Solo sé que no se nada o mi serrín está bien estropeado. Nuevo ordenador que debe ser cojo…


Después de echarme la siesta suelo tomarme un café, cosa que hace más de una semana, no sé por qué causa se lo tomó el ordenador y no le debió de gustar demasiado porque se paró.
Con sumo cuidado, porque ese remedio ya lo utilice otra vez y por lo menos la mitad de las teclas se quedaron muy jorobitadas, le di con el secador del pelo pero con el calor que está haciendo no le debió sentar bien y dijo que no arrancaba.
No me lo pensé mucho (¿Cómo voy a pasar yo sin mi solitario?) y conseguí que me llevaran a comprar otro. Aproveche para que la pantalla fuera un poco más grande porque al paso que va mi operación de cataratas para utilizarlo voy a tener que utilizar lupa.
A lo que íbamos; viniendo de vuelta, lo deje en, digamos, un taller de reparaciones, para que me lo dejaran en orden de marcha (Meter antivirus, winrar, etc.)
Primera putada: En cuanto llego el ordenador sibarita del café ya funcionaba, así que aparte de alegrarme ya no tengo prisa porque me traigan el de última generación. Al final llega y lo primero que observo es que me han metido un antivirus gratis. ¡Con lo contento que estoy yo del que le meto crackeado¡ Me pongo a cambiárselo en un momento y aquí me pierdo.
Se han alineado los planetas para que se pongan de acuerdo Google, Microsoft y Telefónica para joderme.
Desde que Google me sale en vasco y tengo que traducirlo, hasta que la velocidad de descarga es desesperante.
Parece que Microsoft ha descubierto algo en estos días para que no roben programas y aquí se me jode todo.
Formateo y voy a pasarle cosas del disco duro externo que tengo y a pesar de esto hacerlo sin redes, simplemente por un puerto USB, ya no es lentitud.
Lo malo es que por comprobar, también he jodido al PC cafetero.
Ya seguiré, porque pensando en todo esto lo único que estoy es alterando las neuronas más de lo que las tengo.


No tengo remedio, lo máximo que debía pensar es lo que estos y dejar a los que se están gastando el dinero en buscar el fin de la muerte que se escoñen ellos.