Depresión. Vuelvo a verlo todo gris


La historia viene de largo, pero hace unos meses que vengo sintiendo una ansiedad que me tiene fuera de juego.
Estaba en Costa Rica en estado de gracia, cuando por solucionar unos dichosos problemas, digamos burocráticos, volví a España. Mejor dicho, volvimos.
Algo no acepto mi cerebro, que al poco de estar allí ya sentía ansiedad. También es verdad que mi parte física me empezó a dar problemas, como orinar sangre y la cosa se fue complicando en todos los sentidos. Aparte de mis males, para mi llego lo que fue el final del mundo.
Fui a ver a mi amigo/psiquiatra/brujo. No soportaba mi estado de ánimo. Con mis antecedentes depresivos, me mando algunas píldoras, más bien como prevención, pero lo otro, mi duelo, dijo que solo lo curaba el tiempo.
Quería escapar de allí, pero después de hacerme la última operación de vejiga, tenía que seguir haciéndome reconocimientos. No lo dude y le dije al urólogo que me diera un informe que yo me iba de aquel puñetero país. No lo soportaba. Bien que lo estoy pagando, porque lo que sea me dejaron mal (después de tres operaciones y una cistoscopia) y ahora me tengo que levantar un promedio de unas cuatro veces por la noche a orinar.
No me encontraba con fuerzas para emprender viaje, así que volví a recurrir a mi hijo para que me acompañara. Faltaban días para que el volviera y aun dudaba si quedarme o no, pero el final decidí quedarme. Volver lo veía como una tragedia.
Fueron pasando los días y fui notando mejoría. La verdad es que me acompañaba buena gente.
Decidí, fundirme con la naturaleza. Visite playas a las que no llegaban los turistas, introducirme en los bosques por torrenteras. Recuerdo que en una de ellas sentí tal comunión con lo que me rodeaba y acompañada de una extraña felicidad.
El duelo era otra cosa. Mi brujo llevaba razón.
Tan bien me iba encontrando que un día decidí tirar al carajo los antidepresivos y los ansiolíticos. Sigo sin entender por qué asociamos al pobre burro con la falta de inteligencia, cuando somos los humanos los que siempre tropezamos con una piedra que ya lo habíamos hecho antes. Con el tiempo he recordado aquello que me dijeron en mi depresión mayor. Cuando tú creas que ya estás muy bien, debes seguir tomándote tu medicación, durante un largo tiempo.
No sé si esta ha sido la causa, pero la verdad es que hace unos cuatro meses que mi moral iba bajando. Continuó la ansiedad, hasta que hace un par de meses, decidí ver a un médico. En el culo del mundo, donde me encuentro, buscar a un Psiquiatra es misión imposible, así que fui a ver a un médico de medicina general (bueno será coincidencia pero los que hay por aquí, coinciden en ser médicos cirujanos que actúan de tal). Le explico mi historia y me dibuja una neurona, intentando explicarme su función. Ni puta idea me dije, pero me hacía falta su receta para que me vendieran en la farmacia los antidepresivos y/o los ansiolíticos: cuando acabó, lo único que le dije que no se le ocurriera mandarme Prozac, sino uno de última generación, a lo que coge su celular y llama al farmacéutico que estaba puerta con puerta y le dice que me mande el que el mejor crea.
Me manda uno más caro que si fueran de platino, pero lo bueno es que la ansiedad sigue en aumento así que recurro al Trankimazin.
Las medicinas aquí, vienen en sus cajas pero no tienen prospecto, recurro a internet y resultan que son iguales a los que yo tomaba y que en realidad no había tirado, sino que tenía en la maleta, Escitalopram, así que cambio y al menos me ahorro casi seis euros por píldora.
Yo que me considero ateo, creo en el alma, porque la ansiedad, tal y como la sentía en mis viejos tiempos era como un dolor exterior a mí. Ahora no es así, siento como unas cosquillas en la barriga que me suben hacia el esternón. Respiro fuerte y me alivio, en especial echado en la cama boca arriba.
Ya que ha salido a cuento lo del ateísmo, al acostarme le pido a alguien que me ayude, y si no me equivoco eso es rezar. Cosas veredes.
Cosa curiosa, me levanto bien, pero sabiendo lo que se me viene encima, lo primero que hago es tomarme un Trankimazin, pero a pesar de metérmelo bajo la lengua, o tarda demasiado en hacer efecto o no hay quien me libre de la ansiedad. En la cama hasta medio día, como y vuelta a la cama y ya por la tarde es cuando se me ha pasado, aunque tengo el cuerpo agotado. Al menos intento ir a la playa a ver mi atardecer. El día que no lo consiga es que ya estoy demasiado mal.
Esta tarde/noche, me encontraba solo en mi mesa de la playa, cuando ha llegado de su venta de abalorios mi amigo Javier el loco, le he preguntado cómo salen aquí de la ansiedad y sus filosofadas no me han convencido.
También siento no poder ayudar a personas que sé que lo necesitarían.

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Primer torneo abierto de voleibol playa en Tambor de Puntarenas


Hace más de un mes que ya se hablaba de que se iba a celebrar en la playa de Tambor una competición de boleil playa, pero al igual que cada vez que va a ocurrir algo, yo al menos siempre lo pongo en duda, y bastante menos si te dicen una fecha. Para este evento que yo recuerde al menos me han dicho tres. Cuando vi que pasaron rotabato (chapulín por aquí, aunque busco y se trata de un insecto que me ha despertado muchas noches) a la playa, quitando el verde de las hiervas silvestres, ya me lo fui creyendo más. No solo una, dos o tres veces se lo pasaron.
No tengo ganas de acumulaciones de gente (sigo con mi diarrea mental), pero el sábado pasa alguien y me dice que a las nueve empezaba. Ni loco me lo creía puesto que el día anterior no había nada montado, pero cuando me acerco, me quedo admirado de con la celeridad lo habían ensamblado todo, y no solo eso, sino que ya estaban jugando. ¡No conocía playa Tambor!
Jugué de niño, pero es un deporte que nunca me ha llamado la atención, así que no fue mucho lo que tardé en volverme. Me jodieron mi puesta de sol/hora azul. Ni me acerqué por la playa.
Domingo: Se suponía que era la final, así que vuelvo a acercarme. Me llama la atención la poca gente que había del pueblo. Tampoco de Pánica. La mayoría de los asistentes eran me imagino de la organización, familiares de jugadores/as y puede que aficionados de verdad. No podían faltar los gringos.
Suponía que los ganadores eran los dueños de las cabinas, pero al parecer le han tenido que dar a los organizadores un buen puñado de perras.
Aun se estaban jugando partidos, y por el otro extremo desarmaban todo. A medio día fin del campeonato.
Ya se habla de que aquí se celebrara el Campeonato Centroamericano a lo que digo: ¡Virgencita de Lourdes, que me dejen como estoy!
Por la noche dije de irnos a comernos un ceviche a Pochote, cosa que hicimos, y al volver me hicieron apagar unas velitas, pero esa es otra cuestión.

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Los humanoides de Google te felicitan antes que los amigos


Que la red nos controla, lo sabía, no hace falta más que leerse el contrato de cualquier red social. Y esto solo es la punta del iceberg. No hay más que leerse esto, pero hoy me he quedado asombrado de que ya ni lo disimulan. Esta mañana cuando me pongo delante de la computadora, y abro internet, tengo como página predeterminada Google y me aparece uno de sus famosos doodles. ¿De quien será hoy el aniversario? Me pregunto, y automáticamente pincho sobre el mismo. ¡Sorpresa!, me felicitan en mi cumpleaños. La verdad es que ni lo recordaba, así que ha sido una puñetera maquina la primera en felicitarme.
¿Huyes de los actos sociales, como bodas, cumpleaños, primeras comuniones y demás?, pues jodete, porque ya hasta en la intimidad te lo recordaran.


Lo que me extraña es que no me hayan notificado el bautizo de Paula.

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