Músculos jodidos y nervios prensados en la columna. Fisioterapeutas y Quiroprácticos
Creo que la culpa la tengo yo. Últimamente lo de quedarme hecho una alcayata, que tengo la seguridad de ser consecuencia de la caída de una moto, bueno, no exactamente, sino de ponerla de pie tras caerme, se me reproducía con demasiado frecuencia, así que pensando en venirme para este país, pensé en al menos saber no solo como consecuencia de que era, sino del posible tratamiento. Tampoco voy a narrar las peripecias que pasé allí de médicos de cabecera, radiografías, Traumatólogo y que este me mandara a hacerme una resonancia magnética, después de muchas citas y visitas al ambulatorio y al hospital. Al final mi mente decidió que era más urgente curar las enfermedades del alma que las del cuerpo y me vine sin saber los resultados, ni los posibles remedios, y como daba por supuesto hace unos dos meses empecé a doblarme.
Si les preguntas remedios a mis amigos/conocidos, te mandan desde que te restriegues en la zona dolorida sabila, sin acento en la a (aloe vera), a que Lorenzo te coloque los huesos en su sitio. Nada de esto me parecía adecuado, así que busque remedios más científicos, pero como me dijo un médico, no olvidara que estaba en el culo del mundo.
Al final alguien me encontró un quiropráctico en Santa Teresa y allí fui. Creo que ya lo mencioné en su día. Escocés el pero tengo que reconocer que fue el que mejor me dejó.
Pasado un tiempo vuelve mi curvatura corporal, que estoy viendo que será definitiva, pero intento contactar con mi hombre de falda (así vemos a los escoceses al igual que a los españoles nos ven vestidos de toreros y quizá con tricornio de guardia civil) y este no contestaba.
Alguien me dice que cada quince días viene a Cóbano un fisioterapeuta. Al final voy a probar todas las nuevas técnicas, al menos para mí, me digo, y voy. Me puso una especie de almohadillas en la espalda con las que por medio de corrientes me daba unos masajes en el musculo dañado, mientras él, sentado, me explicaba que en la mente están todas las medicinas del mundo. El dichoso musculo o lo que sea seguía igual o peor, y el maldito escocés sin contestar.
En Paquera hay otra fisioterapeuta, y esta sí que es buena. A por ella.
Son dos las secciones que me ha dado, y tengo que reconocer que lo que me ha cobrado se lo ha ganado. En la primera aparte de las corrientes, que además me las puso de diferentes ondas, me masajeo el dichoso sitio del dolor y me movió el cuerpo en diferentes posiciones forzándomelo. Más de hora y media conmigo. Nada de nada, pero confiaba en que en la segunda esto se acabara. Llego la segunda sección y tampoco.
Vuelvo a escuchar a la gente: En Puntarenas hay un quiropráctico. ¡Por fin! A falta de mi escocés este es el mío. Pido cita.
Hoy llego el gran día. Llegamos con tiempo al ferry, así que a fumarme un blanco mientras daba el pitido de aviso de salida [El día que el hombre llegue a Marte, que llegará (en otras cosas más estúpidas he visto gastarse el dinero como hacer un aeropuerto, si mal no recuerdo, en Castellón), lo primero que le advertirán es que allí no puede fumar], isla Jesusita, Guayabo, San Lucas y final en Puntarenas, taxi y para casa del doctor.
Vuelvo a recordar que ni en España ni en Grecia están reconocidos los quiroprácticos. Por cierto, no recuerdo en qué, precisamente estos dos países, son o van a ser similares.
- El doctor no está, fue a comprar algo, pero en un momento viene. Me dice le secretaria/enfermera.
- ¿Dónde ha estudiado? (me refería en la universidad pública o privada)
-En América (menudos cabreos cojo cuando me dicen esto).
-¿No me digas que es gringo?
-Si
Me escamo. Sigo sin tragar su prepotencia.
Llega el doctor, me pasa a su consulta, me sienta en una mesa de mala muerte y empieza a hacerme una especie de historial. Me mira las espaldas y me dice que el mal lo tengo en las vertebras superiores.
-Su colega de Santa Teresa me dijo que eran las de abajo.
- ¿Un quiropráctico en Santa Teresa?
- Si, ingles por más señas.
-Ya sé quién es. Ese no puede ejercer en Costa Rica. Este hijo de puta lo ha denunciado y por eso no contesta al teléfono, pienso.
-Súbase en este aparato.
No para de estrujarme y esta vez sí que me hacía daño en la parte superior de la columna.
-Le vuelvo a repetir que donde me duele es el la cintura.
-Son dolores reflejos.
Termina, me vuelve a sentar y me viene a explicar que tengo que estar aproximadamente medio año yendo a su consulta porque tengo la columna bien oxidada pero que si le pago al contado me hará un descuento del 25%.
Ya lo tenía calado, así que lo único que le contesto es:
-Que yo a mis años la tenga oxidada es normal, pero usted la debe de tener herrumbrada (sabiendo que en su medio español no sabría su significado), porque he observado que tiene un hombro bastante más alto que otro (Aseguro que he leído bastante sobre el tema).
El tío se me escama y quiere hacerse hombre de mundo, cuando yo me lo imagino de Arizona, pero del desierto.
-Tiene usted acento francés.
-Sí, cuando nos invadió Napoleón, algo se nos quedó de cómo hablaba su ejecito. Me mira más escamado aun. ¿Quién será ese Napoleón? me imagino se pregunta
Puedo asegurar y aseguro que todo lo anterior es verdad.
La secretaria quiere darme horas de cita y precios a lo que le contesto que no hace falta, que mi lugar lo ocupará el padre del gringo.
A la vuelta veo a un camaronero de los que tantos destrozos hacen y que aun no los han prohibido. Le haré una fotografía.
Ya tengo decidido cuál será el remedio contra mi dolor de espalda y solo llegar lo he buscado.
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