Los funcionarios molestan a los políticos


Tenía bastante claro que los políticos son unos mandados que siguen las directrices de una serie de entes supranacionales, al conjunto de los cuales yo los había englobado en el término sistema. Me jode que hayan sido los escritos de la antigua Grecia los que me hayan recordado el nombre de los verdaderos mandamases, los oligarcas, pero yo seguiré aplicando la palabra sistema.
Voy a intentar denunciar los casos en que yo creo no solo nos han engañado, sino que nos han hecho creer que ha sido una conquista por nuestra parte.
El primer caso que se me ocurre, quizás por estar alguien muy allegado a mí, preparando unas oposiciones para bombero, es el de los funcionarios.
Ningún colectivo ha estado tan desprestigiado últimamente como ellos. El funcionario es un trabajador por cuenta ajena, solo que el contrato laboral es con el estado. No es necesario recordar que para optar a una plaza de funcionario, hay que aprobar unas oposiciones. La última que recuerdo, fue para cubrir tres mil plazas de guardias civiles, en las que solo se presentaron quince mil personas. Por otra parte he estado viendo lo que exigen para optar a la plaza de bombero y os aseguro que aparte de unas condiciones físicas que para si las quisieran los deportistas de elite, los conocimientos son superiores a los que se le pueden exigir a un ingeniero de caminos. ¿Cómo unas personas tan preparadas pueden estar tan desprestigiadas? Las cosas no cuadran y hay que buscarle una explicación.
He intentado investigar, cuando se creó esta figura, pero aunque se remonta a tiempos bastante antiguos, el concepto que ahora tenemos no lo he encontrado. Lo único que se me ocurre, es que alguien tuvo la feliz idea de evitar, me acercare al caso mas cercano de los Ayuntamientos, que cada vez que cambiara el regidor, y mas si era de un partido diferente al que gobernaba, quitara a todos los trabajadores existentes y metiera a otros afines a su forma de pensar y hacer. Si así ocurriera cada cuatro años la administración se paralizaría. Tengamos en cuenta que en los estatutos del funcionariado, solo un juez puede echarlos y solo en el caso de que hayan contravenido las leyes. De lo dicho hasta aquí se desprende fácilmente quienes son los grandes beneficiados del mencionado desprestigio.
No conozco a nadie, al que no le haya ocurrido el caso tan manido de vuelva mañana que le falta una póliza. No defiendas a un funcionario porque ya ha calado tanto el que nunca están, en su puesto, que maltratan a los contribuyentes tratándolos de mala forma y cosas por el estilo, que te pueden tomar por loco. Pregunto: ¿A alguien se le ha ocurrido pensar que de la famosa póliza, ellos no son los culpables de que exista, y que como personas normales y bien preparadas, no tienen ni ganas de enfrentarse con nadie, y menos que vuelvas mañana puesto que multiplicas su trabajo?
El caso mas denigrante que conozco es el de los funcionarios del Ministerio de Obras Publicas, Fomento o como quieran llamarle. Antes ellos llevaban todo lo referente a las obras, desde el proyecto, la vigilancia de la calidad de las mismas hasta la licitación. Conforme se van jubilando, no se van cubriendo las plazas, y los que aun quedan los arrinconan en despachos en los que solo pueden dedicarse a observar a las moscas en caso de que las haya. Los proyectos se los hacen empresas ajenas a la Administración, el control de las obras, ni parecido al que ellos hacían y lo más peliagudo, las licitaciones, que los que intervengan sean completamente afines a sus juegos sucios. En Andalucía, fue famoso el del consejero de obras publicas cogido in fraganti con un maletín de dinero, y mas reciente el de CIU en Cataluña con su famoso tres por ciento.
Para mi esta clarísimo, a los políticos les estorban, pero para quitárselos de en medio, primero necesitan la aprobación de los contribuyentes y ¡vaya si lo están consiguiendo! Como dije al principio, cuando consigan eliminarlos nos harán creer que ha sido una gran conquista nuestra. Conste que hablo de España. Conste también que yo seria uno de los perjudicados, puesto que para un puto divorcio, llevo esperando dos años. Los juzgados están colapsados, pero no los culpo a ellos sino a quien no pone los medios y el personal suficiente para que esto no ocurra y desvíen el dinero de los presupuestos para subvencionar partidos políticos, sindicatos y religiones que a mí en nada me representan ni nada me resuelven.

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Chumbo y Penca - Mis animales en adopción


Cuando mi ex presento la demanda de separación, fue la puntilla que me hizo decidir a venirme aquí en solitario. Fue mi hijo el que me aconsejo me buscara un perro. Fuimos a un refugio, Amigos de los animales. Me dieron a elegir a lo que les dije que el que nadie quisiera. Me dieron la Penca, Gaia para ellos. Pasado un tiempo, supuse que echaba de menos a uno de su especie, por lo que les llame, diciéndoles que me trajeran pero que fuera perro. No lo vi hasta que estuvo aquí. Dante lo llamaban ellos y lo rebautice con el de Chumbo.

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La mancillada democracia. De Bernardo Souvirón

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Nuestros Estados fueron gobernados hace tiempo por pequeños grupos de hombres que representaban solo a una pequeña fracción de la sociedad; una fracción de la que formaban parte solo los poderosos, los poseedores de la tierra, los nacidos dentro de las familias cuya sangre en las venas de los dioses.
Aquellos hombres, los oligarcas, dictaban la política, administraban justicia, se sentían depositarios de la voluntad de los dioses y creían que tanto la tierra como los que habitaban en ella les pertenecían por derecho natural; por la gracia de los dioses.
En algunos lugares, hubo gente que hizo frente a los oligarcas con la palabra y la razón, dos armas que, con el tiempo, llenaron de una nueva luz los oscuros rincones de las chozas en que habitaba la mayor parte de los hombres. Fue una luz intensa que cegó los ojos de los oligarcas y alumbro un sendero que conducía a un mundo nuevo: la democracia. Entonces, la mayoría del pueblo, y no unos pocos hombres encumbrados por su estirpe, comenzó a regir el destino de los Estados mediante un sistema de votación que no distinguía al oligarca del campesino, y que hacía a todos los ciudadanos iguales en derechos y deberes.
Los oligarcas se alarmaron y, desde entonces, no han cesado de escrutar formas de conseguir el poder que la democracia parecía haberles arrebatado para siempre. Se organizaron primero en facciones o en partidos, y llenos de confianza en si mismos comenzaron, después la tarea de convertir la democracia de los pueblos en la democracia de los partidos. Ahora parecen estar a punto de lograrlo. En efecto, el pueblo ha sido condenado al papel de un actor absolutamente secundario, que solo refrenda con su voto a la fracción o al partido que he de gobernar. Mas con un voto que no es para el ciudadano, sino para el partido; con un voto que los sistemas electorales corrigen, orientan, desprecian, suman, restan o multiplican, según las circunstancias que establecen las leyes electorales trazadas por los partidos. En las asambleas no se sientan ciudadanos elegidos por el pueblo, sino designados por los partidos; los cargos públicos no están desempeñados por ciudadanos obligados a rendir cuentas ante el pueblo (pues no es el pueblo el que los ha elegido) sino ante los dirigentes de sus facciones o partidos, de los que, en último término, depende su supervivencia como políticos.
Estamos gobernados por nuevos oligarcas que actúan como auténticos déspotas, pues han conseguido convencer al pueblo de que la democracia solo es viable a través de los partidos. Todos los ciudadanos nos hemos convertido en rehenes de los partidos políticos; somos el botín por el que combaten a diario.
La nueva oligarquía no necesita ya a los dioses. Prefieren los votos de sus súbditos.


No. No estoy intentando convertirme en un nuevo líder revolucionario; este escrito como habréis supuesto no es mío. Pertenece a MANUSCRIPTUMPARIUM. Lib.II, cap. V y traducido por Bernardo Souvirón
No deja de ser indignante que ya en la antigua Grecia, había quien se daba cuenta y se revelaba contra lo que ahora aceptamos como verdaderos borregos.

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