Mi María se me fue


Tenía necesidad de decirte algo, pero es tanto lo que me viene a la cabeza que sería interminable. También me gustaría pensar que estas en algún lugar, y si así fuera se que seguirías mi blog, así que aquí te pongo lo que escribí anteayer y ayer en mi diario.
Sabes muy bien que no se decir frases bonitas como los ticos.
Adiós.



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Daños colaterales de la medicina


Llevo dos operaciones de vejiga (a la espera de la tercera) y la verdad es que no tengo ninguna queja de los profesionales de la medicina, más bien todo lo contrario.
Entre otras pruebas, , fue sometida a un cateterismo, justo donde le detectaron una de las arterias coronarias completamente obstruida y otras dos a punto de estarlo.
El cateterismo se lleva a cabo con anestesia local, y el catéter se introduce a través de una pequeña incisión en la piel de la ingle (acceso femoral) o del brazo (acceso humeral); mayoritariamente, ésta se realiza a nivel del antebrazo.
Pues bien, el primer intento fue a través del brazo, pero algo falló y definitivamente se lo hicieron por la ingle. He escuchado varias versiones del por qué falló el primer intento, pero ninguna me ha sido muy creíble y tampoco viene al caso.
El brazo se va amoratando y va apareciendo un dolor cada vez menos soportable.
Pasan los días.
Ha habido empatía entre la cardióloga y la enferma y hace varias llamadas buscando al un especialista que le solucione el problema y a las tres de la mañana vienen tres personas del Hospital Traumatológico, me imagino que al menos uno de ellos es Traumatólogo, y lo único que hacen es dar orden para que al día siguiente le hagan un escáner. ¿Qué pintaba un Traumatólogo en este caso? Me pregunto.
Hecho el escáner, me dan otras explicaciones peregrinas: Lio de arterias, arteria doblada, y alguna más.
El hematoma sigue extendiéndose y el dolor va en aumento. Ya han pasado trece días desde que le hicieron el cateterismo. Me voy a hablar con la Cardióloga de guardia y me dice que está buscando a un Cardiovascular, pero que no lo localiza. Cuando vuelvo a la habitación, me encuentro a alguien allí que resulta que es él. Como vería la cosa que me dice que se la lleva directamente al quirófano. Antes la pasa y le hace una ecografía, cuando sale, veo que ha pintado sobre el brazo dos hermosas líneas, una de ellas con un pequeño trazo perpendicular, justo en el lugar que pincharon por el cateterismo. Me dice: por este trazo (el más cercano a la mano), coseré la rotura de la arteria e intentaré sacar la sangre acumulada, si no puedo, tendré que cortar por el segundo. Tuvo que cortar y dejar un drenaje.
Termino diciendo que la Dra. de guardia me había dicho también que el Cardiovascular, lo traían de otro Hospital, cuando en este hay una planta completa dedicada a esta especialidad.
O tantos días de Hospital me están liando las neuronas o algo ha fallado en este caso.
Mantengo que sobran protocolos y que falta ojo clínico.


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Los perros también se bañan


No todo van a ser penas, y entre angina de pecho y operaciones de corazón, ocurren cosas.
Ya hablé de Otto en un escrito anterior y de cómo esta casa, por aquello de que esta en el campo, se ha convertido, en una residencia de perros. Ayer aparte de Otto se nos agregó otro perro más, Pepo, el perro de Dani.
Otto es un perro raro y nervioso donde los haya. No hace falta insistirle mucho para que se bañe, y ayer, cosa aun más rara, Jose se bañó (creo es la única vez que lo he visto hacerlo en lo que llevamos de verano). El perro reconoce a Jose como jefe de la manada y ni que decir tiene que en cuanto lo vio, no lo dejaba ni a la sombra.
La fiesta se animó y al final también acabaron en el agua Escubi y Pepo.


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