El estallido de la primavera mitigado por mi depresión


Jamás cuando empecé este diario, creí que tendría que poner la etiqueta depresión. La utilicé, y mucho, en mi anterior blog. Pues bien, hoy es el día que la pongo en este. En realidad ya , pero en aquel entonces, mi subconsciente se negaba a reconocerlo. Pensaba que el antidepresivo que me había mandado el que había sido mi brujo (psiquiatra) durante la anterior, en poco tiempo me pondría en orden de marcha, y puede que lo esté haciendo, pero no con la rapidez que desearía.
Hoy cosa rara, me encuentro solo. María ha ido a Marbella y Jose se ha ido con Dani a hacer espeleología. Tenía pensado limpiar con la máquina de presión el fondo de la piscina (es un decir, porque llevo tres días diciéndome que lo voy a hacer), para posteriormente pintarla, pero me he dicho: ¿y por qué no intentas escribir algo en el blog?, y aquí estoy. La verdad es que hace aproximadamente un mes que no lo hacía, y veo que lo último fué de un tema más bien para forzarme a hacerlo. Mira que la actualidad te da asuntos que en circunstancias normales, bien por el cabreo con que los recibo, bien porque me parecen interesantes, me faltaría tiempo para acercarme por este aparato y soltar mi opinión, pero no, aquello de mens sana in corpore sano (al revés), es la puta verdad.
Sé que el antidepresivo, aparte de reponer neuronas está ejerciendo cambios en las que tengo. Ahora el cansancio que me acompañaba desde casi que volví de Costa Rica, no es exactamente cansancio, es que me ha vuelto por sus fueros la ansiedad y esta maldita cosa, a pesar de estar tratándola, también te anula. Como decía en el escrito al que pongo el enlace: Sé que no hay dos depresiones iguales.
También sé que la futura operación de quistes en la vejiga no es lo que me preocupa, después de pensarlo mucho se perfectamente que lo que más me tiene jodido es el saber que después de la misma, tengo que estar un año amarrado al hospital para la dichosa prevención de que me salgan mas y vigilancia de la cicatrización de lo operado. Va para dos meses que me tiraron la moral completamente por los suelos, diciéndome que tendría que volver a operarme. Hace un mes que me comunicaron que estaba incluido en la lista de espera del servicio de urología. He pasado por pruebas de preoperatorio (análisis, electrocardiograma y rayos), pero nada se dé cuando me llamaran para operarme. Un año y vete a saber cuánto que no seré libre, que no podré hacer lo que me salga de las narices. Mí vuelta a Costa Rica, intento ni pensar en ella. También intento pensar en hacer algo que se me apetezca durante ese tiempo, pero por más que estrujo el cerebelo, no hay nada que se me apetezca en este dichoso país.
La suerte que tengo es que junto a mi tengo a María, pero por otro lado me jode el verla sufrir por mi apatía.
Volaremos.
Me asomo por la ventana y veo la catalpa florida. La verdad es que la primavera ha hecho estallar la vegetación. No estaré tan mal cuando aun observo estas cosas.

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