Enloquecidos consumiendo y el Síndrome de Diógenes


Mi nieta se entretuvo en ir recogiendo balones que estaban tirados a lo largo y ancho de la parcela y echándolos en el carrillo de mano. Seguramente habrá más, pero con los que había la cosa me llamó la atención, arranque el medio Smartphone (Aquí en España no funciona como teléfono) y le saqué una foto.
Son pocos los niños que vienen por aquí, pero al parecer cada uno de los que vino trajo un balón y tanto aprecian las cosas que se lo dejaron.
Como es lógico, lo primero que pensé es en el consumismo desaforado a que nos están llevando. ¿Para qué quiere un niño un balón? ¿Dónde juega con él? El amigo tiene uno, o lo ha visto por la televisión y él quiere otro y los padres no se calientan mucho la cabeza y se lo compran, como he dicho, para después de darle dos patadas dejárselo olvidado en la parcela.
Siguiendo la regla del balón, ¿Cuántas cosas inútiles compramos? Me hace gracia porque últimamente estoy viendo el anuncio de un crecepelo que llega al folículo y te hace parecer el hombre de las nieves después de aplicártelo. Un anuncio en la televisión vale un huevo, y si lo ponen es porque lo están vendiendo. ¿De verdad cree alguien que han inventado un crecepelos?
Cuando llegue de Costa Rica, creí que los que aquí vivían tenían el Síndrome de Diógenes. Había desde cinco o seis sombrillas de playa hasta un carrillo de supermercado, pasando por neveras que aun funcionaban, bicicletas, cojines, mantas y yo que sé cuánto más. En mi armario no cabía una camiseta. Dije que cogieran lo que de verdad les hacía falta porque me iba a poner a tirar cosas. Algo conseguí, pero aún sigue pareciendo esto un mercadillo de segunda mano.
Podía seguir escribiendo de la crisis actual (Que nos debía de hacer recapacitar y lavarnos el cerebro), de los ecologistas y de los cinco que mandan en el mundo que por mucho que ellos no se lo crean acabaran igual que yo en el horno crematorio o comido por los gusanos, pero no, La imagen para quien tenga dos dedos de luces lo dice todo.

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Depresión, psicopatía y accidente provocado del Airbus A320 en Los Alpes


Han pasado cosas últimamente, en especial en España, por las que he sentido la tentación de escribir algo, pero todo ha quedado oscurecido por el accidente provocado del Airbus A320 en Los Alpes y si ahora lo hago no es por el accidente en sí, sino por las informaciones que se han estado dando.
Después de escuchar las noticias y en ellas la opinión de multitud de psicólogos, que no psiquiatras, me imagino que el común de los mortales cuando sepan que alguien este depresivo, huirán de él temiendo que lo asesinen.
Poco se sabe del funcionamiento el cerebro y ojala no descubran mucho más, porque el día que lo consigan nos transformarán en borregos, si es que no lo han conseguido ya, pero me ha llamado la atención la prepotencia de los citados psicólogos al no dudar en la causa de que esta persona haya estrellado el avión haya sido la depresión. Juan Antonio Vallejo-Nágera, al hablar de la misma decía: “Y según me cuentan mis pacientes, sienten…” lo que da idea de lo que saben estos elementos.
Creo que estoy en condiciones de asegurar que lo que ha llevado a este fulano a estrellar el avión no ha sido la depresión; sería un psicópata o vete tú a saber qué. Doctores tiene la iglesia.
He pasado por dos estados depresivos, y en especialmente el primero, fue profundo y al menos tres veces pensé en quitarme la vida, las tres de forma distinta, pero todas tenía algo en común, que la muerte fuera rápida, ni con mucho, esperar a que llegara a los ocho minutos sin que se me alterase la respiración. Jamás he matado a una hormiga conscientemente y ni se me pasó por la cabeza llevarme a alguien conmigo, y este se ha llevado a cuarenta y nueve con él.
Siguiendo con las noticias, es raro el día que no nos dan el número de muertos en accidente de tráfico, pero poco o nada se habla de los de los suicidios que las duplican. Según el comisario europeo de Salud, Markos Kyprianou, “las enfermedades mentales son el asesino invisible de Europa”.
Que yo sepa ninguno de estos suicidas, antes de tal acto, han matado a nadie y estoy hablando de los depresivos, no de los maltratadores.

Otra cosa a destacar: Como siguen tratando las autoridades españolas a los familiares del accidente del vuelo 5022 de Spanair y como han tratado las francesas a las del Airbus.

Leído varios días después de escribir esta entrada.

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