Si algo puede ir a peor la Ley de Murphy es implacable


Son muchas las veces que tengo escrito que durante mi depresión he tenido dos grandes compañeros/as, y también más de uno me habrá tomado por loco, puesto que estos no han sido humanos, sino dos máquinas, mi moto y mi computadora, ordenador o como puñetas se llame esta máquina. No voy a volver a describir otra vez el por qué.
Era un ordenador de torre lo que tenía, al que ni las tapas le ponía, porque a cada instante le estaba gastando putadas; limpieza de ventiladores, poniéndole otro disco duro, cambiándole tarjetas y hasta un día se me metió en la cabeza cambiarle la placa base y lo hice. Con todas estas operaciones, más craqueando cosas, conseguía evadir pensamientos nefastos para la integridad de mi persona.
Hubo un momento, en la curva de mi enfermedad, que pensé que haciendo un esfuerzo, ya podía hacer mi viaje a América, pero tenía claro que mi pobre torre no podría acompañarme, así que me compre el portátil que tengo delante de mí, más fácil de transportar, estupidez por mi parte, porque a los dos días salieron los discos duros externos, de más capacidad incluso que la del portátil, así que me lo compre y en el metí toda la información, que consideraba necesaria.
Quizás deba aclarar, que mis pensamientos por ahora, es solo llevarme lo que me quepa en una mochila. Quiero olvidar todo lo relacionado con mi vida anterior a excepción de los pocos seres queridos que aun me quedan.
Vuelvo al PC. Últimamente, cuando menos me lo esperaba, apagón al canto. Pensaba, a sido al conectar eMule, ya averiguare el por qué y si acaso cambiare a Ares o a cualquier otro P2P, pero no, los apagones van en aumento y ya me lo hace cuando menos me lo espero. Backup al canto, con una copia de seguridad, que para mí era la perfecta. Sigue el puñetero apagándose, por lo que decido formatear y hacer de nuevo la partición, y hombre precavido, paso todo al disco externo.
Formateo, partición, y empiezo metiéndole el Vista. Sigo con los programas, pero el puñetero Vista, no me deja meter los programas que antes de formatear, tenia. Lo mío con Microsoft, es una guerra a muerte. Tienen el Vista preparado para no aceptar cosas craqueadas, pero me divierte vencerlo, así que poco a poco voy dejando otra vez la cosa a mi gusto. Voy contento, hasta que otra vez apagón que te crió, por lo que ya doy por hecho que tendré que llevar al dichoso portátil a reparar. ¡Cómo me acuerdo de mi torre!
Hasta aquí, todo sería normal, pero me pongo a recuperar la información imprescindible, para trabajar con él mientras mi hijo me trae el suyo y el muy cabrón me dice que no reconoce el disco duro externo. Esto si sería una tragedia. Es mucha la información que tengo en él, mucha de ella parte de mi vida. Escribo esto con la completa seguridad de que la recuperare. No es la primera vez que he sacado información de un disco formateado. Que los dioses de los demás me ayuden.

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