De gatos y gatas. Las cacerías nocturnas



Me he propuesto hoy no escribir cabreado igual que lo hice ayer. Lo hare sobre los gatillos que dicha se la verdad ya no lo son tanto.
Nombre tampoco tienen, aunque yo les llamo la gata (Tiene más cuerpo) y el gatillo negro, que parece mentira que siendo de la misma madre sean tan diferentes.
Desde que me levanto están esperando en unas sillas que hay en la puerta del dormitorio, me hacen algunas caricias o más bien se las hago yo a ellos, en especial al gatillo, se ponen a dormir sobre la cama y sin parar lo están hasta las ocho o las nueve.
Cenan, y al poco se escucha el ruido de la gatera y me imagino que se irán de cacería o al menos a intentarlo.


Desde que están con nosotros yo les he visto meter en la cocina dos ratas y una paloma.


Que menudo plumerio armó. Yo creo que todos los ha cogido el gatillo negro que al parecer tiene más instinto de depravador.


También los he visto en el jardín con un gazapo, pero de este se apodero el Curro y el negrillo no hacia más que dar vueltas a su alrededor para ver si se lo cogía

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