Veintipico días en España


Ya son Veintipico días lo que llevo en España y la verdad es que no voy a morirme de felicidad. Ni acompaña el tiempo ni las cosa que venía a hacer están saliendo todo lo bien que yo quisiera. Lo de dormir, es un decir, ya es de pena, me acueste a la hora que me acueste, sobre la una y media me despierto a hacer descansar a mi vejiga y no es como allí que lo hacía como un zombi y seguía durmiendo, sino que no hay forma de volver a dormirme y me levanto a jugar al solitario en el ordenador (ya estoy dejando de decir computadora). Esto será el cambio de horario, me decía, pero ya estoy hasta las narices de los husos horarios.
Fui a graduarme la vista y se rieron de como lo habían hecho en Costa Rica, pero anoche me trajeron las nuevas y para mi sorpresa veo peor que con las que tengo puestas desde hace cuatro años más o menos, y si por lógica en ese tiempo la vista me ha empeorado, la graduación está mal. Me jode tener que ir de nuevo a la óptica y encima a ver caras largas porque a nadie le gusta escuchar que ha hecho mal su trabajo, aparte de verme circulando por rotondas aunque la verdad sea dicha no hay muchos atascos. Anoche leí que han hecho un estudio sobre precisamente eso, los atascos, y que en España habían disminuido el sesenta y tantos por ciento y le echaban la culpa al desempleo.
Ayer salí porque tenía cita con el médico de cabecera. Cita a las nueve menos diez. Son las nueve y pico y de allí no sale nadie, pegamos y la puerta estaba cerrada con llave, nos fijamos y en la puerta había un cartelón como una casa diciendo que el Dr. iba a estar ausente un tiempo. Vamos abajo a información, me dicen que me habían llamado para informarme, mentira, y que si quiero me puede ver otro. Le digo que no, no tengo ganas de empezar a contarle a otro todos mis achaques y le digo que volveré cuando este el otro. Nueva cita para el día nueve.
A todo esto llevan dos días lloviendo, y aquí la lluvia no es como en el país que he dejado que el agua cae a temperatura ambiente. Bueno la verdad es que creo que aquí también solo que aquí está haciendo, al menos para mí, un frio de puta madre, y ya que menciono esto, esta mañana me levanto hecho una mierda, desayuno, y me pego a la estufa y se va la luz. ¡Coño! Aquí también se va la luz, con lo que yo criticaba cuando se iba allí.
La verdad es que estoy de mal humor y sin muchas esperanzas de que llegue la mencionada felicidad. En la escala del blanco al negro lo veo todo más bien gris oscuro.

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