Probadera de toros en Tambor de Puntarenas


La vida sigue. Después de un día sin internet, ayer decidimos ir a Cóbano para ir preparando el carrillo para ver si pasa la RTV (Riteve), nada o poco hicimos y al final volvimos después de las cuatro de la tarde. Alguien me dice de ir a ver las probaderas de toros, y aunque la verdad sea dicha no tenía muchas ganas de fiesta, me digo que hay que tirar hacia adelante y allí vamos.
Llaga el verano y son las fiestas de la mayoría de los pueblos; dentro de poco son las de Cóbano, y en la mayoría de ellas entre los espectáculos esta la monta de toros.
No llevan cualquier toro a las montas, por lo que antes de las mismas se celebran las probaderas.
Por todos estos pueblos hay redondeles para hacer probaderas. El de Tambor, junto a la plaza (campo de futbol) y la verdad es que después de haber pasado por allí cantidad de veces, nunca la había visto.
Separada de la carretera unos cien metros, solo aparcar el carro, ya a lo lejos se ve el ambiente. Antes pasamos por donde están los bichos. La verdad es que las tienen bien estudiadas: Corrales, caminos con sus cercas de madera para llevarlos a una especie de chiquero donde los preparan para la monta, y otros caminos por donde salen los ya montados que los dirigen a otro corral.
Junto al redondel, venta de comidas y bebidas. A su alrededor se concentra gran cantidad de gente y los que mejor quieren ver el espectáculo, ya están subidos en los palos del redondel. Los demás tenemos que conformarlos en verlos a través de los palos paralelos al suelo. Estos palos los veía tan precarios que lo primero que pensé: como un toro venga directamente a topar aquí, los parte y no solo pueden escaparse, sino como mínimo dañarte. Y no solo por los palos, sino que los que están sentados en lo alto, al menor peligro saltan y para nada piensan en los que estamos de pie.
En teoría, el probador, solo debe mantenerse sobre el toro unos ocho segundos, pero entre toro y toro, pasan más de quince minutos. Mientras lo meten en esa especie de chiquero, que es donde le atan una cuerda alrededor del pecho, agarre del probador, y este se sube pasa un buen rato, después la mayoría de los toros una vez acabada la monta, se van directos a la puerta de salida, pero otros, incluso laceándolos se resisten. Cuando yo me vine habían probado quince toros y tenían que hacerlo con cuarenta, así que debió durar hasta bien entrada la noche.
Ni que decir tiene que el sentido de estas probaderas, es ir seleccionando a los más adecuados para las montas propiamente dichas, espectáculos no ya solo de Costa Rica, sino de gran parte de América.
Una experiencia más.

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Dos muertes en menos de un mes en la carretera de Cóbano a Paquera


Lo he pensado bastante antes de poner la imagen que encabeza este escrito, y al final la puse.
He aplicado aquello de una imagen vale más que mil palabras. También es verdad que podía haber puesto otras más desagradables, porque Dixon (veinte y cinco años) tenía costillas rotas y un buen golpe en la cabeza.
Sé que este blog ya lo ve gente de esta zona y espero hacerles comprender que no todo debe quedar en las típicas conversaciones que se escuchaban mientras venia la ambulancia, en especial, acerca de quien había tenido la culpa. La culpable, y por ende sus gobernantes, ha sido la carretera.
No hace ni un mes que hice una entrada diciendo que y con la muerte de hoy guarda una estrecha relación: Ambos carros (este último ha sido un hermoso tráiler) querían evitar un hueco, invadieron el carril izquierdo y se llevaron por delante a los más indefensos, los de las motos.


Algunas veces he comentado que pocos accidentes hay para las circunstancias que se dan. Esta carretera desde que la construyeron, no es más que una capa de lastre pintada con un poco de asfalto. Una vez al año, cuando ya hay que transitar más por fuera de la misma, puesto que los huecos ya no son tales, sino más bien cráteres con unas bocas similares a los verdaderos que existen en este país, le lavan la cara parcheándolos. No es solo esto, los arcenes brillan por su ausencia, y por ella transitan toda clase de animales, desde vacas sueltas, caballos y para no ser menos hasta venados. En un país tropical donde la época de lluvias es casi la mitad del año, el llamémosle asfalto, es de los que absorben la luz de los vehículos, por lo que circular de noche y no atropellar a uno de estos bichos, a un peatón o a una bicicleta, que por qué no decirlo, van sin ninguna señal luminosa, es un verdadero milagro.
Costa Rica en lo referente al tráfico, hace poco aprobó una ley que es de las más duras que conozco, pero hay una especie de permuta entre los políticos y esta zona del país que viene a ser como yo te tolero a cambio de que no me exijas. ¿El porqué? Esta zona está abandonada de la mano de dios. Son muchos los que conducen sin permiso, sin documentos de los vehículos, sin cascos en las motos, sin el cinturón de seguridad puesto e incluso la policía circula sin luces de situación, a cambio, se enteran al momento cuando los agentes de tránsito cruzan en el ferry y son permisivos hasta decir basta. A cambio no me pidas otras cosas, sin ir más lejos, hoy la primera ambulancia que llegó, en ella solo venia el conductor, y tardo una hora. Ya hay quienes se han dado cuenta de esto y en vez de a Puntarenas.
No explico cómo se desarrolló todo el tiempo que pasó aquí hasta que se lo llevaron, sería demasiado desagradable, solo decir que estaba consciente y así lo metieron en la ambulancia, pero me quedé helado cuando al poco tiempo de salir de aquí, antes de llegar a Paquera, ya llegaron las noticias de que había muerto. Tampoco acabo de comprenderlo.
Solo añadir, que cada vez le tengo más tirria a todas las religiones que en el mundo han sido. Una señora de una de las escindidas de la católica, de esas que cobran diezmos, y que por aquí abundan, le gritaba a voces: Pídele a dios que te perdone. En vez de darle ánimos, lo estaba matando antes de tiempo. Ganas me entraron de mandarla al carajo.

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El perro cojo de Tambor y el vagabundo Pichi


El que le falte una de las patas delanteras no es óbice para que sea un perro de lo más normal del mundo. Juega con los otros perros y si se presenta les planta cara.


Lo que más me ha llamado la atención hoy es que se ha pasado más de una hora buscando algo que su olfato le decía que estaba pero que no encontraba.
He preguntado varias veces su nombre y no he encontrado a nadie que lo sepa, aunque si me han dicho que tiene dueño.
Al atardecer, no solo los humanos nos acercamos por la playa, yo creo que se reúnen todos los perros de Tambor.


Y ya puestos, creo que hasta ahora no he hablado de Pichi. De Pichi nadie sabe quién fue su primer dueño, ni de dónde vino, el caso es que digamos se encariñó con Carlos y él lo adoptó, pero Pichi lleva lo de ser un perro vagabundo en sus venas, ahora lo ha abandonado y por aquí lo tengo. No por ser un perro tan pequeño, deja de ser un perro brabucón, y como consecuencia es más de una vez la que ha venido maltrecho de las palizas que le han dado los otros perros. Hasta que decida volver con Carlos, ahora se pasa todo el día en la puerta y por la tarde me acompaña a la playa.
La verdad es que es un compromiso el puñetero porque no hay moto a la que no persiga y perro al que no provoque, y si pasa algún percance seguro que me culparan a mí.
No lo veo aguantando todo el día sentado en la puerta.

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