El trabajo alienante y la depresión


Yo soy yo y mis circunstancias, decía José Ortega y Gasset. Cuanta lucidez la de este hombre; cuando estoy viendo la luz, intento comprender el porqué de esta maldita enfermedad, y cuanto más profundizo en ella, veo que la mayoría de los científicos dedicados al estudio de la misma, enfermedad que padecen más de 340 millones de personas, y como consecuencia se producen 800 suicidios diarios, estén diciendo exactamente lo mismo.
El Dr. Peter D. Kramer, profesor de Psiquiatra de Brown Medical School, dice: En lo hasta ahora conocido se sabe que puede tener un carácter entre un 30 y un 40% genético y un 50%, proviene del entorno.
Todos somos potencialmente depresivos. Se puede llegar por las vías genéticas y las extragenéticas, como los valores dominantes que tienen que ver mucho con la exigencia y una no valoración de los esfuerzos realizados para responder a esas exigencias, dice el Dr. Juan Luis Linares, y añade: Los ejecutivos que se deben a la empresa las veinticuatro horas del día, no están atendiendo a necesidades emocionales muy importantes.
En la Neurological Sciences Stanford University descubrieron el gen SHTT. Este gen codifica una proteína que determina cuanta serotonina se comunica entre las neuronas, pero el Dr. Robert Sapolsky, Catedrático de la misma, añade: El tener este gen nos hace más propensos a padecer la depresión, pero según este hombre los genes de por si, no determinan nada, para que lo hagan se tiene que dar el entorno adecuado, en el caso de la depresión que se den entornos estresantes.
Seguiría con más ejemplos, pero creo que son suficientes para demostrar que estaba equivocado en lo que se refiere a los motivos por la que yo llegue a ella, y que achacaba a un golpe que me di en la cabeza, rompiéndome el peñasco y en el que perdí el conocimiento y padecí mareos durante un año o más. Puede que también fuera otra de las circunstancias como señala Ortega, pero ahora estoy convencido, de que si lo fue, fue una menor y que la principal fue el puñetero trabajo alienante al que me sometieron los compradores de la empresa en la que yo trabajaba desde su fundación.
En 1982, el Alcalde de Granada, con buen criterio, para saber la procedencia de los ingresos y los gastos del Ayuntamiento, creo empresas municipales para cada uno de los servicios que prestaba. La primera fue La empresa Municipal de Aguas y Saneamiento de Granada, en la que arrancamos, por lo menos en lo que a mí se refiere, con una gran ilusión. El servicio que se prestaba era fatal y día a día se veía como lo mejorábamos. Decían que era un workholic, pero si nos atenemos a su definición, "alguien que dedica a su trabajo más de lo que exige la situación", en realidad no lo era, porque trabajo había para más de lo que exigía la situación, pero me gustaba y viendo las mejoras obtenía mi recompensa (El que sepa algo sobre la depresión, sabe lo importante que es esto para no caer en ella).
En los estatutos fundacionales de la empresa decía textualmente que nunca obtendría beneficios, lo más lógico en un servicio tan básico como el suministro de agua potable y que además no puede competir con otro servicio similar puesto que tener varias redes de agua en una ciudad, aparte de un derroche, no tendría ningún sentido.
Cuando teníamos el servicio en unas condiciones óptimas, los políticos insaciables de dinero, y viendo al igual que las empresas que el agua es un bien escaso y por tanto cotizable, deciden venderla. Enmascaran todo; lo que se vende es la gestión, lo de no obtener beneficios se lo pasan por el forro de los cojones, y el final es que la sacan a subasta. Pujan dos, Abengoa y el Grupo AGBAR (Perfectamente podían haber sido otras, los métodos son los mismos). Se habla de sobornos escandalosos, pero como siempre indemostrables, y al final es la segunda la que se queda con la dichosa gestión, y como buenos gestores su principal meta no es prestar un buen servicio, aunque venden muy bien aquello de que la atención al cliente es lo primordial, sino la obtención de buenos dividendos. Se vendió por 4000 millones de las antiguas pesetas.
Ya que hablo de gestión, los que la gestionábamos hasta ese momento, les estorbábamos, puesto que según ellos trabajaban al filo de la ley, cosa que a estas alturas, me provoca risa, porque a mí como usuario, y a pesar de haber protestado, me siguen robando, pero se toparon con el Convenio Colectivo, en el que había una cláusula que decía que en caso de despido, y que el juez decidiera que no era procedente, podíamos optar a que nos dieran una indemnización o seguir en nuestro puesto de trabajo. ¡Puñetera cláusula! Esta marcó mi enfermedad.
¡De qué forma más sibilina nos fueron haciendo la vida imposible a todos los que teníamos mando! No queda ni uno. Metieron a chavales de su escuela, bajo contrato, que era su espada de Damocles, y sin darte cuenta veías que competencias que habías tenido de siempre, te iban desapareciendo. Marcan los tiempos con una exactitud impresionante; cuando menos te lo esperas a un compañero tuyo le quitan la secretaria y ves que se ha aguantado, por lo que sin saberlo ya te va entrando el miedo de que te la quiten a ti y piensas como vas a reaccionar. El miedo poco a poco se va convirtiendo en terror. No solo te han quitado la secretaria, te quitan personal a tu mando, te quitan tu despacho y te ves en una mesa confundido con el último mono y sin trabajo ninguno. Bueno intentan darte un trabajo humillante para terminar de joderte del todo y que seas tu el que desesperado pidas irte. Yo todavía conservaba algo de arrestos, y me negué por lo que estuve ocho meses, dedicado a hacer experimentos con el ordenador. Fue lo único que saque en claro, porque lo siguiente fue la baja por depresión y hasta hoy. Ahora en la distancia, pienso en lo bien que lo hicieron. Luchar con los oligarcas es imposible.
Lo que no me cabe la menor duda, es que si tuviera energías, debía irme a juicio contra ellos e intentar que los responsables de este sistema, lo pagaran, teniendo por seguro que por mucha pena que les cayera, nunca sería como la que yo he cumplido, y sin tener culpa de nada. ¿Quién me devuelve a mí estos diez años de vida perdidos? ¿Quién me quita el sufrimiento tan indescriptible que tenía las veces que quise quitarme la vida? ¿Quién la ruptura familiar?La verdad es que lo que ahora pienso es en terminar de salir del pozo, y la mente aunque, te haga malas pasadas, es muy inteligente y va enterrando lo malo, pero si hay alguien de los que tienen poder, que llegue a leer esto, y aún le queda algo de decencia, solo le pediría que me doy por satisfecho si evita que una sola persona, pase por el infierno que yo he pasado. Si te ves reflejado en este escrito, o conoces a alguien que se pueda ver, huye o haz que huya; ganaran ellos y nada en este mundo merece pasar por esta maldita enfermedad.

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Esquilmando los océanos


Cuando escribía sobre la tierra cultivable, sin querer pensé en los mares. Es instintivo que cada vez que hablamos de la degradación de este pobre planeta, pensemos solo y exclusivamente en la parte terrestre del mismo.
Ya he mencionado por alguna parte que desde que tengo uso de razón he sido un aficionado al submarinismo y he sido testigo de la muerte de toda forma de vida en el trozo de costa en que disfrute de mis primeros baños, pero es que posteriormente por causas que no vienen al caso, estudie Marina Mercante y son muchos años la que he vivido encima de los océanos y aunque ahora vivo un poco retirado del mar, los últimos años de mi vida pienso pasarlos a sus orillas. Mis instintos acuáticos los tengo bastante desarrollados.
El que de los océanos nació la vida es una cosa que todos tenemos asumido, pero tal y como van las cosas, puede que también sea de donde primero desaparezca.
España de toda la vida ha sido un país de pescadores. Fueron españoles los primeros en pescar en caladeros que hasta entonces nadie conocía, como son los de Terranova, Gran Sol y Pequeño Sol, así como los situados frente a la costa de Canarias en África. Serán bastantes los que se acuerden, que tuvimos un conflicto diplomático con Canadá a causa del fletan negro, especie de lenguado, pero que ni se conocía a causa de las profundidades donde tiene su hábitat. Los canadienses nos echaron de allí de mala forma, pero es que si ahora vamos a un supermercado y compramos gambas, si nos fijamos en su procedencia, veremos que vienen del Estrecho de Magallanes y ya casi de ultima hora, la captura de un pesquero español, el Playa de Bakio, frente a las costas de Mali. Hemos esquilmado nuestras costas y ahora lo estamos haciendo con las de los demás. Aun así somos hermanitas de la caridad si nos comparamos con otros países especialmente Japón.
Todos los mares del mundo están plagados de redes de deriva, de kilómetros de largo que son las que más usan los japoneses. Gran parte de la controversia actual en torno a las mismas, se debe a la expansión de las pesquerías japonesa y taiwanesa del atún en el Pacífico Sur. No comprendo como después de haber firmado un acuerdo a nivel internacional en el que se prohíbe la pesca de la ballena, ellos siguen haciendo grandes capturas con el rollo de que es para fines científicos.
La sobrepesca es una de las principales razones que está cambiando de forma dramática la biodiversidad de los océanos y acabando con la vida de los fondos marinos.
Anualmente se pesca una cantidad de 140 millones de toneladas de pescado. A medida que se agotan lo caladeros, los barcos pesqueros van buscando otros nuevos, se pesca cada vez a mayor profundidad y se captura pescado más pequeño. A esto añadamos los vertidos urbanos industriales, las mareas negras, fertilizantes, insecticidas o productos químicos, de los que más de medio millón terminan en el mar, radiactividad o metales pesados.
Las tres últimas décadas han sido especialmente catastróficas para la vida en los océanos y es ahora cuando el ser humano se da cuenta de la importancia que tienen para la vida. Extensas áreas de marismas, más del 50 por ciento, un 35 por ciento de manglares y un 30 por ciento de arrecifes coralinos del planeta se han deteriorado de forma alarmante. Las víctimas mas directas los dos mil millones de personas que basan su dieta alimenticia principalmente en los productos de mar.

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