Los viajes que nunca hice. A una isla del pacifico y al extremo oriental de Asia


La verdad sea dicha, para la playa iba contento. Acababa de poner un correo a mi banco de España en el que le venia a decir que me estafaban cien euros mensuales. No me había sido fácil detectar el por qué.
Perrillo, que me lo encuentro por el camino, y grandes fiestas al ver que conmigo podía pasar el territorio de otros de su especie sin que le atacaran. El quiere el paseo, retozar en la arena, pero cuando considera que ya se aburre, no para de morderme la pierna derecha (curiosamente al igual que la gata) indicándome que ya ha transcurrido el tiempo normal al que lo tengo acostumbrado. No tenia prisa, estaba en la gloria. Precioso atardecer y una brisa demasiado agradable. Creo que el domingo es la luna llena y posiblemente me este cargando de energía. ¡Oh dios!, que país este, que aún adoran a la luna.
No suelen venir mucho por la playa, pero hoy estaban Fabio y Biqui y aunque no se si lo he dicho antes, que para mi es el matrimonio perfecto, lo siento, pero vuelvo a repetirlo. La sonrisa y amabilidad de Biqui, y el saber estar de Fabio (ha sido profesor universitario), hace que, con ellos, la estancia en la bahía se haga corta.
No se por qué causa, hablábamos de la desventaja de ser propietario de una casa, habiendo, como hay por ahora, buenas oportunidades para tenerla, por la sencilla razón de que te amarra al lugar donde la compres, o dicho de otro modo, es una forma de ponerle puertas a tu libertad. Biqui me contaba que aun sigue con la esperanza de que cuando acabe de pagar las trampas (todo el mundo las tiene y yo ni siquiera eso) comprarse una caravana y dedicarse a recorrer Costa Rica en ella (le he criticado el que su limite sean las fronteras).
Se fueron, y sentado estaba sobre el banco de piedra, con las piernas cruzadas y mirando a las diferentes tonalidades que van tomando las nubes mientras el sol las ilumina con sus últimos rayos, pero no dejaba de pensar en la caravana. Ese mismo sueño lo tuve yo, pero fue como ultimo recurso a otro anterior.
Lo de perro verde no es por casualidad, ya de joven pensaba que el mundo que me rodeaba no era el mío y en mi cabeza se fue fraguando la forma de abandonarlo. Vender mis pertenencias (es mucho dinero el que, en aquel entonces, ganaba como Marino Mercante) y comprarme un velero. Poco a poco fui limando hasta el último detalle. Sospechaba que nadie querría acompañarme en semejante aventura, por lo que el velero debía ser de doce metros, el ideal para un navegante solitario. Tampoco me consideraba lo suficientemente preparado como para pasar el Estrecho de Magallanes (no es fácil ni para los mas expertos) por lo que me veía pasando al Pacifico a través del estrecho de Panamá.
Por qué el Pacifico: sabia perfectamente que en la Polinesia no solo había, sino que aun sigue habiendo islas que no han sido pisadas por la gente civilizada, pero al igual que con el paso del Estrecho de Magallanes, aquí también sabia de mis limitaciones, y mi intención no era precisamente irme a una isla de salvajes (¿salvajes?) y mucho menos a una isla desierta; si tenia claro que tenia que ser una fuera de las rutas marítimas.
Una vez encontrada, sin prisa pero sin pausa, y disfrutando de las singladuras entre una y otra, tenia planeado el ultimo detalle. Desconfiaba que al tiempo de estar allí me diera la chochera por volver al mundo que no quería, por lo que desde el primer día, al hacer las provisiones, las cuales tenia muy bien estudiadas, con ellas iría un deposito de gasolina cuyo fin ultimo, seria rociar al velero y prenderle fuego.
No ha sido una sola tarde, la que me he dicho que la parte mas difícil, atravesar el atlántico y el canal de Panamá, ya lo tengo hecho, por qué no continuar viaje, pero fue cuando apareció por aquí en su velero, Jean François, canadiense él, y me dijo que ese tipo de veleros en el mercado de segunda mano gringo, lo encontraría por cinco mil dólares, cuando volví a planteármelo en serio.
¿Quién sabe?
Pero qué relación tiene esto con la autocaravana de Biqui. Fue pasando el tiempo y cada vez veía más difícil que mi viaje se llevara a cabo. ¿Qué me amarraba? Los hijos (A mi ex le tenia dicho que ella tenia que tomar la decisión de acompañarme o no).
Mi imaginación no tiene límites, y viendo que este viaje jamás lo llevaría a cabo, el por qué no planificar otro que fuera posible. Lo fui postergando para cuando me jubilaran. Me compraría una caravana, y con un dinero ahorrado, emprendería viaje sin una ruta fija pero con rumbo hacia Asia. Haría noche donde se me apeteciera y estaría el tiempo que considerase oportuno en el lugar que me gustara, bien por su naturaleza o por sus gentes, incluso en alguno de ellos podía estar el fin de mi camino, y en caso de que no lo encontrara, al llegar lo mas cerca posible del Estrecho de Bering, abandonar o regalar la caravana, coger el primer avión, y vuelta al principio.
Soñando con mis nunca empezados/acabados viajes venia, cuando veo a Javier en su puerta acompañado de una preciosa muchacha. Esta esperaba el autobús, aunque faltaba bastante para que pasara. Es rara la noche, que cuando vengo de vuelta, no me pare con él, como yo digo, a fumarme el último cigarro, así que esta noche, con bastante más razón, el por qué no iba a hacerlo. Javier se mosquea (lo conozco muy bien) porque la conversación se reduce a dos, ella y yo. Ha estado casada (nunca comprenderé a este país en el aspecto de separaciones para mi incomprensibles), tiene un hijo y vive con sus padres. O venia muy feliz y todo lo veía color de rosa, o me ha parecido que hemos tenido cierta química (¿es así como se dice?). Maldito coche que no me arranca, por lo que no he podido llevarla.
¿Y si es la lagarta? ¿Y por qué no?

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Prosperidad humana sin precedentes. El mundo mas feliz del universo


El progreso experimentado en todas las áreas importantes de la actividad humana ha sido fantástico. Nunca hemos vivido tanto como ahora (la esperanza de vida es el doble que hace cien años) y las mejoras han sido más pronunciadas en los países en desarrollo. La mortalidad infantil ha descendido drásticamente. En 1950, uno de cada cinco niños moría en los países en desarrollo, mientras que ahora solo muere uno de cada dieciocho (la misma proporción que presentaban hace cincuenta años los países en desarrollo). Somos más altos, más saludables y sufrimos menos infecciones. Ahora somos muchos mas y no porque hayamos empezado a reproducirnos como conejos, sino porque hemos dejado de morirnos como moscas.
También tenemos más comida que llevarnos a la boca. La proporción de personas hambrientas en todo el mundo ha descendido desde el 35 por cien de 1970 al 18 por cien actual, y se espera que esa cifra baje a un 12 por cien en el año 2010. Más de 2000 millones de personas tienen ahora suficiente comida, y la ingesta de calorías en los países en desarrollo se ha incrementado en un 38 por ciento.
Los ingresos, tanto en los países industrializados como en el mundo en desarrollo, se ha triplicado en los últimos cincuenta años, al tiempo que se han reducido los casos de pobreza. La distribución entre el mundo rico y el mundo pobre ha descendido ligeramente, y se espera que disminuya mucho más durante este siglo.
Ahora también disfrutamos de muchos más artículos de consumo que facilitan y mejoran nuestras vidas. La gente de los países desarrollados tiene frigoríficos, mejores casas, coches, teléfonos, ordenadores y videos. Los países en desarrollo también han mejorado sus bienes de consumo, pero mucho más importante es que cada vez mas gente dispone de acceso al agua potable, al saneamiento, a la energía y a las infraestructuras.
Ahora trabajamos la mitad de horas que hace ciento veinte años, y como además vivimos mas tiempo, tenemos mas del doble de tiempo para disfrutar.
La tasa de asesinatos ha descendido enormemente. Aunque se ha compensado por un incremento en la tasa de suicidios. También hay menos accidentes mortales que hace años.
Por termino medio ahora estamos mejor educados, y los países en desarrollo están alcanzando a los países industrializados en cuestiones de educación. El número de alumnos que reciben educación universitaria en los países en desarrollo se ha multiplicado por cinco.
En definitiva, un maravilloso e increíble progreso.

Es copia literal de la conclusión que hace Bjørn Lomborg a la parte segunda, El bienestar Humano, de su libro El ecologista escéptico (puedes leer un extracto bastante completo en Wikipedia).

Tengo que reconocer que en muchos aspectos lleva razón, han sido muchos los agoreros que han hablado del final del petróleo [desde que tengo uso de razón, siempre he escuchado demasiados pronósticos de que su fin seria en veinte años (ni siquiera, hasta donde yo he leído, menciona la curva de Hubbert) (lastima también que Gabriel Tobar, haya dejado de escribir en su blog)], del final de los alimentos (desde Malthus, han sido muchos los que también lo han predicho), de la esquilmación de los océanos, de la deforestación y de tantas otras catástrofes. Por cierto, el bombardeo con el que nos agobiaban los medios de comunicación sobre el agujero en la capa de ozono, ha desaparecido.
Él se basa en que la mayoría de los estudios se han hecho partiendo de uno preliminar, que todo el mundo ha dado por cierto sin investigar lo suficiente su veracidad, pero la verdad es que el también aburre al mas santo con tanto grafico (hechos por sus alumnos)
No es un libro de una sola lectura (en mi caso, de cada uno de los temas, procuro profundizar buscando el máximo de información), por lo que gracias a mi amiga casualidad, tengo donde ocupar las horas muertas durante bastante tiempo.
También es verdad, que nuestras percepciones sobre lo que ocurre en este mundo son muy limitadas, pero a mi nadie me podrá hacer cambiar sobre la vida que yo vi en una zona muy concreta del Mediterráneo y como se extinguió. Ni a los habitantes del pueblo que me encuentro, cuando hace pocos años junto al arbolito, cogían en un rato un saco de cambutes y ahora no se ve ni señal de ellas.
La tasa de asesinatos ha descendido enormemente. Aunque se ha "compensado" por un incremento en la tasa de suicidios. Al menos algo no va tan bien como este nos lo pinta. De la ingente cantidad de gráficos que pone en su libro, no hay ninguno que refleje la subida (¿exponencial?) de la depresión.
Algún día rebatiré alguno de los razonamientos de este libro. En mi mundo las prisas no existen.

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Cadena trófica. El pez grande (gata) se come al pequeño (iguana)

Hay dos lecciones que he tenido que aprender desde que llegue a este país. La primera, bajo ningún concepto hacer un préstamo. Con una rapidez pasmosa te conviertes en el Banco de Costa Rica o Banco Nacional de ídem.
La segunda es no acariciar a ningún animal domestico. Empecé a hacerlo con dos perros que me salían al encuentro en mis paseos hacia la playa, y en especial a uno lo he tenido colgado hasta hace bien poco. Es un perro callejero nato y a persona extraña (especialmente si es gringa) que pasa por su puerta (que ha sido bastante tiempo la mía) le hace sus fiestas y lo acompaña durante un tiempo esperando algo mas.
También sin saber como, una pequeña gata blanca, se me hizo inquilina, hasta que desapareció.
Hace un par de días me apareció otra, y aun sabiéndolo, se me ocurrió acariciarla y me perdí. Si me muevo, anda detrás de mi enredándoseme entre las piernas e incluso me muerde el dedo gordo del pie derecho (siempre ando descalzo, hasta que un día me pique la segunda tarántula) con la única idea de que la sobe (le encanta sea con el pie).
Esta mañana leía y ella dormía, o simulaba hacerlo, junto a mí. Visto y no visto, aparece con una iguana en la boca (la pobre se hacia la muerta), tenia la cámara junto a mi, foto e intento hacer de dios (frase plagiada a mi amiga casualidad) quitándosela de la boca. Muy por conseguir mis caricias, pero en lo que respecta a su alimentación, sigue aquello de no hay padres para hijos ni hijos para padres. Me miró con cara de mala hostia y desapareció entre las plantas del jardín. Supongo el final de la pobre iguana.
Esta tarde seguía leyendo [Todo el día sin fluido eléctrico y el carro arranca cuando le da la gana (Mal contacto pero no doy con él)]. La gata durmiendo, pero observo no solo su despertar, sino su rápida carrera a mas de cinco metros de distancia, se agazapa, salto y sale con un garrobillo en la boca. Juego del gato y el ratón, y esta vez no quise hacer de dios.
Cuando comí a medio día le eche mis sobras y me miro con cara de desprecio. ¡Arroz y frijoles teniendo a mi alcance ricos manjares! Supongo pensaría.
Cadena alimentaria. La pequeña gata blanca, según me dijeron, fue pasto de los zopilotes.

¿Y tu qué?.. ¿whiskas o iguana?

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