De veleros y de archivos infectados en los correos


Alguien recibe un correo, con una presentación de PowerPoint, con la recomendación de que me la mande porque viene la letra de la canción y se acordaba de cuando yo la cantaba. Esta en especial me recordaba al , cuando nos reuníamos en el comedor de Alumnos y entre cerveza y cerveza cantábamos a coro, por supuesto, normalmente canciones de la tierra de cada uno. Me encantaban los gallegos.
Todos tenemos unas canciones en el cerebro que nos recuerdan momentos felices, o por lo menos a mí es así. No recuerdo ninguna que coincida con malos momentos. Cuando me viene alguna, no tengo más que ponerla en YouTube y a escucharla. Hasta por escuchar de vez en cuando pongo que creo que será el único humano que la escucha. Dicho de otra forma, la presentación no era ninguna gran cosa, pero al abrirla y ver esos veleros tan bonitos (), me digo “posyaque”, y lo que hago es convertirlo en vídeo.
Nada más intentar abrirlo, el programa me advierte que es un archivo procedente de la web y que corro peligro de ser infectado, me lo paso por las narices y lo abro. Por algo tengo un buen antivirus, me digo. Mientras hacia todas las operaciones me sale un mensaje del mismo diciendo que tengo un virus, pero que no puede desinfectarlo. Ni se el tiempo que llevo intentando quitármelo de encima porque tiene pinta de ser peor que el .
La verdad es que la presentación encima en nada se parece al video, era de lo más cutre que se podía ver, lo único bonito los barcos, y me he entretenido en cambiarla toda, ¡encima! Puede que alguien piense que soy tonto porque no le he puesto la música de tal canción, pero si lo hago, se me echan encima los gringos que tienen derechos de autor hasta de
Después de disfrutar con los veleros, si es que te gustan, esto le puede valer de advertencia a más de uno/a para que no abra esos dichosos correos que nos ofrecen el oro y el moro, e incluso te amenazan con la excomunión si no se lo mandas a todos tus amigos.

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De personajes extraños. Jart


La verdad es que últimamente estoy jodido, mi puñetera columna no tiene arreglo. Ya estuve en mi Quiropráctico y esperaba salir más derecho que un clavo, pero, aunque bastante mejor, aún sigo con un dolor constante en la parte lumbar que hace que tenga un cabreo continuo. Mira por donde, aparece Carlos y después de prepararse un café, nos sentamos fuera y hablamos de Baltodano al que mientras preparaba el dichoso smartphone, para poder hacerle una foto, me desapareció. Y ya que lo he mencionado, merece unas letras. Este personaje, ya mayor, con barba blanca, acaba de salir de la cárcel, y no se le ocurre venir a otro sitio que a Tambor, donde también vive , al que le cortó de un machetazo un brazo.
Bien, como decía estaba hablando con Carlos y dice que le van a traer un libro, que fue lo único que se trajo de España y que trata sobre la marihuana. Bienvenido sea el libro, pero al irse me he quedado pensando en Jart, otro personaje del que no he hablado y que es tan curioso o más que William y que Baltodano. Sin querer lo he relacionado con la marihuana, porque dicen que se la recomendaba a sus hijos en vez de que fumaran tabaco.
Jart es gringo, pero me hablaban de él como de un hippie y después de verlo en unas fiestas de Tambor, no me quedaba ninguna duda, pero es un hippie muy sui generis. De hecho con los pocos españoles que he hablado aquí, fue en el super y me preguntaron que donde vivía, pensaban visitarlo. Hablamos un poco del tema y me vinieron a decir que iban a conocerlo porque era una referencia para los que pensaban como él.


Apareció por Tambor hace bastantes años en un catamarán con su mujer y sus hijos, y en él vivió bastante tiempo, pero se enteró que estaban construyendo un hotel en la montaña que da a Playa de los Muertos, y él como buen amante de la naturaleza, va con ser hippie, la compró para que no rompieran el paisaje. A la pregunta que de dónde sacó el dinero, no va mucho eso con ser de esa forma de pensar, me dijeron que se dedicaba a la informática y que con ella había hecho parné. Algo de verdad debe de ser, puesto que más de uno me ha dicho que tiene una especie de taller dedicado a la misma.
Cada vez que tenía oportunidad, investigaba sobre él.

Me dicen que el Bahía, restaurante del muelle, es suyo, y ya me empiezo a escamar.
Hablo con gente de Pochote y resulta que la mayoría no lo pueden ver. Uno de ellos me cuenta que fueron a (por cierto que quiere que le digan Playa de los Vivos) en una panga a coger un poco de arena para hacer mezcla para un cuarto de baño (es arena blanca) y, según ellos salió hecho un fiera y los hecho. ¿Sabéis los miles de años que han pasado para hacerse esa arena? Les dijo. Estos volvieron sin arena, pero no muy conformes y entre copa y copa de guaro decidieron volver a por ella pero esta vez con machetes y con rifles (Hay o había caza furtiva de venados por esta zona) y le dijeron en tico que se acercara si tenía cojones. Otros me han contado que no quería que a esa playa fuera nadie y tuvo que intervenir la municipalidad explicándole, que en Costa Rica, la playa es de los ticos. No acabó aquí la cosa, cuando llegaba alguien él se paseaba delante de ellos en pelotas, por lo que, en especial si había niños, era una provocación más que evidente. La última vez que estuve allí, un poco antes de que nos viniéramos apareció una jauría de perros, empecé a llamar al que me parecía el jefe de la manada, acudió y lo acaricie. No sé si los mando para que nos asustáramos, ni si los perros eran bravos.


Cuando ya estábamos en la panga, pasó revista a la playa como si de un sargento se tratara.


Duerme en una hamaca y solo come productos naturales. Me entretengo en ver una imagen del satélite y veo que si duerme en semejante sitio es porque quiere, porque bastantes edificaciones quedaron de lo que iba a ser hotel. También que tenía una piscinilla, y a mí me parece olímpica.
Buscando la forma de ir a Playa Ventanas, me explicaron por el camino que tenía que hacerlo, les dije que había una cancela, perdón un portón, y que tenía una cadena y un buen candado. Ese hijo de puta de Jart, otra vez ha cerrado el camino, y él sabe muy bien que el camino es público.
En fin, la sensación que tengo, es que es un hippie con las ínsulas de los gringos.
La verdad es que he pensado en más cosas después de irse Carlos. En la muerte de Kennedy, en el mayo del 68 y en la frase que se me gravo entre ceja y ceja, la imaginación al poder, y lo he relacionado con nuestro y en cómo pasan los años. Puede que algún día escriba sobre esto, porque lo que es tocar, toca.

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