Fiesta de la Anexión del Partido de Nicoya en Tambor
Han pasado unos días, más bien semanas, desde que se celebró la fiesta de la Anexión del Partido de Nicoya a Costa Rica.
En este país el gobierno va por un lado y los gobernados por otro. El gobierno todo lo que sea referente a patriotismos los enaltece como si de una solemnidad se tratara. Sin ir más lejos, el próximo día 15 de Septiembre, se celebra el día de la independencia [fecha que no es la verdadera (puede que en su momento hable sobre este tema)] y tanto en las escuelas como en los colegios ya están aleccionando a los niños y a los no tan niños, para resaltar todos los símbolos patrios.
A lo que iba, me dijeron que en el salón comunal los niños de la escuela iban a celebrarlo y me dije de no perdérmelo, pero aquel día llovía bien, y cuando termino de hacerlo y me llegué por allí, la fiesta se estaba acabando. Solo pude grabar este video con los niños bailando. Es simplemente por eso por lo pongo en esta entrada.
Además en el mismo centro baila Nicol. Se lo enseñaré.
¡Ah! No me preguntes que tipo de baile es, porque nadie ha sabido explicármelo.
La profesora de baile un desastre.
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De un psiquiatra en un campo de concentración al que le haría falta a Javier
Yo creo que ciertos libros no hay que leerlos, al menos, en determinados momentos. Cada vez que paso por Puntarenas, procuro pasarme por una librería, es un decir, y comprarme un par de ellos, pero con el inconveniente de que vienen envueltos en un celofán transparente y no se les puede echar una ojeada. Le dije a uno de los dependientes si no tenían uno de cada ejemplar para poder hacerlo y con una amable y cómplice sonrisa me respondió que no. Si lo ojeas y no te gusta no te lo llevas, pienso me estaba insinuando. Se me ocurrió comprar El hombre en busca del sentido de Viktor Frankl, un psiquiatra que estuvo en varios campos de concentración, entre ellos Auschwitz y Dachau, y lo que es en la primera parte, narra como tal lo allí acontecido.
Si lees la isla de los hombres solos, de al parecer José León Sánchez (En aquel entonces no la había leído), en todas partes cuecen habas, porque no es que en San Lucas trataran a los presos mucho mejor que en los campos de concentración, pero hay formas y formas de escribir las cosas, o yo estoy en la actualidad más sensible, el caso es que me ha hecho reflexionar en negativo más de lo que necesito. Tan es así que llegada la hora de irme a mi tertulia/atardecer, no tenía ni puñeteras ganas de hacerlo, aunque al final decido que sí.
Todas las mesas vacías, menos la mía, en la que cosa rara a estas horas estaba Javier. También cosa rara que estuviera normal, bueno es un decir, porque lo que es normal nunca lo está, pero hoy no estaba tomado, y si soy sincero me alegro de verlo. Charlamos o más bien escucho sus teorías sobre cómo va el mundo. Si fuera psiquiatra el caso de Javier me encantaría, aunque tengo que reconocer que ya se hace pesado. No hay quien lo haga salir de su mundo y por el estaría horas y horas convenciéndote de sus verdades. Menos mal que no tarda mucho en aparecer Miguel y también se sienta con nosotros. Miguel anda detrás de mí para que le abra una página en Facebook. Hace tiempo que no le paga Tabo y lo primero que hace es pedirme un blanco (cigarro).
No tarda en llegar su tío que me cuenta que la ilusión de su vida es haber sido futbolista profesional y que los chavales de ahora no tienen ilusión por nada. Miguel estaba acabando su cigarro cuando el tío le pide uno y le da la colilla para que la aproveche diciéndole que él no tiene. Mi paquete estaba encima de la mesa, así que le ofrezco uno. No se lo había terminado de fumar cuando pasa Ula pidiéndole uno al tío y le da la colilla del que él se estaba fumando y sigue camino.
Cuando Javier dice que se tiene que venir porque tiene que ir a poner a cocer los frijoles, me vengo con él y me viene contando que en el hotel hay dos francesillas jóvenes y que por una de ellas se le va la cabeza. ¿Habrá visto por fin claro que su guatemalteca no volverá jamás?
Javier se queda en el súper y yo sigo camino.
Al final me coge la lluvia y llego bastante mojado.
Llega una especie de tornado que nos deja sin luz toda la noche.
Tengo claro al llegar que la sinapsis entre mis neuronas ha cambiado su recorrido.
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Diferentes enfoques sobre como disfrutar
…
-¿Y por qué no quiere usted acostarse conmigo?
-Mira, no tengo nada contra ti, pero creo no existe la mujer con la que yo me tenga que acostar.
…
-¿Qué bebe usted?
-Me estoy bebiendo un fresco.
-¿No le gusta el guaro?
-No
-¿Y tampoco la coca?
-Tampoco.
-¿Y con qué disfruta usted?
-Observando a los pájaros.
Ella se va.
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Poder especial. Otro viaje a San José
Desde que me desperté no ha parado de llover. Una lluvia que por lo menos para mí es rara por aquí. Está lloviendo parejo y no en gran cantidad. El cielo está todo cubierto y también parejo. Cada vez voy entendiendo más cuando por aquí dicen: vámonos que en cinco minutos nos mojamos. Tienen sus señales, que ya voy cogiendo, pero para nada esta forma de llover es lo normal, llega la nube que va descargando, suelta gran cantidad de agua y escampa, no queriendo esto decir que detrás no venga otra, de hecho siendo de día a lo lejos se ve perfectamente por donde van descargando.
Anoche me dijeron que Verónica y Tabo iban ir a tortuguear, pregunte que qué narices era eso y me dijeron que era ir a ciertas playas donde salen las tortugas a poner sus huevos (yo creo que a cogérselos). Bonito espectáculo, pensé y de hecho lo primero que se me ocurrió fue ir con ellos, pero llego la lluvia y se me quitaron no solo las ganas sino que ya las dudas se me quitaron, no iba. No creo que ellos tampoco fueran.
A lo que iba, hace aproximadamente un mes me puse en contacto con la Embajada de España para que me hicieran un poder especial para uno de mis hijos para un asunto que no viene al caso. Me contestaron que consultarían con la Cónsul y que ya me avisarían. Veía pasaba el tiempo y de avisarme nada de nada, cosa que me vino muy bien puesto que con esta debilidad que he pasado ni me veía capaz de llegarme a Chepe (así llaman los ticos a San José), ni putas ganas que tenia, pero pasaba el tiempo y por fin me decidí a volver a ponerme en contacto con la embajada. Le dije algo así como que suponía que mi último correo se les habría “traspapelado” y que por eso no me habían contestado. Me contestan que este viernes o el que viene a las 13hpm me recibirían a lo que les contesté que me confirmaran si era uno u otro y nueva confirmación que mañana a la hora indicada.
Sabía que nos sobraba tiempo y esta vez de madrugón, nada. Cogimos el ferry de las nueve que por suerte es el Tambor III (el de los asientos de plástico). Vanessa se encuentra a Verónica/Paquera y decide que después de hacer una gestión en Puntarenas, se vendría con nosotros. No viene muy bien porque no solo conoce muy bien la nueva autopista (¿autopista?), sino que también conoce San José y no tendremos que dejar el carro en el aeropuerto y después llegar a la embajada a base de taxis.
Pruebo el GPS de mi nueva cámara y no solo no vamos por la autopista, sino que hay veces que navegamos por el Pacifico.
A pesar de hacer cinco paradas para pagar en otros tantos controles y de haber partes de la “autopista” con un solo carril, con las consiguientes caravanas tras los camiones, llegamos con hora y media de anticipación y aparcamos justo enfrente de la embajada, por lo que decidimos ir a comer. Cruzamos una avenida con verdadero riesgo para nuestras vidas. Lo carros pasaban follados vivos y si había algún paso de peatones debía estar bien lejos.
Entramos en un local de comidas rápidas y lo primero que observo es que hasta aquí ha llegado lo que llamamos civilización. En las mesas contiguas, gente de oficinas criticando a los jefes o a los compañeros y mandando mensajes por los smartphon.
La verdad es que el pollo que me comí estaba riquísimo.
Vuelta a jugarnos la vida y entramos a la embajada. Los guardias nos preguntan a la entrada y les digo que tengo cita y les doy mi nombre. Me quedo apabullado, pasamos y no nos hacen el exhaustivo registro que me han hecho otras veces. También me sorprende que nos pasan a una especie de sala de reuniones e incluso nos ofrecen café, cosa que acepto. Aparece la encargada de asuntos no se qué, que por cierto esta vez sí era española, se pone a leerme el poder y ve que desde la fecha que ponía el mes de Julio, hasta que no ponían DNIs, por lo que manda corregirlo y allí que firmamos unas pocas de veces.
Vuelta a cruzar Chepe y a la autopista y como nuevamente nos sobra tiempo en Puntarenas nos sentamos en una soda del paseo marítimo donde corría un aire que era verdadera gloria.
Se repite lo del Tambor III, o sea que el día ha sido completo, parada en Paquera a dejar a Verónica y llegada a mi pueblo. Tengo la sensación de haber cruzado América de Norte a Sur.
Llego a tiempo de ver este atardecer.
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Curiosidades sobre las hormigas zompopas
Hoy me tocaba ir a Paquera por varios motivos. Mientras alguien compraba cosas, y en este país, los fumadores ya somos tan apestados como en cualquier otro que se tenga por civilizado, crucé la carretera buscando la sombra y me senté en un tocón a envenenarme. Poco tenía que ver allí, pero al mirar hacia el suelo, por el mismo borde de una especie de acequia de recogida de aguas pluviales, veo un reguero de hormigas. Las que iban hacia la derecha, todas descargadas; las que iban hacia la izquierda con sus buenas cargas de trozos de hojas. Este tipo de hormigas por aquí son muy conocidas. Se llaman zompopas.
Lo que me ha llamado en especial la atención es que cada cuatro o cinco iba una sin carga de ninguna clase. He investigado y puede que fueran soldados.
También he leído este articulo que al que le gusten estos temas les puede interesar.
Esta segunda imagen no es mía.
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Del cansancio extremo a cantar al atardecer
La verdad es que el dejar de escribir mi diario de toda la vida (aquellos de papel y que por su culpa se está generando la deforestación del planeta) me está creando una cierta obligación con este otro, el digital. El primero raras veces lo consultaba para acordarme de algo, pero no sé si el alzheimer, o que estoy en plan demasiado pasota, que a preguntas como ¿cuánto hace que volviste a Costa Rica?, no tengo ni puñetera idea y cuando vuelvo por aquí me entra la curiosidad y lo consulto. ¿Cuál sería la obligación? Que ahora considero que todo lo que sea reseñable debo escribirlo. Pero y ¿qué es reseñable? ¡Y yo que sé..!
Y ya puestos el por qué no reseño el cómo va mi cansancio extremo. Bien, volví de Puntarenas y al día siguiente, me levanto y ¡dios!, no estoy cansado. Llega el medio día y me como un hermoso pargo. No es que tuviera hambre, pero me lo como.
Yo creo que estoy sobrevitaminado. Píldora de complejo vitamínico por la mañana tomada con un zumo de naranja en el cual disuelvo una ampolla que será de hierro o más vitaminas, vete tú a saber, y cada tres o cuatro días mi médico/cirujano me mete otra ración en la vena disuelto en suero. Lo dicho, que me van a salir las vitaminas por las orejas. En teoría tenía que haberlo visto hoy, contesto esta mañana con voz de haberlo despertado, dejo de contestar y cuando lo hizo a mas de las once me dijo que fuera mañana. Me imagino que después de ver los análisis (doy por supuesto que están bien) y de ver que como y mis piernas ya aguantan el peso de mi cuerpo, me bajara la dosis. Habrá sido un tratamiento de choque.
Por cierto también me han dicho que en Paquera hay otra fisioterapeuta. No sé si ir a verla o esperar a que venga mi amigo el escocés que fue el que más derecho me dejó.
Ayer domingo. El que sea este día, al menos en la playa no es que sea un día especial. Mas o menos siempre estamos los mismos en las mesas, pero ayer todas estaban ocupadas, en especial la mía, sobre la que ya creo tener algún derecho. También es verdad que han vuelto a abrir Los Gitanos, que desde que volví es la tercera vez que lo han cerrado. Les digo que aquí también ha llegado la crisis y no me creen. Ven el mundo desde una perspectiva, que los que hemos sido sometidos al lavado de cerebro que podríamos llamar occidental, jamás lo veremos. Si no que se lo digan a Giovanni, que después de habérsele muerto Mari, haber ido a las bananeras del Atlántico, haberle dado una paliza con costuras en la cara, y todo para quitarle un celular, me lo cuenta como si fuera de lo más normal y que gracias a su dios, el está muy bien y encontrará trabajo, porque como este mes no pague la pensión de su hija ya va a la cárcel definitivamente (ya estuvo una noche y pagaron los padres).
Decía que las mesas estaban ocupadas, pero Marcos, me tenía reservado sitio en la que estaba. ¿Qué iba a ser de él sin los dos o tres cigarros que se fuma a mi costa? También se sienta con nosotros Verónica. Eduardo, después de saludarnos, pasa a la mesa supuestamente mía en la que estaba una familia con todos sus miembros incluyendo a la vieja, su comida sobre la misma y como no una buena botella de guaro. Eran dos los que tocaban la guitarra pero no es mucho tiempo el que tarda Eduardo en hacerse con ella.
Creo que escribí sobre Eduardo (¡maldito alzheimer!). Ingeniero Agrónomo, director de banco, aunque ahora vive del dinero que ha hecho Cristina, su mujer, pero lo que más me llama la atención sobre él es su desparpajo. Son muy pocas las veces que viene por la playa, pero cuando lo hace a mi me encanta hablar con él. A mí me llama español.
No es que la fiesta estuviera desanimada, pero él le dio otro ambiente y al ver que lo estaba fotografiando, no tardo en arrastrar de todos hacia la mesa en la que estábamos. Si eres español y sobre todo andaluz, estas condenado de por vida. Todo el mundo va a dar por supuesto que cantas muy bien y es lo que me pedían. ¡Yo!, que no soy capaz de cantar ni aquello de tengo una vaca lechera…
Lo cierto es que pasamos un rato muy agradable.
Se nos fue el Pichi y ahora tenemos gato.
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De análisis clínicos y otras gaitas en Puntarenas
Me he vuelto de la playa, quería aguantar la lluvia hasta donde pudiera, pero ya me parecía estar haciendo el canelo, me pongo delante de este bodrio que en su día fue un ordenador, o una computadora, a ver si sigo alimentando mi pobre blog que es el que paga el pato de mis cabreos. Si algo sale, me imagino será un relato de humor black (por aquí el que no sabe algo de gringo es que es tonto).
Comienzo el tratamiento que me manda mi medico cirujano, tres píldoras por la noche y una por la mañana, pasan algunos días y voy notando que mi cansancio va en un aumento exagerado. Lo llamo, mejor dicho lo llaman, y se lo dicen, a lo que me recomienda que deje de tomar la pastilla equis durante una semana, pero que después retome la ingesta de la misma. Le hago caso y ya al despertarme iba arrastrándome por el suelo hasta el sitio del desayuno. Mis pobres piernas ya no aguantaban el peso de mi cuerpo.
He de explicar que aquí te dan las medicinas en la farmacia, no por cajas, sino por las que pidas. Deme, o regáleme, tres aspirinas, no una caja de aspirinas, cosa que me parece muy bien, pero en mi caso venían cajas completas y en ninguna de ellas un dichoso prospecto, de esos que algunos/as se leen de punta a rabo y que yo nunca les he hecho puto caso. Dicho de otro modo, no sabia de que coño me estaba tratando mi doctor (esa es otra, aquí no hay médicos, hay doctores). Se me ocurre mirar en internet, y me doy cuenta de que me esta tratando de una depresión severa. Es tal el cabreo que cojo que a poco mas llegan las medicinas al río Pánica.
¡Vamos!, que un medico cirujano, me trate de una depresión no es una cosa que me quede muy clara.
Helena me convence de que con un buen masaje, oxigenaría la sangre, y expulsaría los fármacos que me estaban agotando hasta lo indecible. También me llevan a un fisioterapeuta que aparece cada quince días por Cóbano y que me va a dejar mi zona lumbar izquierda más derecha que una vela (cuando me viene una, me vienen todas). Me pone una especie de almohadilla en la zona dañada y mientras me suelta unas descargas eléctricas, me da una lección de autoayuda: Todas las medicinas que haya en una farmacia, las tenemos nosotros en el cerebro, me viene a decir. Pienso inmediatamente en un libro que me han regalado: Tu salud en los nuevos tiempos, y me digo este tío se lo acaba de leer. Eso si, sigo hecho una alcayata (mi quiropráctico, el escocés de Santa Teresa, debe de estar en los juegos olímpicos porque no hay forma de que conteste al teléfono).
Pienso que la farmacia de mi cerebro debe de estar mas vacía que la de los habitantes de Uganda, y decido ir a ver a otro medico en Paquera. Cuando leo en la puerta medico cirujano, me digo ya la hemos jodido, así que solo entrar le digo: Seguro que no tengo depresión, y a partir de ahí le cuento lo de mi cansancio y mi desgana con la comida. Me manda a la farmacia y me dice que vuelva con un suero y una dosis de vitaminas que él mismo mezcla y me inyecta. También me manda unas píldoras de un complejo vitamínico a tomar todos los días, y lo del suero cada tres días tengo que ir por su consulta a ponérmelo. También me insiste en que debo de ir a Puntarenas a hacerme unos análisis, porque esta actuando a ciegas. Iba a ir ayer, pero el viaje se fastidio así que fui hoy.
Alarma a las cuatro y media y a las cinco en marcha para coger el ferry. Estos bichos no tienen ni proa ni popa, los vehículos entran en una posición y cuando atracan están en orden de salida, pero hoy al salir, da marcha atrás y digamos va todo el trayecto con lo que hubiera sido la popa, pero no solo eso, sino que va con unas vibraciones anormales. Los asientos de cubierta son de duelas de madera de esas que no sabes donde coño poner los isquiones, porque si los pones sobre la madera propiamente dicha, te duelen a joderla, y si los colocas en los huecos, las aristas se te clavan en la carne como si fueran cuchillas, pero conforme transcurría el viaje mi lumbalgia iba en aumento.
Estos Barceló, son más agarrados que la hostia, al menos se los podían poner de plástico como al último ferry que han puesto en servicio y que gracias a dios fue el que me tocó a la vuelta.
A la salida de Tambor, compruebo que los días se van acortando y me dije: al menos veré una bonita salida de sol. No podía ser menos, mañana tenebrosa tipo Londres. O ¿es que a mi me lo parecería?
Llegada a Puntarenas y observo no quedaban taxis, o si quedaba uno con tres personas dentro y nos dice que subamos que también cabemos. ¡Claro que si! Parecíamos un tren de la India, pero o lo tomas o lo dejas.
Directos a la clínica de los análisis. Orino en el típico tarrito, me sacan sangre y me doy cuenta que deben de ganar un pastón, porque al darse cuenta de que soy español me dice que en las próximas vacaciones piensa visitar la Alhambra y de paso me cuenta sus viajes a Francia y a Grecia (los griegos al parecer no le hicieron mucha gracia).
Creía había acabado, cuando me preguntan que donde traía las heces. La cabeza la tengo jodida, esta fulana me esta pidiendo mi mierda. La verdad es que ni había leído lo que me pedía el medico/cirujano de Paquera. Le vine a decir que la llevaba dentro a lo que me contesto, dese una vuelta y cuando tenga ganas, lo hace en un bar. Quiere usted callar mujer, lo hago aquí, para lo que me da dos extraños tarritos. En mis tropecientos años de vida jamás me han hecho un análisis de mis excrementos. Al menos que yo sepa. Que cada cual piense como lo haría el/ella para que tal asquerosidad vaya al tarrito.
Y el electrocardiograma, ¿Dónde lo hacen?
Coja usted u taxi, que lo lleva hasta… allí coge un autobús… y sigue.
¿No me joda que en toda Puntarenas no hay donde hacerse un electro?
Pues no…
Taxi y directo a Barranca.
El hospital, aunque pequeño tenía buena apariencia. Tía estúpida que me lee la cartilla como si fuera un memo. Bájese las medias, se quita la faja y todo lo que tenga metal, así sean monedas o cualquier otro tipo…
Pare, pare, ¿prefiere que me quede en calzoncillos?
No, haga lo que le estoy diciendo.
Acabo el electro y me pasan a hacerme una radiografía de tórax. Aquí el tío es más amable.
El chequeo no ha podido ser más exhaustivo. Y lo bueno es que he sobrevivido.
Vuelta a Puntarenas y lo primero es sentarnos y tomarnos un café. Andamos y bastante, a preguntar por un sitio que me habían dicho que arreglaban máquinas fotográficas (no acaba de gustarme el dichoso smartphone nokia 800) y también sobrevivo. Algo de rollo deben tener mis neuronas. Eso si, no existe sitio que reparen maquinas, para eso tengo que ir a San José. Ya me lo decía mí medico/cirujano de Paquera: Vivimos en el culo del mundo (no exactamente así), aunque cosa curiosa, la Península de Nicoya, es el sitio de mayor esperanza de vida del planeta.
En el Golfo de Nicoya que siempre algo encuentro algo que fotografiar, solo se me ocurre tomar una imagen de un pajarraco que hay por aquí al que todo el mundo le tiene manía (picotea las frutas y se come los huevos de otros nidos.
Ya en Paquera paramos a coger unos ceviches y este puto pavo, me atacó sin ningún complejo.
Podría seguir contando, pero paro aquí.
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Cansancio extremo o somatizando el dolor del alma
Hace unos días, ni quiero saber cuantos, algo empezó a ocurrir en mi soma (totalidad de la materia corporal de un organismo vivo) que no llegaba a entender. De mi afán aventurero, pasé, en un corto espacio de tiempo a una inapetencia y a un cansancio que no era normal. Solo se me apetecía estar en la cama y a la hora de comer un verdadero sufrimiento.
Una mañana, sin venir a cuento, tengo una diarrea negra asquerosa, y tenía la completa seguridad de no haber comido algo que me sentara mal. Vanessa llevaba unos días diciéndome de ir al medico, pero no se el por que solo pensaba en el Seguro Social, las eternas esperas y lo que por aquí cuentan de que tengas lo que tengas, siempre te mandan la misma medicina, y ese día me convenció diciéndome de que en Cóbano había un medico particular. Mas que un medico particular, es una empresa privada, con sus UVIs móviles, médicos, practicantes e incluso helicópteros en caso de emergencia. Todo esto previo pago, y sobre todo utilizado por los gringos aquí existentes que no son pocos.
Al llegar allí, me avivo, cosa que ya me ha ocurrido otras muchas veces que me he encontrado mal. Doy por supuesto que a nadie le gusta lo vean hecho una piltrafa.
Mientras el médico atendía a alguien en la consulta, en la sala de espera, me toman la tensión, la temperatura y me pesan, aparte de rellenar un historial mío.
Paso a consulta y lo primero que me pregunta es desde cuando no me han hecho un chequeo general y mientras le voy explicando lo que siento y que ya he descrito al principio, el me va haciendo un escrito. Cuando acaba me dice que para el y con mi edad ese chequeo seria imprescindible, que me lo debía hacer como mínimo cada año y que el no gana nada con eso. Le pregunto y me dice que en Cóbano no me lo harían y que como mínimo tendría que ir a Puntarenas. Ni arrastrando voy allí tal y como me encuentro, le digo.
No te estreses, cuando puedas y como te digo es que te aconsejo que te lo hagas.
Algo me dijo que en esta edad es normal vigilar el cáncer de colon y algunas cosas más que me parecían muy lejanas.
¡Cojonudo, en Costa rica utilizan la medicina preventiva cosa que no hacen en España! El médico de cabecera lo máximo que me ha mandado es una analítica de sangre.
¿Has tenido algún problema psíquico últimamente? Me sorprende la pregunta, pero acabo contestándole que si, que la muerte de mi mujer me llevo a un pozo muy profundo y que el principal motivo de volver a Costa Rica había sido el salir del mismo. Pues bien, ahora estas somatizando ese dolor. He de aclarar que la medicina oficial no reconoce las somatizaciones ni esas gaitas. Me tumba en una camilla y me chequea por la parte del estomago, los ojos, los oídos y vuelve a tomarme la tensión porque la tenia alta.
Mientras sigue escribiendo hablamos de medicina en general y veo que no es ningún novato a pesar de su edad, veintiocho años. Criticamos a los políticos y a la venta de medicinas en este país.
La verdad es que me traigo una muy buena impresión de él. Es medico cirujano y me dijo que seguía estudiando porque definitivamente lo que a el le gusta es la ginecología.
Me vengo cargado de medicinas para un mes y al llegar, pago la fortaleza que saque durante la consulta tirándome en la cama como si hubiera chapeado la finca de los Pérez.
Ya aquella noche me tomo un psicotrópico que me hace dormir más de doce horas. Creía que después de tanta cama estaría descansado, pero todo lo contrario, estaba totalmente agotado.
Así sigo al otro día y al siguiente, por lo que lo llama Vanessa y le dice poco más o menos que no iban a ser las medicinas de San Fernando, que empezaría a notar los efectos a los ocho o diez días.
Deje de escribir mi diario y he tenido que recurrir a la computadora. La visita fue el día 30 del mes pasado y parece que estamos a 5 de Agosto. ¡Que días más largos!
No se el por qué pienso que me ha pasado de todo en esta vida, pero esta enfermedad jamás. ¿Enfermedad? No me duele nada, no siento ningún síntoma que me pueda guiar a alguna parte enferma de mi cuerpo, solamente cansancio extremo. Helena ya me ha insinuado hacerme el Chi o el Ki, según lo digan los chinos o los japoneses.
Algo iré mejorando cuando he sido capaz de darle al teclado, pero la cosa es desesperante. Hasta he dejado de ir a mis tertulias/atardeceres y bastante más a darme esos paseos mañaneros por los bosques cercanos.
Ayer, algo me reanimo el tener entre mis manos una hermosa iguana.
Y hablando de las experiencias, me acuerdo de lo que un día escribí sobre los consejos de ancianos y que daba por hecho que habían desaparecido, pero no, son ancianos hijos de puta que lo tienen todo en la vida, llamémosle banqueros, y que ansían otras cosas, como el poder absoluto sobre el mundo a base de joder a toda la humanidad.
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