Lo que perciben nuestros sentidos. Escuchar que no oír y mirar que no ver. Un día en Costa Rica

Así queda el atardecer

Durante la mayor parte de mi vida, fui sorbido por el trabajo estresante, y durante mi depresión, me aísle del resto del mundo. En la última fase de la misma mi sed de aprender no era nada normal; lo achaqué a la recuperación de neuronas debida a los antidepresivos a las cuales daba por sentado vacías y por tanto una buena parte de mi cerebro estaba apto no solo para recibir, sino para acumular información. La obtención de la misma, me venía por la tradicional de la lectura y la mayor parte por esta gran fuente que es internet de la que a pesar de que la mayoría de su contenido es el sexo y otro gran segmento información basura, sabiendo bucear en ella para mi es la mayor fuente de conocimiento que jamás ha existido, pero fue prestándole atención a un cuando me di cuenta existía otra y es mediante la observación de lo que te rodea, pero ha sido en este país, Costa rica, donde la he descubierto en toda su grandeza.
En español (no voy a contradecir al conjunto de los latinoamericanos que así llaman al idioma en el que hablo), en cuanto al sentido del oído existen las palabras oír y escuchar y al de la vista ver y mirar, pero para nuestra desgracia pasamos por esta vida solo viendo y oyendo.
Es raro la tarde en la que no me siento a contemplar el atardecer en la bahía donde me encuentro. También es raro el día que alguien no se sienta conmigo a hacerme compañía, pero aun con ella, la vista instintivamente se me va hacia el horizonte. Aunque, claramente, hay dos estaciones, la de las lluvias y la seca, no ha habido un solo día en el que las nubes no hayan aparecido. Es un espectáculo grandioso. Las nubes forman caprichosa figuras, en constante movimiento y conforme la luz va desapareciendo por la llegada de la noche van adquiriendo una gama de colores con todas las tonalidades imaginables, desde el gris plomizo, hasta infinidad de matices de rojos, pasando por el blanco en el que en su espectro están presentes todos los colores. No ya es que no haya dos días en que los atardeceres sean iguales, sino que en una puesta de sol las caprichosas figuras, son tantas las formas que adquieren que el cerebro es incapaz de procesar lo que los ojos perciben.
Con la llegada de la luna llena, no soy yo el único espectador, somos varias las personas que esperamos el orto de nuestro satélite. Son como máximo tres días los que se puede contemplar y desde que por aquí me encuentro la he visto salir desde el NE, apareciendo por la cola del lagarto (caprichosa figura que forman las montañas que cierran la bahía), hasta casi el embarcadero, rozando el SE. Normalmente aquí las nubes nos juegan la mala pasada de no dejarnos verla salir en todo su esplendor, pero aun así merece la pena la espera.
Con todo no es esto lo que mas me llamo la atención cuando recale en este país. La llegada fue en plena época de lluvias, y mientras lo recorríamos en un todoterreno, la gama de verdes de sus bosques fue otro precioso regalo para la vista. Llego la estación seca, y la gama de verdes aunque sin desaparecer fue dejando paso a unos marrones/grises que me desesperaban. Cuando decía que estaba deseando que llegara el invierno (así llaman a la época de lluvias), la gente de por aquí me miraba como si loco estuviera (para ellos es el final de la época turística y su supervivencia depende en la mayoría de los casos de su ingenio).
¿Y los animales? ¿Quién le quita la razón a Darwin? A excepción de la puñetera mosca, no he visto ni uno que sea igual a los del país que deje atrás. Existe la salamanquesa a la que por aquí llaman garrobilla, por su similitud con el garrobo, especie de iguana pero de color gris, el zopilote, los congos y tantos otros que enumerarlos seria el cuento de nunca acabar. No tienes que hacer grandes excursiones para verlos, simplemente mirar a tu alrededor.
El sentido del oído, también es un buen receptor de información; no hay mas que prestarle un poco de atención a los aullidos de los congos; son diferentes si comiendo están, llueve o hace tormenta. Y hablando de tormentas, también las hay en todo el mundo, pero mi percepción de las mismas aquí es otra; tengo la sensación de estar dentro de ellas.
Un animal al que yo creía un búho o similar, me “deleitó” durante unas noches con un sonoro concierto. Lo grabé para preguntar de qué se trataba. ¡Que búho ni que ocho cuartos, se trata de una rana!.. Me dijeron. Fueron en aumento y ya se trataba de una orquesta. Me imaginaba ranas gigantes, tal era el vozarrón que tenían, pero salí a localizarlas y comprobé se trataba de diminutos animalitos. ¿Cómo puede haber tanta desproporción entre su tamaño corporal y los decibelios que salen de su boca?
Ayer mientras escribía esto, llego la hora de mí puesta de sol, pero en vez de dirigirme a la playa atravesando el pueblo, lo hice dando un pequeño rodeo al mismo y cámara en ristre fui tomando imágenes de lo que merecía la pena dar a conocer. El paseo no dura más de quince minutos y fueron más de veinte imágenes las que tome de las cuales no voy a poner todas. Tampoco las que pongan serán las mejores.
No hay que recorrer Costa Rica para hacer disfrutar la vista, simplemente observar con un poco de atención lo que te rodea.

Vista desde el mismo pueblo

El Pánica aun no viene muy caudaloso

Llueve sobre el lagarto

Donde estaba la soda de Ángela

Fin del paseo. Mi mesa

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Muertes por suicidio duplican a las muertes en accidente de tráfico


La noticia del encabezamiento de este escrito se refiere a España. Ya en su día (2 de mayo de 2007) escribí (En este momento suscribo totalmente lo que en aquel entonces opiné) sobre este tema y en él decía: El Ejecutivo europeo indica que 58.000 personas se quitan la vida cada año, una cifra superior a la que provocan los accidentes de tráfico, 50.700 personas, o a la de los crímenes, 5350.
El por qué reincido en el mismo contenido; bien, mientras padecí la depresión, especialmente en la última fase, indagaba desesperadamente información sobre la misma, posiblemente, o casi con seguridad, buscando ese clavo ardiendo al que todos queremos agarrarnos en momentos de desesperación y la verdad sea dicha, bien porque no la hubiera o porque la depresión afecta directamente a la memoria, me costó trabajo conseguirla.
Lo último que he leído, aunque no la coloque en la citada entrada, puesto que nada relevante es, en cuanto a descubrimientos que afecten a la misma, es: , que junto a , y esta , al menos a mi me pone los pelos de punta.
Al igual que en mi primer escrito, no me entra en la cabeza que nadie de la voz de alarma, y no solo se pongan medios para que esto no ocurra, sino que el ocultismo es más que sospechoso.
Como dice Punset, en El viaje a la felicidad, la depresión es, "posiblemente, el más destructor y el menos controlado de todos los factores [internos de infelicidad] que germinan dentro de la propia persona (...) dentro de unos años constataremos el enorme coste social en que habremos incurrido al no abordar seriamente el problema de la salud mental".
En tan solo un par de años se duplica el número de suicidios y aquí no pasa nada. Si esta sociedad no va al desastre, que venga uno de los dioses y lo vea.


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San Lucas. La isla de los hombres solos. ¿De José León Sánchez o de Leoncio Sandino Trujillo?


Son muchas las veces que he pasado cerca de la isla de San Lucas, puesto que el rumbo que sigue el ferry de Puntarenas a Paquera, casi la costea, y también muchas las que algún tico, me cuenta que existe un libro, La isla de los hombres solos, en la que su autor, José León Sánchez, estuvo preso en su penal y en el relata las calamidades que en él paso. También dan por supuesto que el autor demostró su inocencia. No, no llegué a leer el libro, puesto que aun no lo pude conseguir, cosa que sería algo de extrañar en los pueblos de las cercanías, donde no existe ninguna librería, ni en Puntarenas, que en las que estuve no lo tenían, aunque eso si había una gama muy amplia de libros en ingles y las veces que estuve en San José el tiempo me acuciaba; parte de la trama la puedes encontrar en esta .
Que existió este penal, es cierto. De hecho te pongo este video, para que te hagas una idea de lo que fue.


También este otro con una vista aérea del estado actual de la isla.
Son muchas las veces que me he quejado de lo mal que los ticos venden este maravilloso país y esta toma aérea es un buen ejemplo, puesto que bajo mi punto de vista la hicieron en la época seca en vez de en la época de lluvias en la que la gama de verdes seria exuberante.


No voy a hablar aquí de un libro que no leí, ni de una en la que no puse los pies en ella, sino de lo que más me ha llamado la atención de él, del que tan orgullosos están los ticos y de lo que quizás no estén bien informados, y es de su autoría. Repito todo el mundo da por hecho que su autor es José León Sánchez, pero puede que no sepan que por ejemplo Televisa tiene una demanda por pasar en su programación la película del mismo nombre, y la demanda es por . Según Leoncio Sandino Trujillo, novelista y pintor nicaragüense, fue escrita por él a sus 19 años.
La verdad sea dicha, sobre este tema solo he intentado investigar un poco y solo he encontrado la anterior noticia en un periódico nicaragüense.
Como dato curioso el abuelo de Henry, mi amigo el vigilante del hotel…, estuvo quince años encerrado en el famoso penal por la nimiez de coser a balazos a su abuela.

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