Segundo día. Masaya, volcán, Laguna de Apoyo, mercado y taller de artesanía


Al igual que ayer para Las Isletas, habíamos apalabrado una excursión con el recepcionista del hotel para que nos preparara un viaje a Masaya. Aquí en Tambor, conozco a un nica, que es de allí y me había hablado maravillas sobre todo de su artesanía.
Desayuno y ya nos esperaba la buseta. Menos mal que no era igual al carro que nos llevó ayer al embarcadero de las isletas, que había que parar para echarle agua al radiador.
Es curioso pero al menos en la parte que he visto yo las carretera de Nicaragua son bastante buenas. Directos al Parque nacional Volcán Masaya. Pagamos en la entrada y hasta nos colocan una pulsera en la muñeca tipo barra libre. Van aprendiendo rápidos estos nicas.
Parada en una espacie de museo en el que había cuatro cuadros y cuatro, especie de ollas de barro, que eran donde enterraban a sus muertos. Como todo sea así la jodimos, me dije.
Paramos en Valle de roca volcánica y el guía nos explica algunas de las características de la lava y sobre todo de unas oquedades entre las mismas.


A poca distancia nos vuelve a parar para enseñarnos un árbol que según el sobrevivió a todas las erupciones; había un hormiguero en forma de cesta pegado al árbol. Nos insistió para que las probáramos y por qué no, lo hice. Para mí no fueron ningún manjar. Ya se sabe que a buen hambre no hay pan duro y los indígenas no tendrían mucho que comer.
A la derecha el Lago Masaya y por fin subimos al volcán del mismo nombre. Se acerca uno hasta la misma boca, pero me imagino que bajar será imposible por la cantidad de gases que suelta. Me dijeron que acercara la cabeza para olerlos pero aún sigo con el olfato jodido. Cruz en donde los indígenas hacían sus sacrificios, tirando a doncellas principalmente. Curioso un cartel de se prohíbe beber y fumar.


Vuelta y nos llegamos a Masaya propiamente dicho. El guía nos deja en la misma puerta del mercado de artesanía y quedamos a una hora después de que hayamos comido.
Se pueden pasar dos días para ver, para mí, todas las piezas de arte que allí se exhiben. No vi las guitarras de que me había hablado Nelson (mi amigo nica). Al final comemos en el mismo mercado, porque aun teníamos que ver más cosas y el tiempo pasaba.


A la buseta y nos lleva a un taller de alfarería. Nos hacen uno exhibición del proceso de fabricación, y siguen haciéndolo igual que sus ancestros porque mientras nos hacían la demostración , otros las llevaban a la practica. Si cobraran las piezas, en relación a las horas dedicadas a ellas valdrían una fortuna, y quizás lo hagan, pero horas de Nicaragua.


Entre otras cosas me llamó la atención una semilla que utilizan para pulir, la del zapote, que dura años desempeñando esta función.
Le pregunte a nuestro informante, si hay fábricas que se dediquen a hacerlas en plan industrial, y lo único que me dijo que ya hay maquinas que se dedican a extraer las piedras de las que hacen el barro, y el barro como tal también lo hacen otras.


En el mercado no compré ninguna pieza, aquí si lo hice.


A seguir camino y quería pararnos en otro sitio que hacían artesanía de cañas de bambú, pero se acababa el día y le decimos que continúe.


A la laguna de Apoyo. Mirador y según las explicaciones de nuestro guía no dejan utilizar en la misma lanchas a motor ni nada que la contamine. La idea: Que sirva de suministro de agua a Granada y a otras poblaciones en caso necesario, cosa que dudo puesto que es de agua salobre y no tiene ríos que vayan reponiendo la que se consuma.
La verdad es que fue un día largo. Vuelta al hotel, descansamos un poco, salimos a cenar y como no a tomar Toñas en calle de la Calzada.

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Primer día en Granada, Nicaragua. Visita a Las Isletas y recorrido por la ciudad

Intentar reunir en un solo vídeo las imágenes y vídeos tomados durante todo el día es misión imposible y más teniendo en cuenta que la tomamos con la cámara y el celular y después intentar aunarlas por tema. He hecho dos, uno de Las Isletas propiamente dichas y otro del recorrido que hicimos por la ciudad por la tarde.


Antes de hablar de Las Isletas debería hablar algo sobre el lago de Nicaragua aunque los nicas parecen que les gusta más llamarlo lago Cocibolca. Tiene una extensión de 8.624 km², razón por lo que los españoles que lo descubrieron creían era un mar. En él se dan temporales, pero lo más curioso es que es el único lago de agua dulce en el que existen tiburones
Las Isleta al parecer son producto de la explosión del volcán Mombacho hace alrededor de veinte mil años. Si buscas información sobre el número en cada sitio te dirán uno y no me extraña porque algunas son una especie de rocas que salen del agua, pero la cifra menor que leí es de 350. Es como un laberinto de canales, en las que vas dejando isletas a uno y otro lado. Al menos en el recorrido que nos hizo la panga, que en principio duraba una hora, yo dije que dos y el digamos patrón lo único que hizo es quitarle velocidad (no son tontos esos nicas) en la mayoría había viviendas, las más de lujo, hoteles y demás tipo de construcciones. Para más INRI he leído que hasta los reyes de España, aunque con sus consiguientes líos (al parecer la tiene un gringo), tienen una que le regalo una el gobierno nicaragüense.
No creamos que todas sean de los gringos, nos iban indicando esta es de tal, y eran personajes nicas. También allí hay personas ricas como el dueño de la Toña, cerveza nacional tica.
En las isletas se había desarrollado un ecosistema propio que pronto se ira al carajo.
Atracción para los guiris: Una en que un veterinario soltó a una pareja de congos y a un carablanca. Deben de comer de lo que le llevan los turistas. Uno tiene su quinta mano cortada (la cola prensil).


Vuelta al hotel a descansar un poco, salimos a comer y a continuación a recorrer la ciudad. Mis compañeros de viaje querían recorrérsela en una tarde (Tiene más de cien mil habitantes), pero yo iba a mi paso fijándome en detalles, sobre todo de las casas, y cuando se perdían me esperaban. Si no se conserva tal y como era cuando la fundó Francisco Hernández de Córdoba (de ahí el nombre de la moneda del país) desde luego tiene todo el sabor colonial, de hecho, si no es ya, la van a nombrar patrimonio de la humanidad.


Llego la noche y como no podía ser menos acabamos en calle de la Calzada.
Me admira la cantidad de extranjeros que había en ella, y en este caso no solo gringos, sino también europeos. Claro que la mitad eran nicas, o sea que aquí también hay clases.
Espectáculos callejeros, el que más me llamo la atención es un grupo de chavales bailando eso que llaman break dance. Acaban el espectáculo y si das voluntariamente bien, pero no insisten lo mas mínimo.
Muchas Toñas y ya de vuelta para el hotel, esta vez para dormir. Queda mucho por ver y días por delante.

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Viaje desde Tambor de Costa Rica a Granada de Nicaragua


Poco que añadir a lo que dije en el resumen del viaje.


Quizás que al pasar por Rivas, había un partido de béisbol, pero no el partido en sí, sino la cantidad de triciclos que hacían de taxi (vamos que los chinos ahora utilizan mercedes y aquí triciclos pedaleados por hombres).
El taxista que era de Rivas tampoco conocía mucho de la ciudad así que nos dejó en el Parque Central, centro neurálgico de la ciudad y donde están los hoteles de más categoría y por supuesto más caros. Recorrimos varias calles buscando uno y al final nos decidimos Hotel Casa del Consulado.
Primer inconveniente, me acerco por los cajeros de dos bancos a sacar dólares y en ambos me rechazan la Visa, al tercero consigo sacar cien. Con posterioridad descubro que los cajeros no tenían culpa. Después de mandar un correo a mi banco, me explican una historia estúpida diciéndome que ya funciona (ya estábamos de vuelta). El problema podía haber sido grave porque no llevábamos ni un cordoba. Al día siguiente ya dentro del banco expliqué una historia y me dieron quinientos.
Dejamos las mochilas, nuestro único equipaje, buscamos un sitio para cenar y acabamos en Calle La Calzada. Está cerrada al tránsito de vehículos, y rodeada de restaurantes, y bares con buenos precios tanto en bebidas como en comidas. En horas del final de la tarde hay un buen ambiente.
Volvemos al hotel, charlamos con el recepcionista, y le preguntamos que nos aconseje que podíamos ver al día siguiente y como no podía ser menos, nos aconseja las isletas.
Algunos se bañan en la piscina y a dormir.
Fin del viaje.

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