Placeres culinarios de los perros


Leo por ahí:
La fuerza de la mandíbula humana es de unos 77 kilos por centímetro cuadrado.
Rottweiler 148,58 kilogramos
Ovejero Alemán 107,81 kilogramos
American Pit Bull 106,46 kilogramos
Perro labrador 68 kilogramos
El mordisco más fuerte, sin embargo, lo consigue el cocodrilo: la fuerza de un cocodrilo de casi 4 metros llamado Hércules se midió en 964 kilogramos.
La verdad es que hay cosas que cuesta creer. Después de ver a Fideo triturar un hueso de vaca (la Penca los tritura con más facilidad), no me imagino a ningún humano capaz de hacerlo igual, sin embargo con estos datos una persona ejercería más presión que un perro labrador.
No sé cómo carallo miden esto. Lo dicho, no me lo creo.

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¿Qué pinto yo en esta vida? y los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren


Esta noche por la causa que sea he dormido inquieto, al girarme, ponía una pierna sobre la bolsa de orina, ya casi llena, ejercía presión sobre ella por lo que la misma retrocedía hacia la vejiga y me dolía. Cuando decido vaciarla, veo que ya son casi las siete, así que lo que hago es levantarme, desayuno y aún no ha amanecido. Leeré, me digo, pero no, sé que aún no estoy preparado. Yo más que leer un libro, lo estudio, o al menos lo leo si veo que puedo sacar alguna conclusión de él. Por la tercera página ya sé si el libro me interesa o no.
Me quedo sentado en la mesa de camilla (que gran invento). Me da por meditar. Se me viene a la cabeza una pregunta y una frase hecha: ¿Qué pinto yo en esta vida?, y los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren.
Dejo la primera porque me parece más complicada (aun no estoy lo suficientemente despierto) e intento pensar en la segunda: Serian las plantas y los animales, entre los incluimos, cosa en la que no estoy de acuerdo. Para mí todo lo que salió de esa partícula con enorme densidad que termino por estallar, y formó lo que llamamos nuestro universo, tiene vida, pero tampoco voy a complicarme, demos por hecho que como ya en su día dijo Aristóteles, son los vegetales y los animales.
Últimamente al despertarme lo primero que veo al asomarme por la ventana son los gorriones, alguna urraca y por supuesto a los perros. Cuando me construí esta casa, por aquí abundaban los lagartos, alacranes, lechuzas y siempre sobrevolaba alguna rapaz, pero estos últimos por la causa que sea, son historia. Dejemos a los álamos, los olivos y otros vegetales. El gorrión siempre me ha parecido un animal curioso; primero habita en los cinco continentes, cosa rara en las demás especies (aparte de la nuestra, claro) y se adapta a cualquier hábitat, desde la ciudad al campo.
Perros y gorriones. ¿En qué piensan? ¿Con que lo pasan bien o mal? ¿Experimentan emociones? Tampoco estoy de acuerdo con lo escrito por ahí sobre estos temas, pero tengo la completa seguridad que nos distinguimos de ellos por el puto cerebro. Estoy convencido que lo hemos desarrollado más que cualquier bicho viviente pasado o actual. ¿Es bueno o malo para nosotros? He pensado mucho sobre esto, y estaría años haciéndolo y no llegaría a ninguna conclusión, entre otras cosas porque depende de tu estado de ánimo cuando te haces la pregunta. A una gacela cualquier depredador, se le come a una cría y la pena le dura cinco minutos, el instinto de supervivencia de ella misma, prioriza y hace que rápidamente oculte sus sentimientos. Esto lo he experimentado yo: Cuando entre en el hospital por la dichosa vejiga, era tal el dolor que sentía al expulsar los coágulos de sangre, que durante los tres o cuatro días que me duraron ni me acorde del mono del tabaco. Podía haber dejado de fumar, puesto que ya lo había pasado.
¿Qué pinto yo en esta vida? No puedo quejarme de lo vivido hasta ahora, viví una niñez feliz, tuve la primera bicicleta entre mis amigos, fui el único de ellos que estudió (sus padres en aquella época no se podían permitir esos lujos). Estuve navegando unos diez años, llegué a ser Jefe de Máquinas con veinticinco años, cuando lo normal era llegar a ese puesto con cincuenta, recorrí mucho mundo, conocí otras culturas, otros idiomas y sobre todo me di cuenta de que la mayoría de las cosas que me habían hecho creer hasta aquel momento eran mentira. La historia no era como me la habían contado (leí libros que en España estaban prohibidos), existían otras formas de gobierno, había más ricos que nosotros, y también sea dicho, mucha miseria por esos mundos.
Deje de navegar y los otros dos puestos que ocupe en tierra fueron de directivo
En el pasado he soñado mucho en que algún día me compraría un velero, llegaría al Pacifico, buscaría cualquier isla fuera de las rutas de navegación, y en la que me gustara, quemaría el barco, al igual que hizo Pizarro (que por cierto no es verdad que los quemara), para no poder volver. ¿Sería capaz de hacerlo ahora? Ni mucho menos, se perfectamente hasta donde llegan mis límites y no me veo manejando un velero de doce metros en medio de un temporal.
Hace unos días, creo hablé sobre la calidad de vida. ¿Qué es eso? Unos lo pasan como enanos jugando al dominó, mientras que yo ni he jugado en mi vida ni pienso hacerlo.
¿Lo volveré a pasar tan bien en Costa Rica? La vuelta me la había imaginado con mi pareja y ahora no termino de hacerme una idea de que voy a hacer allí.
¿Compraré la panga de la que tanto habíamos hablado? ¿O el terreno junto a la playa con el que ella había hecho tantos proyectos? No, creo que no.
Mientras esto llega, ¿me dedico a restaurar la Montesa Crono que ha traído mi hijo? A veces pienso que si empezara no pararía hasta conseguirlo, pero me cuesta tanto arrancar que dudo que le meta mano.
Podría irme al pueblo y sentarme en uno de los bancos de la plaza, siempre están ocupados y con alguien hablaría, pero ¿de qué? ¿De lo bien que lo va a hacer ahora el Rajoy? ¿O a criticar al alcalde? ¡Vamos hombre!
Escucho a mi hijo que creo que está haciendo unas estanterías e intentaré echarle una mano. Que piense Rita la cantaora.

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