Proyectando excursión a Nicaragua


Desde la primera vez que decidí venirme a Centroamérica, mi destino era Nicaragua. Fue un nicaragüense el que a última hora me lo quitó de la cabeza y me aconsejo que lo hiciera a Costa Rica.
Ya estando aquí, solicité una ampliación de la visa como turista por un par de meses más a los tres normales, se me agotaron y me fui a Migración pensando en que me dieran quince días más, cosa que dudaba lo hicieran, por lo que en mi mochila llevaba lo imprescindible, para llegarme a aquel país a estar los tres días reglamentarios para volver a reingresar. Iba convencido de que el viaje no me lo quitaba nadie, pero cuando sospechas que todo va a salir mal, ocurre todo lo contrario, y los quince días, sin corresponderme me los concedieron.
Queramos o no la discriminación existe aquí al igual que en todo el mundo, y los nicas se sienten acomplejados frente a los ticos. Hace tiempo que paso de estas cosas y yo me trato con ellos de igual a igual. También es verdad, que los nicas tienen un deje a hablar por el que los distinguen los ticos, yo no hay forma que los distinga.
Cuando hablo con ellos, siempre les pregunto por su país. Son muchos los que me han aconsejado que me vaya para allí y la principal razón que me dan es que todo vale mucho más barato, pero cuando les pregunto si es verdad que es raro en la casa que no haya un arma, dudan, disimulan o abiertamente me dicen que sí.
Con todo, in mente, siempre he tenido en la cabeza darme una vuelta por allí.
Alguien tiene que ir por allí necesariamente, se le acaban los noventa días de visa como turista y tiene que salir los tres días antes mencionados. Su interés es que fuera yo, a lo que ya creí que lo tenía convencido de que no era mi momento más oportuno, mi masa encefálica aun no trabaja bien. De todas formas iba acompañado.
Ayer a esta persona la veo encerrada en su mundo y cuando le pregunto, me dice que va a solicitar la ampliación de la visa como turista, cosa que sé por experiencia, de que no dispone de tiempo. Hago de tripas corazón y le digo que voy a ir. Tenían proyectos de alquilar un carro y dejarlo en Liberia, o hacer algo semejante con la moto, pero les digo que no, que nos vamos en nuestro carro y hasta donde lleguemos hemos llegado. Bueno, pasar la frontera un carro supone más trámites que pasar una persona, pero en la parte tica hay parqueos donde se quedará. A partir de allí ya veremos.
Dicen de hoy llevarlo y repararle lo imprescindible, con lo que estoy de acuerdo.
Veo que nos levantamos y que nadie dice de llevar el carro, a lo que me pongo con la ansiedad por las nubes, y al final lo llevan, no sin problemas de no haber dinero en el banco por no haber hecho una transferencia a su debido tiempo. Aparte cuando vuelve, se mete en la cama y ni siquiera come.
También está empeñado que salgamos el lunes, y yo no sé si aguantaré mi desazón, así que le digo de salir mañana. Todas son pegas: ¿Qué mañana es domingo y que donde vamos a cambiar dinero? Que… Aun hecho una mierda, parece que tengo algo de espíritu aventurero. Que se avería el carro, que lo arreglen o lo dejamos tirado por ahí, que no tenemos dólares, seguro que en la frontera hay cambistas que te cambiaran colones por córdobas, eso sí estafándote. Y qué más da.
Sigo sin saber que le pasa, pero no comprendo a las personas que cuando tienen un problema no lo exteriorizan. Sufren ellos y hacen sufrir a los demás, y lo que es en mi caso, no estoy para hacer de Psicólogo, más bien lo necesito.


Por cierto antes de llevar el carro, tenía este garrobo entre sus manos.

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