Perros mineros. A la caza de un conejo
Estábamos junto a la piscina cuando vi subir al Fideo. El canícula apretaba, motivo por el que me extrañó. Era la hora en que los perros se aletargaban a la sombra en espera de que pasaran los rayos que el astro rey nos mandaba convertidos en lenguas de fuego.
Sin escuchar ladridos ni ninguna otra señal, veo que también sube la Penca. Que la perra con su Leishmaniosis, se molestara en subir ya me extraño mas.
La curiosidad hace que también suba yo y allí me encuentro también a Kiko.
Habían visto/olido una presa y su instinto depredador, hacia que no la perdonaran.
La pobre presa había buscado refugio, pero los perros no se daban por vencidos. La tenían demasiado cerca para hacerlo. El trabajo de excavación así como el calor ambiente hacia que se cansaran, motivo por el que se intercambiaban en la tarea. La única que ladraba (ladridos entrecortados) mientras hacia su trabajo era la Penca. Tendría que dejar constancia de su matriarcado y amedrantar al pobre bicho.
Llego la noche y continuaban, por lo que no se si cumplieron su objetivo.
Que sacaron más de dos metros cúbicos de tierra es seguro, pero si consiguieron su objetivo lo ignoro. Ojala no. Aunque me imagino era un conejo y es ley de vida, también tienen derecho a burlar a sus depredadores.
Búsqueda en Google de: Perros mineros. A la caza de un conejo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No esperes de mí la confrontación. A pesar de que la comunicación escrita es susceptible de malas interpretaciones, aclarémoslas como personas civilizadas...
¡Bienvenido seas a este rincón!