Viaje a mi pueblo y las extrañas sensaciones que he vivido


Escribo a toro pasado, dejando que las emociones se asienten, e intentando reflexionar sobre las extrañas sensaciones que he vivido los últimos días.
Es rara la semana que no me llama Jean Marie, marido de una de una de las hermanas de mi ex, belga para más señas, aunque ya son muchos los años que radica en España. El final de la conversación, siempre es la misma. Insiste para que baje a pasar un día con ellos. Sigo mi norma de no hacer proyectos que después no pueda cumplir, así que siempre le digo que lo pensare. No se por qué esta semana he tenido la idea fije de bajar, pero no fue hasta el viernes por la noche cuando tome la decisión. Cogí el teléfono, y me puse ha hacer llamadas a ellos a mis hermanos y a mi madre, diciéndoles que al día siguiente me pasaba a verlos.
Aclaro que desde donde yo vivo, en mi encierro, hasta Motril, pueblo en el que nací y donde viven todos ellos, hay cuarenta y cinco minutos de viaje, pero la sensación que tenia cuando bajaba es que era un viaje decisivo. En el fondo iba pensando en que este viaje me iba a despedir de todos ellos. Veo que se acerca el verano, y que en teoría es poco el tiempo que me queda en este puñetero país.
Directo a la casa de mi madre (Nunca he dejado de decir mi casa), lloros al verme, nunca ha comprendido por qué nos hemos separado Rosi y yo, ni entiende como puedo vivir solo. La encuentro con los achaques lógicos de una mujer mayor pero bien. Rato de charla pero cuando me despido, lo hago convencido de que es la última vez que la veo.
Yo había insistido en que nos fuéramos a comer a un sitio cualquiera, no por gusto, sino por evitar empeorar las relaciones entre mi ex y sus hermanas, pero fue Mari Pepa, mi cuñada la que insistió en que nos reuniéramos en su casa, hasta el extremo de anular una comida que tenia con unos amigos.
Casa preciosa la que se han hecho con unas vistas maravillosas. Van llegando mis hermanos, sobrinos, sobrinas, hasta que nos reunimos catorce. Típicos entremeses, cervezas y se va estableciendo un ambiente, en el que noto, el buen rollo que se esta viviendo. Yo me siento como les digo en un determinado momento el doble de bien que ellos. Hacia años que no me reunía con tantas personas, menos en un ambiente tan agradable y sobre todo captando que me seguían teniendo afecto.
Llegue a sentirme tan bien que hubo un momento en el que pensé que si se podían vivir momentos tan agradables en este mundo, el por qué me tenia que ir a otro. Comprendí que son momentos especiales que se dan en esta vida, y que rara vez se repiten. Con mis hermanos he perdido la cuenta del tiempo que hace que no nos reuníamos, y mis cuñados y sobrina, yo creo que les afloraba el querer demostrarme, que el echo de haberme separado de su hermana/tía, no era óbice para que a mi me siguieran queriendo. Despedida que para mi fue un hasta nunca, aunque algo se me desgarraba dentro.
Viaje de vuelta con mi hijo, y siguen mi mala conciencia. Esta vez pensaba que por qué mi ex aunque me haya dejado a mi ha tenido que perder la relación con su familia. Me sigo sintiendo responsable de que esto ocurra. Pase de un bienestar algo fuera de lo común a sentirme responsable de un crimen que estoy seguro de que no he cometido al menos conscientemente.
Hoy lunes tengo claras las ideas o al menos eso creo. Tengo que romper con mi pasado y comenzar una nueva vida.

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El por qué no se habla del suicidio


Con lo que voy a escribir a continuación, parecería que tengo querencia hacia lo macabro, pero nada más lejos de la realidad, es un tema que siempre me ha intrigado por su falta de transparencia y más ahora después de conocer un informe del Ejecutivo europeo. Yo tenía conocimiento de estadísticas primero alemanas, y después de bastante tiempo de España, pero sigo sin comprender como una cosa de tanta trascendencia como el suicidio, no solo no la ponen en conocimiento del público en general, sino más bien todo lo contrario. El suicidio es considerado en occidente como algo vergonzoso para la familia; es sinónimo de debilidad, de enfermedad, de conducta inadecuada y por ello pocos o casi nadie lo dan a conocer. Es un problema en el que parece haber consenso entre sociólogos, sicólogos, psiquiatras, antropólogos y demógrafos, cuando lo consideran como un rasgo de la modernidad, uno de los males del siglo. Las tasas más elevadas de suicidios se constatan en Europa y Japón (30 mil al año) y las más bajas en América latina (Que me diga alguien si estoy equivocado cuando pienso en escaparme para aquellos lares). Pregunto: ¿No será que algunos se consideran responsables de esto, motivo por el que no lo publicitan?
El Ejecutivo europeo indica que 58.000 personas se quitan la vida cada año, una cifra superior a la que provocan los accidentes de tráfico, 50.700 personas, o a la de los crímenes, 5350. Según el comisario europeo de Salud, Markos Kyprianou, “las enfermedades mentales son el asesino invisible de Europa”. El informe de las autoridades europeas señala precisamente que la mayoría de los suicidios están ligados con una enfermedad mental, en primer lugar, la depresión. El 15 % de las personas afectadas por la depresión se suicida y el 56 % intenta hacerlo.
En el conjunto de la UE, los fallecimientos ligados a la inestabilidad mental están en constante aumento. Las proyecciones indican que, si no se actúa rápidamente, las conductas suicidas aumentarán de manera espectacular en la próxima década.
Los estudios más recientes señalan que una persona de cada cuatro conoce por lo menos un episodio “significativo” de enfermedad mental en el transcurso de su vida. En Europa, no menos de 30 millones de personas sufren de depresión grave.
En Alemania, el índice de muertes voluntarias alcanza a más de 11 mil personas y a 120 mil que intentaron hacerlo sin éxito. El programa alemán de Prevención del Suicidio puso en marcha toda una serie de mecanismos prácticos destinados a disminuir el número de aspirantes al más allá.
Alemania logró reducir en un 40 % la tasa de suicidios. En los años ‘70 había 25 suicidios por cada 100 mil habitantes. Hoy, el índice llega a 15. En España, no solo se ponen medios para que esto no ocurra, sino como ya he dicho el ocultismo es mas que sospechoso. Aburren hasta saciedad con los accidentes de tráfico, la inversión en radares, el carné por puntos, en dar relaciones de puntos negros (En vez de invertir en que desaparezcan) y después de tantas medidas que para mi mas que preventivas son recaudatorias, lo único que consiguen es aumentar el numero de muertos, y si no ahí están las estadísticas de esta última semana santa en comparación de las del año anterior.
Por último decir que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un millón de personas se suicida en el mundo cada año. El costo humano es mucho más elevado que el de las guerras o las epidemias.
Si después de ver estos datos alguien piensa que el tema no es para tomárselo en serio, que venga dios y lo vea. Claro que para los políticos, lo importante, son las elecciones que se acercan y en ellas se juegan sus prebendas.
Una amiga costarricense, se me enfado mucho cuando escribí que me quería escapar de esta civilización, diciéndome que si yo me creía que ellos eran unos salvajes que aun andaban con serpientes paseándose por las casas y cosas por el estilo. Aunque le pedí disculpas, no iban por ahí los tiros, algo tenía que ver con lo de que la tasa de suicidios más baja, se dé precisamente en Latinoamérica. Algo estamos haciendo rematadamente mal en este puñetero primer mundo.

Posteriormente sobre este mismo tema.

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Don Rafael Navarro Pichardo



Don Rafael Navarro

Quiero darle las gracias a mi psiquiatra, don Rafael Navarro, excelente persona y mejor profesional. Me dio sus cuatro teléfonos, su mail, la dirección de su casa y la advertencia de que cuando me encontrara mal, no dudara en ponerme en contacto con él. Un papel doblado con todos estos datos, aun lo llevo en el bolsillo y su propia existencia hace que me encuentre protegido. Ahora comprendo a las viejecitas que llevan en el bolso la estampita de San Cucufato. Es mucho mas lo que podría contar de él, pero solo añadiré que el sistema no sería el mismo con personas así. Dudo que no esté mal visto por el mismo.Me acuerdo cuando me contaba, que cuando el escogió esta especialidad dentro de la medicina, sus compañeros se reían. Ahora todos esos guasones, acuden a él, porque si no son ellos los que tienen el perolo jodido, es alguno de sus amigos o familiares. ¡La de vueltas que da la vida!Gracias a él, creo en los curanderos. Su sola presencia y la conversación distendida que teníamos, hacia que saliera de su consulta completamente convencido de que ya estaba curado. Era y sigue siendo mi clavo ardiendo y digo que sigue siendo porque aunque estoy convencido que lo peor de la tempestad ya ha pasado, aun tengo bajadas, pero sabiendo que el está ahí, cada vez son más cortas.

Con posterioridad volví a escribir sobre él.

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