Tarde de pesca en Bahía Ballena de Costa Rica
Para pasar el día en la Playa de los Muertos, tuvimos que atravesar Bahía Ballena. Durante el viaje, en especial a la vuelta, eran cantidad los cardúmenes que se veían. Tabo puso una caña a estribor de la panga y por dos que pasamos, dos hermosos jureles que cogió.
Fue más de uno el que pensó en volver solo y exclusivamente para echar un día de pesca.
El viernes y no sé exactamente como, se organizó. La verdad es que teníamos que haber salido antes, pero nunca terminaré de darme cuenta de que estoy en Costa Rica y al final, fue después de comer cuando quedamos en vernos en el muelle.
Embarcamos en una de las pangas de Tabo, y se dirigió más bien hacia la entrada de la bahía. Yo oteaba el horizonte y no veía un puñetero cardumen. Nadie lo veía.
Varias pasadas a lo largo y ancho, y no pica ni uno.
Tabo que por algo es el patrón, con perdón, el capitán, decide que vayamos a fondear a un bajo. Allí todos echan sus artes de pesca, y no es mucho lo que tardan en empezar a picar.
No eran hermosos pargos, pero la verdad que no tan pequeños como alguien decía.
El ancla no había agarrado bien, y la corriente nos saca del roquedo y nos lleva hacia la arena. Dejaron de picar.
Al final volvemos. Mientras verónica quitaba las escamas a los peces que habían cogido, llega una panga de la pesca del dorado. Al ver la pesquera que trae me alegro bastante. No esperan a estos peces hasta dentro de un mes, lo que quiere decir que se han adelantado.
Los pescadores llevan un tiempo de brazos caídos, y es el único ingreso que tienen. Vanessa les compra uno por 3.000 colones (Ese precio está tirado, los engañan como a chinos).
Nos vamos directamente a casa de Álvaro y de “Macha” (rubia). Mientras unos se llegan a la playa a por leña, otros preparan los avíos de cocinar. Sartén y una buena cantidad de manteca a la misma. No pasa mucho tiempo para que estuviéramos comiéndonos lo pescado. Cuando ya no podía comer más, veo que tabo está preparando unas huevas de dorado (al destriparlos las tiran al mar), y quien no las prueba. La verdad es que me como un par de ellas y eran bien hermosas.
El dorado quedo para mañana comernoslo un ceviche.
Sé que Tabo acabó picado porque el que entre otras cosas se dedica a la pesca deportiva, y seguro quería lucirse. Estoy seguro repetiremos.
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Efectos de la droga en los niños de la calle. Diego ha vuelto
Estaba comiendo cuando veo que enfrente, en la carretera, para Chanwich con su moto. Trae a alguien atrás, y desde que se acercan creo reconocer a Diego. ¿Creo reconocer?.. Es Diego.
Se le notaba la cara de alegría de volver a verme. Pensé: No es para tanto, pero puede que tuviera sus motivos.
-¡Coño! Diego, me dijeron que te habían matado de un balazo.
-Si ya he observado que los que me conocían me miraban de una forma rara.
-¿Y que ha sido de tu vida?
-Cuatro años en la cárcel (he hecho las cuentas y creo que será menos). Tengo mucho que contar.
Sé que Diego quiere contarme sus últimas vivencias. Mejor a mí, que sabe lo entenderé que a otros compas.
No paraba de repetir que se alegraba haber pasado por esto, para tener claro que es lo que no tiene que hacer en el futuro. Es curioso que yo pensara algo similar cuando salí de la depresión.
Hace unos quince días que acaba de salir y se nota a distancia que se encuentra muy raro en libertad.
Quería seguir contándome, pero le digo que me voy a echar la siesta, que no me la eché, y que después en la playa hablaremos. Se percibe su ansiedad.
Bastante antes de que me duche para irme a la playa, vuelve a aparecer con Miguel. Está alojado en casa de su padre (Miguel y su progenitor, otra historia).
No tengo más remedio que ducharme e irme con él.
-¿Qué tomas? Le pregunto al pasar por el super.
- Una cerveza. Eso sí, tenía que ser de litro.
- Diego, me has dicho que de drogas nada.
- Es lo único que tomo cervezas
Nos sentamos en nuestra mesa y no podía faltar Marcos, por lo que no se encontraba a gusto para abrirse. Poco a poco se establecen dos conversaciones, la de Rigo con Marcos y la de Diego conmigo.
Drogas, muchas drogas, consumiéndolas y vendiéndolas, aparentar entre sus compas, peleas con su padre que es vigilante jurado, mucha protección por parte de su madre.
Quería que fuera en primer lugar a los motivos por los que había entrado en la cárcel.
Un crio, al menos menor de edad, hijo de un alto funcionario se presento un día con dos pistolas en la cintura y lo convenció para que hicieran un atraco. Con drogas hasta las cejas atracaron un McDonald.
Caí en que el artilugio que llevo como cámara, tiene otras funciones y decido gravarlo.
-Ahora cuéntame de la cárcel
Antes le dije a Rigo que nos tomara una foto similar a las que nos hicimos antaño. Quería ver como ha pasado ese tiempo en nuestros rostros.
Los dos hemos pasado por experiencias muy desagradables.
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