Se cerró el círculo


Después de la primera operación de vejiga, cuando me hicieron la cistoscopia de reconocimiento y me dijeron que tenía que volver a operarme de nuevo, se me cayó el mundo encima. Ya contaba los días para que volviéramos a Costa Rica. No te preocupes, me dijo: cuando acaben de operarte, aunque después tengamos que volver, iremos allí al menos un mes.
Siguió el infierno, otra operación mía, ella nos dejó y ha transcurrido el tiempo. Guardé unas pocas de sus cenizas y me prometí que de una forma u otra ella volvería.
Han pasado unos días desde que llegue a este lugar y no llegaba el de echarlas a la playa que a ella tanto le gustaba. Era el adiós definitivo, o así lo veía yo.
Ayer me decidí y fui con mi hijo a la citada playa. Quería que quedara constancia de que así fue.
La mar estaba un poco brava, y allí se dio su último baño.
Justo detrás, está el terreno que ella quería que compráramos e hiciéramos una casa lo suficientemente grande para que de vez en cuando pudiera traer a los suyos.
Son muchos los que me han preguntado por doña María, la gran mayoría no sabían de su fin y la cara de sorpresa/sentimiento era patente, y me quedo con algo que me dijeron y que me pareció muy bonito: Doña María era un ángel, y ellos son así, bajan a este mundo, para hacer feliz a una persona, y cuando creen que han cumplido su misión, desaparecen porque tienen que hacer feliz a otras. Conmigo hizo bien su trabajo.
Anoche se lo conté a una amiga, e hice lo que no había hecho por la mañana, y que procuré evitar, lloré.

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