Vuelvo a partir de cero. Mi hijo se marcha. Vuelo de Tambor a San José



Cuando he vuelto de despedir a mi hijo en el aeropuerto (¿aeropuerto?) de Tambor, (cuando esto escribo estará sobrevolando el Atlántico) me he preguntado: ¿Qué pinto yo en un lugar como este?.. La verdad es que no lo sé. Fui bastante feliz aquí y espero que después de que mi cerebro recupere su normal funcionamiento, se vuelva a repetir la historia.
Los primeros días de estancia no veía nada claro el que me quedara, y el solo hecho de que lo haya hecho, para mi es una muy buena señal. Mi asiento en el avión va vacío, puesto que pagué el billete de vuelta. También lo es el que haya decidido sentarme delante del teclado y meta esta entrada.
Aprovecho para meter las últimas imágenes que he tomado en la despedida. Dan una idea del lugar.




Comida de despedida.


Servicios del aeropuerto. La verdad que lo mismo se puede hacer en el bosque que rodea al aeropuerto, o sea, que es un detalle.


No podía faltar la iguana, al fin y al cabo está en su hábitat.


Llegada del avión (Suena demasiado fuerte lo de avión).


El piloto hace una medición desde la cola hasta el suelo. ¿Se doblará el tren de aterrizaje?



El avión despega. Primera etapa hacia Europa.

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Se cerró el círculo


Después de la primera operación de vejiga, cuando me hicieron la cistoscopia de reconocimiento y me dijeron que tenía que volver a operarme de nuevo, se me cayó el mundo encima. Ya contaba los días para que volviéramos a Costa Rica. No te preocupes, me dijo: cuando acaben de operarte, aunque después tengamos que volver, iremos allí al menos un mes.
Siguió el infierno, otra operación mía, ella nos dejó y ha transcurrido el tiempo. Guardé unas pocas de sus cenizas y me prometí que de una forma u otra ella volvería.
Han pasado unos días desde que llegue a este lugar y no llegaba el de echarlas a la playa que a ella tanto le gustaba. Era el adiós definitivo, o así lo veía yo.
Ayer me decidí y fui con mi hijo a la citada playa. Quería que quedara constancia de que así fue.
La mar estaba un poco brava, y allí se dio su último baño.
Justo detrás, está el terreno que ella quería que compráramos e hiciéramos una casa lo suficientemente grande para que de vez en cuando pudiera traer a los suyos.
Son muchos los que me han preguntado por doña María, la gran mayoría no sabían de su fin y la cara de sorpresa/sentimiento era patente, y me quedo con algo que me dijeron y que me pareció muy bonito: Doña María era un ángel, y ellos son así, bajan a este mundo, para hacer feliz a una persona, y cuando creen que han cumplido su misión, desaparecen porque tienen que hacer feliz a otras. Conmigo hizo bien su trabajo.
Anoche se lo conté a una amiga, e hice lo que no había hecho por la mañana, y que procuré evitar, lloré.

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