Principio de un nuevo mundo

Padecí un cuadro ansioso/depresivo que tenía completamente olvidado, pero una serie de circunstancias se han ido encadenando de forma tal que no sería sincero si negara que he echado de menos mi Trankimazin.
En un Airbus Industrie A340, anunciaban la llegada de una nube que en su día fue negra y la esperaba, si no de colores, blanca o como mínimo gris.
La compañía de ferrys de Puntarenas a Paquera ya hace meses que venía avisando del mal estado de la rampa de subida de vehículos de Paquera. El aviso se convirtió en negativa de subir vehículos pesados, pasado un tiempo, de vehículos ligeros, hasta que dejo amarradas las embarcaciones. El MOPT, decía que tenía una nueva rampa preparada para colocar, pero que no tenía grúa para hacerlo. Vehículos dando la vuelta por Playa Naranjo. Acumulación de ellos y por tanto grandes esperas.
Me veía dándole la vuelta al Golfo de Nicoya, cosa que no me hacía gracia después de mi viaje a la ciudad del mismo nombre.
Alerta en Google y me aparece la primera sobre el tema. Se solucionará para cuando llegue mi pájaro volador. Aparece la segunda . Voy bien, el lunes todo esta arreglado, así que saliendo a las once tengo tiempo suficiente.
Tertulia del domingo por la noche: Alguien dice que uno de los ferrys esta averiado. Llamadas a diestro y siniestro hasta que me confirman tal extremo.

El lunes, día D, salida de mi pueblo antes de las ocho, con media hora de viaje hasta el terminal para tener cabida en la embarcación superviviente que salía a las once.
Llegada al Juan Santamaría, y donde tenia que decir que la llegada del avión era a las quince horas, anuncia a las dieciséis cuarenta. Pienso en atentado terrorista y más catástrofes posibles.
Por fin llegada a las diez y seis (no sé de donde se habían sacado los cuarenta).

No quiero equivocarme, pero la sensación que tengo es que la nube negra venia con unos bonitos colores.
Ni con mucho acabaron aquí las calamidades: Nos equivocamos de carretera al recoger a una persona, dificultades de embarque en el último ferry que salía para Paquera, con lo que podríamos haber hecho noche en Puntarenas.

Al día siguiente las nubes impidieron ver salir la luna llena en toda su plenitud, malentendidos con la muchacha que me había hecho la comida hasta entonces, y cabronada que me gasta alguien del que no podía esperar otra cosa y al que en su momento pondré firme.
Si a lo anterior, le sumo problemas con mi banco, desaparición de unos ingresos y acabo de una puñetera vez, recurro a la Ley de Murphy, la modifico a mi gusto para que defina la sensación que he tenido los últimos días, y la dejo como sigue: Si hay posibilidades de que varias cosas vayan mal, espontáneamente aparecerá otra.

Mientras pasan cosas.



Ha llegado la semana santa, y nunca había visto el camping tan lleno, lo que me hace pensar que jamás entenderé a este país. Donde parecía que la crisis lo había sumido en un profundo sopor, despierta fulgurante a pesar de los problemas de comunicaciones, cosa que tampoco me ha hecho mucha gracia por una tontada como que encontrar mesa en la playa era casi imposible.


Entre col y col lechuga y he contemplado una especie de procesión de semana santa que no había visto en los años anteriores. En varias casas del pueblo habían preparado una mesa vestida de blanco con un jarrón con flores en la que paraba la comitiva y acompañados de una guitarra cantaban una especie de rezos. Al parecer eran los vía crucis si mal no recuerdo me dijeron.



Muy cerca de mi casa hay una cría de iguanas. Dentro de ella he visto a dos pequeñas preciosas.

También ha florecido el que tengo de vecino.

La nube continúa de colores aunque en la distancia, y en algunos momentos de morriña se le ven tonalidades grises.

Detalle curioso: los zancudos no respetan ni a las nubes.
Yo entre la Ley de Murphy, y mis nubes ando descontrolado, pero recurro al no hay mal que cien años dure…
Espero que mi nube y yo vayamos cogiendo nuestro ritmo, que por supuesto va a ser algo maravilloso.

Búsqueda en Google de:

Obtener residencia en Costa Rica II. Ya tengo la cedula de resident



En su día escribí sobre las penalidades que pasé para obtener la residencia en el país que me encuentro (en otros escritos también hice mención a diferentes pasajes de la historia). Si mal no recuerdo acabe diciendo que mis documentos habían desaparecido en Migración y que gracias al escándalo que formé, hice, digamos, amistad con un jefe de este organismo que me tuvo al tanto de las incidencias que sobre los mismos ocurrieron hasta su aparición. Una vez que esto ocurrió, había un paso que sin lugar a dudas tenia que dar yo, gestión en la policía para la toma de huellas dactilares y demás datos sobre mi persona, y otra serie que me harían pasar un tiempo en San José para pasarlos por un ministerio. Esto ultimo no me hacia puñetera gracia, así que aconsejado por una buena amiga me dirigí a un fulano que según ella era de confianza y me evitaría colas, hoteles, búsqueda de timbres y demás zarandajas de la burocracia (ley del minimo esfuerzo). Craso error. Lo que hubiera estado resuelto en Junio, se ha prolongado hasta ahora y podía haberme costado la invalidación de todos los documentos conseguidos con tanto esfuerzo hasta ese momento, puesto que al sacarlos le daban diez días hábiles para su resolución y los entrego hace aproximadamente un mes, cosa que no ha ocurrido gracias a los oficios del funcionario que tanto me ha ayudado (sabiendo de mis contratiempos, mantuvo el mamotreto en activo).
Ya tengo mi residencia. En los anteriores escritos en los que hablo sobre la misma, advierto sobre la corrupción, sobre los abogados/notarios que te estafan de forma descarada pero la cosa es grave y al menos quiero dejar al descubierto al que me ha retenido los papeles por estos meses.
Mi amiga lo conocía por que le estaba gestionando la residencia a un amigo suyo holandés, al que hizo casarse con una tica (hay mujeres que se dedican a esto a cambio de cobrar unas buenas cantidades) para acelerar el proceso. No solo no lo ha acelerado, sino que después de ocho años sigue sin tener la residencia y cada tres meses tienen que salir del país para mantener la visa en regla. Estoy seguro que ninguno de los documentos que en su día hizo son validos en la actualidad, pero sin embargo cada equis tiempo tiene que llegarse a San José, hablar con este estafador, firmarle algún documento que para nada sirve y pagarle unos honorarios. Tiene tanta labia que no solo lo tiene engañado, sino que para nada les interesa obtengan la residencia puesto que se le acabaría la gallina de los huevos de oro. ¿A cuantos tienen engañados? ¿Cuántos estafadores de este tipo existen? Es un negocio inmoral montado alrededor de los inmigrantes. A mi me la sudaba el que me dieran la residencia o no, puesto que nada me ata a esta parte del mundo, pero cuantos nicas que han abandonado todo, caen en estas redes y jamás conseguirán establecerse en Costa Rica.

Bien el mío se llama Fernando Oreamuno, y la imagen, aunque no buena es la del personaje de arriba.


Por qué no lo denuncias, me puede preguntar alguien. Es la misma pregunta que yo hice en Migración. Lo hacemos y encima ellos nos ganan los casos, me dijeron. Si la ley esta mal, se cambia, pero lo que no se puede consentir es que conseguir la residencia sea una odisea y encima el sustento de una serie de sinvergüenzas que viven de las desgracias del prójimo. Como siempre la solución final en manos de los políticos.
Puede que en mis anteriores escritos haya echado demasiada leña en los pasos a dar dentro de la Dirección General de Migración y Extranjería, cosa que al menos en mi caso ha sido compensado con los buenos oficios de Steven Badilla (no quiero equivocarme si digo que en la actualidad ocupa el cargo de Director General de Extranjería), que desde el primer momento que supo de mi caso se ha preocupado especialmente por mi. También puede que gracias a que en Nicaragua gobierna el retrasado mental de Daniel Ortega, la avalancha migratoria desde el vecino país hacia este sea insostenible, pero algo deberían hacer los políticos para poner un poco de orden en el caos que se ha convertido obtener la residencia.
Si especialmente me alegro de haberla obtenido, es porque los gringos que tengo mas cercanos a mi, se reían cuando sabían de mis problemas, puesto que ellos no hacen nada para obtenerla. Cada tres meses, en su gran mayoría, se dirigen a la frontera con Nicaragua, pagan el impuesto corrupcionario, y se vuelven sin estar los tres días preceptivos fuera del país. Otros inflan más el pecho diciéndome que ellos ni siquiera van a la frontera con Nicaragua, sino que se acercan a San José y pagando un impuesto mayor, tramite resuelto. Pues a joderse tocan, yo, ni he pagado ni pagaré, corrupción que alimente a estos desalmados, y encima no tengo que hacer ningún desplazamiento innecesario.

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