Ha hecho un invierno que más que tal, ha sido una primavera, tan es así que todos los almendros estaban floridos, y cuando va a llegar la estación de los brotes, se pone a nevar con el consiguiente desastre para algunos agricultores, pues ya que he mencionado los almendros, las flores se han quedado más negras que un carbón, por lo que la cosecha este año va a ser cero. Si a esto le añadimos que los días de lluvia se pueden contar con la mano, lo dicho, ser agricultor a estas alturas no es nada rentable.
“Pos ya que” he escrito algo, mencionaré que el lunes pasado estuve otra vez en el abogado. Ya tenía toda la documentación que le había entregado Maite y quería que me trajera el acuerdo al que habían llegado los abogados para que mis hermanicas se quedaran con la casa que fue de mis padres y a mi darme la casa que tienen alquilada a los rumanos. Le dije que mis neuronas no estaban para empollarme semejante mamotreto, le echó un vistazo y efectivamente así era.
Me dice que llamaría a Motril para ver si se podía continuar. Al poco de llegar me llama por teléfono y me dice que el caso estaba cerrado, con lo cual hay que empezar de nuevo, que llamaría a una procuradora amiga suya a ver si se lo podía conseguir para coger datos.
Le he insistido en si no se podría abrir en Granada y me ha dicho que no que tiene que ser allí, y yo soy muy cabezón y le he vuelto a repetir que seguro que tienen comprado el contado partidor y que partirá de la misma forma que en el documento que me ha enseñado. Me dice que eso es muy difícil y que si es así se puede recurrir.
Minuta: El diez por ciento de lo que coja de herencia. Iba a soltar culebras por mi boca pero parece que se lo imaginó y me dijo que ya lo hablaríamos.
Malditas las ganas que tengo de follones, porque entre otras cosas y sin yo preguntarle me dijo que yo podría también vivir en aquella casa, así que me metería y programaría la quinta sinfonía de Beethoven para que sonara a las tres de la mañana a toda pastilla.
