Primer día en Granada, Nicaragua. Visita a Las Isletas y recorrido por la ciudad

Intentar reunir en un solo vídeo las imágenes y vídeos tomados durante todo el día es misión imposible y más teniendo en cuenta que la tomamos con la cámara y el celular y después intentar aunarlas por tema. He hecho dos, uno de Las Isletas propiamente dichas y otro del recorrido que hicimos por la ciudad por la tarde.


Antes de hablar de Las Isletas debería hablar algo sobre el lago de Nicaragua aunque los nicas parecen que les gusta más llamarlo lago Cocibolca. Tiene una extensión de 8.624 km², razón por lo que los españoles que lo descubrieron creían era un mar. En él se dan temporales, pero lo más curioso es que es el único lago de agua dulce en el que existen tiburones
Las Isleta al parecer son producto de la explosión del volcán Mombacho hace alrededor de veinte mil años. Si buscas información sobre el número en cada sitio te dirán uno y no me extraña porque algunas son una especie de rocas que salen del agua, pero la cifra menor que leí es de 350. Es como un laberinto de canales, en las que vas dejando isletas a uno y otro lado. Al menos en el recorrido que nos hizo la panga, que en principio duraba una hora, yo dije que dos y el digamos patrón lo único que hizo es quitarle velocidad (no son tontos esos nicas) en la mayoría había viviendas, las más de lujo, hoteles y demás tipo de construcciones. Para más INRI he leído que hasta los reyes de España, aunque con sus consiguientes líos (al parecer la tiene un gringo), tienen una que le regalo una el gobierno nicaragüense.
No creamos que todas sean de los gringos, nos iban indicando esta es de tal, y eran personajes nicas. También allí hay personas ricas como el dueño de la Toña, cerveza nacional tica.
En las isletas se había desarrollado un ecosistema propio que pronto se ira al carajo.
Atracción para los guiris: Una en que un veterinario soltó a una pareja de congos y a un carablanca. Deben de comer de lo que le llevan los turistas. Uno tiene su quinta mano cortada (la cola prensil).


Vuelta al hotel a descansar un poco, salimos a comer y a continuación a recorrer la ciudad. Mis compañeros de viaje querían recorrérsela en una tarde (Tiene más de cien mil habitantes), pero yo iba a mi paso fijándome en detalles, sobre todo de las casas, y cuando se perdían me esperaban. Si no se conserva tal y como era cuando la fundó Francisco Hernández de Córdoba (de ahí el nombre de la moneda del país) desde luego tiene todo el sabor colonial, de hecho, si no es ya, la van a nombrar patrimonio de la humanidad.


Llego la noche y como no podía ser menos acabamos en calle de la Calzada.
Me admira la cantidad de extranjeros que había en ella, y en este caso no solo gringos, sino también europeos. Claro que la mitad eran nicas, o sea que aquí también hay clases.
Espectáculos callejeros, el que más me llamo la atención es un grupo de chavales bailando eso que llaman break dance. Acaban el espectáculo y si das voluntariamente bien, pero no insisten lo mas mínimo.
Muchas Toñas y ya de vuelta para el hotel, esta vez para dormir. Queda mucho por ver y días por delante.

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Viaje desde Tambor de Costa Rica a Granada de Nicaragua


Poco que añadir a lo que dije en el resumen del viaje.


Quizás que al pasar por Rivas, había un partido de béisbol, pero no el partido en sí, sino la cantidad de triciclos que hacían de taxi (vamos que los chinos ahora utilizan mercedes y aquí triciclos pedaleados por hombres).
El taxista que era de Rivas tampoco conocía mucho de la ciudad así que nos dejó en el Parque Central, centro neurálgico de la ciudad y donde están los hoteles de más categoría y por supuesto más caros. Recorrimos varias calles buscando uno y al final nos decidimos Hotel Casa del Consulado.
Primer inconveniente, me acerco por los cajeros de dos bancos a sacar dólares y en ambos me rechazan la Visa, al tercero consigo sacar cien. Con posterioridad descubro que los cajeros no tenían culpa. Después de mandar un correo a mi banco, me explican una historia estúpida diciéndome que ya funciona (ya estábamos de vuelta). El problema podía haber sido grave porque no llevábamos ni un cordoba. Al día siguiente ya dentro del banco expliqué una historia y me dieron quinientos.
Dejamos las mochilas, nuestro único equipaje, buscamos un sitio para cenar y acabamos en Calle La Calzada. Está cerrada al tránsito de vehículos, y rodeada de restaurantes, y bares con buenos precios tanto en bebidas como en comidas. En horas del final de la tarde hay un buen ambiente.
Volvemos al hotel, charlamos con el recepcionista, y le preguntamos que nos aconseje que podíamos ver al día siguiente y como no podía ser menos, nos aconseja las isletas.
Algunos se bañan en la piscina y a dormir.
Fin del viaje.

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