La Uroflujometria marca para dejarlo todo igual


Tres meses desde que me operaron para hacerme la Uroflujometria. A pesar de que cuando me quitaron la sonda, pensé que meaba como una vaca, se ve que al cicatrizar se ha quedado como estaba. Podía haberme quedado en Costa Rica porque me vine pensando en esto y en la depresión y estoy igual o peor de las dos cosas. Dos años perdidos.
La cita era a las diez y media, pero por si las moscas, puse el despertador a las ocho y después de desayunar, de un tirón me metí en el cuerpo litro y medio de agua. Lo que hacía falta es que llegara y no tuviera ganas de orinar.
Me pasé. Íbamos en el coche y cada vez que cogíamos un bache o esa especie de paso de peatones en alto para que disminuyas la velocidad, creía que reventaba.
Ya al llegar al aparcamiento, le dije al piloto vete aparcando tu que yo me voy para la consulta. Ya si me estaba orinando en los pantalones.
Había muchas personas esperando, pero yo no me lo pensé dos veces, pegué y abrí la puerta. Tengamos en cuenta que era la consulta de urología y que lo más normal es que la persona que estuviera dentro le estuvieran viendo sus genitales, pero me daba igual.
Le explico mi caso a la enfermera y me pasa a otro cuarto y me dice que orine en una especie de escupidera. Me quedo en la gloria. Cuando acabo me salgo fuera de la consulta porque suponía que iba con un retraso de una o dos horas.


Estaba equivocado, al siguiente que llamaron fue a mí y lo primero que hace el médico es enseñarme una especie de gráfico. Lo que me dice ya me lo esperaba, que si me operaban al cicatrizar iba a quedar igual, así que me harían otra prueba en Octubre (Cosa que no haré) y si seguía igual ya estaba listo. Lo dicho al principio: Viaje y operación inútil.

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Tres meses desde que me operaron para hacerme la Uroflujometria. A pesar de que cuando me quitaron la sonda, pensé que meaba como una vaca, se ve que al cicatrizar se ha quedado como estaba. Podía haberme quedado en Costa Rica porque me vine pensando en esto y en la depresión y estoy igual o peor de las dos cosas. Dos años perdidos.
La cita era a las diez y media, pero por si las moscas, puse el despertador a las ocho y después de desayunar, de un tirón me metí en el cuerpo litro y medio de agua. Lo que hacía falta es que llegara y no tuviera ganas de orinar.
Me pasé. Íbamos en el coche y cada vez que cogíamos un bache o esa especie de paso de peatones en alto para que disminuyas la velocidad, creía que reventaba.
Ya al llegar al aparcamiento, le dije al piloto vete aparcando tu que yo me voy para la consulta. Ya si me estaba orinando en los pantalones.
Había muchas personas esperando, pero yo no me lo pensé dos veces, pegué y abrí la puerta. Tengamos en cuenta que era la consulta de urología y que lo más normal es que la persona que estuviera dentro le estuvieran viendo sus genitales, pero me daba igual.
Le explico mi caso a la enfermera y me pasa a otro cuarto y me dice que orine en una especie de escupidera. Me quedo en la gloria. Cuando acabo me salgo fuera de la consulta porque suponía que iba con un retraso de una o dos horas.


Estaba equivocado, al siguiente que llamaron fue a mí y lo primero que hace el médico es enseñarme una especie de gráfico. Lo que me dice ya me lo esperaba, que si me operaban al cicatrizar iba a quedar igual, así que me harían otra prueba en Octubre (Cosa que no haré) y si seguía igual ya estaba listo. Lo dicho al principio: Viaje y operación inútil.

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El calor y el estallido de las flores



 No es la entrada de la primavera astronómica lo que hace florecer a las plantas, sino el aumento de la temperatura, y cuanto más calor haga con más energía lo hacen y este año  tan raro en lo que al tiempo se refiere debido a que en vez de la primavera lo que ha llegado es el verano, la floración ha 
estallado.
También es verdad, que todavía puede haber heladas y no quedar ni una.
El limonero nunca lo he visto tan cargado de capullos, flores y de pequeños limones. Sería la primera vez que los tiene.


El granadillo, al que tengo especial cariño, el año pasado enfermo. Tenía como un aceite en las hojas que debía de ser producido por algún hongo. A base de agua y jabón parece que conseguí salvarlo y este año ha echado desde unos brotes, hasta flores que están a punto de ser flores.


Esta parra a últimos del verano pasado tiro todas las hojas. Yo creí que era un palo hincado en la tierra y que se había acabado su vida, pero ha echado hojas desde la mitad hacia abajo.


El limoncillo le paso igual que a la parra. Al final parecía una estaca. Ha echado bastantes hojas.


Lo que mejor se cría por estos lares, son los rosales, pero en realidad hay rosas de primavera y de otoño. Estas ya están casi pasadas.


Todo el año cuidando la maceta y al final hacha dos flores muy bonitas pero duran una semana.

La planta del centro ha durado todo el año con hojas y las que pusimos a los costados creí que habían desaparecido, pero han aguantado el invierno y han florecido. Las sembramos el año pasdo.


La catalpa parece que también esta bien.


La adelfa. Es una planta que le tengo cariño. Ni hongos, ni riegos y aguanta las condiciones más adversas de frio y de calor.


Un día vino una de mis hijas con un esqueje y lo plantó en una maceta. No tenía ni puñetera de que era. Agarro y veo que echa una especie de capullos que a cierta hora del día, se abre y deja ver una flor de lo más extraña que he visto en mi vida. Investigo y se llama pasionaria.


La carricera “floreo” en Septiembre.

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