Mis años de navegación. Barcos en los que lo hice y países que visité



Hay que reconocer que la web cada vez nos facilita más las cosas. No tenía ni idea de que PowerPoint 2010, de da la posibilidad de convertir un trabajo en video. Hace bastante tiempo que había hecho unas presentaciones y para probar, las convertí, y una vez hecho esto, el por qué no subirlos a YouTube.

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De cimarrones y del gato adoptado


Hará un par de meses, cuando por aquí apareció un gato. La verdad no era el primero, pero a todos intente acercarme y huyeron echando leches. Me dijeron que eran gatos cimarrones, gatos domésticos que escapan de sus amos y se asilvestran. Pasó uno y ¡sorpresa!, cuando lo llamé, aunque con mucho sigilo se acercó. Ni que decir tiene que le eché comida y sobre todo lo acaricié.
El gato se quedó aquí.
Se pasaba el día dentro de la casa y por las noches, no sin resistencia por su parte, lo echaba fuera.
Los primeros días, en especial por la noche, sus peleas con otro de color amarillo, eran constantes. Los gatos son demasiado territoriales y a este que había usurpado el del cimarrón de verdad, ya no había quien lo echara de su parcela. Por lo general perdía, puesto que por las mañanas estaba lleno de heridas.
Se pasaba el día maullando para llamar la atención; cuando estabas comiendo, a pesar de que disponía de pienso en abundancia, pero en especial cuando quería que lo sobaras. Jamás he visto un gato tan sobón.
Alguien me dijo que este gato estaba en el Timonel, bastante lejos de aquí, me dijeron incluso el nombre, cosa que nosotros no hemos hecho, darle un nombre, que ha estado en varias casas y que al parecer aquí ha encontrado la definitiva. Un gato aventurero o que nadie aguantaba sus runruneos para que lo rascaran.


El sábado desapareció. Habrá alguna gata en celo por aquí cerca, me dije. Por la noche alguien estaba regando las plantas y escuchó algo parecido a un maullido. Busco y me lo encuentro escondido entre unas plantas del jardín. Algo le ha pasado sospechamos. No se quería mover ni incluso poniéndole leche y un trozo de salchicha. Lo saco y veo que tiene dos heridas como si fueran las picaduras de una serpiente. ¡Adiós gato!, pensé. Era demasiado tarde para llevarlo al veterinario.
Al día siguiente, esperaba encontrarme un cadáver, pero vivía. Era domingo, y cuando llamamos al veterinario de Cóbano, estaba de viaje. No volvía hasta las siete de la tarde.
Lo más extraño era que no quería ni agua. A las seis, ya de noche pusimos rumbo a Cóbano y lo llevamos al veterinario. Desechó la serpiente, le toco cerca de la cadera y el bicho no solo maulló de dolor sino que aun tenía fuerzas para arañar. Tenía muy cerca de cuarenta grados de fiebre. Dos inyecciones y dijo que para saber lo que era como mínimo tenía que hacerle una radiografía.
A la mañana siguiente volvemos casi convencidos de que ya estaba bien, pero el veterinario nos enseñó las radiografías en las que se veían ligamentos destrozados, y un video en el que se veía que orinaba sangre. El sospechaba de un atropello, pero conociendo al gato, este no salía a la carretera ni de coña, así que una patada de algún animal humano o como más probable un perro (yo los he visto morderlos por la espalda, vapulearlos y caer el gato con la columna destrozada y no decir ni pio). Nos aconsejó que no nos lo lleváramos porque tenía que ver la prueba definitiva, que empezara a comer. Según nos dijo, los gatos cando se ven bien jodidos, se dejan morir.
Empezó a comer y por la noche nos lo trajimos.
A día de hoy no lo veo muy recuperado. También es verdad que sigue tomando antibióticos y no sé qué más. Come algo y lo que más agradece es que lo acaricien.
Sigo creyendo en las siete vidas de los gatos.
Por asimilación: Pintaban mi banco y tuve que sentarme en otro que le tengo manía. Cuando me levanté estaba torcido perdido. Antiinflamatorios y pastillas para el dolor y mi Quiropráctico escocés no puede verme hasta el viernes. Estoy peor que el gato. ¡Vaya pareja!

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Cosas que van pasando en Tambor de Puntarenas



Se van acabando las clases tanto en la escuela como en el colegio, este último allá en Cóbano. Los críos ya han acabado los exámenes y estos últimos días están haciendo actividades que casi todas son para el pueblo. La más llamativa es que están pintando las mesas de la playa.
Me llama la atención el sentido de comunidad que existe. No solo participan los críos, otros hacen concreto para tapar los tubos que delimitan la playa que ahora servirán de asientos y antes eran verdaderos basureros, otros ponen las pinturas y los más participan pintando y arreglando la playa. Los críos se ven contentos. Ahora vienen las vacaciones. Para los mayores viene la temporada alta, por supuesto de turismo. Primero llegan los nacionales que llenan el camping y después se supone que llegara el turismo gringo.


Lo que menos me ha gustado es que un backhoe, ha limpiado la playa tanto de palos que ha tirado el Rio Pánica al mar, así como unas plantas que nacen salvajes sobre la arena y llegan hasta donde mismo rompen las olas en marea alta.



Ahora resulta que el papayo es papaya. Al parecer en esta especie de árbol, los machos no dan fruta. Hubo su polémica, tan es así que a uno de ellos, el que más flor tenia, alguien lo corto diciendo que así echaría fruta antes. Desde el corte ha echado dos ramas que no es lo normal en esta especie, pero se le ha adelantado el que nadie le hacía caso. También es verdad que van con bastante retraso con los que hay por aquí cerca.



Lo triste: Me avisaron de que la mar había tirado fuera una tortuga muerta pero a esa hora había poca luz, así que esperé al día siguiente para ir a verla. Me fui dando mi paseo rio/playa y los zopilotes me avisaron del lugar donde se encontraba. Debía haber pasado mucho tiempo en el agua, porque hasta el caparazón se veía deformado. Todo lo comestible, en especial la cabeza había desaparecido. En la imagen de la tortuga se pueden observar las pisadas de los pajarracos.


Hablando de zopilotes. El de la imagen de arriba casi lo toco con las manos. Lo capté justo cuando echó a volar.


Al paso que va, Vanessa se va a hacer con una verdadera colección de plantas parásitas.

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