Mi amiga Dedie en uno de sus comentarios de aliento, me manda un par de pasajes de un libro de Vallejo Nágera.
La primera es la descripción que el autor hace de la depresión y que dice así: La vivencia depresiva es indefinible. Parece consistir en una mezcla de tristeza, amargura, remordimiento, angustia, desolación, pena, congoja, desesperanza, apatía, conciencia de incapacidad, sentimientos de culpa..., con alguna de esas sensaciones en el grado de máxima intensidad. Por lo que relatan los enfermos, a lo que más se parece es al desgarro del alma que padecemos tras la muerte de un ser muy querido, pero aún con más intensidad. Es la vivencia del duelo sin que nadie haya fallecido.
Yo creía haber leído todo acerca de la depresión, pero ha tenido que ser ella, la que ponga ante mí la que más se acerca a la que yo he pasado. En primer lugar es el único autor que se atreve a decir: “Por lo que relatan los enfermos”. Yo estaba seguro que nadie que no la haya pasado, y aquí incluía a los psiquiatras, sabe lo que es. También dice que es indefinible, cosa en la que también coincido puesto que no hay dos iguales Por ultimo también es al único que menciona el alma, y con respecto a la mía discrepo de el en dos cosas, remordimiento y sentimientos de culpa. Las otras que el menciona apagan por completo a estas dos en caso de que existan.
La segunda, las personas que quieren a un deprimido, están también destrozadas, no es solo a Dedie la que la ha hecho reflexionar este segundo pasaje, en mi caso había momentos en que me hundía. No fue mi psiquiatra, sino el medico de empresa el que en una ocasión me dijo que no solo pensara en mi, sino que tuviera cuidado con las personas que me rodeaban, llámese mujer e hijos. Conforme ha pasado el tiempo, tengo claro, que lo que le ha hecho a mi ex pedir la separación, ha sido otra enfermedad mental que es la paranoia. Veía cosas que jamás han pasado y la principal es la existencia de una amante. Cualquiera que haya leído algo acerca de la depresión sabe que la libido desaparece por completo, sin embargo ella hasta sabia describir a mi “querida”. Me acechaba, estoy seguro me puso detectives, pero cuantas menos pruebas tenia, mas actuaba su imaginación.
Ya viviendo aquí y en fase de ir dejando atrás la mía, me he acordado muchas veces, de lo que me dijo Isidro (Medico de empresa) y me he culpado las mismas de su enfermedad. Me he sentido mal muchas veces por esta causa.
No puedo meterme en la cabeza de un paranoico, al igual que he dicho que ni un psiquiatra se puede meter en la de un depresivo, pero de ambas enfermedades hay síntomas inequívocos. En el caso de la paranoia, aparte del amante, es que ven nada mas que enemigos. ¿Cuántas veces hemos escuchado decir “fulano” ve fantasmas donde no los hay? De mi ex, el enemigo no solo soy yo, sino incluso todas sus hermanas que son tres y por una de ellas se que sentía verdadera predilección. La posible causa, que han hablado conmigo. Otra cosa, y esto lo supongo yo, es que los paranoicos no reconocen su enfermedad, por lo menos ella sigue creyendo que yo tengo mi inexistente querida, además con tal convencimiento que su dicho es: Ya saldrá.
Bien. Tengo la certeza de que yo he sido el culpable de su paranoia. Han sido muchas veces las que he sentido culpabilidad, pero hay cosas que ni intentando meterme en su cabeza, las comprendo ni jamás las comprenderé y es que su odio hacia mi sea tal que vaya diciendo por ahí a todo el que la escuche, que me tenia que haber matado, en un accidente que tuve en la piscina en el cual perdí el conocimiento. Jamás he deseado la muerte de nadie, por lo que no comprendo que nadie, por muy enfermo que esté, desee la de su prójimo y en este caso, que el prójimo sea yo. Cuando me enteré que lo iba diciendo, me hundió hasta lo más profundo. Cuando fui reaccionando, lo único que pedía es que me olvidara, y mi mente sin yo darme cuenta estableció una barrera, en la que a ella la veo a tanta distancia que jamás, por muy favorables que fueran las circunstancias volvería a unir mi vida a la de ella. Esta ruptura para mi ha sido como una liberación y como el comienzo de una nueva vida. Con posterioridad a esto, ya mas tranquilo, también me ha venido muchas veces a la memoria una de las veces que rabiaba de dolor (del alma por supuesto), momentos en que me encerraba en mi dormitorio y lloraba a lagrima viva maldiciendo a mi madre por haberme traído a este mundo y ella se arreglaba en el cuarto de baño contiguo, separándonos una puerta y no solo no tuvo una palabra de consuelo sino que entró a coger algo de ropa y observé un gesto como de ¡jodete!.
Por ultimo decir que lo que alega entre otras lindezas en su demanda de separación es maltrato psicológico por parte mía. Esto después de cinco o seis años de depresión. Yo solo le deseo una cosa. Que sea muy feliz.
La primera es la descripción que el autor hace de la depresión y que dice así: La vivencia depresiva es indefinible. Parece consistir en una mezcla de tristeza, amargura, remordimiento, angustia, desolación, pena, congoja, desesperanza, apatía, conciencia de incapacidad, sentimientos de culpa..., con alguna de esas sensaciones en el grado de máxima intensidad. Por lo que relatan los enfermos, a lo que más se parece es al desgarro del alma que padecemos tras la muerte de un ser muy querido, pero aún con más intensidad. Es la vivencia del duelo sin que nadie haya fallecido.
Yo creía haber leído todo acerca de la depresión, pero ha tenido que ser ella, la que ponga ante mí la que más se acerca a la que yo he pasado. En primer lugar es el único autor que se atreve a decir: “Por lo que relatan los enfermos”. Yo estaba seguro que nadie que no la haya pasado, y aquí incluía a los psiquiatras, sabe lo que es. También dice que es indefinible, cosa en la que también coincido puesto que no hay dos iguales Por ultimo también es al único que menciona el alma, y con respecto a la mía discrepo de el en dos cosas, remordimiento y sentimientos de culpa. Las otras que el menciona apagan por completo a estas dos en caso de que existan.
La segunda, las personas que quieren a un deprimido, están también destrozadas, no es solo a Dedie la que la ha hecho reflexionar este segundo pasaje, en mi caso había momentos en que me hundía. No fue mi psiquiatra, sino el medico de empresa el que en una ocasión me dijo que no solo pensara en mi, sino que tuviera cuidado con las personas que me rodeaban, llámese mujer e hijos. Conforme ha pasado el tiempo, tengo claro, que lo que le ha hecho a mi ex pedir la separación, ha sido otra enfermedad mental que es la paranoia. Veía cosas que jamás han pasado y la principal es la existencia de una amante. Cualquiera que haya leído algo acerca de la depresión sabe que la libido desaparece por completo, sin embargo ella hasta sabia describir a mi “querida”. Me acechaba, estoy seguro me puso detectives, pero cuantas menos pruebas tenia, mas actuaba su imaginación.
Ya viviendo aquí y en fase de ir dejando atrás la mía, me he acordado muchas veces, de lo que me dijo Isidro (Medico de empresa) y me he culpado las mismas de su enfermedad. Me he sentido mal muchas veces por esta causa.
No puedo meterme en la cabeza de un paranoico, al igual que he dicho que ni un psiquiatra se puede meter en la de un depresivo, pero de ambas enfermedades hay síntomas inequívocos. En el caso de la paranoia, aparte del amante, es que ven nada mas que enemigos. ¿Cuántas veces hemos escuchado decir “fulano” ve fantasmas donde no los hay? De mi ex, el enemigo no solo soy yo, sino incluso todas sus hermanas que son tres y por una de ellas se que sentía verdadera predilección. La posible causa, que han hablado conmigo. Otra cosa, y esto lo supongo yo, es que los paranoicos no reconocen su enfermedad, por lo menos ella sigue creyendo que yo tengo mi inexistente querida, además con tal convencimiento que su dicho es: Ya saldrá.
Bien. Tengo la certeza de que yo he sido el culpable de su paranoia. Han sido muchas veces las que he sentido culpabilidad, pero hay cosas que ni intentando meterme en su cabeza, las comprendo ni jamás las comprenderé y es que su odio hacia mi sea tal que vaya diciendo por ahí a todo el que la escuche, que me tenia que haber matado, en un accidente que tuve en la piscina en el cual perdí el conocimiento. Jamás he deseado la muerte de nadie, por lo que no comprendo que nadie, por muy enfermo que esté, desee la de su prójimo y en este caso, que el prójimo sea yo. Cuando me enteré que lo iba diciendo, me hundió hasta lo más profundo. Cuando fui reaccionando, lo único que pedía es que me olvidara, y mi mente sin yo darme cuenta estableció una barrera, en la que a ella la veo a tanta distancia que jamás, por muy favorables que fueran las circunstancias volvería a unir mi vida a la de ella. Esta ruptura para mi ha sido como una liberación y como el comienzo de una nueva vida. Con posterioridad a esto, ya mas tranquilo, también me ha venido muchas veces a la memoria una de las veces que rabiaba de dolor (del alma por supuesto), momentos en que me encerraba en mi dormitorio y lloraba a lagrima viva maldiciendo a mi madre por haberme traído a este mundo y ella se arreglaba en el cuarto de baño contiguo, separándonos una puerta y no solo no tuvo una palabra de consuelo sino que entró a coger algo de ropa y observé un gesto como de ¡jodete!.
Por ultimo decir que lo que alega entre otras lindezas en su demanda de separación es maltrato psicológico por parte mía. Esto después de cinco o seis años de depresión. Yo solo le deseo una cosa. Que sea muy feliz.
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