A mi amigo Mauricio. ¡Igual que viene se va!
Ni con mucho quiero que cualquiera que esté pasando por esta maldita enfermedad, se vea reflejado en esta curva. Parto de la base de que tengo la completa seguridad de que cada depresión es un mundo, y como ejemplo cito lo que me decía mi amiga Miryam de cuando entraba en crisis, y era, que sentía un terror indescriptible, cosa que yo jamás he sentido. Han sido varios depresivos con los que he estado en contacto, y cada uno ha sentido diferente.
También dicen que cuando pasas una depresión los estados de ánimo describen un diente de sierra, pero dicho así parece, que cada vez que estas en la parte alta del mismo, eres una persona normal, y nada más incierto, porque estos dientes de sierra acompañan a la curva que he puesto en el encabezamiento, y en ningún lugar de la misma, llegas a lo que sería el estado de ánimo que he representado en la línea recta, supuesto de una persona normal, o sea que ni siquiera en los puntos A y D, estaríamos como suponen algunos, eufóricos. Son muchos, los que no solo creen esto, sino, que sin estar depresivos se toman el dichoso Prozac, como si de una droga se tratara, sin que les sean prescritos por ningún profesional de la psiquiatría.
Dicen y también puedo asegurarlo que el cerebro, oculta todo lo desagradable, por lo que a estas alturas, la mayor parte de la curva ni la recuerdo, en especial el tramo AB y es porque te vas encontrando mal, no duermes por las noches, el cansancio se va apoderando de ti, y cuando ya sospechas que puede ser una depresión, no quieres aceptarlo, pensando que eso es imposible que te pase a ti, que eso solo les pasa a los cortos de espíritu, por lo que vas retrasando el ponerte en manos del psiquiatra, y por tanto, no solo perdiendo la transmisión entre las neuronas, sino que estás perdiendo las neuronas propiamente dichas, tanto en el hipotálamo como en la corteza prefrontal. Alguien nos debía haber ayudado, pero a mí no solo no lo hicieron, sino que cuando yo estaba convencido de tenerla, te decían: ¡Venga vamos!, todos estamos un poco depres.
El segundo tramo, como ya he descrito más de una vez, es tanto el dolor del alma que sentía, que con mucho prefería estar muerto que padecerlo y en concreto tres fueron las veces que estuve muy cerca de conseguirlo. Es curioso, que, siendo un ateo persuadido, estoy más convencido de la existencia del alma que cualquier persona religiosa; yo notaba que el dolor que sentía era exterior a mi cuerpo, pero en caso de haberlo podido medir, superior a cualquiera corporal que haya tenido.
Por qué vuelvo a escribir nuevamente sobre la depresión, pues muy fácil, hace al menos un mes, que no lo hago, y aunque parezca una sandez, cuando empecé a escribir este diario, solo hice tres etiquetas y una de ellas era precisamente depresión; escritos recurrentes al principio del mismo, pero cada vez más espaciados, y como he dicho del ultimo hace un mes, por lo que considero que ya estoy en la línea recta; ya no es un diente de sierra, es la normalidad, aunque siempre queda el miedo de que venga otro. Esta etiqueta, ha sido mi termómetro.
A varias personas, que la habían pasado, mi primera pregunta fue como supieron que la habían vencido, pregunta que ninguno supo contestarme y ahora lo comprendo, los últimos coletazos, son tan leves que se difuminan con la normalidad. Si esto lo escribo es pensando en alguien que se vea reflejado en ella, sepa que se sale, y que también es cierto que igual que viene se va, porque al igual que no puedes ponerle fecha a cuando empezó, tampoco puedes ponérsela a cuando acaba.
Si has llegado aquí por primera vez, y quieres saber más sobre esta enfermedad llégate por
aquí, o por lo que en su día
escribí sobre lo que creía me había pasado.
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