Diario de mis hospitales


Así se tenía que haber llamado este blog. Por circunstancias que solo el destino nos puede llevar, en los últimos tiempos, los he visitado más que en toda mi vida junta, pero la ultima, concretamente ayer, ni hubiera aparecido a no ser porque me aviso el ordenador, tal era el tiempo que me habían dado para el especialista.
Hace años, antes de irme a Costa Rica, mis paseos por el campo, con la moto, no había quien me los quitara. Un puente se lo había llevado una torrentera, cabezón yo, me empeñe en seguir y el desenlace fue que volqué, quedando la moto arrancada y con el depósito hacia abajo soltando gasolina. Me encontraba lejos de cualquier ruta normal, y o la paraba para evitar el incendio de la misma o rápidamente la ponía de pie, temiendo que no me volviera a arrancar. Esto último fue lo que hice. En ese momento se me antojó que pesaba menos que una pluma (más de 250 Kg), seguí ruta, pero al otro día estaba hecho un cuatro y sin posibilidades de enderezarme. Algo se me jodió en la zona lumbar, y cada vez que hacia un esfuerzo como coger una bombona de butano me volvía a dejar hecho una alcayata.
La cosa fue a más, y ya no era el hecho de levantar una simple maceta, sino que algunas mañanas ya me levantaba doblado sin haber hecho ningún esfuerzo. Cada vez que iba al médico, me recetaba una pomada que en nada me aliviaba.
Esto es para mí, para toda la vida, me dije, con no hacer esfuerzos, santas pascuas, pero María, que para ella no quería un medico ni de visita, se empeñó en que me lo curara, y aquí empezó la aventura.
Me pidió cita para mi médico de cabecera, aquel día no estaba, ella removió cielo y tierra y me vio otro médico de familia, que rápidamente me despachó diciéndome que pidiera cita para hacerme una radiografía. Pasó el tiempo (ya estaba ella en el hospital) y fui y me la hice.


Vuelta a mi médico y tampoco estaba. Me ve una Dra. que también me quita de encima mandándome la dichosa pomada y unas píldoras para el dolor, hasta que me viera mi médico. Ya no recuerdo al cuanto tiempo al fin me ve (no había estado de vacaciones), ve la radiografía, dice que el allí no ve nada, pero pone todas las pegas posibles para que me vea un especialista. Al final cede y otra vez que pida cita. Hasta ayer. Un robot, tipo para tal cosa marque el uno… va avisando a los pacientes que pases a la consulta ocho, o tres (o la que te toque). Una hora de espera, a pesar de que en el documento que llevaba decía que la hora de la cita era a las 9h 46m y por fin me ve el traumatólogo. Busca mi historial y no lo encuentra. Mira la radiografía y tampoco ve nada. Me tiende en la camilla, me ausculta y no me duele nada en absoluto. La Ley de Murphy, también trabaja al revés, me digo, pero el hombre da por hecho que yo no voy a estar allí por hacerle perder el tiempo y me dice que puede ser un ligamento o algo por el estilo y me manda a que pida cita para hacerme una RM (resonancia magnética).
Otra hora en la cola y cuando me atiende la muchacha, me dice que me avisarán o bien por carta o por teléfono, pero que si a finales de Diciembre no lo han hecho, vaya a protestar, me dice donde, y volveré a la lista de espera.
Pienso en cuantos podían pedir la baja médica por este sistema y también pienso que no creo que sea esta la misma metodología que usen con un jugador del Real Madrid o del Alcoyano.
No es esto lo que me preocupa en esta vida, ni mucho menos, si me preocupa en que la Seguridad Social va cayendo en picado. Otra de las genialidades que se les ha ocurrido, es que si te estás muriendo y te pagas a un especialista, no te recetan lo que te haya dicho, tiene que ser recetado por un especialista de ellos, así que o te compras tu las medicinas o las pasas putas, o te mueres antes de que te lleguen por su método.
También me preocupa que después de haber ya pasado por el anestesista de preoperatorio, y antes por todas las pruebas correspondientes, no me hayan llamado todavía para operarme de la vejiga y espero que sea la última vez, porque tengo la impresión de que están experimentando conmigo.
Mi vida se debe ir normalizando cuando soy capaz de escribir estas chorradas.
Tengo ganas de volar.

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