Dos días de tertulia y el hermoso pargo que me quede sin comer


Hoy ha sido un día agridulce. El tan esperado en el que suponía que desde Migración de San José me dirian que habían aparecido los documentos que mandaron desde la embajada de Costa Rica en España, y que después de hablar con el responsable que me prometió los encontraría, no me ha dicho ni si ni no ni blanco ni negro.
Este país es como es, me digo, así que o me hago a él o lo pasaré mal. Ultimo baño y me voy para mi playa.
Ya al llegar veo en una mesa a Diego y a Yocsan junto con otros tres, cuyos nombres no menciono en especial el de uno que le tengo verdadera tirria. Habiendo decidido sentarme con ellos, y yendo para el bar Los Gitanos, me acerco y les pregunto si quieren tomar algo. Es Diego el que me mira y en sus ojos noto un si soy gilipollas y me dice que tienen de todo y que nada les falta. Continuo, cojo mi fresco y a la vuelta intento tomarles una foto sin que ellos lo sepan para captarlos en plena salsa, pero Diego y Yocsan me la joden.
Encima de la mesa, una botella de guaro Cacique, un vaso de plástico y un fresco con el que alguno rebajaba el guaro. Tema de conversación: Las aventuras de anoche de las que indirectamente fui culpable.
Ayer me senté en mi mesa, estaba meditando sobre mi residencia, pero en especial sobre una mujer a la que nunca comprenderé y creo que a partir de ahora no haré muchos esfuerzos por conseguirlo. En estas estaba cuando en bicicleta llega Diego y se me sienta. Disfruto investigándole sobre su vida, se ríe hasta de él mismo, llega un momento en que le pregunto si tiene algún pescado en su “cabaña” (a esas horas la verdad es que se me apetecía) y me dice que no, pero al continuar la conversación y decirme que Yocsan estaba echando el trasmallo, le dije que le diera una voz, y que se acercara a traernos uno, puesto que a esas horas algo habría pescado; le parece bien la idea y en eso estábamos cuando llega Javier que también se apunta, otro, otro mas, pero personajes de la droga, e imaginándome en que acabaría la cosa, los dejo y me vengo.
¿Cómo quedo la cosa? Citare en primer lugar a Diego. Debía ser ya tarde puesto que supuestamente Yocsan acabaría sobre la una de la madrugada de pescar, subió a este último en su bicicleta, derrapo con la grava y magulladuras en todo el cuerpo; posteriormente se fue de paquete en una moto con idea de llegar a Santa Teresa, se quedan sin gasolina, un kilómetro empujándole al vehiculo hasta llegar a la gasolinera, con tan mala suerte que eran las cuatro de la mañana y la gasolinera la abrían a las cinco, pero no pasa nada, porque aprovechan para dormir en el suelo. La moto no era del conductor, sino que a este se la había prestado una uila. ¿Como acabo la noche para estos dos?.. No lo se, lo único cierto es que Diego esta tarde llevaba treinta y ocho horas sin ver una cama (Si donde el duerme se le puede llamar cama).


Los otros dos que se fueron en moto, no tuvieron tanta suerte. Buena caída debió ser porque uno de ellos, tenía un labio partido, un diente colgando, heridas serias y no me extrañaría que algún hueso roto, y digo no me extrañaría, porque si lo tuviera, esta tarde, no lo hubiera notado; estaba completamente drogado. Él, le echa la culpa de la caída a un hombre que se ahorco hace un mes; dice que lo vio (la caída fue en el lugar del ahorcamiento), síntoma clarísimo de los efectos de la coca. Tampoco pasa nada, esta tarde se quería ir en ella, con serios desperfectos, pero lo convencen para que lo lleve otro y el final es que lo tienen que subir de paquete porque él por sus propios medios no podía, no sin antes llenarle una pequeña botella del poco guaro que quedaba. Hay que reconocer que aparte de buenas personas están en todas, saben que mañana se levantará con una buena goma y prefieren quedarse sin bebida (Semana anterior, a un kilómetro de donde vivo mueren dos chavales en accidente de moto; no es necesario explicar que la causa fue la bebida).
Continúo con en esta tarde. Se van acercando contertulios y ni que decir tiene que la botella de Cacique desaparece. Uno de los últimos en sentarse saca un rojo y lo pone sobre la mesa, clara invitación a una porra para comprar otra; estamos en época de crisis y nadie pone mas, así que para que no me tomen por tacaño, todos saben que yo podía comprar una, pongo otro rojo. Esfuerzos por registrarse los bolsillos y solo aparecen doscientos colones mas. La botella vale cuatro rojos por lo que me digo: se acabo la fiesta. Nada de eso, uno coge el dinero y como si se la hubiera sacado de la chistera aparece con una nueva botella de cristalino guaro.
Por allí llegan unas francesas y uno se va para intentar venderles abalorios, así que ya quedamos en la mesa Diego, Yocsan y yo.

Diego se desenvolvería bien en Marte

Están en su salsa y yo disfrutando con ellos como un enano. Los dos me quieren llevar a San José a que conozca a sus familias y enseñarme lo verdaderamente interesante de la ciudad, pero no se en que momento de la conversación, le digo a Diego que cuando me den la residencia, pensaba recorrer Costa Rica en moto y no solo se me apunta sino que me describe el viaje, como jamás yo lo hubiera soñado. Los hippies se hubieran quedado desfasados. Me lo imagino y disfruto.
En el Bar los gitanos suena la música con más volumen, acompañada por destellos de luces y me dicen que hoy hay baile. Me aseguran que si entro ligaré, pero la música impedía el que pudiésemos seguir hablando así que decido venirme.
Buenas tertulias la de estas dos tardes/noches. He disfrutado. Voy aprendiendo a ser tico.
¿Regañarles yo, como lo hacia antes, por los efectos de las drogas? ¡Son felices! así... ¡Dejémosle que lo sean!

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