Remar mar adentro o buscar en ti las soluciones a tus problemas


Esta frase se la escuché anoche a una mujer (la verdad es que ella iba por el camino religioso), que lo había pasado muy mal (y lo sigue pasando) e inmediatamente me vino a la cabeza un temporal que pasé debajo de Australia (el peor de los que he pasado en todo mi tiempo de navegación). En la mente de todos los que nos encontrábamos en aquel buque, estaba claro que nos hundíamos. Era gente experimentada en el mar y vi a más de uno llorar.
En estos casos, lo normal es retirarse de la costa (remar mar adentro) y a ser posible ponerse al pairo pero a pesar de ser de noche, me di cuenta que nos dirigíamos hacia la costa. Rápidamente me fui a buscar al capitán y le hice dos preguntas: ¿A dónde coño nos llevas? ¿Es que quieres hundirnos? Confía en mí, se lo que estoy haciendo, me contestó. Acertó. Nos metió al abrigo de la costa de Adelaida y estoy seguro evito lo peor.
No es lo normal.
Esta señora como es lógico y aunque usó un término marinero, no se refería al mar, se refería a que cuando tenemos problemas busquemos en los demás la explicación a los mismos y que sería más fácil mirar en nuestro interior porque posiblemente sea allí donde este la solución.
No sé si esta noche he soñado con esto, pero lo cierto es que solo despertarme, se me ha venido a la cabeza.
Hago comparaciones.
¿El por qué he pasado de estar muy bien anímicamente [mar calma (así me encontraba en Costa Rica)], he pasado a estar “hundido” (o casi)?
¿El por qué no me hago una relación de los motivos que me han llevado a esta situación?
Lo intentaré.
Hago memoria.
Lo primero que recuerdo es que a pesar de haber vuelto en Mayo, en plena primavera, me pareció había arribado al polo norte. Después de dos años en el trópico, no soportaba unas temperaturas que para nada eran anormales. Ya empecé a acobardarme. Nunca me ha gustado el frio. No digamos el invierno que no esperaba pasar y he pasado.
Vine exactamente por tres motivos: Partición de bienes de mi divorcio, partición de la herencia de mis padres y reclamar por el uso de una patente que en su día hice, en especial por las dos primeras puesto que Hacienda, por causas que desconozco, me había puesto como beneficiario de todo y me estaba asaetando con multas (se me chuparon más de 10.000 euros). Inútil todas las reclamaciones que he hecho, los hijos de puta de los políticos de algún lado tienen que sacar el déficit al que nos han llevado.
Quizás haya una cuarta.
No venía con resentimientos contra nadie, y motivos para tenerlos los había, así que hice lo posible por relacionarme con este mundo, pero sigue hecho una mierda y en vez de amansar las aguas se embravecieron. Puede que me encontrara más aislado que antes de irme, y lo más importante, sin puñeteras ganas de guerra. Estas batallas no entraban en el esquema de la nueva vida que me había marcado.
No sé si como consecuencia de todo lo anterior, mi cuerpo y mi mente entraron en una apatía que traducido al Román Paladino, era/es un cansancio físico/mental que hace que no tenga ilusiones por nada. Es un verdadero esfuerzo hacer cualquier cosa que se perfectamente que tanto mi cuerpo como mi mente se están capacitados para hacerlo. Tengo la completa seguridad de que esto no es una depresión. Experiencia en la misma tengo.
Releo los motivos hasta aquí escritos. Pienso en alguno más. Se me ocurre otro. No soy de los que considero al tabaco la causa de todos los males, pero si me jodía y bastante ser esclavo de una droga que nada me aportaba y estaba preparado para dar el paso de dejarlo, fue venirme aquí e ir entrando en esta mierda y cada vez me veía más incapaz de soportar el deshacerme del habito y de pasar el mono. Tengo la experiencia de haberlo dejado dos veces y sé que hay que tener muchos cojones para hacerlo, cosa que ahora no me los veo. Esperaba un momento de fortaleza para conseguirlo, pero esta no solo no llega sino que cada vez tengo menos. En el fondo de mi cerebro me decía que solo volver lo llevaría a cabo.
Ya solo me viene la pre puntilla: La extirpación, más bien la trituración, de los tumores de mi vejiga, y digo pre, porque como decía ayer me queda mi nueva operación, mis nuevas pruebas para saber si estoy apto para soportarla y otro año más de quimioterapia. No es nada.
Pues bien, me quedaría mirar hacia mi interior, analizar una por una, y ver qué soluciones puedo sacar de mi mismo.
El frio: Efectivamente nunca me ha gustado, pero siempre le he presentado cara. Es más, en los últimos años laborales, siempre utilizaba como vehículo mi moto, y cuantas veces he ido a la empresa nevando. Curiosamente llegaba al trabajo con calor. ¿El por qué no le presente cara al volver? Pienso. Uno o dos meses antes de volver, ya orinaba sangre, y hubo momentos que bastante. Yo y mi puta manía de que el cuerpo es una maquina cuasi perfecta que tiene los suficientes recursos para su propia curación. No reparé en que la hemoglobina, ya la debía tener por los suelos, y si aquí llegó un momento en que me desmayé por tenerla muy baja e incluso según me dijeron, lo raro es que no me hubiera dado un infarto, por lo que, que estuviera debilitado era de lo más normal, debilitado y con frio, no es extraño que estuviera por los suelos.
Por lógica era muy posible que esta fuera la causa del cansancio y que en tal estado no acometiera los otros problemas en el estado de ánimo que debía.
Según las últimas analíticas, todos los parámetros los tengo estupendamente, luego lo del cansancio físico no tiene razón de ser, así que es hora de que al menos a este le vaya presentando cara, a pesar de que el mental sea un freno y el cual conforme siga escribiendo vea la solución para deshacerme de él. En cuanto al frio propiamente dicho, dentro de unos días empieza la primavera, y aunque conozco demasiado bien este terreno y se perfectamente que cuanto más floridos estén los arboles, vendrán algunas escarchas, debo desterrar el miedo con que cada mañana pienso en él.
Frio y cansancio físico, al carajo.
Separación de bienes: Cuando llegue a Costa Rica, me desesperaba de la lentitud con el que se resolvían los problemas burocráticos y con la estoicidad que se lo tomaban los ticos. Siempre ves la paja en el ojo ajeno y no la viga en el tuyo. Para lento este puto país. Solo llegar me puse en contacto con mi abogada (en realidad cuando me fui le había dejado hecho un poder para que esto lo resolviera ella sin estar yo aquí) y le advertí que o aceleraba el asunto o tomaba otros derroteros en los que no contaría con ella. Se empieza a mover el asunto, peritaciones, desacuerdo con las mismas y cada vez que me pongo en contacto con ella, la misma contestación: Todo va muy bien. Ni puta idea de cómo va y mucho menos cuando acabará. ¿Intentar aclarar esto con hacienda? No lo veo claro. ¿Pagarle y al menos me evito multas? Es lo que debía hacer. ¿Qué hacienda me estafa? Que a Zapatero le sirva para curarse como mínimo un dolor de muelas. ¡Cabrón de los cojones!
La herencia: Ya va para dos años que murió la última de mis progenitores. Mis dos hermanitas la están disfrutando, así que no solo no tienen prisa por repartirla, sino que están echando todas las piedras en el camino para que se retrase el máximo posible. Otro de mis hermanos con sus teorías delirantes lo que estaba haciendo era hacer que la piedras fueran de mayor tamaño. Viendo que la cosa podía llegar al infinito, mi otro hermano y yo recurrimos al juzgado para que este sea el encargado de hacer las particiones, pero los jueces pertenecen a una casta especial y te dicen que somos parias y que para hablar con nosotros lo tienen que hacer a través de intermediarios, procurador y abogado (en este país no solo zapatero nos chupa la sangre, rebajándole el sueldo a los funcionarios y congelándole la pensión a los que la tienen), los jueces ante dos testamentos hechos y pagados ante notario, tienen que contar con la ayuda de los antedichos para descifrárselos y por supuesto pagándoles también (nosotros, no el juez). Pues bien desde que vine también estoy en esto. ¿Cuándo se resolverá? Por aquí se dice: La justicia es lenta. Yo añadiría y los que viven de ella la enlentecen más, llámese abogados, procuradores y demás chupópteros. Todos tenemos que vivir, dicen ellos. No de nuestra sangre, añadiría yo.
No es cuestión de que mis queridas hermanitas se queden con ella. Ya me robaron bastante apañando testamentos y solo con eso debían de tener bastante para tomar todo el Trankimazin que les hace falta. Esperar, es la única solución que me queda. Tampoco es ningún trauma; en realidad no estoy agobiado por falta de dinero.
La patente: Solo llegar, me pongo en contacto con las oficinas de la propiedad industrial que me la gestiona. Le mandan a la empresa que la está utilizando una carta verdaderamente amenazadora, pasa bastante tiempo y al final contestan que el método que están usando no es exactamente igual que el de mi patente. ¿Y ahora qué? Les pregunto a mis defensores. Directamente a Juicio. Ya me habían pedido dinero para ponerse en contacto con ellos y me piden bastante más para, y se repite la historia, procuradores y demás gaitas. Vamos a ver, les digo: Mi lucha va a ser con una multinacional, antes de llegar a pleitos, porque no me informáis de las posibilidades que tengo de ganar. Aun espero su contestación. Es mucho dinero el que podía sacar de aquí, pero también es mucho el que podía perder en caso de que el departamento jurídico de la multinacional me llevara al huerto. No estoy lo suficientemente adinerado como para jugar a semejante lotería, así que por ahora lo he dejado. Puede que si algún día cojo algo de la dichosa herencia, me vuelva a decidir a intentar joder a los que tan bien me la jugaron. Sabían de mi patente, me conocían y la pusieron en funcionamiento de forma que hicieron lo posible porque ni me enterara. Que una multinacional se aproveche y juegue a joder a los más débiles no me hace puta gracia. Por otra parte me pregunto: ¿Qué ganaría? La respuesta es dinero y quizás mucho. Maldito dinero; no quiero ser rico para nada. Solo quiero tener el suficiente para cubrir mis necesidades que no son muchas. Que le den por el culo al dinero.
Es curioso que en estas tres últimas cosas, no pida nada que no sea mío, pero en las tres interviene la justicia y complican la cosa hasta el infinito. He vivido mucho tiempo junto a los gitanos y una de sus maldiciones favoritas era: “Juicios tengas aunque los ganes”. Ellos hablaban y cerraban los tratos con un apretón de manos que iba a misa.
Lo más inmediato que me viene a la cabeza como solución es mandar estos casos al carajo y que los demás disfruten de lo que es mío, pero temo de que encima me persigan, como en el caso de Hacienda, por no entrar en el sistema. Por ahora los dejaré y que el tiempo vaya marcando sus ritmos.
Por último mi repetida operación de tumores en la vejiga. En el documento que he firmado de consentimiento, me advierten:


En el mejor de los casos, que nada de esto me ocurra, me queda un año de tratamiento de quimioterapia, si no se vuelve a interrumpir a los aproximadamente seis meses en el que al hacerme una nueva cistoscopia no se me han reproducido nuevos tumores.


No, las perspectivas no son nada agradables.
Otra vez repito: En el mejor de los casos, me puedo ir olvidando de mi vuelta Costa Rica. Posiblemente pierda la que tanto trabajo me costó conseguir.
Mi amiga anónima me decía: … lo que sí es cierto es que no depende del lugar en donde estemos... (Se refería a la felicidad), le digo que pasa igual que con el dinero, que no la da, pero ayuda.
No me veo encontrándola en este mundo al que cada vez le tengo más manía, pero lo cierto es que tendré que cambiar el chip e intentar aferrarme a Paulo Coelho y buscar ese bien preciado en el lugar donde doy por supuesto me será difícil encontrarla.
No lo tengo fácil.
En este caso, nada de ponerme al pairo, o le pongo proa a la mar o lo tengo bastante jodido, y para hacer esto, lo primero que tengo que hacer es sacudirme la diarrea mental en la que estoy sumido.
Que los dioses me acompañen.
La verdad es que cuento con una ayuda inestimable y pienso que no estoy sabiendo aprovecharla.

Búsqueda en Google de:

Cistoscopia vesical. De cómo me han tirado la moral por los suelos


De lo único que estoy seguro hasta ahora es que tengo un buen cacao mental. Desde ayer por la tarde dejé la mente en blanco, cosa que hacía tiempo ni lo intentaba, y hasta esta mañana no he vuelto a la realidad. Se me está haciendo muy cuesta arriba.
En esta última fase de mi vida, la mente me ha jugado muy malas pasadas, y he procurado estudiarla llegando al convencimiento de que el cerebro por mucho que los científicos estén ahora investigándolo, descubrirán antes la eterna juventud, que prevenir una puñetera depresión. No digamos nada el intentar llevarnos a la felicidad.
Que existe el baúl de los recuerdos es cierto, pero quizás lo que mucha gente ignora es que en el cerebro existen dos, el de los malos y el de los buenos, e inteligente que es este órgano, el de los malos, cada vez que introduce uno, lo precinta. Si cada persona tuviera a flor de piel todos los malos recuerdos que ha acumulado durante su vida, seria inmensamente desgraciada. Se puede desprecintar y recuperarlos, y de hecho hay personas que disfrutan haciéndolo, personas que por otro misterio de este órgano, les gusta ser desgraciadas, pero no es lo común.
Tampoco es instantáneo el sellar estas llamémosle desgracias, tardan un tiempo durante el cual sufrimos y precisamente uno de mis trucos era construirme unos muros contra esos reveses de la vida acelerando el tiempo de olvidarlos. Más de una persona se ha reído/dudado de esta capacidad mía.
También tengo seguro de que el pasado no existe. Como si en un disco duro se tratara, podemos recuperar pasajes del mismo que normalmente nos ayudan a planificar el futuro (podía ser la experiencia y no repetir lo que hicimos mal).
Tendemos a creer que el mundo que conocemos fue siempre así y nada más incierto. Ahora la ciencia no para de investigar sobre el alargamiento de la vida (es un buen chollo para la poderosa industria farmacéutica) y ya se habla que dentro de relativamente poco la esperanza de vida ronde los ciento veinte años (Se pronostica que podrá ser de cuatrocientos años), pero ignoramos que hasta hace ciento y poco de años esta era de treinta (sigue siendo esta en algunas partes del mundo y cito como ejemplo Sierra Leona). Con treinta años de vida y con las condiciones tan adveras para que esto ocurriera, las personas solo tenían tiempo para procrear e intentar enseñar a defenderse a su prole. La felicidad para ellos no existía. Es algo nuevo para nosotros. Ahora le llaman calidad de vida. El hecho cierto, es que si acabamos nuestra vida laboral a los sesenta y cinco, sesenta y siete u ochenta y nos quedan cuarenta u ochenta años rascándonos las pelotas, lo lógico es pensar en pasarlo lo mejor posible (otro chollo para la industria farmacéutica) y por primera vez los científicos están hablando de la felicidad.
Y aquí viene mi gran incógnita: El futuro.
Doy por cierto de que existe, luego para obtener la felicidad que mejor que averiguar en que consiste esta cosa para nosotros y planificarlo, pero no, no es tan fácil. Ni he pensado ni he visto que porcentaje de cosas que planificamos las llevamos a cabo, lo cierto es que Ley de Murphy en este último año, se me está volviendo bien en contra.
Yo había planificado la búsqueda de la felicidad. También se que esta no existe como cosa tangible, pero llegué al convencimiento de que por el solo hecho de buscarla te podrías acercar a algo próximo a ella.
Me alejé de este país, al cual consideraba un lastre para este fin, fuí a uno bien alejado en el que no conocía a nadie y mucho menos sus costumbres y acerté. Han sido dos años de mi vida muy satisfactorios y si echaba algo de menos que era un hombro en el que apoyar mi cabeza en algún momento de debilidad, al final también lo encontré. Salí de mi depresión diciéndome que jamás uniría mi vida a la de ninguna mujer y sin proyectar nada me llegó la mejor.
Problemas burocráticos (el sistema se encarga de recordarte que te tienen amarrado aunque te encuentres en el polo opuesto de donde te ficharon) que me complicaban mi estancia allí, me decidieron volver para solucionarlos. Esperaba resolverlos en dos o tres meses como mucho y rápidamente emprender la vuelta, pero llega el futuro no planificado, destino o lo que coño sea y acabo para operarme unos tumores en la vesícula. Esto fue en septiembre del año que pasado.
Operación finiquitada, así que ya mismo vuelvo a cruzar el Atlántico. Craso error, la operación solo era parte de un protocolo. Posterior a la misma, analíticas, revisiones medicas pero en especial quimioterapia de baja intensidad (los tumores no eran malignos) no solo para hacer desaparecer las células que no hubieran eliminado la cirugía, sino para prevenir que salieran más (este tipo de tumores, tendían a reproducirse, me dijeron).
Lo que más esperaba era la , en ella se podría ver en directo, a través de una cámara de televisión el estado en que se encontraban los, digamos, restos de los dichosos tumores (o eso creía yo).


Esta vez sí pude ir observando desde que el urólogo fué introduciendo el dichoso tubito, (que por mucho que digan que no duele, no es nada agradable), todo el recorrido que hizo. No solo eso sino que no me corté nada de ir preguntándole todo lo que no veía claro, incluso el me explicaba lo que consideraba interesante que yo supiera y no le había preguntado.
El color de la uretra, rosado, me parecía muy sano. Paró en una especie de mancha oscura y me dijo era la próstata, el interior de la vejiga, también me parecía muy sana, hasta que llegó a una zona más blanquecina y con una superficie rugosa que ya me escamó. Como es lógico le pregunté: ¿Y eso que es?
Son los restos de los tumores que te operaron
Tienen muy mal aspecto
Al contrario, están muy bien
Entonces todo bien ¿no?


Retrocedió el endoscopio hasta un par de pequeños pliegues que ya antes había visto, que aparentemente también tenían buen color, y me dijo: Pues no. ¿Ves esto?, pues son dos nuevos tumores.
Vamos a ver, si he seguido el tratamiento de quimioterapia que no solo era para reparar los tumores operados sino para prevenir otros nuevos, como coño me han aparecido otros dos
El mal ya estaba hecho, me dijo.
¿Y entonces?
Pues que hay que volver a operar
El mundo no solo me cayó encima, sino que me pareció muy pesado.
Del quirófano nos fuimos a una especie de despacho, y a rellenar papeles de en qué consistía la operación, permiso para ejecutarla, informe al anestesista para que él me hiciera sus correspondientes pruebas y para de contar.
Para ellos pura rutina.
Otra cosa que aprendí, durante mis avatares con mi masa de neuronas, fue dejar la mente en blanco. Así se me quedó ayer sin yo pretenderlo. Probablemente sea un sistema de defensa. Veía la televisión sin saber que estaba viendo. Si algo recuerdo es que no quería poner cara de preocupación para no causar malestar a los demás, aunque estoy seguro no lo conseguí.
Este estado me ha durado hasta esta mañana en que he despertado, pero solo hacerlo me he puesto a barruntar.
¿El por qué otra vez? No le temo a la operación en sí, aunque no es nada agradable volver al hospital, encamarme, estar conectado a través de una vena a una bolsa de lo que quieran introducirte en el cuerpo, que después te tengan sondado para observar si sangras después de la operación y demás gaitas, no es a nada de eso a lo que temo.
Temo mas al mono del tabaco el tiempo que este ingresado. Pienso en quitarme del , y no es que ya me vaya a solucionar nada (el mal ya está hecho según el urólogo), pero mi experiencia de otras veces es que para hacerlo hay que tener mucha fortaleza de espíritu, todo lo contrario que ahora.
Ya desde que volví de Costa Rica, el tiempo se me ha hecho eterno. He estado amuermado, hasta el punto que fui a otro médico para ver a qué se debía esta apatía. Me dijo que me notaba desambientado. Nada le había dicho de mi estancia en Centroamérica ni mi animadversión por este país.
Todavía no tengo claro que tenga que perder casi otro año de mi vida con estas mierdas de tumores.
Al igual que no comprendía que no se hubiera descubierto nada para disolver los coágulos de sangre en mis primeros tumores sangrantes y que hubiera que expulsarlos con grandes dolores o absorbiéndolos con una jeringa, mucho menos comprendo que una vez que te han detectado uno, no haya ningún medicamento que detenga la aparición de otros (en teoría es la quimioterapia, para al menos en mi la cosa ha sido un fracaso estrepitoso) y que tenga que ser con la cistoscopia con la que te lo tengan que ver, porque a partir de aquí, mi gran pregunta es: ¿Después de la segunda operación, me volverán a salir más? ¿Tendré que estar lo que me quede de vida en la mesa de operaciones? ¿Es esta la calidad de vida que pretenden que tengamos alargándonosla?

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