Así debo tener el cerebro, como el corte de este árbol.
Este es el segundo blog que escribo. El primero aunque lo cerré por causas que ahora no voy a explicar, aun lo conservo. Lo empecé en Abril del 2007, en plena depresión, y escribía un mínimo de veinte entradas por mes (Llegué a escribir 31) y no es que aquella depresión fuera mejor que esta, sino todo lo contrario.
Poco a poco voy dejando de escribir en este y no es por otra cosa que mi cansancio mental. Hoy me he dicho voy a escribir algo aunque sea por cojones y aquí estoy.
Tampoco es porque al estar aquí encerrado, no pasa nada (Solo con las elecciones y demás hubiera escrito en su tiempo una entrada diaria). También lo estaba antes y escribía y aquí también pasan cosas, sin ir más lejos hace un par de días, no me funcionaba la caldera de pellet y tuvimos que ir a por un artilugio para desatascar las cenizas. Fuimos a dos grandes almacenes cada uno en un extremo de Granada. Lo pasé bastante mal. No me veo entre tanta gente, y encima tengo la columna jodida y la vértebra me dolía a rabiar.
He perdido la fe en mi Psiquiatra, cosa que antes para mí era mi “brujo”. El Arcalion que me mandó la última vez que fui verlo y que dijo que me iba a poner como un mulo, solo me dio resultado los tres primeros días. El efecto placebo.
Voy a colocar el segundo escrito que hice en el anterior blog. El primero fue sobre Penca y Chumbo los dos primeros perros que tuve cuando me vine a este encierro.
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