Cuando navegaba, lo que ganaba, con respecto a lo que después recibía al quedarme en tierra, era una diferencia exagerada. ¡Vamos! que la proporción era entre cinco y cuatro a uno. Tengo que reconocer que con mis primeros sueldos, derrochaba. Las divisas que recibíamos en los puertos que visitábamos eran en dólares y los gastaba como si de pesetas se trataran. Aún así en mi primer año de navegación me compre un piso pagado al tuntún y el único coche deportivo, descapotable y de dos plazas que se construía en España (más bien se ensamblaba), en el segundo.
Ya en tierra la verdad es que dudé que con lo que ganaba, no solo se pudiera ahorrar, sino subsistir, y no solo lo hice, sino que compré otra casa, mi segunda vivienda y jamás compré un coche por una financiera, sino pagándolo al contado.
Siempre tuve claro que algún dinero tenía que tener de reserva para algún imprevisto.
No era yo solo, había mucha gente que ahorraba.
Las empresas iban por otro lado. La teoría era que había que estar endeudadas un veinte y cinco por ciento, cosa que hubiera visto bien, si esto hubiera sido para ir adaptándolas a las nuevas tecnologías, pero cuando cerró la fabrica azucarera en la que me encontraba, accionaba todo lo que se movía con máquinas de vapor, de un rendimiento malísimo comparado, por ejemplo, con los motores eléctricos. Por mucho que quise correr en ir sustituyéndolas, no solo la nuestra, sino todas las azucareras de la provincia de Granada, ciudad, que gracias a ellas, tuvo uno de sus momentos de riqueza (fue la principal provincia azucarera de España), tuvieron que cerrar al no poder competir con las francesas o alemanas, que si se habían modernizado. No solo cayó la industria, sino que le acompañó la agricultura (quisieron resistir pagándoles a los agricultores una puta miseria por la remolacha).
Comparo esto con la actual crisis. Los azucareros, sus ganancias, las fueron invirtiendo en la construcción que les dejaba más dinero. La mayor parte de la gente, no solo dejaron de ahorrar, sino que se endeudaron; había entrado la fiebre del consumismo.
Al igual que quedan empresas punta con alta tecnología, también quedamos algunos imbéciles que al final de mes, tenemos el vicio de haber gastado como mínimo algo menos de lo que habíamos ingresado, o sea que hay empresas que obtienen beneficios y quedan ahorradores. Si, se que la cosa es más compleja, pero no tanto como nos la quieren poner.
Las empresas que no se actualizaron y querían obtener beneficios rápidos olvidándose de cambiarles las maquinas de vapor por motores eléctricos, y los que dejaron de ahorrar para comprarse un BMW (su vecino ya lo tenía), ahora tienen que pedir créditos y ¿a quién se lo piden? ¿A los bancos?, no, a ellos también les pudo la avaricia y quisieron obtener beneficios rápidos, en este caso también con la construcción (¡malditas subprime!) y para que no se hundieran, los estados tuvieron que taparle el agujero con sus (nuestros) ahorros endeudándose hasta las cejas.
Inciso para volver a repetir que al igual que alguien inventó la “absolescencia planificada”, "otroalguien", ha reinventado lo de trabajar más y ganar menos, porque si no China e India nos meriendan.
¿A quién le piden los estados el dinero?, pues a eso que llaman mercados, o sea a China y a los que seguimos ahorrando, pero ahora somos nosotros los que ponemos las condiciones: Despidos baratos, no tirar cohetes arreglando las aceras de todos los pueblos de España (Plan E), estar trabajando hasta que te vayas al crematorio, echar a la calle a todos los que habéis metido enchufados y paro de contar. Hay quien como ZP, se resiste y dicen pues bien: Te compro deuda pero como no me fio de ti por no ser obediente, te doy diez a precio de veinte y encima los intereses cada vez más altos.
Ya han caído dos en la ruina total, Grecia (aunque es un caso especial) e Irlanda, y en estos días en letra pequeña, ya nos están anunciando que caerá Portugal, lo que a mí me dice que a España le falta poco, pero lo que más me sorprende es como a los pobres españolitos nos lanzan una cortina de humo tras otra, para que olvidemos la crisis y no vemos el infierno, sino que nos tengan entretenidos con chorradas que ni a nadie interesan y no pensemos en echar a gorrazos a los que nos han llevado a esta situación.
Al igual que no sé quien o quienes fueron los inventores de la absolescencia planificada, ni de las subprime, tampoco se quien es el mago que de la chistera se está sacando cosas tan importantes como la nueva ley del aborto, que se venda sin receta píldora del día después, la preferencia de los apellidos, quien es mejor entrenador, si Guardiola o Mouriño, memoria histórica, el cachondeo del final de ETA, lo de la roja ha sido agobiante, controladores aéreos, libertad religiosa, abortar a los dieciséis años, la llegada de los chinos a comprarnos deuda (cosa pactada hace más de un año), estado de alarma, primarias de la comunidad de Madrid, quitar el cheque de los bebés, Álvarez Cascos, la nueva ley antitabaco y punto final porque la lista es interminable y mi mala hostia va en aumento.
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Conejos de la chistera y cortinas de humo contra la crisis
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