Anoche fue Nochebuena y ya mi hija la semana pasada había montado un árbol y diferentes adornos que han hecho las delicias de los gatos.
Anoche se puso a hacer comida como si hubiera vuelto la “mili”. Mantel psicodélico, cava, gambas y no sé qué más, porque yo con algunos entrantes y media cazuela de gambas al pil pil, ya estaba listo.
Apareció el rey por la pantalla y aseguro que no escuché nada de lo que dijo.
A las once a la cama a leer la bahía de los barcos perdidos que no se ni de quien coño es.
Ha sido una de las navidades que más me he zafado de su espíritu. No he visto ni un anuncio de colonia. ¡He cogido reflejos!
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