De brujas y escobas


Que la historia la escriben los vencedores es harto sabido, y por citar un ejemplo reciente e incluso de plena actualidad, me referiré a Guantánamo. La desinformación que tenemos sobre el tema al menos para mi es acojonante. ¿Qué dirá sobre él la historia musulmana (que no mahometana)?
En lo referente a la historia oficial, hay casos de puta vergüenza y hace poco me réferi a uno precisamente del país en el que me encuentro. Que en la historia del mismo no hay héroes ni hazañas dignas de mención, pues se inventan, lo inventado lo enseñan en las escuelas e incluso lo hacen fiesta nacional y todos tan panchos.
Dejemos la historia y continuemos con los latiguillos que nos han grabado en el cerebro a través de los medios de información con unos intereses creados, de vete a saber quien (aunque en algunos caso están clarísimos). La lista seria interminable pero también recurriré a algunas de actualidad: Pandemia marrana, pandemia aviar, agujero de ozono, calentamiento global, relación tabaco cáncer de pulmón, y no acabaría.
Por la web, circulan dos personajes, Guaicaipuro Cuauhtemoc (que no existió) y el Jefe Seattle (este si existió, pero los ecologistas lo tienen como bandera por un mas que dudoso discurso), de los que, en especial el primero, me han hecho sudar lagrimas de teclado (que no de sangre, ni de tinta) con un supuesto escritor (así se autotitulaba él) venezolano ante su insistencia en que si existió y mis demostraciones de que no (el final fue un para ti la perra gorda por mi parte). Pon cualquiera de estos nombres en un buscador, y encontraras información hasta el tamaño de su miembro viril.
Sigamos con la literatura, en este caso infantil. El por qué todos los cuentos de príncipes azules (Blancanieves, La bella durmiente, Cenicienta) acaban en boda como final feliz y no en la cama (si lo estas pensando, no soy ningún obseso sexual). En el caso de Blancanieves, habría que leer las otras versiones que por ahí existen de sus relaciones con los enanitos.
Creo me perdí.
Si, pensaba hablar sobre las brujas, las escobas y de volar. Estas tres palabras, en realidad están muy relacionadas, pero si nos mencionan a una bruja, la imagen que rápidamente se nos viene a la cabeza es la de una señora fea (otras historias tradicionales de brujas hablan de mujeres increíblemente hermosas), con un sombrero ridículo y por supuesto cabalgando/volando sobre una escoba, y al parecer las brujas ni utilizaban tal artilugio como si de un Airbus se tratara, ni los vuelos eran aéreos.
Que en los aquelarres, usaban alucinógenos [también al parecer los extraían de sapos (sapos, brujas, ¿te suena?), aunque citan otros muchos] es un hecho demostrado, y que para alcanzar el éxtasis durante el rito no se podía calcular con exactitud la dosis (una cantidad letal estaba muy cercana a la dosis de uso), por lo que era muy peligroso administrarlas por vía oral, así que los alucinógenos se aplicaban en forma de ungüento por vía vaginal [también se habla de anal (supongo que en este caso serian brujos)]. Doy por supuesto que en aquella época no existían los Sex Shop, y también que una herramienta a mano de cualquier mujer, fuera bruja o no, era la escoba, así que ya tenemos la primera relación bruja/escoba.
Ya en 1451 Alfonso de Torado, obispo de Ávila, sugirió que los vuelos de las brujas no eran sobrenaturales sino efectos alucinatorios de las drogas, de sus brebajes, un juicio asombrosamente exacto para la época.
Ya cerramos el círculo.
¿Satisfecha?..¡So curiosa! Hay mucha mas información.

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Primer viaje de María a Costa Rica

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Alguien le había dicho que yo tenía un blog, y se puso en contacto conmigo. Fue mucho el tiempo que estuvimos intercambiando correos y hablando por Messenger.
Estaba bastante enferma: rotura de pelvis, tensión alta, problemas de corazón, por no decir que estaba inmersa en una depresión (cosa que ella no quería reconocer), pero como siempre, en las peores situaciones tiraba hacia adelante, y un día, sin pensárselo mucho, fue a visitarme.
Resucito. Se le veía cara de felicidad.
Estuvo unos diez días (venia con billete de vuelta), pero me prometió que volvería.



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