Europa, el cortijo de la señá Merkel


Berlín pide una nueva vuelta de tuerca a la reforma laboral en España y además, el semanario informa de que Merkel rechaza que el Banco Central Europeo (BCE) ponga en marcha un plan para que el crédito llegue a pequeñas y medianas empresas, tal y como ha sugerido el presidente del BCE, Mario Draghi.
Voy a tener que quitar las alertas que me avisan de las noticias seleccionadas por mí. A pesar de que de que por narices algo se me estará pegando de ese llamémosle pasotismo tico, el pura vida, y de que voy recuperándome bastante bien de mis crisis de ansiedad, el leer estas cosas, me saca de quicio.
Al igual que pienso que no fue Islero el que mato a Manolete, ni la sangre de la transfusión, sino el tabaco, hoy he pensado que los señoricos andaluces no son los únicos que tienen cortijos, el más grande de todos, lo tiene la señá Merkel, y se llama Europa.
Pido a los dioses que las elecciones alemanas sean pronto, porque tiene bien comprobado que los españoles aguantamos lo que nos echen y a base de putearnos, quiere ganarlas. Sigo sin comprender que los franceses se puedan jubilar a los sesenta años y a los españoles se nos exija los setenta. Y que traguemos.

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Mejenga en Tambor y falta de imaginación en los inmigrantes


Me encontraba en la mesa de mi playa, y pensaba en los inmigrantes españoles en Costa Rica. Se vienen, unos revalidando sus estudios, la mayoría docentes, y otra gran parte arriban con la esperanza de poner un negocio de hostelería. No son datos estadísticos, más bien es lo que he percibido de todos los que se acercan por primera vez a la página de Facebook y mientras observaba, en la hora azul del día, los cambios de color que iban tomando las nubes y sacaba alguna fotografía, mi mente me iba diciendo: ¡Que poca imaginación!
Me puse como ejercicio, pensar en algo distinto.
A mi lado se jugaba una mejenga. Primero diré lo que se entiende por mejenga por estas latitudes: Partido informal de futbol, usualmente jugado en plazas abiertas o en la calle, por aquí en la playa, sin número fijo de jugadores, aunque también tienen sus reglas. En Costa Rica, el deporte nacional no es el futbol, sino la mejenga. Todas las tardes se forma una en la playa junto al sitio donde me siento, con grave peligro para mis gafas. Vienen desde Pánica, recorriendo unos siete kilómetros, andando, en bici y los más afortunados en moto. Otros desde el muelle.
Es mucho lo que he observado a estos chavales. No tienen ningún sentido de equipo, en los tiros a puerta son un desastre, para ellos lo importante es el regateo y hacer su numerito especial. Hace poco vi una jugada que me dejo anonadado: Un chaval que llevaba la bola, se encara a un enemigo, la coge con ambos pies, se la hecha a la espalda y corre hacia la portería, donde termina de doblarse con lo que la bola sale hacia adelante y marca gol. Rápidamente me vino a la cabeza Zidane, con aquel pase que hacia girando sobre el esférico y dándole la espalda al contrario. Estos chavales, algunos no tanto, disfrutan inventando. Tengo la certeza de que no todo en el futbol está inventado.
Ejercicio resuelto: Te vienes como ojeador y con uno que le lleves al Barcelona o al Real Madrid, ya has resuelto tu vida.
Conozco a una tica que estudio veterinaria en España. Ahora trabaja en un estudio sobre un extraño virus en los delfines. Pensé eso le correspondía a los Biólogos. Costa Rica vive más bien de su biodiversidad. Quizás sea otra idea.

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