Familia y amistad en el mundo en el que nos ha tocado


Decía en la presentación de este blog que también es verdad que aquello que ya ni estaba en tu mente, ni esperabas que ocurriera, sucede, pues bien, ayer me sucedió uno de estos casos. Estuvo a verme uno de mis hermanos acompañado de su mujer. Ella trajo la comida preparada y pasamos el día charlando de temas varios y es posible que desfaciendo entuertos.
Tengo que decir que somos cinco hermanos y cada uno con un carácter completamente diferente al otro, pero lo que creo que mas nos distingue es lo desunidos que siempre hemos estado. Durante mis largos años de depresión, por lo menos a mi ninguno me llamo para preguntarme como me encontraba, cosa que hasta cierto punto comprendo, puesto que como norma general la gente sigue sin considerar la depresión como una enfermedad.
Quizás en mis horas mas bajas, recibí una notificación de la abogada de mi ex diciendo que pedía la separación. Ya venia notando que ella se estaba alejando de mi y me decía hacer cosas que jamás he hecho (Sobre las cosas que me achacaba en su momento escribiré), pero que en mi estado ni me defendía, y no eran mi prioridad puesto que la prioridad de un depresivo, para bien o para mal, es su propia enfermedad. Si hundido estaba, al recibir la citada notificación, creí estar en otro mundo en el que esas cosas no podían pasar. Fue mi psiquiatra el que me despertó y me dijo que por mi bien fuera yo el que la abandonara, motivo por el que me vine a vivir a la casa que teníamos en el campo. Si he subsistido a todo esto, ya no hay temporal que me hunda. Fueron muy duros los primeros días que pase aquí. Agua pasada.
Si durante la depresión, comprendía que nadie se acordara de mí, ya no tanto que en mi soledad nadie lo hiciera, o por lo menos que al menos que me preguntaran que nos había pasado para llegar hasta el punto de separarnos. Se que ella iba y aun sigue diciendo perrerías sobre mi, pero nadie pregunto mi versión, ni me ofreció ayuda en momentos tan difíciles. Conste que estoy generalizando pero de aquí saco a mis hijos. Me refiero a mi familia y a los que yo consideraba amigos.
Pasa algo de tiempo y la primera visita que recibo es de la hermana predilecta de la que había sido mi mujer. Siempre se lo agradeceré y en especial los ánimos que me dio. Segunda visita, la otra hermana. Esta ya ha estado aquí dos veces. Igualmente agradecido. Cosas veredes Sancho.
De mis hermanos ni noticias.
Pero hete aquí que un día recibo una llamada de mi hermano menor al que habían convencido los otros para que lo hiciera (Para mi es al que mas quiero y la mejor persona con diferencia sobre los demás), diciéndome que bajara a firmar para una herencia. Fue tal el cabreo que estando en la consulta de mi medico hice un escrito, en el que no utilice, creo yo, ninguna palabra bonita. Algún día la publicare aquí.
A partir de aquí al poco vino a verme el hermano que eligieron de mensajero con su mujer y uno de sus hijos, cosa que también agradecí mucho y desde entonces mantenemos una relación que puede que nunca hayamos tenido.
Al cabo de los dos años como he dicho al principio ha venido el otro. Las que estoy seguro que jamás vendrán, serán mis dos hermanas, entre otras cosas porque son unas arpías. Ellas fueron las promotoras del movimiento de la herencia.
De los que yo tenía por amigos, a pesar de yo siempre decía que me sobraban los dedos de una mano, ni visita ni noticias.
Creo que ya lo he escrito en algún lugar, que no odio a nadie, pero a nadie con mayúsculas. El odio lo considero otra enfermedad mental y bastante he sufrido con una.
Lo único, que sigo sin comprender el mundo en el que nos ha tocado vivir.

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