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La Uroflujometria marca para dejarlo todo igual


Tres meses desde que me operaron para hacerme la Uroflujometria. A pesar de que cuando me quitaron la sonda, pensé que meaba como una vaca, se ve que al cicatrizar se ha quedado como estaba. Podía haberme quedado en Costa Rica porque me vine pensando en esto y en la depresión y estoy igual o peor de las dos cosas. Dos años perdidos.
La cita era a las diez y media, pero por si las moscas, puse el despertador a las ocho y después de desayunar, de un tirón me metí en el cuerpo litro y medio de agua. Lo que hacía falta es que llegara y no tuviera ganas de orinar.
Me pasé. Íbamos en el coche y cada vez que cogíamos un bache o esa especie de paso de peatones en alto para que disminuyas la velocidad, creía que reventaba.
Ya al llegar al aparcamiento, le dije al piloto vete aparcando tu que yo me voy para la consulta. Ya si me estaba orinando en los pantalones.
Había muchas personas esperando, pero yo no me lo pensé dos veces, pegué y abrí la puerta. Tengamos en cuenta que era la consulta de urología y que lo más normal es que la persona que estuviera dentro le estuvieran viendo sus genitales, pero me daba igual.
Le explico mi caso a la enfermera y me pasa a otro cuarto y me dice que orine en una especie de escupidera. Me quedo en la gloria. Cuando acabo me salgo fuera de la consulta porque suponía que iba con un retraso de una o dos horas.


Estaba equivocado, al siguiente que llamaron fue a mí y lo primero que hace el médico es enseñarme una especie de gráfico. Lo que me dice ya me lo esperaba, que si me operaban al cicatrizar iba a quedar igual, así que me harían otra prueba en Octubre (Cosa que no haré) y si seguía igual ya estaba listo. Lo dicho al principio: Viaje y operación inútil.

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La Uroflujometria marca para dejarlo todo igual


Tres meses desde que me operaron para hacerme la Uroflujometria. A pesar de que cuando me quitaron la sonda, pensé que meaba como una vaca, se ve que al cicatrizar se ha quedado como estaba. Podía haberme quedado en Costa Rica porque me vine pensando en esto y en la depresión y estoy igual o peor de las dos cosas. Dos años perdidos.
La cita era a las diez y media, pero por si las moscas, puse el despertador a las ocho y después de desayunar, de un tirón me metí en el cuerpo litro y medio de agua. Lo que hacía falta es que llegara y no tuviera ganas de orinar.
Me pasé. Íbamos en el coche y cada vez que cogíamos un bache o esa especie de paso de peatones en alto para que disminuyas la velocidad, creía que reventaba.
Ya al llegar al aparcamiento, le dije al piloto vete aparcando tu que yo me voy para la consulta. Ya si me estaba orinando en los pantalones.
Había muchas personas esperando, pero yo no me lo pensé dos veces, pegué y abrí la puerta. Tengamos en cuenta que era la consulta de urología y que lo más normal es que la persona que estuviera dentro le estuvieran viendo sus genitales, pero me daba igual.
Le explico mi caso a la enfermera y me pasa a otro cuarto y me dice que orine en una especie de escupidera. Me quedo en la gloria. Cuando acabo me salgo fuera de la consulta porque suponía que iba con un retraso de una o dos horas.


Estaba equivocado, al siguiente que llamaron fue a mí y lo primero que hace el médico es enseñarme una especie de gráfico. Lo que me dice ya me lo esperaba, que si me operaban al cicatrizar iba a quedar igual, así que me harían otra prueba en Octubre (Cosa que no haré) y si seguía igual ya estaba listo. Lo dicho al principio: Viaje y operación inútil.

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Retirada de la sonda vesical. Orino como un bendito


Al fin fue mi hija al médico de cabecera y le recetaron las bolsas para amarrármelas a la pierna. Le dan una caja con veinte o treinta bolsas. Sigo sin comprender a la Seguridad Social, yo creo que utilizan la táctica del aburrimiento, por tal de no pedir número para el médico de cabecera y después ir a la farmacia, te apañas con la que te han dado en el hospital, pero si no, el gasto se multiplica por treinta. El caso es joderte.
El médico de cabecera le da otra especie de receta para que el viernes me retiren la sonda y lo primero que pienso es que la mayoría de los humanos no saben que el cero es un número. Hago las cuentas y desde el Miércoles que me operaron el viernes hacen nueve días, pienso que el sábado no trabajaran y decido ir el lunes, con lo que harían doce días. Mejor cicatrizaría la herida, pienso.
En teoría era de ocho y media a diez y media pero en este país todo el mundo quiere ser el primero así que estoy allí a las nueve y media pensando que ya no habría cola, porque en el papel que me habían dado no ponía hora.
Me habían dicho en la segunda planta y estaba cerrada a cal y canto. Vamos a la tercera y donde ponía enfermería no había nadie, a la primera y me dicen que le enfermera que me tiene que quitar la sonda está en la planta baja y allí que vamos, enseño el papel y me dicen que llegara en un momento. Una hora esperando.
Por fin llega, le doy el papel y me dice que tenía que haber ido el viernes, y aquí viene lo del cero, le digo que haga las cuentas y que el viernes hacían nueve días que me la habían puesto y que el cirujano me dijo que mínimo diez días y que yo soy muy obediente. Se jode pero no acaban las pegas. Me pregunta que si he hecho ejercicios pinzándome la sonda para ver si orinaba, a lo que le digo que nadie me había dicho tal cosa. Llama a un médico y le dice que me la quite.
Yo no se si a malas ideas, pero me hace bastante daño, y como despedida me dice que si no puedo orinar que me vaya a urgencias.
Hay cosas a las que te acostumbras y las ves como normales. Cada vez que orinaba era un escozor el que sentía que aunque no era para rabiar, molestaba bastante, ahora al ver un caño hermoso y que no me molesta nada siento una especie de orgasmo.

PD. Han pasado tres o cuatro días. El caño bien pero me duele un poco.

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Estenosis de uretra. Once meses y quince días en España para que me operen


Aproximadamente hace un mes que llamaron por teléfono diciendo que me operaban a las 8:30 del día 25 de febrero. Todo pasa en este país, hasta el tiempo, y ayer llego el momento.
Todo el mundo se empeña en llegar al trabajo a la hora en punto así que dije de salir a las siete y media. Aun así había un buen atasco y donde se tarda veinte minutos llegamos a las ocho y cuarto.
Entramos en recepción, y la “señorica” que nos atiende, nos dice que ese tipo de operaciones, no son en este hospital (San Juan de Dios) que tengo que ir al Virgen de las Nieves. Mal empieza la mañana, porque estaba seguro que por teléfono habían dicho el primero. Menos mal que los dioses son buenos, nos escucha la compañera y le dice que sí, que es aquí. En estas estábamos cuando aparece una enfermera y canta varios nombres y entre ellos el mío. ¡Seguidme! Y allá que vamos en plan militar.
Va dejando a cada uno en una habitación y a mí en una de tres camas que en ese momento no había nadie. A ponerte en pelotas y a colocarte una bata de esas que se abrochan por atrás que sigo sin entender para qué coño sirve porque te pongas como te pongas, siempre estas enseñando las pelotas o el culo.
Hospital de día que para sí lo quisieran los gringos, me dijeron que era, y que coño, era el mismo que construyó Juan de dios en el 500 y pico, solo que un poco remodelado. Ni calefacción central tiene. Una estufa eléctrica y para de contar. Así he cogido el resfriado que he cogido.
A lo mío. La cosa iba mejor de lo que esperaba. No llevaría ni una hora y veo que arrastran mi cama hasta el quirófano. Me colocan en esa especie de paritorio y la primera que viene a hablar conmigo es la Anestesista. Le pregunto si me va a poner la epidural y me dice que no que me va a dormir entero. No sé si ya me había anestesiado, pues lo siguiente que note es que me empujaban en el hombro, para despertarme. El gesto del que me despertó era como diciendo: ¡Eh! Que no vas a estar aquí todo el día. Estaba en recuperación y con una sonda metida por el pito.
Sigo sin saber cómo coño me anestesiaron. La verdad es que me tiene intrigado.
Ya en mi habitación a todo el que llegaba con ropa del lugar, le decía que yo estaba de puta madre y como de todas formas me iban a echar, por algo era hospital de día, que lo hicieran cuanto antes, pero no, hay que cumplir los protocolos, hasta me trajeron un vaso de zumo y me lo iba a beber todo seguido y a poco más me asalta la enfermera: ¡Solo un trago!


Seria sobre la una cuando llego el cirujano que me había operado me entrega el informe y me da dos noticias, una buena y otra mala: Que no tenía ulcera ninguna aunque la vejiga dilatada por el esfuerzo del estrechamiento. Tenías que haber venido antes (Me cago en tu puta madre, un año llevo intentándolo, le iba a decir, pero comprendí que él no tenía culpa y me calle).
La segunda, no te he cortado, he forzado el cistoscopio (Debe de ser una fresa y no un torno) hasta que ha pasado y te he metido una sonda más gorda, pero si vuelve a cerrarse tendrás que venir de nuevo y te operará un compañero mío especializado en este tipo de cirugía. Piensas: ¿y por qué no lo ha hecho ahora? Pide cita para el Urólogo, vas con ganas de mear, que te tienen y me suelta un rollo. Según deduje lo que te miden es el caudal del chorro. Al irse la enfermera dice: Yo estaba allí y por la pantalla he visto muy bien que ha cortado con el bisturí. (Si tienes ganas lee el informe).


Comida tipo avión, y a la calle. Antes le digo a la enfermera que me cambie la bolsa por unas que hay para amarrarse a la pierna (Tengo que estar diez días con ella) a lo que me dice que no tienen, que vaya al médico de cabecera a que me la recete.


Al pasar por uno de los patios, observo que en las paredes todavía no estaban colgados los cuadros y que en su sitio habían escrito el nombre de los mismos. También observo que el que los quitó, sabría mucho dee arte, pero de gramática ni puta idea.
Voy a la farmacia de enfrente y solo venden paquetes de 30 a quince euros. En otra igual. Medio euro se han ahorrado en mí. ¡La madre que los parió!
Rápidamente de vuelta a casa, al poco cenamos y cuando llega la hora de dormir, a la cama. Sobre la una y media me acuerdo de la madre de Susana Díaz, al volverme me eche encima de la bolsa y vi las estrellas. Aquí me tienes a esa hora inventando para que no volviera a ocurrirme. Después de varias pruebas, con un cable USB la amarro al cabecero de la cama.
Hoy tengo molestias, parece como si cuando fuera a mear la orina pasara por la herida (Por ejemplo al abrir el grifo y escuchar caer el agua), pero es soportable y además por eso he ido a operarme.
Espero que para hacerme la uroflujometria de él caudal suficiente y acabe de esta.

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Visita al Anestesista. Primera nevada en la parcela


Que pienso como los ticos con respecto a las prisas, doy por seguro de que sí, pero ya creo que me paso. No sé ni quiero pensar cuando me dieron cita para el Anestesista, pero no me equivoco mucho si digo que fue hace meses. Ya en el tiempo pienso en plan sideral y me parecía que era un tiempo tan dilatado el que tenía que esperar como desde el Big Bang hasta ahora, pero todo llega. Hasta llegará la desaparición de la raza humana por mucho que haya quien piense que no.
Ayer me tocaba a las 11:50 (Me hacen gracia las horas dadas por ordenador). Dije de irme a las once a sabiendas de que me sobraría tiempo, pero mira por donde alguien me dice que debo de llevar una relación de las medicinas que me tomo, había apagado el ordenador (Cosa que nunca hago) y mientras lo enciendo funciona la impresora y demás, pasa un tiempo.
Ya que vamos por el camino, nos damos cuenta que estamos escasos de combustible, así que otra parada y otra pérdida de tiempo. Llegamos dos minutos después de la hora. Hasta ahora me han dado una hora y me han visto dos después, pero la ley de Murphy, es la ley de Murphy y pensé: Seguro me han llamado ya, y casi, porque a los diez minutos lo hacen.


Me miran la tensión, me miden y al poco entro en la consulta de la en este caso Anestesista (Mujer). Muy amable ella, me dice cuatro chorradas y visita acabada. Me dan unas píldoras y una inyección que me tengo que poner el día antes de la operación. Digo igual: Tanto hablar de productividad y visita inútil, con más gastos y menos eficiencia de los hospitales públicos para tener el pretexto de hacerlos privados.
Se acabara, no ya esta raza humana, sino este universo cuando me llamen vía teléfono para operarme.


Cuando volvimos estaba la casa como un tempano, y no era para menos, porque no hizo más que oscurecer y se puso a nevar. Aunque no lo hizo mucho, en el suelo no ha cuajado, si es verdad que es la primera nevada del año y al parecer mañana viene otra.
Llevo una semana con el estómago jodido. Me quito el café, procuro comer cosas ligeras pero puñetas. ¿Ir al médico de cabecera? La verdad es que solo de pensarlo me entra diarrea. Cada vez es más manía la que le tengo a esos profesionales. Estoy convencido de que me está saliendo los nervios/ansiedad acumulada en el pasado inmediato y le ha tocado al estomago. Ya pasara.

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Análisis de sangre y electrocardiograma para el Anestesista de la operación de uretra


Entre las fiestas [Que por más que hagas no te escapas de ellas (por ejemplo los telediarios solo hablan de Santa Claus, de cómo le dan permiso en la cárcel a los pocos chorizos que debían de estar en ella y de las caravanas de reyes)] y de los hospitales, la neuronas se me están haciendo un ovillo (Le estoy cogiendo fobia a hospitales y a todo lo que tenga que ver con la medicina).
Los análisis de sangra eran entre las ocho y media y las nueve y media, pero yo puse el despertador a las siete y procuré acostarme temprano, pero nada, a las dos me desperté. Me dije bueno aún faltan cinco horas para que suene este cacharro.
Había visto que la temperatura iba a estar a -5º C así que preparé ropa de abrigo, entre otras un chaquetón de ante que debe de pesar entre diez y quince kilos, camiseta y calcetines térmicos. ¡Hostias! El frio me llegaba a los huesos.
La verdad es que para los análisis no había mucha cola. Me sacaron cuatro botes de sangre y al salir compramos churros y fuimos a comérnoslos a casa de mi hija que vive cerca (El electro era a las once). Ni que decir tiene que los churros llegaron helados.
La casa de mi hija tiene calefacción central, la cual ponen por la tarde/noche pero al entrar parecía una nevera. Me puso una estufa.
Vuelta al hospital y veo que hay gente esperando a pesar de que yo tenía el número uno. Alguien dice que no suben hasta que acaben los análisis.
Entro y la primera en la frente. No funciona el ordenador. Me ponen casi en pelotas y una especie de electrodos en las piernas y en los brazos y alrededor del corazón. Me hacen tropecientas pruebas y todas a la papelera. Llama me imagino que al técnico y no contestaba. Al final se le ocurre echarme alcohol en los electrodos y funciona.
Mi hijo me dice de ir a otro sitio, pero le digo que me lleve rápido a mi casa/desierto.
Hasta el día veinte que me ve el Anestesista.


Al ver este cuadro me acordé de mi amigo Carlos que tanto tiempo vivió allí.

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El por qué no aguanto el frio, visita al urólogo y la Sanidad en España es cada vez más mierda


Hace poco leí un libro, el del típico aventurero, por supuesto inglés, que quería llegar al polo sur. El capitán del barco el auténtico protagonista, cuando se iban acercando al antártico, le dijo que no debían de seguir, la mar se estaba helando y el barco de vela y vapor, iba a quedar atrapado, como así ocurrió. La trama del libro trata de la vuelta. Arrastraron los botes salvavidas por el hielo hasta que llegaron al océano, después a una isla que ni existía en los mapas (por el camino se tuvieron que comer hasta los perros) y se decidió que uno de los botes con el capitán y su sextante, hasta llegar a una isla ballenera. Al final no murió ninguno. No quería hablar aquí de la aventura en sí. Mi gran pregunta es cómo hay personas que aguantan temperaturas tan extremas, incluso de -40 º o menos, además mojándose y desnutridos.


Ya por aquí estamos amaneciendo a 0º y esto no es para mí. No es cuestión de ropa. El cuerpo no me responde y esto no es ni por la edad ni por estar depresivo, de nunca aguante el frio. Ya lo investigaré. Sera cuestión de genes. Me acuerdo de Costa Rica que durante todo el año el termómetro me marcaba alrededor de los 30º.
Ayer me tocaba ir al Urólogo a que me dijera que pensaban hacer de mí después de ver la cistouretrografia miccional. La cita era a las 11:57. No a las menos diez ni a las menos cuarto, sino a las 11:57.
Calculamos bien el tiempo y nos vamos en el coche. Hasta que no calentó y empezó a funcionar la calefacción creí que me moría.


Llego a la consulta a la menos cuarto y veo la siguiente cola. Entré a las 14:10
Me dice que me tienen que operar y que no es gran cosa que me desobstruirán el meato y de camino reconocerán la vejiga para ver cómo está de las operaciones anteriores.



Me da cuatro papeles, conformidad, de que se trata la operación y sobre todo una para que vaya a pedir numero al Anestesista. Como es lógico a esa hora ya está cerrada la consulta del mismo y hoy sábado no abre así que el lunes tendré que volver.
Pasaran meses o quizás años antes de que me hagan todas las pruebas, se las pasaran a urología y cuando dispongan de cama me llamaran por teléfono.
Pídele a los dioses que no te de una enfermedad dolorosa porque si no morirás rabiando como los perros antes de que te curen.

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Costa Rica tiene mejor Sanidad que España. Cistouretrografia miccional seriada


Hacía tiempo que escribía tan poco en el blog. Una entrada en un mes no es normal para mí. Tampoco me marco como reto el escribir una cantidad mínima, pero esta vez ha tenido su explicación. Ya dije en una de las entradas anteriores que recuerdo que la entrada del Otoño y de la Primavera las recuerdo como fatales para la depresión, pero en esta creo que ha sido especial. Las neuronas las tenía totalmente desconectadas y las baterías del cuerpo sin carga ninguna. Solo se me apetecía cama y todo el esfuerzo mental lo hacía jugando al solitario. No es que hoy este tirando cohetes, pero al dejar de escribir mi diario, por lo menos las cosas más importantes quiero que queden reflejadas aquí y anteayer estuve en el hospital. Iba a reflejarlo ayer, pero hacia mucho tiempo que no me encontraba tan mal. Aparte de no poder ni con mi cuerpo, tenía incluso ganas de vomitar.
Como he dicho ayer me tocaba la Cistouretrografia miccional seriada, que desde el 20 de septiembre me habían dado la cita y no era cuestión de dejarla pasar.
Me citaron a las ocho y cuarto, pero me recomendaron que me fuera con tiempo porque a esa hora los atascos no eran normales y a pesar de que no los hubo, era la hora de cambio de turno y entré a las nueve.
A ponerte en pelotas y yo no sé el por qué, te hacen ponerte esa camisa que por mucho que te la ates (Yo no lo hice porque es por la parte de atrás por donde hay que hacerlo) siempre te queda el culo al aire. Me tumban en la camilla de rayos y el Radiólogo, por cierto, muy amable, me explica en que va a consistir lo que me va a hacer.


En primer lugar me introduce una sonda por la uretra hasta que llega a la vejiga, al final de la misma conecta una jeringa con contraste, me pone en una posición casi lateral y me dice que vaya introduciéndome el líquido poco a poco. Él se sale y cuando me da la orden empiezo a empujar. Un par de radiografías, entra, vuelve a llenar la jeringa y a repetir la operación. Quita la jeringa y al final de la sonda conecta una especie de cubeta y me dice que ahora viene lo más difícil, que intente orinar y el seguirá haciendo radiografías. No se por qué causa la mayoría de los pacientes no pueden orinar. Me imagino que o los nervios o el miedo se lo impide. Yo no tuve ningún problema, tanto es así que el radiólogo dio casi voces de ¡Bien! ¡Bien!
A vestirme y vuelta a casa.
Hace tanto tiempo que no salgo de este encierro, que me llamo la atención cosas tan estúpidas como la circulación, los grandes comercios y demás nimieces.
El viernes al Urólogo y si decide que tienen que operarme, antes me mandara al Anestesista, que a su vez me mandara análisis de sangre y demás pruebas y tal y como están las cosa en la Sanidad en España, de hacerlo, creo será dentro de un año.
Hay veces que toma uno decisiones que te quedas con la duda de si la has tomado bien o mal, porque hace poco leí lo siguiente: Tres países latinoamericanos a la vanguardia de los mejores sistemas de salud del mundo. ¡A donde nos están llevando nuestros políticos! No se si hubiera hecho mejor quedándome en Costa Rica.
Pienso en todo lo que están haciendo para mejorar la productividad, y lo que más es bajar los sueldos, pero absolutamente todo lo que me han hecho, desde el diagnostico hasta la operación lo pueden hacer en un día con mas personal.

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La Sanidad cada vez peor. Los políticos hijos de la gran… bretaña


Es verdad que a esta España no la va a conocer ni la madre que la pario. Los dichosos políticos con sus frases bien estudiadas (No hablamos de brotes verdes, sino de raíces vigorosas) nos han tomado por estúpidos. hablaba de La sibilina mengua de la Sanidad, pero estoy convencido de que confundí el termino, debía haber dicho algo así como La transparente mengua de la Sanidad.
Ayer me tocaba ir al hospital a que me viera el Urólogo. Tenía cita para las diez y medio pero por si las moscas estaba allí a las diez, gran estupidez por mi parte porque todavía no habían entrado los que estaban citados a las nueve. Me doy una vuelta por el pasillo y veo que han quitado la consulta Nº 2, sin embargo en la que queda pone consulta Nº 1. Como digo nos toman por gilipollas.
A través de la puerta, había visto que estaba el Urólogo que cuando me ingresaron por orinar sangre, le pregunte que cuando me operaban y me contesto que yo no había ingresado para operarme sino por tener la hemoglobina a cinco (Lo normal es en hombres 13.8 mínimo) y que se tenían que alinear los planetas para que me operaran. Le conteste que se alinearan porque yo no salía de allí sin operarme. Al final me operaron.
Por si me decía algo semejante, como que se alinearan las galaxias, entre con el gatillo limado, pero para mi sorpresa (no sé si es que me recordaba), me recibió muy amable y explicándome lo de la obstrucción en la uretra, me dijo que tenían que saber cómo era y donde estaba.


Me tenían que hacer una , que fuera a rayos a solicitar fecha y que cuando me la dieran, para aligerar el asunto, que volviera, se la enseñara a su compañera y que me darían cita allí otra vez. La verdad es que lo vi lógico y no tuve que disparar.


Recorrido por pasillos, hasta encontrar lo que se llamaba Cita previa de Radiodiagnóstico.
Cogemos un tiquete al igual que en los supermercados y me quedo de piedra cuando veo que tengo el número 80 y el indicador luminoso iba por el 50.


La cola era impresionante. Lógico, radiografías mandan de todas las especialidades del hospital. Pienso que para algo me tuvo que servir estar en Costa Rica y pensar que el tiempo no existe, pero cuando pasé a la mesa Nº 1, el tío miro en la computadora y puso la fecha a bolígrafo y la leí me salió un ¡¿En Diciembre?! El tío me miro como diciendo: ¡Jodeté, es lo que hay!
Pienso que una vez que me hagan la dichosa prueba, tendré que volver al Urólogo, que a su vez me mandara al anestesista y que me recibirá como mínimo al par de meses y este a que me haga las pruebas pertinentes (Análisis de sangre, electrocardiograma, radiografía de pulmón etc.).
Puede que dentro de un año me operen, y la verdad es que hay que pensar en positivo y decir que tengo suerte, porque si en vez de escozor al orinar, que es bastante soportable, pero que pasaría si tuviera una peritonitis o una ciática. Meses rabiando.

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La sibilina mengua de la Sanidad. Cistoscopia no duele


Empezaré por el final. Son varias veces las que he mencionado en este blog la cistoscopia y me he quedado admirado de la cantidad de gente que ha llegado a él preguntando si la cistoscopia duele. La respuesta es no. No es que sea agradable que metan un tubo metálico por semejante sitio pero por hacer comparaciones ayer me dolió más una inyección que me pusieron al final de hacerme la misma, que la cistoscopia en sí. También es verdad que me la pusieron estando aun sentado y no pude relajar el musculo.
A lo que iba, de cómo nos están dejando la Sanidad. Es raro el día que no hay noticias de huelga de sanitarios, cosa lógica si tenemos en cuenta que en solo dos años han ido a engrosar el paro 28.496, de cierre de hospitales, de reducción de camas, e incluso cierre de plantas enteras en los que quedan y paro de contar. Como es lógico todo esto es debido al recorte de presupuestos debido a la crisis de los pobres, porque para otros ha sido un chollo, desviación encubierta de pacientes a la sanidad privada, meta ultima de los políticos, aunque también es verdad que ellos son unos mandados de las elites. Fin último: Sanidad Privada.
Como digo en el titulo hay otras cosas que son más sibilinas y que no aparecen en las noticias. Nos van recortando de una forma encubierta que es difícil que la gente se dé cuenta porque normalmente no tiene datos de comparación.
Cuento mi experiencia: Me fui a Costa Rica y huyendo de lo que llaman civilización me fui a uno de los lugares más recónditos del país, pero después me di cuenta de que también tenía sus inconvenientes, para llegar a un hospital se tardaba un día, con lo que digamos un infarto era mortal. Tuve una mala experiencia, junto con otras heredadas y decidí volver pensando que la Sanidad en España había sido un de las mejores del mundo y no habría dado tiempo a que su desmantelación hubiera sido tan rápida. Grave error.
Solo volver me llegue al médico de cabecera. Ni me escucha y lo primero una analítica general. En la segunda visita me dice que podía ser de una infección de próstata, me manda medicación para la misma y vuelta a casa. Me seguía escociendo al orinar, si digo cada vez más, y tercera vista. Que siga tomándome la medicina para la próstata, cosa que ya me cabreó y le dije que no, que me mandara al urólogo y así lo hizo. Me han dicho más de una vez que cuando pongo cara de mala hostia, se me nota a distancia. No le echo la culpa a los médicos de cabecera, los han puesto de cortafuegos. Lo mismo hacen de psiquiatras, que de oncólogos y evitan por todos los medios mandar gente a los especialistas. Estoy seguro que cumplen órdenes y estando su puesto de trabajo en riesgo las cumplen a rajatabla.
Mi llegada de Costa Rica fue a mediados de Marzo, visita al urólogo a mediados de Mayo. Dos meses. No se lo piensa dos veces y me manda una cistoscopia, fue ayer cuando me la hicieron, casi seis meses de cuándo volví.
Lo primero que me encuentro al llegar al hospital es que dentro del mismo, o sea terreno público, han hecho un aparcamiento subterráneo privado. Me pregunto: ¿A cambio de qué? No sé el por qué pienso en los paraísos fiscales, aunque creo que están llenos y los golfos ahora guardan los Bin Laden en bunker hechos en sus viviendas.


Cuarta planta. Ya había estado en ella unas cuantas veces y el ala derecha era solo para urología, ahora es también para otorrinolaringología. O dicho de otra forma que hay la mitad de camas para cada una de las especialidades. El ala izquierda la han dedicado a enfermedades infecciosas, servicio que antes estaba en otro hospital.
Hora de la cita, once y media. Llego a las once y lo primero que me llama la atención es que hay mucha gente esperando. Pregunto y llevaban dos horas de retraso. Tema de conversación. Quejas contra la Sanidad. Cada uno exponía su caso. Como anécdota una mujer estaba tan nerviosa que tuve que darle un ansiolítico (Por mi depresión, siempre lo llevo encima).
Tres horas esperando y por fin entro. Reconozco que enfermeras como uróloga muy amables.


Después de prepárame me acuestan en esa especie de paritorio. La doctora me explica en que consiste lo que me va a hacer y comienza a meterme el dichoso tubito. Veo que topa en algún sitio y ella me lo dice: Ha tropezado y voy a intentar seguir, así que quizás te haga un poco de daño. Un intento y lo deja. Tienen que operarte me dice.


Vístete y me esperas ahí en el pasillo. Yo esperaba que me diera un documento para que me hicieran las pruebas que suelen hacer antes de una operación que fue lo que me hicieron la vez anterior


Cuando salgo fuera y lo leo, es para el urólogo. Me cabreo. Yo ya antes había pedido cita por si las fly y la tengo el día 19 de este mes y menos mal que lo hice porque si no ahora tendría que esperar como mínimo otro mes, y me digo: El urólogo lo único que va a hacer es mandarme hacer las pruebas el por qué esta pérdida de tiempo tan descarada.
Espero que antes de final de año me hayan operado.
Dos cosas más: Si antes me escocia al orinar, al haber hecho presión sobre el estrechamiento, ahora me duele y bastante.
Si no ha entrado el cistoscopio, como va a entrar un tubo que a su vez contiene el bisturí, la cámara, un tubo de entrada de líquido y otro de salida. ¿Me tendrán que abrir en canal el bálano?
Dejémoslo.

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Las listas de espera en la Sanidad andaluza. Cita para la cistoscopia


La verdad es que cuando llegue de Costa Rica había recurrido a la web para ver cómo iban las listas de espera en este país y obtuve esta del Servicio Andaluz de Salud y me dije: ¡Coño!, Andalucía que es lo último en todo, en este país antes llamado España, y en esto vamos de puta madre, pero en especial me llamó la atención lo siguiente:

Intervenciones quirúrgicas

El decreto de garantías de tiempos de respuesta para intervenciones quirúrgicas reconoce el derecho del ciudadano a ser atendido en un tiempo máximo de 180 días para un total de 700 técnicas quirúrgicas DECRETO 209/2001, del 18 de septiembre, por el que se establece la garantía de plazo de respuesta quirúrgica , un plazo que se ha reducido a 120 días para los 11 procesos asistenciales más comunes, que incluyen 71 técnicas Orden de 20 de diciembre de 2006 que modifica los plazos de respuesta quirúrgica de algunos procedimientos incluidos en el Anexo 1 del Decreto 209/2001.
En caso de que este tiempo de espera se superara, puede ser operado en un centro privado sin que ello le suponga coste alguno. Este hecho está regulado mediante tres Órdenes.

Llegué a mediados de Marzo y antes de ultimo de ese mes estuve en mi médico de cabecera esperando que me mandara directamente al urólogo, cosa que no hizo porque de primeras me mando análisis supongo que para descartar infecciones y demás gaitas, pero en la segunda visita me mando una medicación para una posible infección de la próstata, cosa que hasta a mí me convenció puesto que los síntomas producidos por esta causa eran similares a los que yo tenía, pero llega la tercera visita (¿o cuarta?) y me dice que siga tomando las mismas medinas. No sé por qué me dio en la nariz que lo que estaba haciendo era retrasando mi visita al especialista, por lo que le puse cara de mala hostia y le dije que de una vez me mandaran al urólogo y en realidad no fue mucha la espera, porque el veinte o veinte y algo ya me vio.


Yo creí que ya me mandaba para cirugía, pero no, primero una cistoscopia y que ya me llamarían.
No soy muy consciente pero creo que ya ni me acordaba, el cerebro es muy sabio y establece sus prioridades y la depresión me tiene fuera de juego. También es verdad que no es la misma que tuve antes pero esta se ve que ha afectado más al centro del placer, porque no hay nada que se me apetezca.
Como digo, cuando ya ni la esperaba hoy llega la llamada y me dan cita para la cistoscopia el 8 de Septiembre y para la nueva consulta al urólogo el 19 del mismo mes. Si la decisión es operarme nuevamente, me imagino que pasaran los 180 días que dice la web (seis meses).
Resumiendo, han pasado cuatro meses desde que volví y ni puta idea de cuando acabaré. Sé que de esta no moriré.
Hay que reconocer que nuestros políticos de tontos no tienen un pelo. Lo que más le cuesta de la sanidad son los especialistas, quirófanos y camas de hospital y han establecido un filtro con los médicos de cabecera acojonante. Jamás te mandaran, por ejemplo, a un psiquiatra (con la crisis las depresiones han crecido exponencialmente), ellos te mandaran los antidepresivos que hagan falta, pero es que en mi caso cuando hubiera dejado de experimentar con la próstata, no me extrañaría que hubiera seguido con los riñones. Ellos se limitan a cumplir órdenes (su puesto de trabajo también está en peligro), aunque a veces aflora la humanidad, en concreto a mi uno de ellos me dijo que no perdiera tiempo y me fuera por urgencias.

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En espera de una llamada. Y van pasando cosas


Ya ha pasado casi un mes y todavía no me han llamado para hacerme la cistoscopia urestroscopia. Por cierto he buscado en la web lo que es la urestroscopia tal y como dice en el informe descriptivo de lo que se trata y no aparece, sino la palabra Ureteroscopia. Como en esta casa estamos fuera de cobertura de los celulares tengo que estar pendiente del teléfono fijo las veinticuatro horas. A todo esto que no lleguen las vacaciones y se retrasen todas las actividades de los hospitales y me la hagan en septiembre o en octubre.
Las neuronas mientras tanto creo que van mejorando, aunque algunos días me dan un arrechucho, en especial a base de ansiedad, que para mí se quede.
Mientras van pasando cosas, por ejemplo ayer fui a cortarme el pelo cosa que no hacía desde que estaba en Costa Rica, o sea unos tres meses. Un poco más y lo tengo igual que cuando me lo dejé largo.
Los hombres de esta casa, yo no me cuento, gracias a la crisis, tienen tiempo de ir haciendo cosas, en especial uno, que daría un rendimiento extraordinario en cualquier empresa, puesto que aquí nadie lo obliga y la verdad es que no para.


Los cipreses que separan este terreno de la parcela vecina, nadie los había cortado por la parte de arriba y a poco más llegan al cielo. Con un andamio y a base de motosierra se han conseguido cortar parte de los mismos. Para terminarlos habrá que hacerlo desde la otra parte.


Si con los que se han cortado ha salido esta leña, si se termina vamos a tener para la chimenea todo el invierno que viene.


La casa va pareciendo otra. Pequeños detalles que lo aderezan.


Árboles que habían desaparecido por alguna extraña enfermedad, algunos se van recuperando.


Se ha recuperado una Vespa que l e correspondería estar en un museo.


Ha florecido la adelfa.


Los domingos nos seguimos reuniendo toda la familia.
¡Como pasa el tiempo!

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Por fin al urólogo. Cita para cistoscopia uretroscopia


Pasados veinte días desde que el médico de cabecera me mandara las capsulas para la hiperplasia (inflamación de la próstata), vuelta a su consulta. El escocerme para orinar, y el levantarme por la noche, siguen igual (dicha la verdad ahora me estoy levantando menos veces), pero él me dice que siga tomándome las píldoras y que vuelva después. Ya me cabreo y le digo que de una vez me mande al urólogo, no opone resistencia y me dice que me va a mandar al Hospital de San Juan de Dios (me extraña que todavía lo sigan utilizando para dar este servicio) que tardan menos en darme la consulta.
Ya he estado más de una vez en él, pero ahora no sé si es que lo están remodelando,
Gran parte de las palmeras se han secado me imagino que por la plaga de dichoso escarabajo y todo estaba en obras.
Han quitado todos los cuadros que había en la pared


No es mucho lo que tardan en llamarme sobre la hora de la cita. Muy amble el médico y aunque tenía razones para ponerme pegas (abandone las revisiones), al momento me manda más análisis y cita para que me hagan una cistoscopia urestroscopia, según el para descartar que sea la próstata.
Parece que ya he entrado en el calvario de los hospitales.

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Me retiraron la sonda vesical. Una que acabé. Por ahora


Hoy se cumplían los ocho días que me indicaban en el documento de alta en el Hospital. Alguien especializada en los recovecos de la Seguridad Social, me había pedido cita en mi Centro de Salud y me la habían dado para las once. Un cuarto de hora antes estaba en él junto a una puerta rotulada Sala de Curas. Al parecer los/as ATS que se dedican a esta labor, aparte del trabajo que hacen en el centro, tienen que hacerlo también a domicilio, por lo que no sé exactamente cada cuanto tiempo se van relevando.
En el tiempo de espera hasta que llego la mía, me he quedado admirado de la poca vergüenza que tiene bastante gente. Llegan, abren la puerta sin pegar ni nada y casi siempre con el mismo pretexto: Es que vengo a hacer una pregunta, aunque descaradamente lo que querían es que los atendieran a ellos. El enfermero que precedía a la que me atendió a mí, con no muy buenos modales, les dijo a un par de ellos que para preguntas se fueran a información, que lo dejaran trabajar.
Al fin me llaman por mi nombre, y ahora comprendo el por qué cuando le dije al urólogo, que yo me quitaría la sonda, me dijo que si estaba loco. No es un tubo el que introducen, sino dos, no sé si concéntricos o no, uno por el que sale la orina y otro que infla una especie de globo, que impide que la sonda se salga, por lo que si yo hubiera intentado sacármela y lo hubiera conseguido, puede que detrás hubiera venido hasta el esófago. Me parece mentira no estar ni sondado ni con la dichosa bolsa amarrada a la pierna.
Vamos a casa de mi hija, donde mi hijo ha quedado en hacerle algunos chapuces, y solo de ver cómo está el tráfico, ya me pongo nervioso. Encontrar un aparcamiento en la calle es misión imposible y hay quien lo pretende con lo que solo consigue ralentizar más la cosa.
Hechas las chapuzas, volvemos y mi hijo para en un restaurante chino, que por el tamaño parecía más bien un campo de futbol. Unas cuantas mesas ocupadas por personas solitarias, que incluso las veía comer con apetito.
La sensación de que estoy en un mundo que no es el mío se multiplica por cien, así que digo que nos preparen la comida para llevar y nos la comemos de vuelta a la casa.
Ya había bebido bastante agua en casa de mi hija y cuando orino aquí, sin sonda, me parece un verdadero placer. Cosas de la vida.
Va pasando el tiempo y algo de lastre voy soltando. Solo espero que la sinapsis entre mis neuronas acabe de funcionar y a volar.

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Y van tres. Vuelta al quirófano


Mañana no sé, pero hoy tengo la sensación de que puede ser el punto de inflexión de esta serie de calamidades (no encuentro otra palabra), que me han ocurrido durante los dos últimos años.
Anteayer estuve nuevamente en la mesa de operaciones y es la primera vez que me han dado buenas noticias. Si a esto le sumo que al fin han nombrado el partidor contador de mi dichosa herencia (no estoy pensando en el dinero, sino en resolver de una puta vez uno de los problemas que me hicieron volver de Costa Rica), es como para, al menos, levantar un poco el ánimo.
Lo del hospital, tampoco ha sido tan fácil. Entrada en recepción, me vuelven a marcar como a un borrego, y a la sala de espera de los que ingresábamos para operarnos. Se repite la historia: Llaman a todos menos a dos entre los que me encontraba yo, y coincidencias de la vida, los dos para Urología. Le cuento a mi compañero de fatigas que a mí me tocaba la semana pasada, pero por falta de camas, la postergaron hasta hoy y le digo si hoy no se repetirá la historia. Mientras esperábamos (nos habían citado a las ocho y eran más de la una y media, el hombre, me cuenta que ayer estuvo viendo sus olivos, por si era la última vez que los veía. Está claro que todo el que ingresa en un hospital va más bien acojonado. Para darle ánimos intento explicarle que nuestra operación es menor y que yo voy por .
Sobre las dos nos dicen que subamos a planta y ya la enfermera que nos vino a avisar, anticipó que algo raro pasaba. Nos esperaba el cirujano, y nos dice que solo pueden operar a uno, que no tienen tiempo para más. Me sube el cabreo y le digo que la semana pasada fue por falta de camas y que por esta no paso. Me elige a mí.
Había una cama libre, pero una con una mujer, y ya se sabe, la discriminación de sexos…
Me vuelven a meter en un trastero para que me quite la ropa, me ponga la bata, y al poco viene la enfermera me tiende en una camilla de curas y me vendan las piernas. Aparece un celador ya con una cama seria, y me llevan para el quirófano.
Espera a que acaben con el que tienen dentro, me ponen la espera en la mano y aparece por allí el anestesista que no daba con la medula (me imagino que es ahí donde pinchan), para anestesiarme de cintura para abajo, .
¡Hombre, aquí está el marino!
Le pregunto por el hermano (que también lo es) y aprovecho para decirle que hoy si dará con el sitio.
No te preocupes, hoy tengo conmigo a un alumno aventajado que lo hace muy bien, me contesta.
Una vez en la mesa de operaciones, le digo al cirujano. Doy por supuesto que sabes el por qué estoy aquí, pero por si te sirve de algo, tengo la seguridad de que, no sé exactamente donde, tengo una obstrucción que no solo me impide orinar bien, sino que me duele al hacerlo. Menos mal que se lo dije, porque cuando me metió, el endoscopio, se quedó extrañado de lo bien que estaba la vejiga. Lo dijo de una forma como diciéndose ¿para qué me mandan a este aquí?
¡Bueno!, llevabas razón, tienes un estrechamiento en la uretra (que me han provocado ellos, me dije yo) y te voy a hacer una incisión y tendrás que estar una semana con una sonda puesta, para que al cicatrizar no se vuelva a cerrar. Listo y para recuperación.
Sigo diciendo que el estar dormido de cintura para abajo, es una sensación muy desagradable. Tu mente le manda órdenes para mover las piernas, pero estas no le hacen ni puñetero caso. Se perfectamente lo que sienten los que están en una silla de ruedas por esta causa.
Por fin a la habitación, justo la que hay frente al servicio de enfermería. Mi primer pensamiento: Difícil lo tengo el fumar.
Por lo pronto estoy solo en la habitación, así que una vez que me ponen el suero, y siendo ya experto en horario de visitas, aun con los pies y las nalgas acorchadas por la anestesia me voy al baño y me fumo mi primer cigarro. Eliminador de olores, y para la cama. Ni que decir tiene que viene la primera regañera de mis hijos.
Me traen a mi compañero de habitación, un gitano. Puedo asegurar que para nada soy racista, más bien estoy convencido que es todo lo contrario, o al menos tienen un complejo de inferioridad que les hace suponer que a los payos nos tratan mejor que a ellos. Venía acompañado de padres, hermanas, cuñadas, tíos y tías y no sé cuántos más. ¡Dios mío!, me digo, esto parece una feria. Se acabó la tranquilidad.
Ya era tarde y se van yendo a dios gracias.
Acabo haciéndome amigo de ellos.
Se van la mayor parte, pero el teléfono no para de sonar. Son familiares interesándose por su salud. El sentido de familia que tienen, lo envidio.
Mi hija se quería quedar conmigo, pero se lo quito de la cabeza. Como no voy a acordarme de María y de las muchas noches que paso conmigo. La recuerdo hecha un ovillo en esos sillones criminales para dormir. Con mi compañero se quedan el padre y la madre. El padre no paraba de entrar y salir durante toda la noche y no sé cuántas veces me despierta, momentos que aprovecho para quitarme el mono. Precisamente a las siete salía del baño y entra el enfermero más malafollá de toda la planta (no lo digo yo, lo dicen todos sus compañeros/as) y me regaña por estar levantado, le digo que según el cirujano dentro de un rato me voy y estoy haciendo prácticas. ¡Si, a mí me vas a engañar! Pues no pedazo de capullo, pensé yo. A mi gitano le regaña de tanto quejarse por el dolor.
La verdad es que lo del dolor tampoco lo comprendía yo. Hace cinco meses que le pronosticaron que tenía una piedra en la vejiga, y cuando lo metieron en el quirófano, vieron que ya no tenía nada, así que nada le hicieron. Él quería hacerse el mártir delante de la familia, pero es que la madre cada vez que la llamaban por teléfono decía poco más o menos que estaba en las últimas y cada vez que entraba una enfermera/o le decía que su hijo estaba muy mal. En su bolsa de la sonda se veía la orina limpia, o sea que era verdad que no le habían hecho nada. No son ni mejores ni peores que nosotros, son diferentes.
Ya estaban mis hijos allí. Pasa el tiempo y la visita del médico de planta, no llegaba. Ya esperaba lo peor, pasar otro dia allí, pero sobre las doce aparece el urólogo, que precisamente fue el que volvió a mandar a operarme, expresamente a darme el alta. Cuando me dice que probablemente nos volvamos ver cuando me hagan una revisión, le digo que me busque en Costa Rica. Él había estado allí un mes de vacaciones.
Salida del hospital.


Me he enrollado vilmente.
Mi hija quería, por narices, que me fuera al menos estos días a su casa, pero tenía bien claro que yo volvía a mi retiro.


No es agradable estar sondado y con una bolsa amarrada en la pierna, sobre todo temía que dormido, pudiera tener cualquier contratiempo, por supuesto desagradable.
Ocho días pasan pronto, y una cosa vencida.

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No hay dos sin tres, ni quinto malo. Informe de alta


No he puesto el titulo por escucharlo en un anuncio de televisión. Creo que esta frase la he puesto alguna vez en este blog antes del dichoso comecocos.
Llega el día que me indicaba el informe que encabeza este escrito para la consulta del Urólogo y para allí vamos.
El Dr. Suarez que es el que normalmente me ha visitado parece que estaba muy ocupado y me pasan a la consulta de atrás donde estaba un urólogo joven. Nada de bata de medico ni puñetas, una camiseta de esas con mensajes subliminales y bastante agradable.
Lee el documento que le doy y se mete en mi historial del ordenador. Tengo claro que una cosa es lo que te dicen a ti y otra es la que tienen en tu historial. Cuando le comento que la Mitomicina, me había calcificado parte de la herida de la primera operación y que esa calcificación me la habían quitado en la segunda, me dice que al quitarla se habían dado cuenta, que es que quedaban restos del primer tumor y que en la segunda no pudieron profundizar mucho para no romper la pared vesical.
Duda entre seguir con la Mitomicina, pasa a la consulta de Dr. Suarez y al volver me dice que me va a mandar directamente a la mesa de operaciones.
No sé el por qué me acuerdo de unas grúas antediluvianas que echaban unos bloques de hormigón de unos dos metros de arista al espigón del puerto de mi pueblo. Uno de esos bloques lo veo cayendo sobre mí.
Cree que me operaran en Septiembre, pero cuando me paso por Preoperatorio, y aparte de darme cita para un Electrocardiograma, análisis de sangre y rayos para el 21/09/2011, la consulta con el anestesista me la dan para 06/10/2011, lo cual quiere decir que no me operaran hasta Diciembre o Enero del año que viene. Por bien que vengan las cosas, el invierno al que tanta manía le tengo, lo vuelvo a pasar aquí.
Me explica que lo que me están haciendo son operaciones menores, pero que limpiar todo en condiciones, pueden tardar hasta cuatro años. Termina de alegrarme la vida el muy cabrón.
Me sale del alma: ¡Adiós Costa Rica!, y mira por donde dice que el acaba de pasar un mes de vacaciones allí. Me da ánimos y me dice que no lo piense y que después de operarme tire para allí.
Al día siguiente, me desperté, intentándome hacer un lavado de cerebro: Te fuiste a Costa Rica con la idea de empezar una nueva vida, pues a partir de ahora, olvídate de la que empezaste y hazte a la idea que vas a iniciar otra.
¿El por qué no?
Pasan los días y esta depresión solapada que tengo desde que llegue a esta mierda de país, veo que va extendiendo raíces. Por más que pienso, no me veo encerrado aquí con los fríos. No tengo ganas ni de salir al pueblo. Lo que me faltaba es volver a hundirme, y aunque sé que saldré de ella (por ahora nada que ver con la que me tuvo diez años fuera de este mundo), pienso en los que tengo a mi alrededor. Se que se les puede hacer mucho daño. Nadie que no haya pasado por ella sabe lo que es y no comprenden que no es tan fácil como darle a un interruptor para desconectarse de la misma.
Cuando me encontraba muy mal, me echaba en la cama y me traía a le mente la imagen de un fondo submarino con las aguas muy transparentes, cálidas, y llenas de vida, tanto vegetal como animal. Me ayudaba bastante. Me desespera no saber qué imagen traerme ahora.
Esta mañana solo despertarme, lo he visto todo muy negro.

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Mi segunda intervención quirúrgica de un tumor de vejiga. RTU de vejiga


Y llegó el día . La hora de en el hospital era a las ocho de la mañana, pero como buen inglés (¿o alemán?), a las seis ya estaba despierto. El día anterior había cumplido a rajatabla las instrucciones que me habían dado en Preoperatorio: Inyectarme en la barriga, meterme un enema, pastilla para no sé qué, y una cuarta que no recuerdo. Como es lógico con mucha antelación ya estábamos allí.
Subida a la cuarta planta (donde nos habían indicado por teléfono) y nos dicen que tenemos que ir a ingresos en la primera. De ingresos, a una sala donde había tropecientas personas. Los ingresantes nos distinguíamos porque nos habían puesto una pulsera similar a la que ponen en los hoteles o discotecas de todo incluido. Van llamando a personas para diferentes tipos de operaciones en diferentes plantas y yo voy quedando para el final. Tan hasta el final que con brazalete solo que damos dos y cosa curiosa los dos éramos para operación de vejiga. Vienen a buscarnos, subimos los dos a la vez y nos dicen que no hay camas así que a joderse tocan, que van a intentar, meter provisionalmente a uno de nosotros en la sala de curas. Ese día estaba enrollado y me ligo a la recepcionista para que sea yo.
Cuarto cochambroso, con medicinas por todas las estanterías. Me quito la ropa, me pongo la típica bata amarrada por atrás, y me vendan las piernas.


En la espera llegan mis hijas. Bromas y fotografías sabiendo que a una de ellas no le hace puñetera gracia que se las hagan.
Aparece una celadora con una cama de hospital, lo que me dice que ya hay una libre y en ella me lleva a quirófanos. Me aparcan en un pasillo y allí me aparecen dos enfermeras y me dicen que me van a ir preparando para ahorrar tiempo, me meten una guía y me hacen algo más. Por allí pasaban cirujanos, anestesistas y junto a mí en varias sillas había una persona de paisano enseñándoles a dos médicos a hacer un planing. Uno de ellos tenía cara de cabreo. Me imagino sus pensamientos: Estoy hasta los cojones de operaciones y en un rato libre me calientan la cabeza con este rollo.
Se me acerca el anestesista y me hace otra nueva interviú: ¿Eres alérgico a alguna medicina? Etc., etc.
Por fin paso al quirofano. Me paso a la mesa del quirófano, y sentado en la misma el anestesista me tantea la parte de la columna en la que me ponen la epidural, me clava la aguja, y dice: Hoy no es mi día. No encuentro el líquido. Contigo es el cuarto que voy a tener que ponerte anestesia total. Se veía cabreado. Cálmate le digo, vamos a ver, la vez anterior que estuve aquí, me metieron la epidural a la primera, ¿Por qué no lo intentas de nuevo? Me hace caso y voz de alegría: ¡Aquí está el líquido! Quizás con más rapidez que la anterior noto que pierdo la sensibilidad en las piernas. Le pide a una de las enfermeras no se qué medicina y le contesta que no hay, la enfermera le dice que por qué no se la pide al farmacéutico y le contesta que a ese hombre no le pide nada porque le manda lo que le da la gana (el descontrol/falta de dinero de la Seguridad Social continua). Al final nos enrollamos, no sé como, sale que tiene un hermano Marino Mercante, cuando le digo que yo también lo soy, me cuenta la vida de su hermano y ya una vez vestido de calle, se acerca y me pregunta por mi nombre el cual apunta, según él para preguntarle si me conocía.
Esta vez, la pantalla en la que el cirujano, va guiándose estaba en una postura que estaba seguro vería la operación. Fue uno de los motivos por los que insistí para que no me pusieran anestesia general.
El cirujano antes de ponerse a extirpar, hace una exploración general y me dice: La cosa se complica, aparte de los dos tumores te voy a tener que quitar una calcificación en la que te ha salido como consecuencia de la quimioterapia. Por mi no hay problema, lo siento por ti que se que ya ha acabado vuestro turno y se va a prolongar la cosa. De esto no paraban de quejarse todos los del quirófano y encima todavía les quedaba otra.
Veía en la pantalla con la precisión que iba eliminando todo y le dije: No soy ningún experto, pero creo que lo estás haciendo muy bien. Se ve que le di en su punto sensible y ya no paraba de explicarme cada uno de los pasos que daba. Tan amigo mío quedó, que al otro día fue a visitarme a mi habitación cosa que no es lo normal, ni tienen el por qué hacerlo, puesto que una vez en ella la responsabilidad pasa al urólogo de planta.
Me pasan a la cama y nuevamente celadora arrastrándome por pasillos y ascensores hasta recuperación. O estuve menos tiempo que la vez anterior, o se me hizo más corto.


Cuando me trasladan nuevamente, me veía en un pasillo esperando se desocupara alguna habitación, pero no, no todo iba a salir mal, y me meten en una individual. Lo primero que pienso es que en ella no voy a tener pegas para inflarme de fumar. Había ido preparado con parches de nicotina, cigarros electrónicos de esos que aspiras y tragas vapor de agua, y aunque los probé (menudo timo), cada vez que se me apetecía fumar, me encerraba en el baño, fumaba debajo del extractor (en el baño no había detector de humos) y al acabar rociaba con un espray de colonia y se acabó el olor a tabaco. La verdad es que siempre piensas que te van a coger, y te fumas el cigarro como un desesperado, hasta el punto que cuando acabas el cigarro, hasta el filtro quemaba.
María había bajado para comprar algo para cenar, y mira por donde, que jamás tengo hambre, y esa, ya noche, al verla comer me entra una canina. Me prepara un bocadillo de tortilla de patatas y cuando acabo con él, comía unas tortas de arroz con chocolate, cuando llega la enfermera y se pone echa una fiera. Que si no podía comer, que con la anestesia podía tener una vomitera que me volviera del revés y algo así como que ella no se hacía responsable de mí. Que yo sepa nadie me había advertido de eso.
Ni vomité ni hostias, sino que me sentó pero que muy bien.
Llega la hora de dormir. La verdad es que no tardé mucho en hacerlo, a pesar de temerle a la noche en los hospitales. Me desperté sobre las cuatro de la mañana con escozor en la uretra. Ya por la experiencia de la vez anterior se que se me ha acabado el liquido que a través de un gotero te van introduciendo en la vejiga y llamo a María. La verdad es que verla hecha un ovillo en el sillón, me hace pensar que soy un egoísta, que peor que yo lo está pasando ella. Me cambian la bolsa por otra llena, y hasta que la luz del día me despierta otra vez.
Empieza la rutina de los protocolos, toma de temperatura, te ponen otro gotero para el dolor (no tenia ninguno), cambio de ropa de cama y de esa cosa como una bata, desayuno de una especie de aguachirri (al parecer todavía no podía comer) y cuando se supone que estás listo, visita de la en este caso Uróloga, que me pregunta que como estoy. Le contesto que como dios, y me enrollo diciéndole que con la falta de camas que hay, debía echarme cuanto antes. Me contesta que hará lo posible para que me vaya mañana, y si hay algo que lo impida como mucho pasado.
Sigue el día con una comida ligera, visita de mis hijos, y a dios gracias a nadie le había dicho que me iban a operar y ninguna otra tuve. La vez anterior, que rabiaba cuando tenía que expulsar algún grumo de sangre (ingresé por una hematuria), las visitas no me faltaban fuera la hora que fuera.
Día siguiente. Esta vez viene el Urólogo, que conocía de la vez anterior, con una sonrisa en la cara de complicidad. Es que quieres irte ¿verdad? Siiiiiiiiiii, le contesto. Cuando acabe de hacer el recorrido te doy el alta.
Sobre las doce vuelve con un papelote que ni lo miro y al poco la enfermera a quitarme la sonda y la guía. Me dice que tengo que esperar hasta ver si puedo orinar sin la sonda, me inflo de agua y al momento estoy orinando.
Cuando vamos a despedirnos del personal, se me queda grabada la opinión de la enfermera: Tú que no has molestado nada te vas tan pronto, y los que son unos coñazos, no hay forma de echarlos. También sus quejas: Antes había varias enfermeras por guardia y ahora estaba ella sola y encima debido a las reformas en el hospital, en planta también estaban los enfermos de otorrinolaringología, los cuales también tenía que cuidar.
El médico me había advertido, que orinaría sangre, cosa normal, pero el resto del día y toda la noche que siguió, no era sangre, eran unos coágulos, que me veía de nuevo en urgencias.
Cuando esto escribo, orino normal y la moral la tengo bastante alta.
Se me olvidó decir que al otro día de la operación me pusieron la primera dosis de Mitomicina (quimioterapia), por lo que se me abreviará, y bastante, el tiempo que dura la misma.
Dicen que no hay dos sin tres, y espero que falle, porque lo único que me faltaba es que la próxima vez que vaya a que me hagan la , me detesten más tumores.