Ultimo día del año, aunque para mí no deja de ser uno más de mi vida o según se mire uno menos parael final de la misma, cosa que tampoco me importa, pero mis hijos han preparado la fiesta para pasarlo conmigo y considero de mal gusto que estén pendientes de mi, preguntándome a cada instante como me encuentro, razón por la que esta mañana al levantarme, he decidido sobreponerme y como siempre recurro a este aparato para ver si consigo arrancarle algo. Llevo días pensando en nuestro egoísmo y no he conseguido transcribirlo, así que hoy haré un nuevo intento y si lo consigo seria señal de que domino estos conatos de tormenta que aun marean mi cerebro.
El ser humano no solo tiene deberes para con los demás sino para con uno mismo y si no cumple con los últimos, con menos razón podrá cumplir con los primeros. Esto que a primera vista parece la verdad de Perogrullo, se entenderá mejor si digo que el primer deber para uno mismo es el de reconocer el derecho de los demás. Estoy convencido de que en la sociedad actual, todo el mundo, piensa egoístamente en los deberes que los demás tienen hacia nosotros, pero hemos olvidado por completo los que nosotros tenemos hacia los otros, razón por la que nos hemos convertido en unos egocéntricos en el que mi yo, prima sobre los derechos de los restantes seres humanos. El prescindir de nuestros deberes sociales hacia el conjunto, nos condena a vivir sin principios éticos, y sin esta falta de principios lo que predomina es el todo vale y lógicamente los que mas poder tienen son los que mas abusan de esta situación y no menos lógico que los mas perjudicados, sean los extractos mas débiles de la sociedad. Esto donde más claramente lo observamos es en la prepotencia con que los países ricos tratan a los pobres, pero acercándonos a lo más cotidiano, me viene a la cabeza la forma de actuar de mis perros, en los que cuando le regaño a uno el otro se crece y también quiere humillarlo y nosotros cuando olemos la debilidad del vecino, no solo no vamos en su ayuda sino que nuestro instinto nos lleva a hundirlo del todo. Ya que estamos en fechas, en los que todo el mundo, en momentos de una falsa euforia, deseamos el bien de los demás, deberíamos recapacitar, y puede que sin ser tan ambiciosos, lo intentemos solo con el ser mas cercano que tengamos.
¡Feliz año nuevo!