No hay dos sin tres, ni quinto malo. Informe de alta
No he puesto el titulo por escucharlo en un anuncio de televisión. Creo que esta frase la he puesto alguna vez en este blog antes del dichoso comecocos.
Llega el día que me indicaba el informe que encabeza este escrito para la consulta del Urólogo y para allí vamos.
El Dr. Suarez que es el que normalmente me ha visitado parece que estaba muy ocupado y me pasan a la consulta de atrás donde estaba un urólogo joven. Nada de bata de medico ni puñetas, una camiseta de esas con mensajes subliminales y bastante agradable.
Lee el documento que le doy y se mete en mi historial del ordenador. Tengo claro que una cosa es lo que te dicen a ti y otra es la que tienen en tu historial. Cuando le comento que la Mitomicina, me había calcificado parte de la herida de la primera operación y que esa calcificación me la habían quitado en la segunda, me dice que al quitarla se habían dado cuenta, que es que quedaban restos del primer tumor y que en la segunda no pudieron profundizar mucho para no romper la pared vesical.
Duda entre seguir con la Mitomicina, pasa a la consulta de Dr. Suarez y al volver me dice que me va a mandar directamente a la mesa de operaciones.
No sé el por qué me acuerdo de unas grúas antediluvianas que echaban unos bloques de hormigón de unos dos metros de arista al espigón del puerto de mi pueblo. Uno de esos bloques lo veo cayendo sobre mí.
Cree que me operaran en Septiembre, pero cuando me paso por Preoperatorio, y aparte de darme cita para un Electrocardiograma, análisis de sangre y rayos para el 21/09/2011, la consulta con el anestesista me la dan para 06/10/2011, lo cual quiere decir que no me operaran hasta Diciembre o Enero del año que viene. Por bien que vengan las cosas, el invierno al que tanta manía le tengo, lo vuelvo a pasar aquí.
Me explica que lo que me están haciendo son operaciones menores, pero que limpiar todo en condiciones, pueden tardar hasta cuatro años. Termina de alegrarme la vida el muy cabrón.
Me sale del alma: ¡Adiós Costa Rica!, y mira por donde dice que el acaba de pasar un mes de vacaciones allí. Me da ánimos y me dice que no lo piense y que después de operarme tire para allí.
Al día siguiente, me desperté, intentándome hacer un lavado de cerebro: Te fuiste a Costa Rica con la idea de empezar una nueva vida, pues a partir de ahora, olvídate de la que empezaste y hazte a la idea que vas a iniciar otra.
¿El por qué no?
Pasan los días y esta depresión solapada que tengo desde que llegue a esta mierda de país, veo que va extendiendo raíces. Por más que pienso, no me veo encerrado aquí con los fríos. No tengo ganas ni de salir al pueblo. Lo que me faltaba es volver a hundirme, y aunque sé que saldré de ella (por ahora nada que ver con la que me tuvo diez años fuera de este mundo), pienso en los que tengo a mi alrededor. Se que se les puede hacer mucho daño. Nadie que no haya pasado por ella sabe lo que es y no comprenden que no es tan fácil como darle a un interruptor para desconectarse de la misma.
Cuando me encontraba muy mal, me echaba en la cama y me traía a le mente la imagen de un fondo submarino con las aguas muy transparentes, cálidas, y llenas de vida, tanto vegetal como animal. Me ayudaba bastante. Me desespera no saber qué imagen traerme ahora.
Esta mañana solo despertarme, lo he visto todo muy negro.
Búsqueda en Google de: No hay dos sin tres, ni quinto malo. Informe de alta
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¿ Ya no te sirve la ayuda de los demás?. Los demás si necesitan la tuya,así que por favor,sigue haciendo tu trabaajo, (sabes al que me refiero),hay tanto que contar y tanto que conocer, y tanto que hacer conocer a los demas. Te necesitamos, una persona sola no puede subir muros,alguien tiene que subirle le mezcla y sujetarle el andamio.
ResponderEliminarJo, cuánto lo siento perro verde. Pero tú puedes con eso y con mucho más. Vas a tener que poner a prueba tu paciencia, pero ya verás como, al final, la recompensa es más grande. Yo estoy convencida de que os visitaré en Costa Rica, de eso estoy segura.
ResponderEliminarUn beso fuerte,
Patricia