Visita al Anestesista. Primera nevada en la parcela


Que pienso como los ticos con respecto a las prisas, doy por seguro de que sí, pero ya creo que me paso. No sé ni quiero pensar cuando me dieron cita para el Anestesista, pero no me equivoco mucho si digo que fue hace meses. Ya en el tiempo pienso en plan sideral y me parecía que era un tiempo tan dilatado el que tenía que esperar como desde el Big Bang hasta ahora, pero todo llega. Hasta llegará la desaparición de la raza humana por mucho que haya quien piense que no.
Ayer me tocaba a las 11:50 (Me hacen gracia las horas dadas por ordenador). Dije de irme a las once a sabiendas de que me sobraría tiempo, pero mira por donde alguien me dice que debo de llevar una relación de las medicinas que me tomo, había apagado el ordenador (Cosa que nunca hago) y mientras lo enciendo funciona la impresora y demás, pasa un tiempo.
Ya que vamos por el camino, nos damos cuenta que estamos escasos de combustible, así que otra parada y otra pérdida de tiempo. Llegamos dos minutos después de la hora. Hasta ahora me han dado una hora y me han visto dos después, pero la ley de Murphy, es la ley de Murphy y pensé: Seguro me han llamado ya, y casi, porque a los diez minutos lo hacen.


Me miran la tensión, me miden y al poco entro en la consulta de la en este caso Anestesista (Mujer). Muy amable ella, me dice cuatro chorradas y visita acabada. Me dan unas píldoras y una inyección que me tengo que poner el día antes de la operación. Digo igual: Tanto hablar de productividad y visita inútil, con más gastos y menos eficiencia de los hospitales públicos para tener el pretexto de hacerlos privados.
Se acabara, no ya esta raza humana, sino este universo cuando me llamen vía teléfono para operarme.


Cuando volvimos estaba la casa como un tempano, y no era para menos, porque no hizo más que oscurecer y se puso a nevar. Aunque no lo hizo mucho, en el suelo no ha cuajado, si es verdad que es la primera nevada del año y al parecer mañana viene otra.
Llevo una semana con el estómago jodido. Me quito el café, procuro comer cosas ligeras pero puñetas. ¿Ir al médico de cabecera? La verdad es que solo de pensarlo me entra diarrea. Cada vez es más manía la que le tengo a esos profesionales. Estoy convencido de que me está saliendo los nervios/ansiedad acumulada en el pasado inmediato y le ha tocado al estomago. Ya pasara.

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Haciendo cosas. Reponiendo leña, cambiando el grifo de la cocina y el calentador


Desde que nos han dejado solos, la verdad es que estoy haciendo cosas. No porque se me apetezca, sino más bien porque me está forzando mi hijo. La primera casi me vi obligado a hacerlo; la estufa que tenía en los pies donde me siento en el ordenador, se la llevaron, y pasar sin una la verdad es que con estos fríos no podía. Yo estaba convencido de que era mia, pero tampoco iba a discutir por eso, así que nos llegamos a unos grandes almacenes y aparte de la mía compramos otra para la ducha.
“Posyaque” estábamos fuera dijimos de hacer acopio de leña. Quedaba poca del primer viaje que trajimos. De los grandes almacenes atravesamos Granada y fuimos si no me equivoco a Huetor Santillan. Te das cuenta del derroche que hemos tenido cuando las vacas estaban gordas. Pasamos por no sé cuántas rotondas y cada una tenía una especie de monumento. Si tuviera que volver allí no sabría.
Ayer se puso a ordenar la cocina y de lo primero que se dio cuenta es que el grifo del lavadero perdía. Haciendo un esfuerzo por mi parte, fuimos a por uno y cuando estaba colocado, nos pusimos a cambiar el calentador de agua. El que había, era de llama constante, lo cual para mí es un peligro, y lo cambiamos por uno que enciende solo al abrir el grifo. Una cosa que en un principio parecía más o menos fácil, nos llevó todo el día y tuvimos que ir dos veces más al pueblo a por latiguillos, reducciones y demás accesorios. No me cabe en la cabeza que no se normalicen cosas tan estúpidas. No sé para qué sirve la Unión Europea aparte de para hacérnoslas pasar putas.
Sigo sin estar bien de mis neuronas. Cualquier contratiempo me parecía un mundo y hoy estoy rabiando de ansiedad.

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Lo que nunca esperas que pase. Otra etapa de mi vida


Había dos personas en este mundo que no quería saber de ellas ni para bien ni para mal. No es que les tenga odio puesto que estoy convencido que dentro de mis valores ese sentimiento no existe, pero el cerebro al igual que gasta putadas, tiene sus cosas buenas y una es que tiene su baúl de los malos recuerdos, que como no sea por causas muy especiales, jamás lo abre, cosa que si no fuera así nadie podría vivir, y en el estaban las personas antes dichas.
Me hallaba en Costa Rica y como consecuencia del estrechamiento de uretra y de la depresión ya había tomado la decisión de volver a España.
Una de mis hijas, como consecuencia de la crisis, y de otros avatares de su vida pasada, vivía con su madre.
Era raro el día que no hablaba con una persona de este país a través de Skype y un día me dice que uno de los adláteres de la citada hija se había peleado con la madre y que como consecuencia de ello se quedaban en la calle por lo querían venir a vivir a mi casa. Se daba la circunstancia que el tal adlátere era una de las personas mencionadas al principio y dije que ella y sus hijos podían disponer de ella cuando quisieran pero que él no, a lo que me dijeron que no había problemas que él se iba a trabajar a Argentina.
Pasan los días, vuelta a este país, transbordo en Barajas y llegada al aeropuerto de Granada.
No sabría describir lo que pasó por mi cabeza cuando entre las personas que me esperaban se encontraba mi citado acólito, que mi imaginación lo veía en Suramérica. No recuerdo si lo besé, le di la mano o si lo mire a la cara. Este pasaje de mi vida ha quedado debajo del baúl de los recuerdos. Lo peor es que se venía a vivir conmigo. ME HABÍAN ENGAÑADO.
No supe reaccionar. Hay veces que se queda la mente en blanco y esta fue una de ellas. La depresión tampoco me ayudo, porque sé que en otras circunstancias hubiera reaccionado de otra forma, tan es así que dentro de un juzgado, lleno de togas, le dije que si me enteraba que volvía a repetir cierto incidente, que fuera mirando su sombra toda su vida y que si yo estaba fuera (Ya tenía pensado irme a Costa Rica), le mandaría un sicario.
Vinimos juntos para la parcela (Mi casa en el campo).
Desde el principio note que estaba muy por tenerme contento. De hecho unas de las primeras cosas que observé es que la casa estaba muy abandonada y él fue de los primeros que ayudó a ponerlo todo en condiciones, se hizo cargo de mantener la piscina y algunas cosas más, pero genio y figura hasta la sepultura y poco a poco volvió a ser él.
Lo que él hacía y lo que yo pensaba que tenía que haber hecho, chocaban como dos trenes a toda velocidad, con lo cual me subía la ansiedad y daba por hecho que de esta depresión no salía.
Se acercan elecciones y el gobierno (La madre que lo pario, o en este caso ha sido creo que mi salvación) parece que ha dado una ayuda a los empleados de larga duración con cargas familiares, y él que debe de estar en el paro más de cinco años ha debido de cogerla y sumándola a lo poco que ella gana, han decido alquilar un piso e irse de aquí. Ayer estuvieron cogiendo sus últimas cosas. Seguro que él que no es tonto, veía que colisionábamos.
Pasé un día completamente apagado y la ansiedad a tope, aunque puede que sea el principio del fin.
Seguiría. Tengo datos para escribir un libro, pero mejor es no remover más la mierda.
Solo desearle a mi hija que sea la persona más feliz del mundo.

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