Cuando estaba en Costa Rica, en especial por las mañanas, estaba literalmente hecho una mierda como consecuencia de lo que yo estaba seguro era una depresión. Me levantaba, desayunaba y vuelta a la cama con cansancio físico/mental y todo esto acompañado de una fuerte ansiedad.
Idea fija era ir a un psiquiatra, pero estaba donde estaba y para conseguirlo tenía que ir a San José, cosa que me parecía una aventura y suponía que el cuerpo no me respondería ante ella. No se cómo me enteré que a Esparza venia cada cierto tiempo uno y decidí ir a que me viera. Si suponía que ir a San José era una aventura esta lo fue más.
Le pedí, más bien le supliqué que al menos me quitara el cansancio con el que levantaba por la mañana y me dijo que me iba a mandar un antidepresivo de última generación, (A) que me activaría pero tendría el inconveniente de que me aumentaría la ansiedad. Pasaba el tiempo y yo seguía igual. Buscar otro psiquiatra ni se me pasaba por la imaginación así que cuando se alinearon los planetas, vi la oportunidad de venir a España y si digo que esta es la principal causa por lo que lo hice no miento un ápice.
No sé si fue al segundo o al tercer día de estar aquí, me llegué al psiquiatra que me había visto siempre y en que yo tenía mucha confianza (llegué a apodarlo mi brujo). Le cuento mi vida y cuando le digo que estoy tomando el antidepresivo que anteriormente he citado, me dice que él tiene mucha confianza en el mismo y que siga tomándolo (Aquí se llama B). La verdad es que hubo un flash en mis neuronas diciendo que se estaba equivocando. Además aquel día lo vi como cansado y con ganas de acabar conmigo y de irse a su casa. Esto fue a mediados de marzo. Si sumo el tiempo que me lo tome allí más el que llevo tomándomelo aquí, ya van más de ocho meses que me lo estoy tomando y de mejoría nada, de hecho el prospecto dice que como mucho a los cuatro meses debo de estar como una flor, pero ocurre todo lo contrario ahora en cansancio físico/mental es todo el día, además de otra lindezas como fobia social y paro de contar.
Ayer por la tarde otra vez me iluminé y le dije a mi hija que lo llamara para pedirle cita (me refiero al psiquiatra) y me extraño que me la diera para hoy a las seis. O es el periodo estival o considera que debe verme cuanto antes.
Comí, me eché la siesta y aun hubo tiempo de jugar en la computadora al solitario. Llega la hora de irnos y me llevan en el BMW. En total vamos cuatro, el conductor y otros que tenían que hacer alguna compra.
Como los ingleses, llego a la hora en punto. Como ya he dicho, en sus tiempos le llamaba mi brujo y la verdad es que es un verdadero chamán. Empieza a hablar de sus vacaciones que las coge ahora en vez de en Diciembre como se las ha tomado siempre y casi me convence de que el antidepresivo que me estoy tomando es de lo mejor que hay y ya que estábamos más bien de broma (aunque creo firmemente en lo que le digo) le explico que estoy convencido que el mayor efecto que producen las medinas es el placebo y que yo no creo nada en esta, así que me dijo que sí que eso es así, me la cambia, aunque creo que tiene predilección por las de última generación porque cuando me dice como se llama, también dice que es por este nombre, por la que me la darán porque aún no hay genérico de la misma, por lo que deduzco que hace cuatro días que las han sacado al mercado.
Mi otro gran dilema: Me levanto cansado y su respuesta es rápida: no duermes. Antes de acostarte tomate estas dos píldoras.
Llámame dentro de una semana diciéndome como te va y poco más.
La verdad es que salí de allí muy bien y convencido que a partir de ahora iba a mejorar, todo lo contrario que cuando lo visité después de venir de Costa Rica.
Cuando la farmacéutica vio que iba a tomar semejante antidepresivo me dijo que si no le importaba me pasara por allí para decirle que tal me iba porque ella iba a dárselas a su hijo (las depresiones son otra peste) pero no se ha atrevido. Total que voy a hacer de conejillo de indias, pero lo que sea por tal de salir de este hueco.
Vuelta y continuaré.
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