Las lluvias por esta parte del mundo


La verdad es que de este país cada día me sorprende algo. Lo de que huelen/escuchan/ notan en el ambiente, especialmente la lluvia, me lo creo, especialmente si es de noche, pero ya no tanto de las señales diurnas. Son varios los que me habían dicho, que seguro que llovía si las nubes negras, estaban por encima del muelle, pero que no les hiciera mucho caso si las veía por el lagarto, cosa que ocurre en la imagen de arriba, motivo por lo que esta tarde pensaba quedarme en mi mesa, pero a los cinco minutos ya estaba así.


Llegó Tabo en su carro a recoger a sus hijas que jugaban bola en la playa y me dijo: Dos minutos tiene para que no lo coja el aguacero (Lo de coger debió ser otra palabra, porque aquí su significado es otro). Y llevaba razón, al poco diluviaba.

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La deforestación y el rojo del rio Pánica


Intento cambiar mi reloj biológico, y algo voy consiguiendo. De estar acostumbrado a acostarme a las doce de la noche, ya llevo un tiempo que lo estoy haciendo a las diez, y llevo dos noches que lo hago a las nueve, o sea que me voy acercando, o casi estoy, a lo que es normal por estas latitudes.
Tengo un televisor, y mas de una vez me han dicho que lo instale, pero me niego a hacerlo, y entre otras, esta es una de las razones.
Esta mañana me he despertado a las cinco y media y podía haber fotografiado mi primer amanecer en la bahía. De hecho, el sol sale por la boca de la misma, he dudado y al final no lo he hecho, aunque ya mas entrado el día, me he llegado a ver el rio Pánica.
Estos días atrás ha llovido bien y su color esta acercándose al rojo, consecuencia de la inútil deforestación, al menos la causada a lo largo del recorrido del mismo.


Me sigue llamando la atención la cantidad de troncos que arrastra y después deposita en la playa. Igual las formas que estos adquieren debido a la erosión. Posiblemente con ellos se obtendría el combustible necesario para todo Tambor.


Continúo el paseo por el rebalaje, hasta el final de la playa y vuelvo por el camino de la línea marítima. El bosque cada vez se va cerrando más.


En el paseo no podían faltar las iguanas. He fotografiado esta por dejarme acercar más de lo necesario.

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