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La vida como uno no la quiere. El descanso del guerrero


Conforme se acerca el día D, me encuentro peor por las mañanas. Ansiedad y cansancio. Aunque no con la mismas ganas de antes, sobre las cuatro me voy a la mesa de mi playa, que al menos por ahora son cada vez menos tertulias, porque ha llegado a la bahía cantidad de corvinas y barbudos y la gente está a su captura. Lo de que haya menos gente en la tertulia, no sé si a estas alturas es bueno o malo. El caso es que tengo más tiempo para pensar, y repito, ahora no debía pensar mucho, sino dejar el tiempo pasar con las neuronas apagadas.
No sé el por qué ayer por la tarde se me vino a la cabeza la frase: El descanso del guerrero.
Nadie en esta vida puede decir que la felicidad (acabada en ad, como igualdad fraternidad y legalidad) ha sido la constante de su vida. Todos hemos pasado momentos malos y buenos aunque el cerebro guarda en el baúl de los recuerdos, los malos dándonos la impresión de que nuestra vida ha sido un camino de rosas.
En mi caso particular, en mis últimos años de mi vida los malos han predominado tanto sobre los buenos que es difícil cerrar el citado baúl. Precisamente en estos precisos momentos, será porque toca no lo estoy pasando nada bien. Hace unas entradas me planteé el dilema de ir a España o quedarme aquí para intentar salir de este puñetero hueco, como le llaman aquí a los baches.
Tanto de mi estancia en España como de que darme aquí, me había hecho mi propia película y me gusto o al menos vi más conveniente la primera.
El hombre propone y dios dispone. La estancia allí para nada va a ser la que yo suponía, y no es que me disguste la que se me ha presentado, pero (siempre tiene que haber un maldito pero) se me ha atravesado una espina que nunca conseguiré tragar, y esa espina no se puede alterar y hacerla más tragadera y la verdad es que en otras circunstancias me la pasaría por el escroto (vulgarmente llamado forro de los cojones) pero puede que en las circunstancias que estoy me haga bastante daño.
Cuando llegue la primera vez a Costa Rica me dije que exteriormente estaría hecho un adefesio pero que mi nueva vida la empezaba con veinte años. Cuando alguien me acompañó la subí a veinte y dos, pero ahora me encuentro viejo y es lo que decía al principio, creo que no he sido ningún perverso y que ahora me debía tocar el descanso del guerreo, no el que tenían entre batalla y batalla sino el definitivo. Estoy cansado de luchar. Que los dioses me ayuden.
Aun me queda un halito de esperanza. He dejado todos los documentos y además pagados para los trámites necesarios para que me cambien la cédula de residencia temporal por la de permanente y el dinero suficiente para para el seguro social durante un año. Por ahora creo que si me van las cosa muy mal por allí, tendré la fuerza suficiente para aunque sea arrastrándome, volver y ya sí que será verdad que me enterraran los indios a son de flauta y tambor.

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Renovación residencia. Después de un año lo conseguí


Si hago esta entrada, aparte de recordatorio, es porque posiblemente la meta en la página de Facebook Españoles en Costa Rica. Son muchos los españoles que aun residen en España que dan por hecho que lo de venirse a trabajar es coser y cantar. Repito lo que dije en otra entrada que nos dijeron en Migración: Para estar legal en el país, solo se pueden coger uno de estos tres caminos: Casarse con una tica, tener un hijo tico, o tener contrato de trabajo (con los dos primeros casos, se puede obtener la residencia, con el último no). Si das con los mismos abogados que di yo, te dirán que es fácil y probablemente te estafaran.
Me he entretenido en buscar en mi antiguo blog lo que anoté sobre todas las putadas que me hicieron no solo en Migración, sino los abogados, e incluso La Embajada de España.
Poco a poco iré poniéndole enlaces para que puedas dirigirte a lo escrito en su día, mientras tanto, copia cualquiera de ellas y pégala en el casillero que hay en la parte de arriba del todo, y dar en la lupa.




Certificado de renta. Enésima vez a Puntarenas a por la cédula de residencia.
Renovación de cédula y nuevo viaje a Puntarenas
Vuelta a Puntarenas. Hay que ser más tico para soportar a la burocracia
Segundo viaje a Puntarenas para renovación de residencia
Viaje a San José a la Embajada de España. Certificado de Antecedentes Penales
Pasó un mes desde que llegué a Costa Rica
Obtener residencia en Costa Rica II. Ya tengo la
Los otros inmigrantes también sufren. Costarricenses
Problemas de residencia y cuasi riña del Negro con
Un año de estancia en Costa Rica. Reflexiones
Obtener residencia en Costa Rica. Aviso para navegantes
Mi residencia en Costa rica. El cuento de nunca acabar
A la tercera la vencida. Conocer san José
Mi viaje a San José
Embajada española en Costa Rica… ¡Que desastre!
Embajadas españolas. Película de terror
Agilizando mi residencia y contestando a una/un


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Certificado de renta. Enésima vez a Puntarenas a por la cedula de residencia.


Con esta parece que son dos las veces que doy por hecho que ya tenía la cedula de residente en este país, y sigo sin tenerla. Me llaman de Migración de Puntarenas, diciendo que tengo que entregar un certificado de lo que cobro, porque si viene una inspección y se dan cuenta de que falta, me la pueden retirar.
Decía la última vez que escribí sobre este tema: Me habían dado un papel que decían que tenía que entregar en Correos cuanto antes, así que esta mañana, lo primero que hago es llegarme a Cóbano. El sistema no funciona, me dice el funcionario. ¿Funcionará antes de cerrar? Cara de no sé, y a volver mañana a ver si funciona el dichoso sistema o no hay tanta prisa como me dijeron en Puntarenas. Pues bien al otro día el sistema seguía sin funcionar y me hizo un recibí a mano.
Dos cosas por resolver: el entregar el certificado que me pedian y que el dichoso sistema hubiera funcionado, así que me decidí a resolver el que podía que era el de llevar el papel a Puntarenas, y con esta son tropecientas las veces que voy a dicha ciudad para el mismo tema. Las primeras veces, me encantaba. Me recordaba a Cádiz, aunque sabía que no lo era por el sabor de sus viviendas, muchas de ellas con su arquitectura colonial. Carlos Cano comparaba a Cádiz con la Habana. Si hay alguna ciudad que se le parezca es Puntarenas.
Vienen conmigo Vanessa y Jose. Querían salir en el ferry de las cinco y media a lo que les digo que ni loco, así que lo hacemos en el de las nueve. Una vez allí, lo primero, comprarle un regalillo al funcionario/a, que no teniendo culpa del sistema, tengo que reconocer que se ha portado todo lo bien que ha podido conmigo. Me pide la cedula, y le doy la vieja, cara de sorpresa porque daba por hecho que ya tenía la nueva. De todas formas me aconseja que haga un escrito a Migración, solicitándole que me cambien la residencia como pensionado, por la de permanente, cosa que al parecer se puede hacer a partir de los tres años de serlo, con lo que me evitaré mucho papeleo.
Ya con seguridad que nos habíamos perdido el ferry de las once, así que a esperar al de las dos.
Ni puñetera idea de cómo había perdido las gafas que me traje de repuesto, así que la vez anterior, me volví a graduar la vista, y a la semana o por ahí, alguien me las trajo. Eran unas gafas progresivas, pero cuando me las probé, de lejos veía bien, pero lo que es leer o usar la computadora, ni torta, por lo que me llego a la óptica nuevamente. Mi estado de ánimo negativo, me decía que me tendría que joder con ellas, pero no, reconocieron su error, y que vuelva dentro de una semana (las tienen que mandar a San José).
Me siento en una especie de soda que había entrada de un comercio y me tomo un café. Vanessa y Jose no paran de visitar tiendas, pero yo a pesar de ir con las “figueres”, me duelen los pies. Al final voy con ellos a más de uno.
Comida en un lugar que solo sirven pollo frito, taxi y a ir recogiendo las cosas compradas y vuelta al ferry. Llegué destrozado, aunque eso sí, me fui para mi playa.


La verdad es que me entretuve tomando algunos videos que dieran una idea de lo que era Puntarenas y por la noche los armé.
Esta mañana he sufrido toda la ansiedad que me tragué ayer.
Le estoy tomando manía a esta ciudad.

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Problemas de residencia y cuasi pleito del More con Alvarito

Me desayuno con un correo de Steven, contestación a un par de ellos que le había mandado interesándome por la tramitación de mi residencia, en el que me daba no muy buenas noticias. Leyéndolo estaba cuando gmail me avisa de que tengo otro. También era de él y en este me dice que me ponga en contacto cuanto antes. Dejo este aparato y me acerco al teléfono. No podía ser menos, no funciona. Si has pensado bien, ¿y como tenia internet? No es la primera vez que me ocurre, y viceversa, que tengo teléfono y no tengo conexión a internet.
No me parecía bonito ir en bañador, así que me pongo pantalones y camiseta y me voy a buscar a mi amiga (…) (no le gusta verse reflejada en el blog).
Hablo con Steven y me da detalles de que Fernando, retiró documentos míos para llevarlos al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, pero que no los ha devuelto. También les faltan mis huellas dactilares y el ingreso en el Banco de Costa Rica de cierta cantidad de dinero.
¡Vamos a ver!.. ¿No será, como me dijo Fernando, que abrieron otro expediente y no es el que tu estas viendo?
No, porque en este, aparece su nombre y el poder que tu le hiciste.
Llamada a Fernando, aunque sabia de su inutilidad. Hace más de un mes que lo intento y no consigo hablar con él. (…) hace varias llamadas y consigue el teléfono de su oficina y sabemos que por ella va de tres a cinco de la tarde.
Curioso personaje este Fernando. Era funcionario en Migración, pero ve que los que ganan dinero, no son ellos, sino los que arreglan documentos en especial a los gringos, por lo que decide dejarlo y pasarse al otro bando. Conoce el funcionamiento interior de Migración y los recovecos del otro lado [sobornos y demás (corrupción)]. Si necesita un poder, el se busca un abogado, le paga su mordida, pero el que ejerce como tal es él.
Me vuelvo.
Otra vez a través de internet le pido a (…) que me haga un reporte (aviso de avería) a la compañía telefónica. Lo hace y me dice que no tardaran en venir. No me muevo de aquí a sabiendas de lo que ocurrirá. No han venido.
Ni he podido llamar a Fernando, ni me han arreglado el teléfono. Por mucho que yo mismo me diga que ya soy tico, sigo desesperándome con su forma de ver el mundo. Su pura vida, aun no circula por mis venas.
Me voy a la playa con la esperanza, de dejar atrás mi cabreo y cargarme de energías. Mi mesa libre y en la de al lado, estaban Giovani o Giovanni, que de los dos hay, acompañado de su mujer como no podía ser menos (se apoyan uno con otra cuando van bien bebidos), Alvarito y Cartago. Aparece en su bicicleta el Negro [así le llama todo el mudo y la explicación es bien sencilla, es negro (su nombre es Jorge)] y se mete con Giovani/Giovanni. En su defensa sale Alvarito y pronto se le une Cartago.
Después de las frases que escuchaba creí que la cosa no acabaría bien:
Si busca hombres aquí hay hombres
Si quiere pelear conmigo, no le tengo miedo
Me lo reviento con cualquiera
Usted no es mi amistad y toda esa mierda
A nadie le tengo miedo yo
Si usted quiere machete, machete
Ni que decir tiene que bien al principio o al final de cada frase, el mae no faltaba.
Alvarito es el que mas grita. También el más borracho.
El negro, se iba y volvía.
La cosa se diluye entre los efluvios alcohólicos, y de los otros, y la cosa queda en nada.
Está visto que hoy no ha sido mi día.

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Un año de estancia en Costa Rica. Reflexiones

Ha pasado un año de mi vida y se me ha hecho cortísimo. Por extrañas circunstancias de las rutas aéreas, sobrevolábamos un atolón de Venezuela, y cuando quise darme cuenta aterrizábamos en el Juan Santamaría. Lo primero que me sorprendió, es la bandera de costa rica en los edificios, pero en especial en los carros; pocos eran los que no la portaban. Banderas que estoy viendo estos últimos días en especial en Cóbano cuando hoy me acerque por allí a recoger por segunda vez la tarjeta de la nueva máquina fotográfica que me compré, después de haber pasado a mejor vida la que traía y que tanto cariño le tenía [A todos nos llega nuestra hora (frase lapidaria)]. Celebran su independencia por estas fechas.
En mi recuerdo, el día que fui a la agencia de viajes. Ni con mucho estaba seguro de haber pasado la depresión; fue un tirar hacia delante. También, ya aquí, como iban pasando los quince días que me había dado de plazo y no veía el sitio en el que asentarme, y ya por fin cuando lo encontré, el nudo en la garganta, cuando mi hijo se subía en el carro que habíamos alquilado, para coger el avión que lo llevaría de vuelta. Mi asiento, aunque pagado, iba vacío.

Me encontraba solo y no tenía muy claro si mi enfermedad había pasado, si el sitio era el adecuado, si soportaría la comida y una serie de dudas que me oprimían el cerebro. Por otra parte tenía claro que era mucho el tiempo que había planeado que esto ocurriera y por fin, estaba muy cerca de conseguirlo.
¿Qué veía en aquellos sueños que tanto me ayudaron a salir de aquella maldita enfermedad? Un lugar del mundo donde no existiera el invierno [el frío de siempre me ha acobardado, pero en los últimos años de encierro (Diario de un asceta), no es que me acobardara, es que me hacían pasar largas temporadas tirado en la cama como si una piltrafa fuera (que lo era)], unas aguas cristalinas, verde turquesa, en los que bucearía para contemplar los peces entre una vegetación mecida por las corrientes marinas (¡cuántas veces he forzado esta imagen, mientras yacía, para desplazar los pensamientos finalistas!), pero en especial encontrar otra gente que en nada se pareciera a la que atrás dejaba.
Un año. ¿Me arrepiento? De la primera ni duda, hice lo mejor. No solo no me arrepiento, sino que cada vez estoy más satisfecho, aunque no necesariamente sea este el lugar definitivo (he pensado mucho en la península de Osa y en Nicaragua).
Desde que llegué, el noventa por ciento del tiempo, lo paso en bañador (prenda muy poco utilizada por aquí), y en nada he exagerado puesto que ni para dormir me lo quito. Solo me pongo pantalones y camiseta (de mercadillo, aunque aquí es ropa usada que deben de dar los países “ricos” para los necesitados y que acaban en unas tiendas en grandes montones donde hay que entresacar lo que supones te está bien) cuando a Cóbano me desplazo o voy a dar un paseo por los alrededores. Todo el día descalzo, hasta conducir, así lo hago, y cuando algo me pongo, las típicas chanclas de playa.
La lluvia me encanta; el agua cae a una temperatura templada; qué más da, bañarse en la playa, en la ducha (no existe el agua caliente), en la piscina (soy de los pocos o puede que el único, por estos alrededores, que la tiene) o bajo la lluvia.
Se cumplió lo de dejar los fríos atrás.
Con respecto a la segunda, la imaginación trabaja más de lo que debiera y te lleva a lugares que nunca existieron. También es verdad que los medios de comunicación, en especial la televisión te lavan el cerebro, poniéndote imágenes, no de lo que es, sino de lo que quisieras que fuera. No, ni con mucho encontré lo que buscaba. Lo de las aguas transparentes, ni de coña. En un país donde llueve seis meses del año, con ríos y torrenteras por todas partes, con caudales que a veces impresionan y que, me imagino que como consecuencia de la deforestación, trae aguas de un rojo sangre, acompañada de grandes troncos, más bien árboles completos, difícilmente tendrá aguas transparentes; en la época seca hay que esperar a que decanten las aguas y como mucho dos meses en los que se puede bucear al menos en las costas. Con panga en cualquier época del año te puedes acercar a un arrecife coralino [de los pocos que quedan (en Curú, los están haciendo artificiales)]. Hay otra cosa que me tiene verdaderamente intrigado; la vida en la tierra primero fue vegetal, y sin ella no hubiera existido la animal, así que, cuando me pongo las gafas, lo primero que hago al acercarme a un roquedo, es buscar vegetación. No existe, al menos por estos alrededores. Un río que pasa por San José y que desemboca al otro lado del Golfo de Nicoya, puede ser la causa. Los contaminantes que arrastran son letales. Cuando los ticos quieran ponerle remedio, ya no lo habrá. ¡Ah!, lo de las aguas turquesas, nada de nada.
Puede que algún día me compre una panga. La cabrona Hacienda del país que deje atrás me ha metido un puyazo en toda regla y ahora no voy a intentar defenderme. Que le sirva a Zapatero al menos para su lápida (como político, por supuesto).
También es verdad que en mis sueños no aparecían ni la vegetación ni la vida animal de que disfruto. Son horas las que he pasado observando la gama de verdes que me rodean, o esas playas paradisíacas con la vegetación ganándole terreno a las olas. Tampoco salía de mi asombro cuando, justo encima de la casa en la que vivo, veía toda una manada de congos o en mis paseos, me cruzaba desde con una iguana, un zopilote, un garrobo o me visitaban una ardilla (son preciosas) o un serpiente [también lo son (mientras esto escribía, me ha visitado una)]. Lo de los lagartos (yacarés) es más difícil de ver.

Hablar de los atardeceres (algún día describiré los amaneceres, aunque por ahora no me seduce levantarme a las cuatro de la mañana) no voy a volver a hacerlo, son muchas las veces que en este mi diario las he mencionado he incluso he puesto un álbum al que le voy añadiendo imágenes, aunque no por ello dejaré de repetir que su contemplación me hace entrar en una abstracción difícil de describir. Me cargo de energía como diría mi amigo Javier.
La luna llena. Aquí para cualquier evento, se cuenta con la luna.
Y la tercera, la gente. En un país extraño y sin conocer un alma. Mis ideas eran claras, integrarme entre ellos en todos los aspectos, y empecé por la comida. Me busque una familia (aquí, no sabría describir la clase media. Los ricos son albañiles), que a medio día me trajera justo lo que ellos comieran; nada de extras. Cuando de nervios se trata a mi me atacan al estómago, y mentiría si dijera que en aquellos momentos no los tenía; pues bien, arroz y frijoles casi a diario, siempre acompañados de otros alimentos que desconocía por completo y cocinados con vete tu a saber que aceites o grasas, hacían que mis esfuerzos por comer fueran sobrehumanos. Betty debió darse cuenta puesto que un día, junto a la comida, me trajo un bebedizo de no sé qué hierbas cocidas para que se me abriera el apetito. Hoy en día me como todo lo que me trae e incluso me sabe bastante bien. También es verdad que a mí llegada, la correa estaba en el último taladro de la derecha y a día de hoy está en el último de la izquierda. Debí perder bastantes kilos, pero me desapareció aquella barriga que me somatizo la depresión y que ni con TAC, supieron decirme de que provenía.
Sigo con la gente. En mis paseos saludaba (me respondían con el ya famoso “pura vida” o con otras frases larguísimas ininteligibles para mi) a todas las personas con las que me cruzaba, pero donde verdaderamente empecé a relacionarme con ellos fue en las mesas de la playa. Tengo claro que para ellos era un bicho raro. ¿Quién sería este personaje? ¿De dónde vendría? Y más. Lo que si es cierto es que debo tener una cara de gringo que espanto puesto que todos los que por mi mesa se acercaban, se dirigían a mi chapurreando en inglés (todo el mundo lo chapurrea). El primero como no Javier, pero poco a poco, Hanzell, Edgar, Toro, Edwards, Perra flaca, Janey, Ángela, Leroy, Macedonio, Arturo, Luis, Mónica y tantos otros que la lista sería larguísima. De muchos he escrito por aquí. No solo he hecho amistad con ellos/as, sino que tengo la completa seguridad de que me han aceptado como a uno más de los suyos.
Amigos entre los pobres, los ricos, los pescadores, los dedicados al turismo, los drogadictos y los marginados, que también los hay.
Mención aparte, mi amiga Vanessa.
Las tertulias en las mesas de la playa, se fueron institutonacionalizando (sé que no está en el diccionario). Su falta de cultura es alarmante, es raro el que después de la escuela haya leído un libro (en realidad no encuentras una librería a cien kilómetros a la redonda). Siempre he intentado ponerme a su altura y más bien soy yo el que les pregunta, sea del tema que sea la conversación, pero poco a poco han detectado que en mi tienen un buen asesor, en caso de duda les digo que lo consultaré en internet, cosa que para ellos es como una cosa que han escuchado que existe pero que ni idea de que va.
Al principio y en especial cuando hablaban entre ellos, entre su musicalidad al hablar, y su jerga acompañada de muchas palabras gringas (yipisi por GPS), me era difícil entenderlos. También no deja de ser curioso que lo que tanto me atraía que era su musicalidad, ahora ni queriendo la noto.
¿Encontré la gente que buscaba? No, tampoco. Cada vez estoy más convencido que la gente que busco solo está en un mundo, al que desearía llegar, pero cada vez estoy más convencido de que no existe. ¿Los cambiaría por la gente que dejé? ¡Ni loco! Prefiero a mi Javier con toda su locura que aquella manada de gilipollas que recuerdo como amigos u compañeros (hay sus excepciones). Aquí por citar, se comparte, incluso el guaro. ¿Y la familia? Dicen que a los amigos se eligen, y que la familia te viene impuesta. Esto para mi es un gran error. Yo elijo a mi familia.
Hay dos personas, que en teoría son familia mía, una de ellas, trata de convencerse de que ha dado su vida por los demás y que muy pronto se verá más sola que la una y otra que la avaricia ha sido su enfermedad y que también percibirá como sus descendientes la devoraran. Que disfruten el tiempo que puedan de la abundancia y que les sirva para al menos ser algo más felices de lo que son.
Releo lo que hasta ahora llevo escrito y me doy cuenta de que esto no es ni con mucho lo que soñaba, así que me pregunto ¿volvería atrás? y ahora si que mi imaginación se niega a verme en aquel mundo. No sabría estar. Que haría yo paseando por aquellas calles, de edificios altísimos, que junto a una atmosfera irrespirable tapan el cielo, con escaparates con los últimos nike, con gente aferrada a sus celulares y con un ruido ensordecedor producido por los bemeuves. ¿A dónde me dirigiría? ¿Con quién charlaría? ¿Quizás con los que no tuvieron el detalle de hacerme una llamada, con ese celular, que no se despegan de la oreja [Érase un hombre a una nariz pegado (Quevedo lo predijo, solo que se equivocó de apéndice)], durante el largo periodo de mi enfermedad? ¡No por dios! Que me dejen a mi amigo el loco, o a Norberto, que está consiguiendo él solito salir de las drogas.
Un día escribí por aquí: No estoy amarrado a ninguna bandera, himno, religión, credo político ni sistema filosófico.
Mi moral no ha sido impuesta, tengo el convencimiento que ha salido de mí.
Nada me ata a ningún lugar del mundo. Sé que la frase está muy manida, para mí tiene total vigencia: Me considero ciudadano del mundo.
No me considero esclavo de eso inventos sibilinos como serian el celular/móvil, el despertador, la televisión, la computadora, y tantos otros que nos marcan el ritmo de nuestras vidas.
No tengo jefe que me tosa.
El tiempo es todo mío.
No voto (lo haré cuando haya democracia)
No tengo obligaciones impuestas; me las arbitro yo, y con respecto a los demás, me las marca mi propia moral. Mis derechos terminan donde comienzan los derechos del otro (Marthin Luther King), en donde sustituyo “mis derechos” por “mi libertad”.
Si lo que hago no perjudica a nada ni a nadie, está bien. Si beneficia a alguien o a mí mismo, mejor.
Y añadiré lo que tanto le ha gustado a mi amiga Bettina: Resolvamos los problemas en vez de apoyarlos sobre los demás, juntemos amor por nosotros mismos, de esa forma tendremos amor, de esa forma, teniendo amor, podremos darlo.
No seamos mendigos, sino millonarios de amor
.
Cada día, al despertar pienso que estoy comenzando una nueva vida.
No, no me imagino en aquel mundo.
Hay más cosas que me desesperaban de este país, como es su lentitud. Esta mañana estaba en Cóbano y sentado en una acera, estaba Jose. Esperaba. Esperaba unos trámites en el banco que no se resolverían hasta bastantes horas después. Me senté junto a él y al primero que paso por allí le dije nos sacara una foto, foto que yo había sacado tantas veces cuando veía a gente en la misma coyuntura, sin explicarme el por qué. Pensé que ella definiría como estoy y en qué circunstancias estoy al año de estar aquí.
Después de un año, aun no tengo mi residencia, tengo una “plantilla” en la que me dicen que entregué los documentos para la obtención de la misma. Me desesperaba el no obtenerla. ¿De verdad tengo que tener tanta prisa en que me la den? ¿Y si no me la dan? ¿No sería el pretexto perfecto para irme a Nicaragua? La tarjeta de la cámara fotográfica que encargué el mismo día que la compré y que me dijeron que esa misma tarde estaría y que a la semana aún no está, ¿de verdad me es tan necesaria? ¿Merece la pena irritarse por semejante cosa? ¿Lo del tiempo es oro es verdad? Y en caso de que así sea ¿para quién es el oro? Algo ha cambiado en mí. No sufriré más por esto.
¿Algo echare en falta de allí? Pienso. Pues claro que si, en especial unos personajillos con los que alguien, con la cabeza no en muy buenas condiciones, quiso hacerme daño. En su momento lo consiguió, pero no lo conseguirán más. Todo el daño ya está hecho.
Mi moto; mi vieja moto. Recuerdo perfectamente el ruido de su escape. Por aquí es muy raro ver motos de 600 c.c. Las de mayor potencia son de 200.
Mi casa. Mi piscina con el agua congelada.
Mis perros, Penca y Fideo (el muy cabrón como supo que lo adoptara).
Poco más. O quizás ni ese poco.
Echo en falta algo mas, aunque esta no necesariamente tenga que ser de allí ni de aquí, y es una compañera.
He tenido relaciones con ticas, pero no han cuajado y con la perspectiva del tiempo me alegro de que así haya ocurrido. Hay un gran salto cultural, religioso, y de costumbres entre ellas y yo, salto difícilmente salvable, por lo que no tengo claro que aquí la encuentre.
Mis esperanzas las tuve con una española (aun las tengo), pero por esas extrañas circunstancias de la vida, lo que podía haber tenido un final que yo imaginaba feliz, se fue deteriorando y a día de hoy sigo sin saber que pasará. Se tengo más posibilidades, pero confío en que ella abandone el pozo en el que se metió y vuelva al mundo real.

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Obtener residencia en Costa Rica. Aviso para navegantes

Mayte me deja un comentario en el que entre otras cosas me dice: Leí también que estas en los últimos trámites de la residencia... aunque la tuya es mas facilita. Pensando en ella y en otros/as, escribo lo que continúa para que sepan que de facilita nada, sino mas bien todo lo contrario. Tampoco pretendo que sea una guía para nadie, puesto que en mi se han unido todas las fatalidades que en el mundo han sido.
Cuando creí superada mi depresión, no fue mucho lo que lo pensé y decidí venirme a Costa Rica. La verdad sea dicha, mi meta era Nicaragua, pero fue un nica, con el que mantenía contactos, el que me aconsejo no lo hiciera a su país y que me viniera a este.
Suelo ser muy metódico, así que entre en la pagina web Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación español y me traje los documentos que en el me decían eran necesarios para obtener mi residencia en Costa Rica. Primer error, se les olvido decir que dichos documentos deben estar “consularizados” por la embajada de Costa Rica en España.
Si tu has decidido hacerte residente en Costa Rica, mi consejo es que consultes en la embajada de Costa Rica en tu país, sigas sus indicaciones y te los traigas consularizados, te evitaras pasar por la odisea que yo sigo pasando.
Aquí también te dejo la pagina de la de Costa Rica, en la que si buceas un poco veras la forma de obtener la residencia en sus diferentes formas (residencia temporal como rentista, inversionista, pensionado y más). También podrás hacer un de tus documentos.
En la embajada os dirán que tenéis que buscaros un abogado tico que os haga de representante legal en este país, y aquí viene la primera pega y os hablo de mi experiencia con los mismos, y con esto no estoy diciendo que todos sean iguales. Todo lo que huela a extranjero es susceptible de estafa, así que ojo con el que elegís.
Como dije, me traje certificado de penales, partida de nacimiento y alguno mas que vuelvo a repetir para nada me sirvieron. Decido buscarme un abogado, me recomiendan uno y no veo gran interés por su parte (Después comprendí el por qué). Al tercer intento, hablo con él y me dice que la solución mas acertada es casarme con una tica (Las hay, que previo pago de una cantidad, lo hacen, pero ojo que a la hora de divorciarse también te pueden estafar), a lo que le digo que yo decidiré el cuando y el con quien me caso. Son varios los documentos que me tenía que haber hecho, pero solo me hace uno en el cual le otorgo poder, el resto (A Director General de Migración y Extranjería, fotocopias del pasaporte, poder al abogado español, y solicitud de residencia) me los tengo que hacer yo.
Llamo a mi embajada y después de pelearme con el robot telefónico, consigo llegar a un humano preguntándoles si ellos me pueden gestionar los documentos que forzosamente me han de mandar desde España (Partida de nacimiento, certificado de penales y emolumentos que recibo de la seguridad social). Contestación: No me lo pueden resolver pero me dan el nombre de un par de gestorías que me lo harían. y lo dejo, por lo que mi siguiente paso es buscarme un abogado español; recibo instrucciones del mismo y aunque no veo el por qué de algunas, me llego a San José a cumplir alguna de sus recomendaciones.
Segundo tropiezo con la Embajada Española. Me dicen que efectivamente los documentos los pasan por notario, pero me cobran 4.000 colones por folio (solo el pasaporte tiene diez y siete), donde un notario cualquiera solo me cobra cuarenta mil por todos los documentos. Armo el pollo, pero solo es el derecho al pataleo, así que me busco un notario y allí doy el paso exigido.
¿Todo listo?.. Acabo de empezar mi odisea. Los documentos tienen que pasar por La Dirección Nacional del Notariado, y la que llego a ser mi amiga, Xiomara, es una lince que no se le escapa ni una: No solo están mal redactadas las notas que pusieron los notarios sino que faltan timbres (aquí les llaman otra cosa). Le digo si vuelvo a mi abogado, atravesando por dos veces el Golfo de Nicoya, para que me lo redacte de nuevo y me dice que ni aunque volviera me valdría porque este abogado/notario, no ha pagado sus cuotas y no puede ejercer de lo ultimo.
Fue el momento en el que comprendí que me estaban estafando. Daba fe como notario cuando él sabia perfectamente que no podía hacerlo.
Vuelvo al abogado/notario frente a la embajada de España, rectifica los documentos y me coloca los timbres correctos que ya había adquirido con anterioridad gracias a un amigo tico. Vuelta a La Dirección Nacional del Notariado en donde me dicen, por supuesto, que vuelva mañana a recogerlos.
Busco hotel, no llevaba lo mas elemental para mi aseo, así que a buscar donde comprarlo, cena y a la mañana siguiente era tal el cabreo con el que me levante que decido volverme a mi punto de partida. Ni que decir tiene que mis pensamientos en aquellos momentos eran mandar todo al carajo y volverme para España (No ha sido la última vez). El amigo tico que me acompañaba, decide que él se quedaría, cosa que hizo, al día siguiente, recogió los documentos de La Dirección Nacional del Notariado, los llevo al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y por ultimo a la Embajada Española (Sigo sin comprender el por que de este ultimo paso).

Escaneo todo y se lo mando a mi abogado español por correo electrónico para que consulte en la Embajada de Costa Rica en España si esta todo correcto. Como no podía ser menos me faltan documentos (Yo me había limitado a los que me indicaban el la web de Migración), así que nuevo viaje a San José y a repetir la jugada.
Viendo que los tres meses de visa como turista se me agotaban, consulto a otra abogada de la relación que me había mandado mí abogado español, recomendada por la Embajada de Costa Rica en España, y su única solución, es que salga del país durante quince días, me recomienda Panamá, y que vuelva a ingresar con lo que automáticamente la visa me aumenta en otros noventa días. ¡Ni puta idea tiene esta abogada!, me dije, así que otra vez cumplimento los documentos que me exigen en la pagina web de Migración y me llego a Puntarenas a solicitar la ampliación de la misma en sesenta días. Me advierten que tardaran en concedérmela, razón por el que cada equis días tendré que presentarme allí, me ponen un sello y me amplían por un numero de días. Perdí la cuenta de cuantas veces estuve en Puntarenas.

Coincide navidad y me advierten que en estas fechas ni se me ocurra mandar nada porque el porcentaje de probabilidades de que se pierdan los documentos en este país es muy alto. Al fin los mando y ya con ellos en su poder el abogado español empieza a hablarme de costes: El por estos tramites cobra 6.000 € (Si, si, seis mil euros), pero que por tratarse de mi solo me va a cobrar 4.000. ¡Mierda de estafadores!.., me digo, pero ahora no puedo echar marcha atrás, así que doy orden para que le ingresen 2.000.
Pasan los días, se me van agotando los sesenta de visa y no recibo los documentos. Explicación de mi abogado español: El señor embajador, esta ocupado con FITUR
Después de recurrir a mis dotes de seducción convenzo a los funcionarios de Migración, para que me aumenten la visa por unos días.
Son varias veces las que le dije que cuando los tuviera me los mandara por UPS o DHL, pues no, el los manda por la embajada.
Recibo un fax de la embajada diciendo que los documentos los han mandado a Migración, consulto la web de la misma y veo que efectivamente están allí. Nuevo viaje a San José, feliz porque en teoría solo tenia que plasmar mis huellas y residencia obtenida. ¡Pobre de mí! Los documentos no aparecen y encima me dicen que deben de estar en Gobernación porque mi situación en el país es ilegal. Es tal la indignación que me entra que con el documento que tenia de Migración de Puntarenas doy un puñetazo sobre la mesa y le digo a la “señorica” que me atendía que se lo leyera para que se enterara que no estaba ilegal, diciéndole que de allí no me iba sin mis documentos, ante lo que me amenaza con llamar a la policía, cosa que le digo que estaba deseando, puesto que pensaba si fuera necesario llevar mi caso al tribunal de la Haya. Es tal el escándalo que formo, que viene a atenderme uno de los jefes. Llama a la jefa de relaciones con las embajadas para que los busque, no aparecen y encima me reprocha que los documentos los haya mandado por la embajada en vez de por UPS o DHL. Mi cabeza echa fuego y me acuerdo de la pobre madre de mi abogado español que me decía que por la embajada era la única forma de mandarlos.
El jefe que me atendió, me deja su número de celular, se compromete a recuperarlos y me vuelvo a mi pueblo. Primera llamada una semana después en la que me dice que siguen sin aparecer pero que no me preocupe. Segunda llamada otra semana después y contestador automático que te crió; así hasta el infinito.
A estas alturas ya todo me daba igual, así que le mando un fax al Director General de Migración en el que pongo a parir a toda la administración costarricense. Mi siguiente paso era irme a la Sala constitucional cosa que advertía en el fax.
Ya no sabia ni en que situación me encontraba ni que pasos dar cuando recibo una llamada del jefe de migración que me atendió, diciendo que había sido muy duro con ellos pero que iban a seguir buscándolos, pero que mientras me mandaba una “plantilla”, con la que demostraba que estaba en tramitación de la residencia y por lo tanto legal en el país.

Aunque he recibido otro fax del Ministerio de Gobernación y Policía diciéndome que dos de los documentos, Partida de Nacimiento y Certificado de Penales los tengo que pasar por el Ministerio de Asuntos Exteriores, a día de hoy no los he podido retirar.
Mi único consuelo, es que tengo el último fax citado y la dichosa plantilla con los que en teoría estoy legal en el país, pero sin mi residencia. Así desde Septiembre del año pasado.
Ha habido más intentos de estafa. Previo pago de 500 $, me aseguraban aparecían mis documentos, cosa que le hice saber al Director General de Migración en el Fax que le mandé.
Continuaré.

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Mi residencia en Costa rica. El cuento de nunca acabar

Hace unos días recibí de mi abogado en España un fax y pensando que por ese medio tan desfasado seria ilegible, le pido me lo mande también por correo electrónico, del recibo de documentos, que por fin, ya va para cinco meses, me han “consularizado” en la Embajada de este país en España.
No me falto más que dar saltos de alegría. Me parecía algo así como si hubiera alcanzado la luna. Si he de ser sincero esperaba que los devolvieran por falta de algún timbre (póliza) o por la mala redacción de algún notario y cuando digo esto no estoy delirando puesto que aquí la Dirección Nacional de Notariado y en especial mi amiga Xiomara, a la que no se le escapaba una, no hubo documento que no me rechazaran por alguna de las dos causas.
Era feliz, solo era cuestión de recibirlo por alguno de los medios que le había indicado a mi citado abogado español, entregarlos en Migración, y una vez esto ocurriera, por fin me despreocuparía de la residencia, puesto que tarden el tiempo que tarden en gestionarlos, el hecho en si de la entrega es motivo de visa permanente hasta su resolución.
Me calmo y a amarrar detalles. ¿Por donde me los ha mandado mi amigo Alfonso (abogado español)? Pregunta que le hago por Internet y ya vienen los primeros disgustos. No, no ha sido por DHL, UPS o correo certificado y urgente como habíamos quedado, sino que me dice que los ha mandado la misma embajada. El me asegura que no había otra posibilidad, cosa que no acabo de creerme. Siguiente pregunta y esta vez telefónicamente a donde van a parar y quien puñetas los recoge. Contestación: Pues quien va a ser el abogado tico al que hice el poder especial y donde recogerlos ¡y él que coño sabe!.
Me pongo en contacto con el notario de San José que me redacto los documentos y que me puso de apoderado en este país a un amigo suyo, el cual desconocía este hecho, puesto que iba a ser yo personalmente el que los tramitara en Migración. Lo de me pongo en contacto también es un decir. Unos cuatro días sin servidor de Internet, ver escrito anterior, y a pesar de tener dos teléfonos nadie contesta y se perfectamente que tiene una secretaria dedicada expresamente a este menester, por lo que supongo que es otra broma del ICE; aprovecho que el servidor me da 50 Kbps y le mando el recibo de documentos y una explicación de lo que me está pasando. Le pido encarecidamente que me tenga al tanto de lo que ocurra. Exactamente el Date: Thu, 12 Feb 2009 15:00:40 -0600, y me dice que mañana ira a la casa amarilla personalmente a ver la forma de sacarlos. Pasa el viernes, Hoy es sábado, mañana domingo, por lo que como muy pronto el lunes sabre algo. A todo esto la fecha de cumplimiento de la visa no entiende de festivos y mi estancia legal se me agota.
No termino de ser tico en el aspecto de que las cosas se resuelven solas, así que llevo dos días con un buen pellizco en el estómago.
Cambio de tema. Esta tarde riego las plantas, le meto agua a la piscina, saco las hojas de la superficie, una forma como otra cualquiera de no pensar en mi inalcanzable residencia, hasta que decido irme a la playa a contemplar mi atardecer y a fogar mi mala hostia. Fresco en los Gitanos, me extraña ver a mi amigo Javier, al que saludo a pesar de llevar tiempo sin hablarme, en la barra, puesto que con lo que vale un tercio de cerveza allí él se compra una litrona en el Súper.
Con mi fresco me voy a mi mesa y no tarda en venir Javier a sentarse conmigo. Literalmente lloraba. La policía lo ha echado de la playa frente a un hotel, donde hace sus ventas desde hace más de veinte años, por no haber pagado a tiempo la patente (Licencia) de ventas. Tampoco deja de ser curioso que junto a él haya otros vendedores, nicas ellos, ilegales por supuesto, y por tato sin patente, y solo lo han echado a él
Paso de ser una persona necesitada de consuelo, por mi desgracia burocrática, a ser un consolador, pero mientras hablo con él, que siempre me ha inculcado que transmite energía positiva, me viene a la cabeza que qué puñetas de abogado español y de abogado tico. ¿Cómo coño va a recoger el apoderado amigo del abogado tico los documentos si el poder especial viene entre ellos? ¿No seré yo personalmente el que tenga que recogerlos? Estoy convencido de que sí, y también cada vez más de que la burocracia es una mierda pero los abogados no tienen ni puta idea y lo que hacen es complicarla más.
Probablemente el lunes le diré al abogado de san José que se quede a meditar en su despacho y el martes me llegue yo, como siempre desde que empecé la tramitación, a resolverme yo mis problemas.
Sigo pensando en los pobres emigrantes en España, sin dinero, sin conocimientos, intentando después de maratonianas colas, solucionar cualquier tipo de documento.

Dos criticas al documento de la embajada: ¿No existe moneda de Costa Rica? ¿El por qué coño hay que pagar en moneda del imperio?
…que el solicitante debe cancelar y el lugar de pago:
Supuestamente después de los puntos suspensivos, me debían de decir de qué lugar se trata. Pues a joderse tocan, a adivinarlo.

Otra crítica más general: ¿Como se puede consentir que en todos los hoteles los carteles indicativos, primero se redacten en gringo y en segundo lugar, y si es posible en letras más pequeñas, en español? Saldré de dudas preguntando en algún organismo cual es el idioma oficial de este país.

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A la tercera la vencida. Conocer san José

Todo es según el color del cristal con que se mira, y esto viene a cuento de las diferentes formas de ver el mundo que nos rodea, dependiendo de la mentalidad, el estado de ánimo y una serie de circunstancias que no nos dejan ver la esencia de lo que miramos.
La primera vez que visite San José, venía con mi mentalidad de europeo y la vi como una ciudad larguirucha, sin edificios altos, tan acostumbrados a los que estamos, con casas que me parecieron viejas y de un tipo de construcción vetusto.
En mi segundo viaje, entre las putadas que me gastaron en la embajada española, la repetición de documentos, la falta de timbres en los mismos y el tener que pernoctar en la misma sin tenerlo previsto, hicieron que mi estado de ánimo fuera el de un ser furioso que no me permitía ver a dos palmos de mi nariz. Ayer fue mi tercer viaje y a pesar de gastarme parecidas bromas al del segundo, mi amigo Javier empezó por llevarme a desayunar al mercado central con el que empecé a alucinar, alucinación que fue en aumento, conforme me iba llevando por sitios que pocos como él conocen. Hacía muchos años que no disfrutaba como lo hacia ayer, y seria difícil describir mis emociones por lo que voy a colocar las fotos que fui tomando y en algunas pondré comentarios. Puede que el que las vea les parezcan las típicas fotos de un turista, pero para mí cada una es una pequeña historia.

Como iba a imaginarme que en plena avenida principal, iba a existir un mercado construido en 1.880, en el que se podía encontrar cualquier cosa imaginable. Aunque no guarden ninguna relación, me recordó a los zocos árabes.








Eran las nueve de la mañana cuando Javier decidió entrar en el Mercado Central a desayunar. Había cantidad de restaurantes si es que se les puede llamar así. Pidió una “olla de carne” (Hay diferentes tipos de ollas). El plato, el cual iba acompañado de su buen tazón de sopa, no se lo saltaba un galgo. Yo hubiera tenido comida para una semana. ¡Con que apetito se lo comía!

Un día de diario y la cantidad de gente que había hacía difícil el caminar.

Aunque no se vea en la imagen cuando Javier le cogió la mano a la estatua de Botero para que lo fotografiara, los/as que por allí pasaban se destornillaban de risa.



En plena calle un concurso de coros infantiles.

Son varios los grupos de músicos que vi cantar acompañados de sus guitarras y que viven de las monedas que les echan los que por allí pasan. Pienso en la poderosa televisión que en un concurso de mierda, hacen famosos a niños/as sin más méritos que su belleza.







Son varios los años que Javier vivió en San José, y entre los diferentes “oficios” que desempeñó, uno fue, a la puerta del teatro nacional, vender una moneda para coleccionistas, la cual se quitó de la circulación porque aparece la bandera de Francia en vez de la de Costa Rica.













Este grupo tocaba música andina.








La historia se repite. Llevamos los documentos a la Dirección Nacional del Notariado, a Xionara, bonita muchacha, que no se le escapa una, nos dice que están mal. Vuelta al notario a que los corrija y a comprar más timbres cosa que daba por hecho que faltarían.
Para algo tenía que valer tanto viaje; Xiomara que me confeso que a los españoles no podía verlos, me dijo que al ver que después de tanto puteo, me lo había tomado a broma, había cambiado su concepto de los mismos.







Junto a la estación de autobuses, nuevo mercado, muy similar al de la avenida principal, en el que como es lógico Javier vuelve a tomarse otro platazo de comida.





Las cosas de Javier

Todo me tenía que ocurrir en este viaje. En el autobús de vuelta, conocimos a Graciela y a Eleonora, dos españolas que aparte de ser preciosas muchachas, son valientes y decididas. Empezaron hace dos meses su viaje en Méjico, y utilizando todos los medios de transporte a su alcance, incluyendo una avioneta, y sin reserva en hoteles, han recorrido toda América Central. Lo pasamos bastante bien.
Iban a un pueblo cercano al mío. Lástima que son muy pocos los días que les queda para volver a España.

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Mi viaje a San José

En mi anterior escrito, he hablado de las putadas que me hicieron en la embajada española, putadas que fueron el avance de otra serie de ellas en la administración costarricense, pero todo en esta vida tiene su lado positivo, así que el por qué no hablar de él en mi viaje a San José.
La noche anterior a mi salida, tenía la intención de acostarme temprano, pero mi tertulia en la playa se animó con Rolo, “capitán” de panga de excursiones marítimas para guiris, a diferentes islas, y como no de mi amigo Javier, así que lo hice sobre las once.
Despertador a las tres de la mañana, a las y media llamo por teléfono a Javier, el cual al enterarse de que iba a San José, dice que me acompaña porque el tiene que comprar allí ocarinas para su negocio. A las cuatro llega el autobús y rumbo a Paquera; embarque en el ferry y a atravesar el Golfo de Nicoya. Sobre él me cogió el amanecer. Probablemente no sea el más bonito que haya visto, pero fue precioso a pesar de estar seminublado.

En el atraque del Ferry, veo un pelicano, tan acostumbrado a convivir con los humanos que a poco más lo toco con las manos.
Taxi y autobús a San José. Tanto en de Paquera como en este así como en el ferry, a pesar de un cartel bastante explícito de prohibido dormir en los asientos, la mayor parte de la gente iba soñando con los angelitos.
Todo el día ocupado con el papeleo de mi dichosa residencia, y mejor olvidarlo. Ni siquiera comí, pero llegada la noche mi amigo Javier me lleva a conocer la ciudad. Es curioso que ya había estado antes aquí, y desconocía la zona más céntrica de la misma.
Avenida principal, calle peatonal muy concurrida, zona de comercio y entre esta y la avenida numero dos (o algo similar), monumentos como el teatro de la ópera y otros dignos de ver.
Aprovecho mi estancia para comprar dos libros, tan difíciles de conseguir por la zona donde me ubico, Historia de Costa Rica y La década decisiva. Me gradúo la vista y me compro unas gafas, porque de la pareja que me traje, a una de ellas le rompí un cristal en uno de mis paseos (me las quito porque aunque parezca increíble con ellas puestas, se difumina la gama de verdes aquí existentes).
Hora de cenar y entro en un restaurante más que otra cosa para que coma Javier, puesto que a mí, mis avatares burocráticos me habían cerrado el estómago. Envidia me daba verlo comerse un hermoso plato de pollo guatemalteco. Me acompaña al Hotel Talamanca, donde no quiere quedarse, se va a dormir a Atenas donde viven los padres.
Despierto al día siguiente y ni sabía la hora (ya hace más de un año que no utilizo reloj), pongo la televisión y ya se por dónde ando. Ducha y ahora viene lo bueno, porque supuestamente solo iba a estar una mañana, así que no traje ni cepillo de dientes ni peine ni nada, así que a peinarme y a cepillarme con los dedos.
Llega Javier, vamos a la embajada española a hacer una última consulta y él dice de quedarse a recoger sus ocarinas y a recogerme los documentos que habíamos tramitado.
Vuelta a Puntarenas, me llego por Migración y ya en el ferry veo a mi amigo Edward, otro “capitán” de panga con el que hago el trayecto.
¡Por fin en mi pueblo! Me pego un baño y me voy a la playa a respirar la marina.









Posterior a este viaje hice otro del que disfrute y bastante.

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