en especial en España. Recortes en derechos laborales, rebaja en los sueldos de los funcionarios, estancamiento de las pensiones y encima los organismos internacionales advirtiéndonos que los recortes son insuficientes y que debemos apretarnos más el cinturón. Ni que decir tiene que siempre pagan la crisis los mismos. Lo que mas me jode es que España sigue siendo el país de Europa; putada que haya que hacer a los más débiles se prueba aquí y se estudia cómo reaccionan el resto de los países. No me extraña, tenemos el jefe de gobierno y de la oposición más inútiles en miles de kilómetros a la redonda.

Entre col y col lechuga:
Llegue cuando las rosas estallaban después de las abundantes lluvias que por aquí cayeron.



He hecho dos viajes a Motril, lugar en el que nací. Por fin acabaron la autovía hasta la costa, la cual pasa por encima del también acabado pantano de Rules, por el cual no han metido en la cárcel a nadie y razones haylas: Se comenzó con un presupuesto equis, y después de ver que los estudios geológicos eran un desastre, se multiplico por dos (¿o tal vez por tres?); pero aquí no acaba la cosa, lo terminan y caen en la cuenta de que no hay conducciones para llevar el agua a donde se suponía que hacía falta, y con la crisis no hay dinero para hacerlas, por lo que lo único que hemos hecho es una bonita laguna artificial (En el momento que esto escribo en él hay 37,26 hectómetros cúbicos). De locos.
En Motril me reuní con mis hermanos (no con mis hermanas) y fuimos a comer a un restaurante de la playa. Una fritada de pescado, ciento cuarenta euros. Aseguro que no estaba rociado con caviar. Abundaban las brótolas, antes llamadas matagatos, y los calamares congelados.

Al pasar por el candelón grande me vinieron recuerdos de mi niñez.

Mi moto la he cogido poco. La verdad es que después de tanto tiempo sin hacerlo no me atrevo a cogerla campo a través.

Por aquí ha pasado un chiquillo estupendo, Alfredo, que en este campo y con esta piscina lo ha pasado como un enano. No salía del agua cuando la temperatura, al menos para mí, era de estar con abrigo. Para colmo le encantan los animales, y donde hay tres perros, no paraba de retozar con ellos; defendía al Fideo cuando decíamos que era muy feo.



He visto atardeceres a los que nunca les había prestado atención y tengo que reconocer son preciosos.

Aunque no colaboré, estaba en momentos bastante bajos, vi como preparaban la tierra y hacían una pequeña huerta en la que sembraron tomates, pimientos, berenjenas, melones y seguramente algo más.
Deje atrás la coleta. Eran muchas las personas que decían que lo hiciera. La verdad es que el pelo largo es un coñazo y la razón por lo que me lo dejé así ya se ha cumplido.
El mundo continúa, pero no sería sincero si no dijera que echo mucho de menos las tertulias de mi pueblo al otro lado del mundo, y por supuesto a los/as amigos/as que por allí tengo.

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Vuelta de Costa Rica a España. ¿Ha merecido la pena?

Llevo unos días bajos. Más bien estoy ahuevado como dicen por aquí. Hoy he estado con una apatía total y aunque he hecho un esfuerzo por llegarme al muelle a comprar pescado, solo tenia ganas de estar en la cama y de vez en cuando un baño pensando en despejar la mente.
¿Es porque me toca?,
¿Es porque voy a regresar a mi país?
¿Es que tengo el biorritmo bajo?

Lo anterior lo escribí en Costa Rica el jueves veintinueve del mes que ha pasado, y hasta hoy, ya en España, no he sido capaz de continuar y ya tengo perfectamente claro que era la segunda pregunta la causa de mi malestar. Razones no me faltaban.
Lo teníamos todo preparado para nuestra salida el día cinco. Mi amiga… nos llevaría hasta el aeropuerto en mi viejo (más bien candray) carro, pero por extrañas coincidencias, su jefa, en recuperación de una operación, y a la cual la acompaña en todo momento una enfermera, decide venirse el mismo día, y llegamos al acuerdo de viajar todos en su buseta. Bien el paso del Golfo de Nicoya en el ferry, salida de Puntarenas y había quedado con… para comer en San Ramón con la idea de no hacer larga la espera en el aeropuerto. A tal punto nos acercábamos cuando el motor de esa especie de microbús, se acelera a tope y comienza a echar grandes cantidades de humo verdoso. Lo cierto es que no había forma de pararla y lo que todos temíamos era el incendio de la misma. Nadie pensó en sacar los equipajes, puesto que como es lógico lo primero que se nos vino a la cabeza fue evacuar a la enferma.
Se interrumpió la circulación, que no era poca, acudieron bastantes conductores en nuestra ayuda y solo a un camionero se le ocurrió calar el vehículo con una velocidad puesta, freno pisado a tope y suelta el clutch (embrague) de golpe.
No solo acudieron conductores y demás viajeros, sino lugareños de viviendas cercanas que creían se había incendiado el bosque. Por cierto que uno de ellos al ver que había españoles (no hacen mucha diferencia con los gringos) no desaprovechó la ocasión para intentar vendernos un lote.
Buen invento el del celular, mediante el cual se pidió una grúa y un taxi para nosotros que la verdad sea dicha no fue mucho lo que tardo en llegar.
Despedida, en especial de mí amiga…, y continuamos ruta.
Llegamos al Juan Santamaría (poco se imaginaba este pobre muchacho que a falta de héroes para enriquecer una historia que no existe a él lo convirtieran en uno) con el tiempo suficiente para sacar los billetes, cambio de monedas y comer algo.

Eso sí, para esto último tuvimos que buscar una especie de caverna del paleolítico, con idea de poder fumarme algún cigarro, y aquí viene mi primer cabreo: Lo que para todo el mundo es ya una cosa normal, que los fumadores somos unos apestados, para mí no lo es tanto. Sigo sin comprender que si tan malo es para la salud, no prohíban su venta al igual que lo hacen con la cocaína, o quiten de la circulación tantos alimentos dañinos para la misma. Por otro lado tengo mis grandes dudas, por no decir que no me lo creo, de que sea el causante del cáncer de pulmón, y si no ahí está el caso de Grecia con el mayor índice de fumadores por habitante y uno de las más bajas incidencias en esta enfermedad, o lo que sobre el mismo nos cuenta Joe Vialls.

Detalle curioso: mientras en ese antro estábamos, en diferentes momentos, se acercaron por allí dos pilotos a fumar. ¿De verdad alguien se cree que todos los pilotos del mundo hayan dejado de fumar? Estoy completamente seguro de que el que el que sea fumador, lo hace en la cabina, y si ellos pueden hacerlo, el por qué yo no. Sigo manteniendo que el fumar es el vicio más estúpido que se pueda tener.
Paso por aduana y mi cabreo sigue en aumento. Habíamos facturado la mayor parte del equipaje, pero llevábamos a mano mochila, bolsos, computadora y no sé si algo mas, los cuales pasaban por el escáner, preparado a tal efecto, pero para pasar por el de los humanos, nos hacen vaciarnos los bolsillos, me quitan el mechero, y cuando me dicen que tengo que quitarme las zapatillas ya no me hace tanta gracia.

María llevaba unas como las de la imagen y con recochineo le preguntamos al aduanero si de verdad cree que en ellas puede ocultarse una bomba y si es necesario que se las quite. Lo que diga la oficial, responde, cosa que como es lógico dice que sí. El caso es joder y humillarte. Disfrutan.
Con los pantalones que me deben estar anchos y sin correa, se me caían y la verdad es que aunque estuve a punto de dejar que lo hicieran e ir luciendo mis calzoncillos, no lo hice, por lo que tuve que dedicar mi mano izquierda a este menester y en la derecha dos canastas con la mochila y la computadora. Ridículo a más no poder. Me cagué en la puta madre de los que no estrellaron los aviones en la Casa Blanca, aunque también estoy seguro que su inquilino no hubiera estado dentro, puesto que supuestamente él lo preparo todo.
La gran mayoría de la gente con la que comentas esto, te dicen que todo es por nuestra seguridad, pero estoy convencido que la idea principal es ridiculizarnos y acojonarnos, y si no que me digan como detectan un artilugio explosivo en el equipaje facturado el cual se podría hacer estallar mediante un mecanismo de relojería o a distancia y no lo detectan en una persona caminando. Sobra tecnología para hacerlo.

Nos ubicamos en el avión y despegamos.

Pensaba tomar algunas imágenes de Costa Rica desde el aire pero las nubes lo impedían (por algo ya estamos en época de lluvias). Volamos en dirección contraria a la del sol por lo que no tarda mucho en oscurecer y llega la noche cerrada. En el viaje de ida iba contemplando las nubes sobre el Atlántico, pero en este solo se podía contemplar las tinieblas, así que largas horas nos esperan sin nada en lo que entretenerse. La pantalla que tengo frente a mi, indica que sobrevolamos Puerto Príncipe y un poco después Santo Domingo, a partir de aquí, océano bajo nuestros pies. A dormir tocan.
La economía manda y no creo que haya artilugio menos adecuado que el asiento de un avión para poder dormir. Tienen que meter el máximo número de asientos, por lo que la reclinación de los mismos es mínima. Cuando se ven las primeras luces del día, no había hueso que no me doliera a pesar de no haber dormido nada, o quizás dormitado algo.

Sensación rara al ver la costa de Portugal. Estoy llegando a Europa me dije. Otra vez el mar de dudas sobre si había hecho lo correcto volviendo a verla.
El poder de la mente: en las diez u once horas que duro el vuelo, ni me acorde del tabaco.

Aterrizaje en Barajas y desde que salimos del avión hasta llegar a la zona donde poder comer y por qué no fumarme algún cigarro, recorrimos kilómetros, o al menos a mi me los parecieron, parte caminando, parte en cintas transportadoras, en las cuales tenía la sensación de ser un borrego que llevaban al matadero y trenes (lanzaderas le llaman) que a través de subterráneos, te hacen perder por completo el sentido de la orientación, eso sí, una voz metálica te va advirtiendo que te cojas a las barras verticales para no caerte y que no salgas hasta que el vehículo este completamente parado.

Mientras María pedía algo de beber, salgo al exterior a fumar un cigarro, y cuando vuelvo me encuentro a María y a Patricia abrazándose. Tengo la sensación de que yo no soy el tipo que ella esperaba, mientras que a mí me paso todo lo contrario.
Charlamos mientras comemos y cuando nos damos cuenta ya era la hora de coger el avión de Granada.
Ya me voy adocenando. El registro para subir a este segundo avión, ya no me sienta tan mal, aunque me pregunto si lo hacen en un vuelo nacional, el por qué no se lo hacen a los viajeros del metro de Madrid o Barcelona donde ya tenemos antecedentes de que pueden colocar bombas con relativa facilidad.
Nos esperan y directos a mi casa. A la llegada otra sorpresa: la Penca y el Fideo, perra que saque de un refugio y perro que recogí en la calle, no hacen el menor gesto de conocerme.
Entre comentarios de bienvenida, y rememorar los amigos comunes que habíamos dejado atrás, también comentamos como va este país al que llego y en especial en lo que a mí me concierne. La compañía telefónica a la que habíamos solicitado el teléfono fijo desde Costa Rica para que al llegar no solo lo tuviéramos funcionando junto con la conexión a internet, no había dado señales de vida (han pasado más de diez días y sigo sin tenerlo), los documentos del coche y de la moto no están al día, o sea que desde mi casa, ubicada en un desierto estamos incomunicados, puesto que con el celular de María, la señal es mala [peor que cuando me fui (es curioso que la televisión digital, única existente, por ley, la tenga que recibir todo hijo de cristiano y la señal telefónica vaya a peor)], la compañía eléctrica lleva unos meses sin cobrarme la factura del consumo de electricidad y al parecer no es a mi solo (alguna putada nos tendrán reservada y espero que no sea que llegue la noche y tenga que recurrir a un cirio), le tengo que pagar al sinvergüenza de Lachica (personaje que nos vendió estos terrenos) una buena cantidad de euros porque la cita del juzgado para el juicio no me ha llegado (alguien con muy buenas ideas la debió de tirar a la basura) y han fallado en mi contra por no acudir al mismo, y paro. No, lo del capullo de mi presidente, que según él todo iba como dios y les ha bajado el sueldo a los funcionarios y ha congelado las pensiones, ha sido posterior.
Con todo lo que peor me ha sentado ha sido el frio. Había decidido volver cuando por estos lares hubiera llegado el buen tiempo, cosa que suele ser en Mayo, pero no, desde el centro hacia arriba nevando y por aquí se que hemos llegado a seis grados, al menos por la noche, lo que para mí es frio polar. Casi dos años con mínimas de veintiocho grados y máximas de treinta y tres, ha sido un cambio demasiado brusco. Nunca soporte el frio, pero esta vez me ha acobardado tanto que solo se me apetecía estar en la mesa de camilla con el brasero puesto por mucha calefacción que estuviera en marcha.
Han sido más las cosas que he visto en mi contra y que me parecían un mundo. He pasado ansiedad y juro que ha sido más de una vez las que he pensado en coger el avión y volverme.
Algo he aprendido de los ticos, y precisamente el esperar sabiendo que las cosas se resuelven sin prisa, es una de ellas. Ha retornado el tiempo primaveral, he puesto a funcionar la piscina e incluso esta mañana me he dado un baño (el agua estaba tan fría que tengo la sensación de haber resucitado), he pasado la ITV del coche (carro) y he cambiado las cubiertas [llantas (después de dos años sin usarlo estaban cristalizadas y me aconsejaron se lo hiciera)].

A la moto que no me arrancaba, le he puesto batería nueva y ya lo hace, incluso me he dado una vuelta en ella (sé que a mi amiga… le encantaría darse una vuelta en la misma).

En la lejanía recuerdo a Costa Rica como el lugar que cumplí cosas que en este no me atreví, y valga como ejemplo el dejarme el pelo como Jesucristo.
Me he vuelto a quedar solo. María ha ido a su ciudad a solucionar sus problemas. Me acuerdo de los tres años que pasé aislado en este lugar, aunque mi mundo era otro y la soledad no solo no me perjudicó sino que me benefició, pero ahora estoy seguro no la soportaría. Echo mucho de menos mis tertulias, mis atardeceres, mis amigos/as.
En estos días de frio/ansiedad me he preguntado si el mundo que me he fabricado podría continuarlo aquí, y rápidamente mi subconsciente se ha enfadado conmigo. No veo ningún faro que me indique que puede ser así. Puede que si me quedo el tiempo suficiente para resolver lo que me trajo, en algo cambie de opinión, pero cada vez lo dudo más. Hoy sin ir más lejos, me encuentro solo, aparte de saludar al trío de perros, se que tenía que cambiar el sílex del filtro de la depuradora, pero por si faltaba poco, el lumbago que gracias a mi querida Tenere, a la que tanto me he alegrado de ver, lo tengo fatal y no es cosa de quedarme como una alcayata. Alguien a través del celular [en el único sitio que tiene cobertura es en la esquina de la piscina (menos mal que remitió el frio)], me dice que me vaya al pueblo a pasear y me pregunto: ¿A ver escaparates?

Sigo sin teléfono, sin internet ni la madre que los pario y todo gracias a Telefónica de España y su puta madre, pero también gracias a una artimaña, que puede que sea la definitiva, consigo salir al ciberespacio, eso sí con una lentitud agobiante. Intentaré meter lo escrito.

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