… y la vida sigue. Vuelta al hospital


Desde que murió María hasta ahora, cuando pensaba en mí, lo que menos deseaba, era que me partiera un rayo, pero por mucho que uno quiera lo contrario, el sol se pone todas las tardes por mucho que la vida te haya jodido.
Aunque hace bastante tiempo que me dije de no hacer proyectos de futuro, curiosamente ahora los hago: ¿Volveré a Costa Rica? No me imagino allí sin ella, pero por otra parte estoy convencido que es lo que ella hubiera querido, pero para irme a aquel país tengo que dejar cosas en orden, y la más importante es mi tercera operación de vejiga. He meditado últimamente muchas veces sobre ella y mi más inmediato pensamiento ha sido: ¡Que le den por el culo!.. Que se opere Rita Curiosamente esta mañana después de desayunar, le digo a mi hijo de llegarnos al hospital (no me veo en condiciones de conducir), porque el día que me dieron cita para las pruebas que exige el anestesista, en una de ellas, se descolgó el ordenador del sistema y no me la pudieron dar.
Le tenía miedo volver a semejante sitio, pero paso por urgencias, me meto por los pasillos, que tanto recorrí, como la cosa más normal del mundo y después de solucionar lo mío, cuando salíamos, me cruzo con el médico que la vio en urgencias (¿tenía que cruzarme con él?). Iba a decirle algo, pero me contuve. ¿Para qué? ¿Para qué prolongar la agonía?
La vida es cruel. Paso por un almacén del hospital, en el que curiosamente solo hay un cartel que dice carga y descarga, por el que había pasado cientos de veces y hoy frente a él hay un coche mortuorio con un ataúd dentro. Fue donde se cumplieron los trámites legales y la reconocí. Tenía que haber llorado y no lo he hecho. Mi razonamiento estúpido ha sido: Son más los que mueren.
Hemos aprovechado para solucionar otros problemas y cuando he vuelto me he dado un baño en la piscina.
Mi hija ya se ha ido (empiezan los colegios), mi hijo se queda conmigo, el verano se va acabando a pesar de este extraño Septiembre que lo prolonga, y no me imagino el invierno aquí, encerrado, sin ella, pero lo dicho, la vida sigue y espero venga la calma.

Anoche me llamó Élia. Me costó mucho convencerla de que era verdad que nos ha dejado.

Búsqueda en Google de:

Mi duelo


Se perfectamente que nuestro cerebro gasta putadas insoportables, pero también sé que si no fuera por él, habría veces que esta vida no merecería la pena, y ahora me refiero a la capacidad que tiene de ir metiendo los malos recuerdos en una parte del mismo, llamémosle baúl de los malos recuerdos, lo cierra, y difícil es abrirlo. Mi baúl algo se está cerrando.
Mis neuronas deben estar bastante debilitadas después de una cadena de reveses que ha culminado con la muerte de María. La ley de Murphy a mí se me ha quedado corta. Ha sido demasiado.
Debo suponer que mi duelo lo voy superando, o al menos los sentimientos van cambiando. Mi mente me va diciendo que debo ir olvidándola, pero por otra parte me resisto a que esto ocurra. Solo el hecho de pensarlo, para mí es un avance.
Me están ocurriendo cosas que jamás me habían ocurrido, desde la película en la que me paso todo el tiempo que estuvimos juntos cuando me comunicaron su muerte, hasta rezar/hablar con ella por las noches. Al acostarme le pido que me ayude a superar este dolor, y tengo la impresión/convencimiento de que me está escuchando. ¡El ateo convencido rezando! No recuerdo haberlo hecho en la vida, pero también sé que me está sirviendo y bastante.
Mi vida no será la misma. Nadie cuidará de mí como lo hizo ella. Serán muchos los buenos recuerdos que me queden, pero en estos momentos ni a eso quiero recurrir. Aunque me suene muy triste decirlo, debo de pasar página. Estoy convencido ella lo quiere así (o lo hubiera querido).
Siento dolor psicológico y físico. El estrés acumulado no es poco. Estoy hecho una piltrafa humana. Recurro a bañarme en la piscina o a ducharme con agua fría cuando mis piernas no pueden con mi cuerpo y sé que lo físico lo superaré.
Sé que me ayudaras.
Por otra parte hay personas que me quieren. Una de ellas me ha dicho que soy un egoísta, por no pensar que ellas también están sufriendo de verme perdido. Han sido muy pocas las que me han dado ánimos (las suficientes) y efectivamente lleva razón la que me lo ha dicho. Debo hacer lo imposible porque al menos por mí, no sufra nadie y eso supone que intente enterrar a María.

Búsqueda en Google de:

Has vuelto por tus fueros


Has vuelto por tus fueros.
Noto tu aliento tan cerca de mí que otra vez quiero engañarme diciéndome que volveremos a estar juntos.
No paras de regañarme. No querías que yo sufriera por ti, pero para mi desgracia, hoy en particular, te tengo tan presente, que ya no es el dolor de espíritu, sino que las fuerzas de mi cuerpo me están abandonando.
Mi hija lleva días diciéndome que ponga en orden mi nueva operación de vejiga.
Que le den por el culo a mi vejiga. Ya han tenido tiempo de repararla y si no lo han hecho, que se joda.
No quiero hacerte sufrir, como se que lo haces cuando me ves así, y en mi mente se forma tal caos que ya no se para donde es para adelante y donde para atrás. Al igual que te prometí que no lo haría, ahora creo te engañé, y no soy capaz de repetir la promesa.
Pobre… que Ahora entra en el instituto y no lo veo preparado para defenderse.
Pobre de mi… que le pagan una miseria.
Pobre de tu… que no encuentra trabajo. ¡Con lo que vale!
Para querer a los demás primero hay que quererse uno, te decía, y te me cabreabas.
Ahora estoy seguro que veías tu final y yo no te entendía. Me avisaste muchas veces. Cada vez me culpo mas de no haber hecho lo imposible por cambiar tu destino, pero por otro lado creo que estaba escrito y tu supiste leerlo, aunque también se que luchaste por cambiarlo, a tu manera, más que por ti, porque le hacías falta a los demás. Querías darlo todo y pensabas aun no lo habías hecho.
¡Maldito mundo!
¡Malditos dioses!
Espero me des un hálito de vida y te pueda prometer que te dejaré en paz.

Búsqueda en Google de: